Matutina para Adultos
Lunes 3 de noviembre de 2025
"Entierros"
«Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta le contestó: «Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final»» (Juan 11: 23-24, LBLA)
El 14 de enero de 2017 me encontré con que en ese día tenían lugar cuatro entierros a los que, por razones personales y profesionales, hubiese deseado asistir. Dos funerales estaban previstos en la ciudad de Zaragoza (España): uno a las 9:30, por el padre de una de nuestras profesoras; y el otro a las 13:15, por la madre de una de las cocineras de nuestra escuela. Pero a 350 kilómetros de distancia, a las 15:00 también estaba fijado el funeral de la esposa de un pastor local jubilado, y a las 16:00 el de un viejo amigo de nuestra familia. Fue este último servicio, precisamente, el que me comprometí a oficiar, porque, a diferencia de los demás, la mayoría de los parientes no eran creyentes.
El consuelo para ellos, según los hijos de nuestro amigo, era que el regreso de la materia al seno de la tierra reintegraba de algún modo a su padre al misterioso ciclo de la vida: algo suyo iba a perdurar siempre, y no solo en la memoria de sus descendientes, ya que sus restos se irían transformando en energía aprovechable para otros seres vivos. Además, añadían, su propia desaparición dejaba más espacio a los demás para la vida: «Las leyes que marca la propia naturaleza son sabias. En un acto póstumo de respeto al orden del universo y de solidaridad con los nuestros, al morir les cedemos nuestro lugar para que gracias a nuestra ausencia puedan vivir mejor».
Jesús tenía para Marta un mejor consuelo: el plan de Dios para nosotros no es la desaparición paulatina y la absorción de nuestra materia por nuestro entorno, sino la resurrección personal. Volver a vivir… para siempre.
Con cada invierno, con cada semilla, con cada flor, el Creador nos recuerda que si la vida en este mundo tiene un fin, tiene también un futuro. Hasta la misma naturaleza nos enseña cada año que hay vida después de la vida. Una vida por venir que a nosotros nos toca desechar o abrazar en el fondo de nosotros mismos, como una desafiante promesa, capaz de dar dirección a nuestro destino.
Nuestro paso por esta vida encierra un misterio, del que Dios tiene la clave. Con Rimbaud intuimos que «la vida verdadera está en otra parte», que otra realidad nos espera, más allá de nuestra existencia presente. Por eso, para Jesús, y para todo creyente, entregar a un ser querido al abrazo de la tierra equivale a algo mucho más importante que devolverlo al polvo: es entregarlo en los brazos de Dios.
Señor, ¿qué mejor amparo podemos pedir?
Matutina para Adultos
Domingo 2 de noviembre de 2025
"Un cementerio alegre"
«Aconteció después, que […] cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, que era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». Acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: «Joven, a ti te digo, levántate». Entonces se incorporó el que había muerto y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre» (Lucas 7: 11-15).
Es de suponer que, por lo menos ese día, en el cementerio de la ciudad de Naín hubo ecos de alegría. Jesús vino a este mundo para decirnos, entre otras cosas, que la muerte no tiene por qué ser el punto final de nuestra existencia. Dios quiere darnos a todos vida eterna y nos ha enseñado cómo recibirla (ver Juan 3: 16).
Como esa esperanza de que tras la muerte Dios nos ofrece una vida mejor no es compartida por todos, los cementerios suelen ser tristes. Pero conozco uno que lo es menos que otros. Se trata del llamado «Cementerio Alegre» (en rumano Cimitirul Vesel), que está en un pueblecito llamado Sapantza, en el condado de Maramureş (Rumanía), cerca de la frontera con Ucrania.
Llaman la atención sus tumbas con cruces de madera, protegidas por una especie de tejadillo, coloreadas sobre todo de azul, y decoradas con pinturas ingenuas. Cada epitafio describe, de manera graciosa y rimada, a la persona que está enterrada allí, a través de algunas escenas de su vida.
Según los cronistas locales, esta original idea se debe a Stan Ioan Patras, un artista local que empezó en 1935 a pintar las innovadoras lápidas con su peculiar estilo, mezcla de viñetas de cómic, pintura naíf e iconografía popular tradicional. Durante más de cuarenta años se dedicó a esta tarea, hasta su muerte en 1977, en que fue sucedido por Dumitru Pop, que siguió esa costumbre con el estilo de su maestro. Como difícilmente podía ser de otra forma, el fundador del Cementerio Alegre descansa en el mismo camposanto, en su tumba correspondiente. Y desde hace décadas el Cementerio Alegre se ha convertido en un insólito museo al aire libre y en una singular atracción turística.
Mucho más positiva todavía, aunque bien diferente, tendría que ser nuestra actitud de cristianos. Porque asumimos la muerte con realismo, sabiendo que, aunque marca el fin de nuestro paso por esta tierra, no significa en absoluto el fin de nuestra existencia.
Hoy termino mis reflexiones con este humorístico consejo de Mark Twain: «Cumplamos la tarea de vivir de tal modo que cuando muramos hasta en la funeraria lo sientan».
Matutina para Adultos
Sábado 1 de noviembre de 2025
"Dios de vivos"
«»Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». ¡Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos!» (Marcos 12: 26-27).
En torno al día 1o de noviembre muchos de nuestros vecinos recuerdan de un modo especial a sus difuntos. Unos se limitan a visitar sus tumbas en el cementerio y a ponerles flores. Otros rinden homenaje con carácter más o menos religioso a «todos los santos» celebrando de alguna manera el Día de los Difuntos en su calendario litúrgico. Y otros, de modo totalmente secularizado, se entregan a festejos de gusto dudoso invocando el comercializado Halloween.
Algunos cristianos de los primeros siglos empezaron a recordar el aniversario de la muerte de sus mártires locales. El hecho de que muchos muriesen el mismo día condujo paulatinamente a una evocación colectiva. Durante la persecución de Diocleciano, el número de mártires llegó a ser tan grande que fue prácticamente imposible llevar un registro de todos. Así que más adelante, la Iglesia ortodoxa y la Iglesia católica, creyendo que cada mártir debía ser venerado de forma personal, señalaron en sus respectivos calendarios litúrgicos un día en común para recordarlos a todos.
En este día esas iglesias celebran una fiesta solemne por todos los difuntos que, a su juicio, fueron santificados y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Es frecuente que ese día en alguno de sus lugares de culto se expongan las reliquias de dichos «santos» para su veneración.
No cabe duda de que recordar la memoria de quienes nos precedieron y dieron su vida por su fe es un acto de solidaridad cristiana. Pero de ahí a rendirles algún tipo de culto va un enorme trecho. Sobre todo, cuando sabemos por la Biblia que esos creyentes, por admirables que nos parezcan, no están en la presencia divina, sino que duermen esperando el día de la resurrección.
La Palabra de Dios, refiriéndose en primer lugar a los grandes héroes bíblicos de la fe, pero por extensión a todos los demás mártires, honra a esos creyentes que «experimentaron oprobios, azotes […], prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada. Anduvieron de acá para allá […], pobres, angustiados, maltratados. Estos hombres, de los cuales el mundo no era digno, anduvieron errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Pero ninguno de ellos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, recibió lo prometido, porque Dios tenía reservado algo mejor para nosotros, para que no fueran ellos perfeccionados aparte de nosotros» (Heb. 11: 36-40).
Señor, ayúdame a compartir esta esperanza con quienes no la tienen.
Matutina para Adultos
Miércoles 29 de octubre de 2025
"Tesoros en el cielo"
«No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mateo 6: 19-21, NVI).
Basándose en el ranking anual de las personas más ricas del mundo, la revista Forbes calcula cada año la riqueza (estimada en dólares) de dichos individuos, advirtiendo que sus estimaciones pueden variar de un día para otro, dependiendo de las fluctuaciones de las inversiones.
Nombres como los de Jeff Bezos, Bill Gates, Warren Buffet, Bernard Arnault, Carlos Slim, y Amancio Ortega, entre otros, han encabezado varios años la lista de los más ricos del mundo. Pero, se nos recuerda, esta lista fluctúa, entre muchos factores, según la cotización de las acciones en bolsa. Las fortunas no son tan seguras como parecen. Algunos de los ricos más famosos se han tenido que declarar en bancarrota y después de poseer riquezas impresionantes han quedado completamente en la ruina.
En tiempos de Jesús, las razones por las que se podían perder los tesoros acumulados no eran muchas, destacándose, en el pasaje de hoy, el deterioro de los bienes debido a los riesgos de almacenamiento y las diversas formas de hurto o robo.
Pero entonces y hoy nos podemos arruinar por las causas más diversas: mala gestión, despilfarro insensato o ludopatía. Son muchos los factores que pueden intervenir para que alguien lo pierda todo: desde reveses económicos a malas inversiones, pasando por casos de estafas o fraudes que llevan a problemas con el estado y que pueden hacerle acabar en la cárcel. Algunos de los ricos arruinados consiguen recuperar su fortuna e incluso hacerse más ricos de lo que fueron antes. Pero muchos más no pueden recuperar nunca las riquezas perdidas, e incluso acaban suicidándose. La realidad de la vida deja patente que ni siquiera los más acaudalados son inmunes a imprevistos históricos, políticos y económicos.
Además, los tesoros custodiados en nuestros bancos pueden comprar caricias, pero no cariño; pueden conseguir mucho sexo, pero poco amor. Sus dueños pueden pagarse lujosos palacios, pero nada les garantiza tener un hogar feliz. Su dinero puede conseguirles fastuosos panteones, pero nada puede garantizarles un seguro contra la muerte ni menos aún la vida eterna.
Jesús nos recuerda que los tesoros que «guardamos» en el cielo jamás merman con las devaluaciones monetarias ni con las peores crisis económicas y, por supuesto, no pueden ser robados.
Señor, deseo poner hoy todo lo que soy y tengo en el banco del cielo.
Matutina para Adultos
Martes 28 de octubre de 2025
"Un mandamiento nuevo"
«Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros» (Juan 13: 34, NVI).
Resulta sorprendente, a primera vista, que Jesús se atreva a decirles a sus discípulos que su «mandamiento nuevo»
consiste en amarse unos a otros, puesto que este mandamiento de amor ya presidía el Antiguo Testamento (ver Lev. 19:
18) y Jesús mismo lo había destacado como la esencia de la ley (ver Mat. 22: 39), es decir, como el centro de la revelación divina.
Sin embargo, si Jesús lo consideraba nuevo, en algo debía residir su novedad.
Así lo han percibido los grandes estudiosos de la Biblia que han expuesto diversos aspectos en los que ese precepto puede llamarse «nuevo». Para Agustín de Hipona ese mandamiento es nuevo por la simple razón de que «nos renueva a nosotros». Para Lutero es nuevo «porque contiene todos los mandamientos». Según Calvino, es nuevo simplemente
«porque Jesús lo ha renovado». Según De Wette, es nuevo «porque para el creyente es el principio de una vida nueva» y para Olshausen es nuevo «porque amar siempre aporta algo nuevo en nuestra vida».
Sin duda que todas estas interpretaciones tienen su parte de verdad. Pero, con todos mis respetos para sus autores, pienso que la mayor novedad del mandamiento de Jesús no hay que buscarla muy lejos, porque él mismo la expone en este versículo. La gran novedad reside en la propia esencia de ese amor, en el grado de su profundidad, ejemplificada en la vida del propio Jesús.
El amor que desea Jesús para nosotros es diferente a todo amor humano por su profundidad, por su autenticidad y por el hecho portentoso de que Jesús mismo lo cumple en el corazón de sus discípulos ayudándolos a amar como él nos ama. El propio amor de Cristo es la explicación de lo que este mandamiento tiene de nuevo. Y eso lo aclara el contexto de nuestro pasaje, «que se amen los unos a los otros como yo los he amado». Aquí tenemos el ejemplo vivo de lo que ese amor nuevo significa. Un amor que nadie parece haber conocido mejor que Juan el evangelista: nadie había amado como Jesús. Un amor sin egoísmo, sin doblez, sin otras intenciones, realmente solidario, generoso, de entrega propia en busca del
bien del otro.
Dame hoy, Señor, algo de ese amor para compartirlo con los que más me cuesta amar
Matutina para Adultos
Lunes 27 de octubre de 2025
"Gestión sabia"
«¿Quién de ustedes que quiera levantar una torre, no se sienta primero a calcular los costos, para ver si tiene todo lo que necesita para terminarla? No sea que después de haber puesto los cimientos, se dé cuenta de que no puede terminarla, y todos los que lo sepan comiencen a burlarse de él y digan: «Este hombre comenzó a construir, y no pudo terminar». ¿O qué rey que marche a la guerra contra otro rey, no se sienta primero a calcular si puede hacerle frente con diez mil soldados al que viene a atacarlo con veinte mil? Si no puede hacerle frente, envía una embajada al otro rey cuando este todavía está lejos, y le propone condiciones de paz» (Lucas 14: 28-32, RVC).
En su contexto estas recomendaciones de Jesús son una advertencia ante la seriedad del compromiso cristiano, para evitar el fracaso de la inconsecuencia. Es necesario calcular el costo antes de asumir nuestras responsabilidades como ciudadanos y discípulos de Cristo. Para ello Jesús se sirve de dos ejemplos incuestionables de la vida cotidiana: la prudencia en la gestión de proyectos de construcción y la gestión de la diplomacia en las relaciones internacionales.
Cuando vemos la falta de sensatez con que algunos dirigentes gestionan los recursos públicos, nos sentimos tentados a recordar el dicho popular de que «el sentido común es el menos común de los sentidos».
Con su humor habitual, Robert Fulghum dice que lo básico para vivir en comunidad lo tendríamos que aprender en el parvulario. Y lo resume en el decálogo siguiente: 1) Comparte lo que tengas. 2) No hagas trampas. 3) Procura no molestar a nadie. 4) Devuelve las cosas a donde estaban. 5) Limpia lo que ensucies. 6) No toques lo que no es tuyo. 7) Pide perdón cuando hagas daño a alguien. 8) Lávate las manos a menudo. 9) Deja el baño limpio después de usarlo. 10) Ten cuidado con el tráfico y haz caso al maestro.
La Biblia, con Jesús en su centro, viene a decirnos algo similar, señalando la dimensión ética y espiritual de todas nuestras responsabilidades en el seno de la sociedad: «No te metas en lo que no debes y procura llevarte bien con todos».
También en nuestra vida personal, profesional y social, los creyentes estamos llamados a buscar soluciones sensatas a nuestros problemas, teniendo en cuenta no solo criterios de rentabilidad o prestigio, sino también de sensatez elemental y de humildad y tacto.
La verdadera sabiduría consiste en hacer lo que se debe hacer, en el momento oportuno, de la mejor manera.
Hazme, Señor, un gestor sabio.
Matutina para Adultos
Domingo 26 de octubre de 2025
"Cuidar la naturaleza"
«Miren las aves del cielo […]. Miren los lirios del campo…» (Mateo 6: 26, 28, RVA15).
Pocas tareas parecen hoy más urgentes a escala mundial que tomar conciencia de la fragilidad de nuestro entorno y sentir nuestra responsabilidad en la conservación de su equilibrio y en la gestión de sus recursos. Esa fue la primera tarea confiada a los seres humanos (ver Gén. 1: 26; 2: 15).
Jesús invita a sus discípulos a observar la naturaleza y captar sus mensajes portadores de vida: los árboles que vuelven a brotar en primavera (ver Mar. 13: 28), el crecimiento prodigioso de las semillas (ver Mar. 4: 3-9; 26-29), el que «ni un solo gorrión pueda caer a tierra sin que el Padre lo sepa» (Mat. 10: 29, NTV), la belleza increíble de las flores (ver Mat.
6: 28-30) o el esplendor del crepúsculo (ver Luc. 12: 54).
Sin sacralizarla, Jesús nos invita a observar la naturaleza con respeto y lucidez, como testigo y parábola de la providencia divina y de la imparcialidad de su amor (ver Mat. 5: 45).
En el que podríamos llamar su discurso más «ecológico» (ver Mat. 6: 19-34), Jesús nos habla sobre la actitud que debemos adoptar frente a los recursos de la tierra, frente a los riesgos que supone su explotación (vers. 19-24) y frente a la angustia de los que carecen de lo necesario (vers. 25-31), así como sobre la importancia de escoger bien nuestras prioridades para tener mayor calidad de vida (vers. 32-34).
La frase: «Basta al día su afán» (Mat. 6: 34, RVA), que podría parecerse a un carpe diem cristiano, es en realidad una invitación a poner nuestra vida cada día en las manos de Dios y actuar en consecuencia, a la luz de la realidad que nos rodea. Liberados de la ansiedad de la acumulación, del consumo frenético y de la esclavitud de los bienes materiales que padecen quienes tienden a obrar insensatamente, implicándose en acciones codiciosas, insolidarias e injustas, Jesús nos invita a ponernos en sintonía con Dios y hacer frente a la existencia con solidaridad, realismo y esperanza.
Liberar la naturaleza de la explotación despiadada a la que está sometida debiera ser uno de los anhelos del cristiano (ver Rom. 8: 19-23). La destrucción del medioambiente es un delito tan grave que Dios advierte que un día va a tener que intervenir para «destruir a los que destruyen la tierra» (Apoc. 11: 18).
Jesús nos invita a observar y admirar la naturaleza como objeto del amor de Dios y no como un mero recurso que hay que explotar o poseer. Proteger la vida en todas sus formas, como magnífica creación divina, es la manera más coherente de respetar y adorar a su Creador (ver Apoc. 14: 7).
Hazme, Señor, cada vez más responsable del entorno en el que vivo.
Matutina para Adultos
Sábado 25 de octubre de 2025
"Todo lo que no se da se pierde"
«Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios» (Lucas 12: 21)
Muy cerca de nuestra casa tiene su base de operaciones una furgoneta de ADRA que lleva escrito en letras bien grandes el siguiente lema: «Todo lo que no se da se pierde».
Este lema viene de un proverbio indio que el escritor francés Dominique Lapierre adoptó hace años como lema. Tras una serie de grandes éxitos literarios, su vida dio un giro copernicano al descubrir personalmente las necesidades de los más pobres de la India, donde a partir de entonces llevó a cabo una verdadera cruzada humanitaria durante cuarenta años.
Lapierre afirmaba que Agnes Gonxha Bojaxhiu (más conocida como Teresa de Calcuta) fue una de las personas que más había influido en su vida. Ella fue quien le puso en contacto con el misionero James Stevens, que estaba al frente de Resurrección, un hogar para niños leprosos, y quien le presentó al enfermero suizo Gaston Grandjean (llamados «Paul Lambert» y «Max Loeb» respectivamente en el libro de Lapierre titulado La Ciudad de la Alegría). Lapierre decidió en
1981 destinar sus derechos de autor, así como los fondos que le enviaban muchos de sus lectores y amigos, a sus obras humanitarias a través de la fundación Action pour les enfants des lépreux de Calcuta (Acción en favor de los niños de los leprosos de Calcuta).
Es emocionante saber que la persona que más ha influido en la vida de todos estos misioneros que se han entregado a los demás es, precisamente, Jesús de Nazaret, el mayor impulsor de la lucha contra las injusticias del mundo, el ejemplo supremo de quienes como ellos y tantos otros, incluyendo a miles de voluntarios, trabajan intentando ayudar en la medida de sus posibilidades a los más pobres de entre los pobres.
No obstante, los recursos que comparten todas las ONG juntas siguen siendo insuficientes ante las necesidades de tantas víctimas de la injusticia humana. Todo lo que nosotros podamos dar personalmente nos parecerá, sin duda, como una gota de agua, pero el gran océano está formado por simples gotas.
Y además, todo lo que no se da, a la larga se pierde.
Matutina para Adultos
Viernes 24 de octubre de 2025
"Rico pero insensato"
«La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: «¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?” Y dijo: «Esto haré: derribaré mis graneros y los edificaré más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y regocíjate». Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién será?»» (Lucas 12: 16-20).
En esta parábola de Jesús, cuando Dios llama al rico «necio» no lo hace por el hecho de ser rico. No dice que haya nada en la riqueza que sea malo en sí, como no hay nada en la pobreza que sea en sí positivo. Dios tampoco condena a este hombre porque haya amasado su fortuna de manera deshonesta. Puede incluso que hubiese sabido hacer prosperar sus bienes gracias a un esfuerzo duro, constante y hábil. Es además un hombre de negocios previsor, capaz de planear rendimientos para su fortuna a largo plazo.
Su necedad estaba en que había confundido unos meros medios de subsistencia con los fines últimos de su vida. En vez de acumular para vivir se había dedicado a vivir para acumular.
Si revisamos su soliloquio, que en el original griego tiene sesenta palabras, observamos que el pronombre personal «yo» (tácito, pero presente) y los posesivos «mi» y «mis» aparecen doce veces. Este hombre estaba tan acostumbrado a pensar en sí mismo y en sus posesiones que daría la impresión de que ya no era capaz de pensar en «nosotros» y menos aún en algo que considerase como «nuestro».
Martin Luther King comenta así la actitud de este rico: «Víctima de la enfermedad cancerosa del egoísmo, no se daba cuenta de que la riqueza privada siempre es el resultado de los esfuerzos de muchos. Hablaba como si hubiese trabajado sus campos él solo y fuera capaz de construir sus graneros por sí mismo. No se daba cuenta de que era heredero de un inmenso tesoro de ideas y esfuerzos al que sin duda habían contribuido numerosos vivos y muertos. Cuando un individuo o una nación olvida esta interdependencia, hace manifiesta su necedad».
Señor; enséñame a considerar todo lo que poseo -mucho o poco- como un privilegio del que tengo que dar cuentas, ya que soy «rico para Dios».
Matutina para Adultos
Jueves 23 de octubre de 2025
"Pequeños gestos de amor y grandes recompensas"
«Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños […], les aseguro que no perderá su recompensa» (Mateo 10: 42, NVI).
Mientras me preparo para escribir mi reflexión de hoy, me llega la noticia de que ha muerto Bob, un gato tan excepcional que su historia dio en su día la vuelta al mundo e inspiró a miles de amantes de los animales. La muerte de Bob, ocurrida el 15 de junio de 2020, ha dejado a su compañero de vida, James Bowen, totalmente desolado. «Él me salvó la vida — escribe este en Facebook—. Tan simple como eso. Me dio mucho más que compañía. Con él a mi lado encontré el camino y la determinación que me faltaban para sobrevivir. […] Siento como si hubieran apagado la luz de mi vida».
En el año 2007 James había encontrado a un gato pelirrojo, herido y enfermo acurrucado junto a la puerta de su casa. Lo recogió y lo ayudó a curarse. En aquel momento James vivía prácticamente como un vagabundo, que apenas sobrevivía tocando la guitarra como músico callejero. De pronto, el gato se convirtió en su única motivación para levantarse cada día. Querer estar bien para poder cuidar de su desvalido huésped le devolvió la fuerza para dejar las drogas. Su recuperación fue tan prodigiosa que James escribió el libro Un gato callejero llamado Bob, y pronto esta emotiva historia real acabaría siendo llevada al cine con éxito.
Cuando James encontró a Bob no podía imaginar hasta qué punto su vida iba a cambiar. James vivía al día en las calles de Londres y lo último que necesitaba era una mascota. Sin embargo, no pudo resistirse a ayudar a un gato malamente herido. Enseguida los dos se hicieron inseparables, y su insólita relación acabaría transformando las vidas de ambos y curando las heridas de sus turbulentos pasados.
James jamás pensó que su gesto de amor de dar un poco más que agua y atención a «uno de estos pequeñitos» le reportaría tan extraordinaria recompensa y serviría de inspiración a tantos miles de lectores en todo el mundo.
Todo movimiento de amor verdadero, todo acto de servicio, por pequeño que sea, procede de Dios, y late en armonía con el corazón de quien la Biblia define como «amor» en su esencia: «El amor es de Dios […]; porque Dios es amor» (1
Juan 4: 7-8).
Señor, inspírame para que jamás considere a nadie indigno de mi ayuda.
Matutina para Adultos
Miércoles 22de octubre de 2025
"Las necesidades de los nuestros"
«Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: «Mujer, he ahí tu hijo». Después dijo al discípulo: «He ahí tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa» (Juan 19: 26-27).
Atender las necesidades de nuestros seres más queridos debiera ser una de nuestras más sagradas prioridades. El apóstol Pablo llega a situar nuestro deber de atender a nuestra familia por encima de nuestra profesión de fe. Lo dice de la manera siguiente: «Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo» (1 Tim. 5: 8).
El apóstol Juan nos revela un detalle más sobre el tierno amor que llenaba el corazón de Jesús, siempre atento a las necesidades de su entorno. Clavado ya en la cruz, a punto de agonizar, nos deja un último y conmovedor testimonio de su ternura filial.
Jesús sabía que su madre María se quedaba, legalmente, a la merced de sus familiares más cercanos, de acuerdo con la ley del levirato, según la cual el pariente más próximo tenía la responsabilidad de «redimir» a la viuda, aportándole el apoyo que necesitase.
Pero Jesús sabe también que su entorno familiar no ha sido todavía tocado por la luz del evangelio, y desea para su querida madre el mejor hogar de acogida posible. Por eso decide, apoyándose en la fuerza legal de la última voluntad de un moribundo ante testigos, confiar la custodia de María a la persona que le daría sin duda el mejor amparo posible, superior al de su propia familia: su discípulo Juan, allí presente, con el que, sin duda, ya había hablado anteriormente sobre el tema.
¡Qué hermoso ejemplo para nosotros! Conseguir para nuestros mayores el mejor amparo cuando nosotros ya no podemos atenderlos, por las razones que sean. De modo que se sientan atendidos como si fueran de veras su familia.
Conozco hermosos casos de algunos ancianos atendidos por cuidadores que respondieron tan bien a sus necesidades que en el fondo de su corazón hubieran deseado que aquellas personas fueran de veras su familia. Sabían que no lo eran, pero les hacían sentir tan bien, que los «adoptaron» como si fueran sus verdaderos parientes. Estoy seguro de que algo así debió ocurrir entre María y Juan, «el discípulo amado», sin duda también por ella.
¡Qué triste, sin embargo, que muchos tengan que sufrir por no poder recibir de los suyos la atención que necesitan!
Señor, inspírame para saber responder como tú a las necesidades de los míos.
Matutina para Adultos
Martes 21 de octubre de 2025
"Padre rico"
«¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan!» (Mateo 7: 9-11, RVC).
Zaqueo, mi colega africano, estaba pasando unos días en Europa en un encuentro de educadores. Una tarde en que teníamos unas horas libres, me rogó que lo acompañase a hacer unas compras, ya que yo conocía muy bien la zona comercial de la ciudad y él no había estado allí nunca.
—¿No prefieres visitar la ciudad? —le pregunté.
—No. Tengo algo mucho más importante que hacer. Quiero emplear el dinero recibido para dietas, que he ido guardando, en comprarles a mis hijos algunos regalos.
—¿Y por eso te has quedado sin cenar estos días?
—Sí, pero eso no tiene importancia —me respondió—. Tú no sabes la alegría que les voy a dar a mis hijos si les llevo unas zapatillas de deporte nuevas. Es lo que más ilusión les hace. Se van a sentir como si tuvieran el padre más rico del mundo.
Yo no quise defraudar su entusiasmo, pero el dinero con el que Zaqueo contaba apenas bastaba para un par de zapatos de calidad. Así que visitamos todas las tiendas hasta descubrir, tras mirar y comparar, que como mucho le alcanzaría para comprar dos pares. Pero el buen hombre tenía tres hijos y no quería dejar sin regalo a ninguno.
Todavía me emociona recordar la alegría de Zaqueo cuando, de pronto, nos encontramos ante la liquidación total de un comercio y, por el precio de dos pares de deportivas de calidad modesta, pudo adquirir ¡seis pares!, dos para cada uno de sus tres hijos, y de calidad superior.
En nuestra vida de padres o de hijos, sin duda hay muchas cosas más importantes que desear, para nosotros o para los nuestros, zapatillas de deporte. Cosas que difícilmente encontraremos en un outlet (tienda de ofertas). Cosas que tienen que ver con algo mucho más esencial que la felicidad pasajera que puede producir el calzado más lujoso y moderno.
Cuando deseamos conseguir el bien espiritual de los nuestros, con la misma fuerza de amor que este padre, la ayuda divina puede venir de la manera más inesperada.
Porque nuestro Padre celestial es infinitamente más generoso que el más surtido y espléndido outlet, y nos quiere más que el mejor de los padres.
Matutina para Adultos
Lunes 20 de octubre de 2025
"En qué consiste la religión verdadera"
«»Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?». Jesús le dijo: «‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo'»» (Mateo 22: 36-39).
Un doctor de la ley interpela a Jesús con una pregunta que equivale a preguntarle qué era para él lo esencial de su religión. Los doctores de la ley eran, en aquel contexto, las grandes referencias de la espiritualidad judía, sabios maestros, teólogos y jurisconsultos: los mayores expertos en religión. Y Jesús le responde resumiendo todas las Escrituras en solo dos mandamientos: el primero es amar a Dios con todas las potencias de nuestro ser, con todos nuestros afectos, pensamientos, voluntad, deseos penetrados por un amor convertido en el móvil central de nuestra vida.
Hasta ahí, sin duda que su interlocutor está de acuerdo con Jesús. Pero este le sorprende añadiendo que hay un segundo mandamiento semejante al primero, que consiste en poner en práctica ese amor también con nuestro prójimo. Es semejante en su esencia, ya que el amor verdadero hacia el prójimo no es más que una manifestación, un reflejo, del amor de Dios en nosotros.
Amar al prójimo como a uno mismo es derribar la barrera que separa el yo del tú, es decir, lo contrario del egoísmo, causa de todas nuestras transgresiones del amor. «En estos dos mandamientos se resume toda la ley de Moisés y la enseñanza de los profetas» (Mat. 22: 40, LP).
Lo esencial para nuestra vida espiritual es nuestro respeto profundo de la voluntad divina y nuestro respeto total hacia nuestro prójimo, poniendo nuestro empeño en la consecución de su mayor bien y de su felicidad como si se tratase de nuestro bien y de nuestro propio bienestar. Podríamos decir que Jesús resume toda la Biblia —su religión— en un solo principio: amor en acción.
El apóstol Santiago nos dice prácticamente lo mismo en otras palabras: «La religión pura y sin defecto delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y alejarse de la forma de hacer del mundo» (ver Sant. 1: 27).
La Biblia habla muy poco de religión. Tan poco que esa palabra (en griego threskeia) apenas aparece solo en este pasaje (y en muy pocos más, como —según las distintas versiones bíblicas— Hech. 26: 5 y Col. 2: 18). Y es que el cristianismo no es una religión más, que se pueda resumir en una serie de doctrinas. La religión de la Biblia, la religión de Jesús, es un estilo de vida.
Señor, quiero seguir tu religión.
Matutina para Adultos
Domigo 19 de octubre de 2025
"Desamparado"
«Fui forastero […] estuve enfermo […] y no me atendieron» (Mateo 25: 43, NVI).
El 4 de agosto de 2020 leí en la prensa una noticia que me afligió y sublevó sobremanera.
Eleazar, un joven procedente de Nicaragua que había llegado a España clandestinamente solicitando asilo político, acababa de morir hacía un par de días de un golpe de calor o de un paro cardíaco, en un campo de Murcia, cuando recogía sandías y melones bajo un sol abrasador.
A Eleazar lo habían amenazado de muerte en su país porque se había señalado en algunas protestas contra el régimen despótico de un gobernador. Los esbirros de ese tirano lo llamaban por teléfono en medio de la noche y lo amenazaban con matar a alguno de sus hijos. Tenía cuatro y su mujer estaba de nuevo embarazada.
Empeñándose con préstamos adquirió un billete de avión para España, donde ya vivía una hermana suya, alertado de que para las cosechas de verano podía encontrar trabajo sin papeles. Y así fue como llegó a tierras de Murcia.
En una foto que le envió a su hermana se lo ve sudoroso y agotado, pero sonriente, en medio de un interminable campo de sandías. En todo lo que abarcaba la vista no había ni un solo árbol, ni un solo cobertizo, ni la menor sombra. Como bien lo describe el autor de la crónica de la que me sirvo: «Es un paisaje despiadado de agricultura industrial. Mientras recogían los melones y las sandías, los jornaleros soportaban temperaturas de 44 grados. Trabajaban desde el amanecer hasta la puesta del sol con media hora para comer que les descontaban del jornal. […] El calor y el esfuerzo de trabajar durante tantas horas doblado sobre la tierra le provocaban desmayos. Llamaba a su hermana por teléfono y se echaba a llorar contándole el trato que recibía de los dueños de las fincas y de los capataces».
El sábado 1 de agosto Eleazar cayó fulminado sobre una mata de sandías. «Nadie llamó a una ambulancia. Tardaron mucho en venir a recogerlo con una furgoneta. […] Lo metieron de cualquier manera en ella y lo llevaron a la puerta de un centro de salud en la ciudad de Lorca. No avisaron a los sanitarios del servicio de urgencias. Dejaron a Eleazar Blandón tirado delante de la entrada y se fueron».
Este trato inhumano, por fortuna, no es habitual ni en estas tierras ni entre campesinos. Pero el hecho de que pueda darse un caso así nos alerta de la gravedad con la que Cristo juzga todos nuestros abusos: «A mí lo hicieron» (ver Mat.
25: 45).
Matutina para Adultos
Sábado 18 de octubre de 2025
"Salarios justos"
«El obrero es digno de su salario» (Lucas 10: 7).
Cuando vivíamos muy cerca de la ciudad suiza de Ginebra, tenía que pasar muchas veces por delante de la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un organismo de las Naciones Unidas que se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones laborales a nivel mundial. Algunos de sus empleados eran conocidos nuestros.
Esta institución, fundada como parte del Tratado de Versalles (1919), y organizada en torno a la Declaración de Filadelfia (1944), refleja la convicción de que la justicia social es esencial para alcanzar una paz universal más o menos estable. Su objetivo principal es la loable tarea de promover los derechos laborales reconocidos internacionalmente.
Entre sus declaraciones fundamentales, encontramos que «la pobreza constituye un peligro para la prosperidad de todos» (I, b), que «todos los seres humanos tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades» (II, b) y que «cualquier política y medida de índole nacional e internacional, particularmente de carácter económico y financiero, debe juzgarse desde este punto de vista y aceptarse solamente cuando favorezca, y no entorpezca, el cumplimiento de este objetivo fundamental» (II, d).
Es interesante observar que, casi dos mil años antes, Jesús ya fue un gran defensor de la justicia social aplicada a los trabajadores, sobre la base de las Sagradas Escrituras. Por ejemplo, según las leyes dadas por Dios a Moisés, que Jesús evoca hasta en sus parábolas, el salario debía pagarse cada día (ver Lev. 19: 13; Mat. 20: 8), priorizando así las necesidades del trabajador por encima de los intereses del empleador, sin desestimarlos. Porque todos, empresarios y empleados, tendríamos que poder disfrutar de la libre elección de una profesión u oficio digno, de realizarnos a través de nuestro trabajo y de recibir una remuneración justa. Y esto, al margen de cualquier preferencia política.
En un contexto espiritual y existencial bien diferente al de Karl Marx (1818-1883), clásico referente de la justicia social en tiempos más recientes, su contemporánea Elena G. de White (1827-1915) sostuvo con tanta energía o más el valor inalienable del trabajo y de su digna remuneración:
- «Cada obrero recibirá su justo pago».
- «Todos los que trabajan, no importa si intelectual o manualmente, son obreros.
Y todos cumplen su deber y honran su religión, tanto cuando trabajan lavando la ropa o la vajilla en la cocina, como cuando asisten a una junta administrativa».
Señor; gracias por recordarme mis deberes como trabajador y los derechos de los demás a un trabajo, un trato y un salario justos.
Matutina para Adultos
Viernes 17 de octubre de 2025
"Defender a los pobres"
«Pues a los pobres siempre los tendrán entre ustedes, y pueden hacerles bien cuando quieran» (Marcos 14: 7, DHH).
Lejos de tratarse de una manifestación de resignación conformista («siempre habrá pobres: no hay por qué darle importancia a ese tema»), esta frase de Jesús hay que entenderla en el contexto de sus numerosas declaraciones en favor de justicia social de las que están llenos los Evangelios. Jesús lamenta que tengamos pobres en nuestras sociedades, porque Jesús fue el mayor defensor de los pobres frente a los que se enriquecen a su costa. Y no por eso fue «comunista». Defender a los pobres de los que originan su pobreza con leyes injustas o salarios indignos no es ser comunista ni socialista; es el centro del evangelio, hasta tal punto, que todos seremos juzgados por la actitud que tomemos frente a esta cuestión (ver Mat. 25: 31-46). La orden divina es: «Abre tu boca en favor del mudo en el juicio de todos los desvalidos.
Abre tu boca, juzga con justicia y defiende la causa del pobre y del menesteroso» (Prov. 31: 8-9).
En realidad, hay mucha más preocupación real por los pobres en el evangelio que en todos los textos sociales de muchos idealistas. Cristo y Santiago se expresaron a favor de la solidaridad social con más fervor de lo que lo hicieron Marx y Engels con diecinueve siglos de retraso, porque los textos de estos teóricos de la economía no desbordan de amor a los pobres, sino de odio a los ricos, que está muy lejos de ser lo mismo.
Jesús desenmascaró el poder deshumanizador encerrado en la obsesión por las riquezas. Pero no intentó resolverlo enfrentando a pobres contra ricos. Trató de sensibilizar a los poderosos para que vieran el gozo de compartir con otros y de proporcionar un trabajo justamente retribuido a quienes lo necesitan (ver Luc. 6: 24-25).
Para Jesús, Creador de todos nuestros recursos, todos los bienes materiales son buenos en sí y los seres humanos deberíamos poder disfrutarlos como regalos de Dios. Pero él condena con firmeza a los que los acaparan mientras otros sufren. Todas las riquezas que acaparamos son de alguna manera injustas (ver Luc. 16: 9) si privan a otros de lo que necesitan. El Padre que nos ama a todos por igual no puede reinar en la vida de quien vive dominado por el dinero: «No pueden servir a Dios y a las riquezas» (vers. 13, RVC).
Señor, enséñame a compartir lo que me das, en la medida de mis posibilidades, con quienes necesitan mi ayuda.
Matutina para Adultos
Jueves 16 de octubre de 2025
"Libres por dentro
«La verdad los hará libres» (Juan 8: 32, NVI).
Como dijimos ayer, hace unos años tuve el privilegio de predicar a un nutrido grupo de reclusos en la prisión Due Palazzi de Padua (Italia). A raíz de esa visita, recibí increíbles bendiciones, y conocí a seres humanos que me ayudaron a crecer espiritualmente y a tomar conciencia, de un modo especial, de la importancia de dejar de lado los prejuicios y de estar dispuestos a aprender de todos. Entre muchas otras cosas, descubrí que esta cárcel se ha hecho famosa porque, a diferencia de otros centros carcelarios, aquí había triunfado un admirable proyecto llevado a cabo por las autoridades penitenciarias, en colaboración con asociaciones de interés social y algunos grupos religiosos (uno de ellos, adventista), para atender las necesidades de los reclusos en tres dimensiones de su vida: la educación, el trabajo y la vida espiritual.
Nicola Boscoletto, responsable del proyecto durante un tiempo, explica que el punto de partida era tratar a los detenidos como personas dignas de respeto y no como delincuentes, empezando por dejarles usar su propia ropa, prescindiendo de los clásicos uniformes carcelarios. Y mucho más importante que eso, facilitar trabajo remunerado a los prisioneros para poder hacer frente a sus necesidades y enviar cada mes una suma significativa de dinero a su familia, cónyuge, padres o hijos.
En el interior de la prisión existe una pastelería donde cerca de quinientas personas trabajan en el proceso de elaboración de piezas tradicionales de repostería italiana, como el famoso panetone o los llamados «huevos de Pascua».
Este acercamiento ha dado sorprendentes resultados: si a nivel mundial el promedio de reincidencia de los delincuentes excarcelados va del setenta al noventa por ciento, en esta prisión se limita al veinte por ciento; y entre los reos que trabajan la reincidencia es tan solo del uno o dos por ciento. Este dato es por sí solo un milagro.
La importancia concedida a la vida espiritual de los presos ha contribuido notablemente al éxito de este proyecto. Porque ayuda a los internos a tomar conciencia de sus errores, a asumir mejor las penas y adoptar actitudes más esperanzadas y solidarias.
«La fe ha sido un punto de inflexión decisivo para poder cambiar, para abrirme a un futuro mejor. Me inspira a seguir creciendo. Veo mi vida de otra manera. Soy libre por dentro. Dios me da una gran fuerza para enfrentar los problemas, porque ahora no me siento solo, sino sostenido», afirma uno de los reclusos convertidos en la cárcel cuyo testimonio tuve el gozo de recoger.
Señor, sigue fortaleciendo mis ganas de compartir esperanza.
Matutina para Adultos
Miércoles 15 de octubre de 2025
"Vino para traer libertad"
«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor» (Lucas 4: 18-19).
El 2 de diciembre de 2010 tuve el privilegio de predicar en la cárcel de alta seguridad Due Palazzi, en Padua (Italia).
¿Que cómo fue eso?
La hermana Donatella, asistenta social que trabajaba como mediadora entre un grupo de reclusos de esa cárcel y sus familias, había conseguido crear en la prisión un círculo de estudios bíblicos dirigido por jóvenes voluntarios adventistas. Entre los primeros libros que esos jóvenes ofrecieron a cada uno de sus nuevos amigos estaba un ejemplar de una edición de bolsillo de mi libro Incontri con Cristo (Encuentros, en español), que los jóvenes reclusos habían apreciado mucho. Cuando mi amigo el pastor F. E. me invitó a presentar un ciclo de conferencias en la ciudad de Padua y los presos se enteraron de que iba a estar en la región durante diez días, le rogaron que fuera a visitarlos.
Cosa que yo hice con sumo gusto, a pesar de los complicados trámites legales que tuve que superar.
Jamás olvidaré la emoción causada por ese puñado de hombres privados de libertad cantando, con sus voces desgarradas, una versión italiana del himno Amazing Grace, uno de los más poderosos mensajes de perdón y redención.
¡Qué reales sonaban las palabras de ese viejo canto religioso! «Una vez anduve perdido, pero ahora he sido hallado». Compuesto al borde de un naufragio en una terrible tormenta por John Newton, un marino asociado al mercado de esclavos, y publicado por primera vez en 1779, es hoy probablemente el más famoso de todos los himnos cristianos. Dado a conocer originalmente en la iglesia anglicana escocesa, con el tiempo se convertiría en uno de los góspeles más tradicionales, adoptado tanto por los amantes del country como por los de las canciones populares y los negros espirituales.
Llevo en mi Biblia más personal un marcador de lectura en el que los presos con los que me reuní aquel día me escribieron sus nombres para que nunca me olvide de ellos en mis oraciones: Roberto, Florin, Adrian, Vincenzo, Lorenzo, Claudio, Massimiliano…
Jesús, tú que viniste a este mundo a traernos libertad de todo lo que nos esclaviza, hazme un canal de tu sublime y liberadora gracia.
Matutina para Adultos
Martes 14 de octubre de 2025
"Desterrados"
«De cierto les digo, que ningún profeta es aceptado en su tierra» (Lucas 4: 24, RVA15).
Rubielos de Mora es un pueblo antiguo de la provincia de Teruel (Aragón, España), situado al pie de las sierras de Gúdar y Javalambre, no muy lejos de unas pistas de esquí. Además de estar considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, Rubielos es el pueblo de mis antepasados Badenas, mis bisabuelos y abuelos, y donde nació mi padre. Allí tenían una hermosa casa de piedra en una calle importante y un floreciente negocio de tejidos de lana artesanales.
Todo iba más o menos bien para la familia en aquel entorno rural hasta que el mensaje del sábado irrumpió en sus vidas de la mano de los primeros misioneros adventistas en España, los jóvenes hermanos Walter y Frank Bond, llegados en el año 1903.
Mis bisabuelos ya eran bautistas, pero eso no había afectado muy visiblemente su estilo de vida y sus relaciones laborales. En una época de hegemonía católica y sin leyes de libertad religiosa a las que acogerse, pronto el sacerdote local comenzó a movilizar a las autoridades y al pueblo con sus arengas contra «los herejes». Parodiando el estribillo de una canción vulgar, cuando los adventistas se reunían en casa de mis abuelos para celebrar el sábado, la chiquillería gritaba ante su puerta a todo pulmón:
¡Fuera, fuera protestantes / fuera, fuera de la nación, que queremos ser amantes / del Sagrado Corazón!
Pronto a los gritos se unieron las piedras, sin respetar ni ventanas, ni cristales, ni ancianos, ni mujeres, ni niños, ni a nada ni a nadie. Y a mi familia no le quedó otro remedio que hacer caso a Jesús y abandonar su querida casa y su hermoso entorno de toda la vida: «Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra…» (Mateo 10: 23, RVC).
Así fue como se desterraron a otro pueblo llamado Jérica, en la Comunidad Valenciana. Allí también tuvieron que hacer frente al rechazo y a la hostilidad. Pero con mucha oración, fe, paciencia y amor, como los muros de Jericó (ver Heb. 11:
30) los muros de prejuicios de Jérica fueron cayendo, aunque en este caso no fue al cabo de 7 días, sino de 7 años.
Durante ese tiempo la comunidad de creyentes adventistas no cesó de crecer. Y cuando, por razones que no vienen a cuento, mi familia tuvo de exiliarse de nuevo, esta vez se desterraron a Llíria: «Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio» (Hech. 8: 4). Y así, poco después, por la gracia de Dios, allí plantaron una verdadera iglesia, que pronto contaba con un centenar de miembros. Y que sigue creciendo.
Señor, dondequiera que me lleven las dificultades de la vida, acompáñame.
Matutina para Adultos
Lunes 13 de octubre de 2025
"Solidaridad sin fronteras"
«Pero en verdad les digo que había muchas viudas en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y hubo una gran hambre en toda la tierra, pero a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón» (Lucas 4: 25-26, RVA15).
Si hay una verdad bíblica repetida múltiples veces es que «Dios no hace acepción de personas».
De la familia de mi tía María, hermana de mi abuelo paterno, recuerdo especialmente una historia que solía contarnos de pequeños sobre la providencia divina durante la Guerra Civil española (1936-1939). Por aquel entonces la familia vivía, con sus cuatro hijos todavía pequeños, en una zona rural de Andalucía en la que había un convento de monjas. Ya en plena guerra, llevadas por la necesidad, una pareja de monjitas llamó a casa de mis tíos pidiendo algo de comer. Mis tíos no disponían de muchos recursos, pero cultivaban un pequeño huerto de donde sacaban las hortalizas y verduras necesarias para su subsistencia.
De una buena cosecha del año anterior, mi tía conservaba una gran tinaja llena de alubias blancas (frijoles), de las que compartió con las monjas todo lo que le cabía en una olla, que vació en el delantal de una de ellas. Las monjas sabían que mis tíos eran adventistas y mis tíos sabían que las monjas eran católicas, en un contexto de hostilidad contra los «herejes» que se había saldado con el supuesto envenenamiento, muy cerca de allí, por el clero local, del primer misionero adventista en España, Walter Bond.
Al cabo de unas semanas, las monjitas volvieron a pedir ayuda. De nuevo mi tía les entregó el contenido de una olla llena de las alubias de la tinaja. Y así durante varios meses. Hasta que un día, cuando llegaron las monjas, mi tía tuvo que decirles que esa sería la última vez que las podía ayudar porque se habían terminado las legumbres.
Ese día, justamente, terminaba también la Guerra Civil española.
Las reservas de la viuda de Sarepta duraron todo el tiempo que Elías necesitó su hospitalidad (ver 1 Rey. 17: 8-16). Y la reserva de alubias de mi tía duró mientras hizo falta y mientras estuvo dispuesta a compartir con las monjas.
Dame, Señor, disposición para compartir con gozo con quien necesite mi ayuda, sea quien sea. Si tú no haces acepción de personas, que yo no la haga tampoco.
83 Ver Deuteronomio 10: 17; Hechos 10: 34; Romanos 2: 11; Gálatas 2: 6; Efesios 6: 9; Colosenses 3: 25; cf. Salmo 68:
Matutina para Adultos
Domingo 12 de octubre de 2025
"Sin lugar para ellos"
«No había lugar para ellos en el mesón» (Lucas 2: 7).
«El edicto de la Roma imperial para empadronar a los pueblos de sus vastos dominios alcanzó hasta los moradores de las colinas de Galilea. […] Pero José y María no fueron reconocidos ni honrados en la ciudad de su linaje real. Cansados y sin hogar, siguieron en toda la longitud la estrecha calle, desde la puerta de la ciudad hasta el
extremo oriental, buscando en vano un lugar donde pasar la noche. No había sitio para ellos en la atestada posada. Por fin hallaron refugio en un tosco edificio que daba albergue a las bestias, y allí nació el Redentor del mundo».
Como muchas otras personas que llegan a nuestras latitudes procurando empadronarse, José y María no fueron bien recibidos. En general, los inmigrantes, solicitantes de asilo o simples extranjeros pobres inspiran desconfianza en todas partes y en todas las épocas. Y si estos forasteros hablan otras lenguas que no entendemos, son de otra raza o llegan a nuestras fronteras, o a nuestras puertas, sucios, hambrientos e inoportunos, nos molestan mucho más. Si tienen cualificación laboral, tememos que nos quiten el trabajo. Si no la tienen, tenemos miedo de que nos roben. Si vienen como refugiados políticos, se hacen sospechosos de traer ideas revolucionarias capaces de perturbar nuestra sociedad ejemplar (?), o de pertenecer a mafias que trafican fuera de la ley.
Hace solo unos años tuve que acompañar a una joven de nuestro entorno familiar, una preciosa haitiana, a empadronarse y a arreglar sus papeles para poder residir en España. Nunca creí que una gestión tan sencilla, legal y humanitaria podría convertirse para mí en una experiencia tan compleja y hasta humillante, que me permitió vislumbrar, no tan de lejos, lo que pueden tener que vivir algunos inmigrantes para conseguir ser integrados en un país supuestamente
«de acogida». Como su pariente más cercano estaba trabajando en un país extranjero, precisamente en una agencia dedicada a acoger refugiados, tuve que acompañar yo a la joven a hacer las gestiones pertinentes con el departamento de emigración. La manera de tratarme y las preguntas inquisitoriales que me hicieron algunos funcionarios dejaban a entender, a las claras, que temían encontrarse ante un proxeneta, metido en un turbio caso de trata de personas.
Señor, ayúdame a tener siempre lugar para acoger a quien me necesite, venga de donde venga. Recuérdame que al hacerlo te estoy acogiendo a ti (ver Mat. 25: 34-40).
Matutina para Adultos
Sábado 11 de octubre de 2025
"¿Quién es el mayor?"
«Llegó a Capernaúm. Y cuando estuvo en casa, Jesús les preguntó: «¿Qué disputaban entre ustedes en el camino?». Pero ellos callaron, porque lo que habían disputado los unos con los otros en el camino era sobre quién era el más importante. Entonces se sentó, llamó a los doce y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero deberá ser el último de todos y el siervo de todos»» (Marcos 9: 33-35)
De niño solía jugar con una pandilla de chicos y, al salir de la escuela, también discutíamos mucho por el camino. Nosotros competíamos, pero no exactamente para ver quién era el mayor, sino a ver quién subía más rápido las escalinatas de piedra de la vieja iglesia católica, quién era el más fuerte echando un pulso, quién conseguía saltar la acequia mayor sin caer dentro, quién acertaba a darle más pedradas a una lata que colgaba de la rama de un árbol, y otras proezas semejantes.
Esta tendencia humana, y no solo marcadamente masculina, de competir y rivalizar con otros, está muy arraigada en el egocentrismo de nuestra naturaleza. Jesús tuvo que combatirla incluso dentro del círculo de sus discípulos, como nos recuerda el texto de hoy. Sabiamente aborda este tema, no de manera moralizante sino más bien como lo haría un padre o un maestro con unos niños traviesos: «¿De qué estabais discutiendo?». Y ellos, también como niños revoltosos pillados en falta, se callaron. Porque intuían ya que a Jesús eso de competir entre sí sobre quién era el mayor le parecía una chiquillada, una niñería, una falta de madurez indigna de sus discípulos. Por eso también el Maestro se sirvió de un niño para darles a esos grandullones una lección muy profunda, y muy alejada de las poco cristianas preocupaciones que a veces nos ocupan por superar a los demás, en lo que sea.
Jesús viene a decir, en otras palabras, que la verdadera grandeza no se encuentra por el camino de los éxitos y honores, que es donde la buscan los que se las dan de triunfadores, sino por el camino del servicio. Que lo verdaderamente grande no es estar por encima de nadie, sino al servicio de quien nos necesite.
En el fondo, que lo importante para los cristianos no es sobresalir por encima de algunos sino ponernos al servicio de quienes requieren nuestra ayuda.
Señor, que hoy, y cada día, en vez de aspirar a destacar sobre otros esté dispuesto a ayudar; que ante las enormes necesidades de este mundo me importe más ser útil que recibir parabienes.
Matutina para Adultos
Viernes 10 de octubre de 2025
"Hagan bien a los que los odian"
«Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen» (Mateo 5: 44, RVC).
Pastora un día se encontró en la calle con un joven de diecisiete años gravemente herido en una pierna. En aquella zona de Colombia había por entonces frecuentes revueltas callejeras. La mujer, que acababa de perder un hijo, desaparecido en circunstancias extrañas, no le hizo preguntas. Se lo llevó a su casa, lo curó, lo dejó dormir y le preparó el desayuno.
Al abrir los ojos, no sabiendo dónde se encontraba, el joven preguntó: «¿Por qué hay aquí fotos del muchacho que matamos anteayer?». A lo que ella contestó: «Esta es su casa, yo soy su madre y la cama en la que duermes es la suya».
La señora Mira contó esta impresionante historia en el IV Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo, que tuvo lugar en Madrid el año 2008. Víctimas españolas y extranjeras, sobre todo colombianas, tuvieron a su cargo la mitad de las intervenciones, aportando estremecedoras historias, seguidas de peticiones de conciliación y de unidad.
El insólito encuentro de Pastora Mira con uno de los verdugos de su hijo ocurrió en mayo de 2005. Los paramilitares de su país ya le habían arrebatado a su padre, asesinado en los años sesenta; a su hija, secuestrada en 2001, y a su hijo, que,
«comido por la ira» (como él mismo decía), decidió luchar contra grupos que financiaban a los terroristas hasta que cayó en sus manos.
Mira continuó su relato: «El muchacho acogido rompió a llorar cuando le dije que las fotos eran de mi hijo. Me contó que lo habían torturado durante 15 días antes de matarlo. Yo le di un teléfono y le dije: «En algún lugar del mundo tiene que haber una madre preocupada por ti; llámala y dile que estás vivo». Porque me daba cuenta de que eran chicos muy jóvenes cargados de dolor y venganza. Estos grupos paramilitares funcionaban de forma jerarquizada y nunca podríamos acceder a la cúpula, pero sí a las bases, para procurar derribar el edificio desde abajo, poco a poco».
Resultado: Aquel joven se puso a trabajar con Pastora en el Centro de Acercamiento para la Reparación y la
Reconciliación, en San Carlos (Colombia), en un equipo formado entonces por 32 victimarios y 90 víctimas. Jesús dice que todo lo que hacemos en favor o en contra de un ser humano se lo hacemos a él.
No dejes, Señor, que lo olvide nunca.
81 Natalia Junquera, «¿Quién es ese al que matamos?», El País (24 de enero de 2008), p. 14.
Matutina para Adultos
Jueves 9 de octubre de 2025
"Apártense de mí"
«Entonces dirá también a los de la izquierda: «¡Apártense de mí, malditos! […] Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber […]. De cierto les digo que todo lo que no hicieron por uno de estos más pequeños, tampoco por mí lo hicieron»» (Mateo 25: 41-42, 45, RVC).
Hambre, falta de agua potable, desplazamientos forzosos de poblaciones enteras, miseria o falta de atención médica. La lista de las necesidades de millones de nuestros semejantes no hace más que crecer. Mientras los más ricos multiplican sus beneficios, los más pobres aumentan en número. Más de 1.500 millones de seres humanos tienen que vivir cada día con menos de un dólar al día, mientras que unos cuantos ricos y famosos acumulan cada día millones de dólares.
Mientras la supervivencia de un tercio de la población mundial se encuentra amenazada por la falta de un mínimo vital, algunos grandes estados luchan por hacerse todavía más «grandes», buscando su seguridad en el armamento, alegando, mediante mentiras, engaños y noticias falsas, que la violencia disuasoria es necesaria para garantizar la paz de sus ciudadanos de «primera».
Muchos se lucran fabricando y vendiendo armas. Saben cómo, cuándo y dónde provocar o mantener guerras… que cada vez los hacen más ricos. (¡Qué consuelo para los familiares de las víctimas, que el gobierno les diga que «la mayoría de los muertos no son nuestros»; y a los que huyan de la muerte, «prometemos encargarnos de que no vengan a molestar a nuestras fronteras»!). Algo va mal en nuestras sociedades cuando comparamos los fondos destinados al ejército con los destinados a auxiliar a los más desfavorecidos.
En este pasaje Jesús se manifiesta tan defensor de los marginados que hasta se identifica con ellos: no hacer nada frente al problema del hambre, de la escasez de agua potable, de los desplazados, de los enfermos sin recursos y de los injustamente perseguidos o prisioneros es hacerlo sufrir a él.
Si nuestra tarea como cristianos es continuar la obra de Jesús, no podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta realidad. Nuestra solidaridad no puede ser la de espectadores pasivos, que lamentan desde lejos lo que les sucede a otros. Nuestra fe, si realmente obra por amor, debe traducirse en gestos concretos de solidaridad que ayuden a los necesitados a vivir con mayor dignidad. Ser cristianos es ser solidarios y, como Jesús, sentir como propias las dolencias ajenas.
Señor, enséñame a ver qué puedo hacer personalmente para luchar contra tanta injusticia, y ayudar a la sociedad en la que vivo a actuar con más compasión.
Matutina para Adultos
Miércoles 8 de octubre de 2025
"A mí lo hicieron"
«Todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados a mí me lo hicieron»
(Mateo 25: 40, NBV).
Marcos (seudónimo) nació con tantas malformaciones y problemas que sus padres biológicos lo abandonaron en el hospital. Su estado lo complicaba un terrible hematoma en la cabeza que le causaba epilepsia.
Eunice y Álvaro son miembros de nuestra iglesia. Desde hace años dedican mucho amor y energía a acoger bebés con enfermedades o dificultades especiales, que sus padres no pueden o no quieren atender. Cuando les confiaron a Marcos recién nacido, los médicos no le daban esperanza de vida. Convulsionaba constantemente y no reaccionaba bien a los tratamientos.
Eunice y Álvaro decidieron cuidar al bebé los días que le quedasen de vida, y se organizaron para pasar todo el tiempo posible con él: uno por las mañanas y el otro por las tardes, mientras se turnaban para atender sus trabajos y a sus propios hijos.
Desde que Marcos detectó que los tenía a su lado, inmediatamente dejó de convulsionar y comenzó a estabilizarse. No solo no falleció, sino que a las dos semanas ya estaba listo para que se lo llevasen a casa. Su caso era seguido por una docena de especialistas diferentes que atendían sus numerosos problemas bajo la supervisión de Cristina, la doctora responsable de neonatos, y de una neuropediatra que coordinaba el equipo. Eunice y Álvaro compartieron con Cristina su fe y le contaron que muchas familias oraban por Marcos, al que habían presentado a Dios en la Iglesia Adventista. Ella, católica practicante, recibió la información con mucho respeto.
Un mes después la neuropediatra los citó para supervisar la evolución del bebé, y del amenazador hematoma que tenía en el cerebro. Nada más examinarlo, la doctora se puso a repetir para sí misma: «¡No me lo puedo creer, no me lo puedo creer…!». Inmediatamente consultó su computadora y, tras comparar las pruebas de hacía un mes con las que acababa de realizar, se puso a llorar en silencio sin poder evitarlo.
La doctora Cristina le dijo en voz baja que los papás de acogida de Marcos eran creyentes y oraban con mucha gente por el niño. A lo que la pediatra respondió, emocionada: «Mira, yo nunca he sido creyente. Pero tras examinar a Marcos, lo único que puedo decir es que no tengo explicación para su recuperación. Ha sucedido algo milagroso, y el mérito no es de nuestro equipo».
Marcos sigue llenando de admiración al personal que lo atiende cada vez que lo llevan al hospital para alguna de sus operaciones. Todos desean verlo porque su estado es una experiencia impactante. Sigue mejorando increíblemente, y es un bebé feliz.
Matutina para Adultos
Martes 7 de octubre de 2025
"Más vale dar que recibir"
«El que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna» (Juan 4: 14).
Alberto Magno, el gran profesor de la Universidad de París, enseñaba a sus estudiantes, allá por la Edad Media, que en esta vida podemos aspirar a tres tipos de lo que él llamaba «plenitudes» y que se corresponden con tres diferentes filosofías de la vida: la plenitud del vaso, que retiene todo lo que recibe, pero que no da nada; la plenitud del canal, que recibe mucho pero no retiene nada, y la plenitud del manantial, que retiene un poco para no cesar de dar.
Todos conocemos a muchas personas «vaso». Acumulan, acaparan, se afanan por tener y lo consiguen, pero no comparten. Retienen, pero no dan. Ignoran que el secreto de la felicidad no está en tener sino en dar. Porque ya lo dijo Jesús: «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hech. 20: 35).
También podemos identificar a algunas personas «canal», que dan, pero no retienen. Dan consejos, dicen a todos lo que deberían hacer, pero no retienen ninguna de sus enseñanzas. A ellos se aplica el refrán español: «Consejos vendo, que para mí no tengo». Parece que dan, pero nada les pertenece, nada retienen para sí porque solo son canales vacíos.
Jesús promete que, si aceptamos el agua que él nos quiere dar, seremos personas «fuentes» que no cesan de recibir y repartir, que dan sin vaciarse porque reciben su capacidad de dar del propio Autor de la vida. Ofrecen agua porque su sed está constantemente satisfecha por el agua de vida del único manantial inextinguible, que «salta para vida eterna».
En cada uno de nosotros coexisten a menudo, o se suceden sin solución de continuidad, estas tres actitudes. Somos alternativamente vaso, canal y fuente. Porque en nosotros coinciden también tres «personas» distintas: la que creemos ser, la que los demás ven y la que somos de veras. Aunque lo ideal sería que las tres coincidiesen, eso con frecuencia no se da. Por lo tanto es mucho más importante esforzarnos en ser cada vez menos «vaso» y más «canal», hasta que, con la ayuda divina, lleguemos a ser, al menos para otros, «fuente».
No dejes, Señor, que me conforme con la plenitud del vaso ni con la plenitud del canal. Haz de mí hoy un manantial, por pequeño que sea, pero transmisor de vida.
Matutina para Adultos
Lunes 6 de octubre de 2025
"Que no se pierda nada"
«Una vez que quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada». Así que recogieron los pedazos que habían sobrado de los cinco panes de cebada y llenaron doce canastas» (Juan 6: 12-13, NVI).
La Asamblea General de las Naciones Unidas consideró en fecha relativamente reciente designar el día 29 de septiembre como Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, en respuesta a las peticiones formuladas por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). La razón evidente es que sin una educación para una dieta saludable y para una gestión solidaria de los recursos alimenticios de que disponemos, no podemos esperar poner fin a la malnutrición.
Dicho en otras palabras, no erradicaremos el hambre en el mundo a menos que reduzcamos las pérdidas de alimentos y seamos más solidarios con los más pobres. Al destacar «el daño causado por la pérdida y el desperdicio de alimentos, las Naciones Unidas han dado un paso decisivo para promover sistemas alimentarios más justos, ecológicos y eficientes», ha asegurado María Helena Semedo, directora general adjunta de la FAO para el Clima y los Recursos Naturales.
Según estimaciones de la FAO, cada año se pierden cerca del 40 % de los cultivos alimentarios del mundo por diversas causas, entre las que se destacan los efectos negativos del cambio climático, la mala gestión global de los recursos y, sobre todo, la insolidaridad humana disfrazada de política económica de los mayores productores y clientes. Una mayor concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos debería bastar para ir reduciendo la pobreza, aumentar la seguridad alimentaria, fomentar el desarrollo económico de los países más pobres y proteger el medioambiente.
Tras el milagro de la alimentación de una gran multitud, Jesús ordena explícitamente a sus discípulos que recojan todos los pedazos sobrantes «para que nada se pierda». Con esta orden nos da un ejemplo claro y permanente sobre la gestión de nuestros recursos en un mundo donde las desigualdades entre los que derrochan y los que pasan hambre son inaceptables. Especialmente para los creyentes.
Con su ejemplo Jesús nos enseña que desperdiciar alimentos que otros necesitan, dilapidar recursos que seres humanos como nosotros necesitarían para sobrevivir, malgastar de modo irresponsable lo que podrían ser bendiciones para los más pobres, no es cristiano.
Señor, abre mis ojos para que vea claramente qué puedo hoy compartir con quienes no disfrutan de tantos privilegios como yo.
Matutina para Adultos
Domingo 5 de octubre de 2025
"El privilegio de compartir"
«»Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?». Jesús dijo: «Díganles a todos que se sienten». Así que todos se sentaron sobre la hierba, en las laderas. (Solo contando a los hombres sumaban alrededor de cinco mil). Luego Jesús tomó los panes, dio gracias a Dios y los distribuyó entre la gente. Después hizo lo mismo con los pescados. Y todos comieron cuanto quisieron» (Juan 6: 9-11, NTV).
La multitud que rodeaba a Jesús era pobre y tenía hambre. En la Palestina de entonces, como en tantos otros lugares hoy en día, un sistema de gobierno opresivo e insolidario protegía la acumulación de bienes por una minoría muy favorecida, y mantenía en un estado cercano a la miseria a una triste mayoría.
Jesús propone, para alimentar a la multitud hambrienta de sus seguidores, una maravillosa alternativa a la desigualdad social del entorno: conseguir lo suficiente para todos renunciando al egoísmo acaparador de algunos y compartiendo los que tienen algo con los que tienen menos, o no tienen nada. Una lección que todos reciben a través de la generosidad de un niño.
La generosidad expresada en la solidaridad admirable de ese jovencito devuelve a los hambrientos su dignidad y autonomía: los alimentos alcanzan para todos y todavía sobra. En la tarea de repartir la comida Jesús implica directamente a los suyos, porque es labor de todos responder a las urgencias de los necesitados que están a nuestro alcance. De ahí su orden: «Denles de comer ustedes».
El muchacho pone en las manos de Jesús todo lo que tiene. La solidaridad verdadera no se pone límites, ya que expresa la disposición sin reservas a hacer nuestra parte para asistir a quienes nos necesitan. Jesús bendice prodigiosamente este ejemplo de amor en acción para estimularnos a resolver de ese modo los problemas que la avaricia y la insolidaridad de muchos produce en nuestro mundo.
Observamos que Jesús, ante el hambre de aquella gente, no hace caer maná del cielo sino que utiliza nuestros propios recursos, simples alimentos terrestres distribuidos por seres humanos.
Para solucionar muchos de nuestros peores problemas no hacen falta intervenciones sobrenaturales o prodigiosas: bastaría con compartir lo que tenemos. Jesús propone resolver algunas de las situaciones de injusticia con actos concretos de nuestra propia solidaridad. Es decir, con pequeños milagros a nuestro alcance.
Señor, dame el gozo de querer compartir lo que debo compartir.
80 Ver Mateo 14: 13-21; Marcos 6: 30-44; Lucas 9: 10-17; Juan 6: 1-15.
Matutina para Adultos
Sábado 4 de octubre de 2025
«Haz tu parte»
Jesús les contestó: «No es necesario que se vayan; denles ustedes de comer»» (Mateo 14: 16, DHH).
Dar de comer a una multitud de varios miles de personas parecía tarea imposible para los pobres discípulos. Sin embargo, Jesús les dijo claramente que les dieran ellos de comer. Aparentemente solo un niño estuvo dispuesto a hacer caso a la orden de Jesús y le trajo su modesta merienda para compartirla con otros. Eso es exactamente lo que Jesús nos pide: que estemos dispuestos a compartir con quienes lo necesitan lo que buenamente podamos.
Es evidente que sería demasiado pretencioso por nuestra parte cambiar el mundo nosotros solos. Sin embargo, el lema de ADRA responde claramente al mandato de Jesús: «Cambiando el mundo, una vida a la vez». Por eso, si no sabes qué hacer para ayudar, una de las acciones más nobles que puedes emprender es colaborar con la iglesia para paliar el dolor ajeno. Tengamos mucho o poco, sea cual fuere nuestra profesión, todos los cristianos podemos hacer más en favor de quienes necesitan nuestra ayuda.
Me encanta el magnífico lema adoptado por ENCASA, una asociación dirigida por el doctor Fernando Marín para prestar cuidados paliativos a domicilio: «Si puedes curar, cura; si no puedes curar, alivia; si no puedes aliviar, consuela».
Todos podemos reaccionar de modo más humano, sensible y compasivo, ante el sufrimiento que nos rodea, y comprometernos más en dinámicas solidarias encaminadas a aliviarlo. Siendo yo todavía un niño, mi abuela ya me decía:
«Cuando no sepas qué hacer por ayudar a otros, haz lo que sepas».
Pienso que nuestro compromiso con los que sufren, casi más que por sentido del deber o por solidaridad, tendríamos que asumirlo «en beneficio propio», movidos por esa hermosa cualidad que nos hace humanos, que algunos llaman solidaridad, otros compasión y otros simplemente humanidad.
No darnos por vencidos ante el escándalo del sufrimiento, seguir buscando soluciones cuando tantos se inhiben, ¿no es ese nuestro deber de supervivientes?
Como dijo Jesús de Nazaret, «más dicha trae el dar que el recibir» (Hech. 20: 35, LPH). O dicho en palabras del Dalai
Lama: «Si quieres que otros sean felices, practica la compasión. Si tú quieres ser feliz, practica la compasión».
En este punto me uno hoy a la oración de León Gieco: «Solo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente, que la reseca muerte no me encuentre vacío y solo, sin haber hecho lo suficiente»
Matutina para Adultos
Viernes 3 de octubre de 2025
«Denles de comer ustedes»
«Jesús se los llevó aparte, a un pueblo llamado Betsaida. Pero la gente se dio cuenta y lo siguió. Jesús los acogió, les habló del reino de Dios y curó a los enfermos. Al comenzar a declinar el día, los Doce se acercaron a Jesús y le dijeron: «Despide a toda esa gente para que vayan a las aldeas y caseríos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en despoblado».
Jesús les contestó: «Denles de comer ustedes mismos»» (Lucas 9: 10-13, LPH).
En su impresionante libro El imperio de la vergüenza, Jean Ziegler, destacado economista suizo, demuestra con datos verificables que para acabar con el hambre en el mundo bastaría con quererlo de veras. Hoy nuestro planeta dispone de medios para alimentar dignamente a toda la población mundial y, sin embargo, nunca hubo tantas víctimas innecesarias del hambre, la desigualdad y la injusticia.
Todo por la insolidaridad, la voluntad de dominio y la avaricia ilimitadas de unos pocos países empeñados en ser cada vez más poderosos, de algunas sociedades multinacionales que solo buscan ganar cada vez más dinero sin otras consideraciones, y de unos cuantos millonarios cuya codicia jamás parece saciarse. En gran parte como resultado directo o colateral de las políticas económicas de esos países, de esas compañías y de esos magnates, según el informe World Food Report de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2019 unos 113 millones de personas sufrieron hambruna crónica y severa en 53 países.
Lo más triste es que la voluntad de lucro de unos pocos parece estar ganando la partida a todos los esfuerzos de buena voluntad de la comunidad internacional unida, con inclusión de las iniciativas de las Organización de las Naciones Unidas, las ayudas para el desarrollo de muchos gobiernos, el trabajo colosal de numerosas ONG o la ayuda social de unos cuantos filántropos y de ciertas iglesias.
Los cristianos no podemos permanecer indiferentes ante esta situación. Las palabras que Jesús pronunció en las afueras de Betsaida hace casi dos mil años: «Denles de comer ustedes mismos», siguen interpelando a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Por supuesto que ninguno de nosotros está personalmente obligado a resolver el problema del hambre en el mundo. Pero cada uno de nosotros será responsable ante Dios y ante sus hijos que sufren por lo que hayamos hecho con nuestros recursos en respuesta a su orden: «Denles de comer ustedes mismos».
Señor, dame hoy el amor y el valor de hacer mi parte
Matutina para Adultos
Jueves 2 de octubre de 2025
"Solidaridad en acción
«Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: «Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino»» (Mateo 15: 32).
Una multitud de aldeanos montañeses ha traído a Jesús sus enfermos, cojos, ciegos, mudos, mutilados. Estas pobres gentes están tan ávidas por escuchar las palabras del Maestro y se sienten tan bien con él que les cuesta abandonarlo. Llevan ya tres días a su lado y ahora han agotado sus provisiones en una región apenas habitada y carente de recursos.
Jesús, movido a compasión, comparte su inquietud con sus discípulos: «Se me enternecen las entrañas de compasión sobre la multitud porque […] no tienen qué comer, y si los despido en ayunas desfallecerán en el camino y algunos de ellos son de muy lejos» (ver Mar. 8: 2-3). Sin duda podría pedir a Dios un milagro y darles de comer él solo. Pero, como otras veces, prefiere sensibilizar a sus discípulos e implicarlos a ellos, que van a continuar su obra en esta tierra, en la ímproba tarea de responder de manera solidaria a las necesidades humanas.
Los discípulos no tienen cómo alimentar a tantos hambrientos y repiten las mismas objeciones que habían presentado en circunstancias similares (ver Mat. 14: 15). Las semejanzas con la primera multiplicación de los panes y los peces han llevado a algunos a deducir que se trata de un solo hecho. Pero las diferencias son suficientes para concluir que se trata de dos eventos distintos, como lo subraya Jesús mismo (ver Mat. 16: 9-10; Mar. 8: 19-20).
De nuevo el Maestro desea suscitar en sus discípulos el sentido de su responsabilidad personal frente a los necesitados. Por eso les pide que hagan acopio de sus propios recursos, por insuficientes que parezcan (en este caso, ¡siete panes y unos pocos peces!) y que ellos mismos los distribuyan a la multitud. Su solidaridad puesta en acción siempre será multiplicada por la bendición divina.
La religión verdadera, según la Biblia, lejos de encerrar al individuo en la preocupación de su propia salvación, despreocupándose de las necesidades, sufrimientos y derechos humanos, consiste en «visitar a los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones» (Sant. 1: 27). Por eso, en el Día del Juicio, entre otras cosas, «el Rey dirá a los de su derecha: «¡Vengan, benditos de mi Padre! Hereden el reino preparado para ustedes […]. Porque tuve hambre y me dieron de comer…» (Mat. 25: 34-35, RVA15).
Señor, dame compasión suficiente para hacer mi parte frente al hambre en el mundo.
Matutina para Adultos
Miércoles 1 de octubre de 2025
"Compasión ante el desamparo"
«Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9: 36).
Las ovejas son unos animales tan indefensos y miopes que sin pastor no tienen apenas posibilidades de sobrevivir. Necesitan atención y cuidado hasta para encontrar agua y comida. Jesús se compadece de quienes viven en la desorientación y el desamparo.
La expresión traducida del griego por «tener compasión» significa literalmente «conmoverse en las entrañas». Aquí expresa esa dolorosa y profunda empatía con la que Jesús se solidarizaba con los males y padecimientos de la humanidad que había venido a salvar. En hebreo el término usado para «entrañas» es rahamin, una palabra que suele hacer referencia al útero materno. Podríamos decir que la compasión de Jesús es como la que siente una madre ante el infortunio de los hijos de sus entrañas.
Si nos sentimos hermanos de Jesús (ver Heb. 2: 11), los creyentes deberíamos sentir también esa compasión, como si estuviera inscrita en nuestro ADN espiritual.
Aunque es innegable que la humanidad ha realizado tremendos progresos en su lucha contra el sufrimiento, también es incuestionable que muchas personas no se están beneficiando de ellos y se encuentran tan desamparadas y desorientadas como ovejas sin un pastor que las cuide.
¿Qué podemos hacer nosotros ante el sufrimiento de esos hermanos nuestros? Ya sabemos que los gobiernos tienen enormes responsabilidades en situaciones de desprotección. Pero a nivel personal, acaso también tengamos el deber de preguntarnos: ¿Qué estoy haciendo yo frente al desamparo de tantas personas?
Llevados por la compasión de Cristo, si queremos de veras que algo cambie ya, tenemos que empezar haciendo algo nosotros mismos, a nuestro propio nivel.
Por supuesto que individualmente no podemos acabar con el hambre en el planeta. Pero sin duda podríamos ayudar a una ONG, por ejemplo, a abrir un pozo más y abastecer de agua a los habitantes de un poblado castigado por la sequía. Me gusta el lema de ADRA: «Cambiando el mundo, una vida a la vez».
Es difícil que por nosotros mismos podamos erradicar ninguna enfermedad, pero todos podemos intentar aliviar el dolor de algunos enfermos o aportar unos mínimos de asistencia médica a alguien sin recursos.
Sea cual fuere nuestra profesión, todos podemos reaccionar de modo más solidario, sensible y compasivo ante el sufrimiento de quienes nos rodean y comprometernos más en dinámicas concretas encaminadas a aliviarlo.
Señor, quiero aprender de tu compasión y hacer algo más de lo que hago para aportar mi modesta ayuda a quienes la necesiten.
MATUTINAS ADVENTISTAS
Matutina para Adultos | Martes 30 de septiembre de 2025 | ¿Rescates «al por menor»?
«Miren que no desprecien a uno de estos pequeñitos, porque les digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del hombre ha venido a salvar lo que se había perdido»
(Mateo
18: 10-11, NBLA).
Una mañana temprano, un fotógrafo profesional caminaba por la playa buscando algo interesante para captar con su cámara y observó a la distancia a un joven que no paraba de agacharse, recoger algo y lanzarlo al mar. Al preguntarle qué estaba haciendo, el muchacho le respondió que estaba devolviendo al océano estrellas de mar.
—Anoche la tormenta dejó muchas estrellas varadas en la playa. Está bajando la marea y hay un sol muy fuerte. Si quedan fuera del agua, van a morir.
—Pero, ¿no ves que hay kilómetros de playa y miles de estrellas de mar? ¿Piensas que tu esfuerzo vale la pena y tiene sentido?
El muchacho volvió a agacharse, recogió una estrella de mar y la lanzó al agua profunda. Entonces respondió:
—Creo que para esa sí.
A veces pensamos que, ante la inmensa tarea de llevar el evangelio al mundo, nuestros pequeños actos son insignificantes y no tienen valor. Pero Jesús nos enseña a no menospreciar a nadie y a sumar nuestros más pequeños actos de bondad en favor de su causa.
Inspirados por él y guiados por su ejemplo, todos podemos realizar pequeñas «operaciones de rescate» sin salirnos demasiado de nuestras habituales rutinas. Podemos decir una palabra de aprecio a un colega por haber hecho bien una tarea. Podemos llamar por teléfono a algún conocido que pasa un mal momento o podemos sonreír y decir una palabra amable al empleado del comercio donde solemos hacer la compra.
Como operaciones de rescate un poco mayores, podemos colaborar en algún proyecto misionero de la iglesia o en alguna acción solidaria de una ONG cuyos objetivos apoyamos. Si estamos dispuestos a hacer algo, no nos faltarán ocasiones.
Colaborar en la misión iniciada por Cristo es simplemente contribuir en operaciones de rescate: unas mayores y otras menores, pero todas necesarias e importantes. Desde rescatar estrellas de mar hasta otras iniciativas, sin límites. Se trata básicamente de «no cansarnos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos» (Gál. 6: 9).
Señor, muéstrame hoy qué puedo hacer para colaborar contigo en tu inmensa «operación de rescate» por pequeña que sea mi contribución.
Matutina para Adultos | Lunes 29 de septiembre de 2025 | Una luz en el balcón
«Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos»
(Mateo 5: 16, NVI).
El balcón del apartamento de María Pilar y José Luis era un vergel de flores, rebosante de plantas en macetas. Sus vecinos estaban encantados con esa pareja de ancianitos por su optimismo y su amabilidad para con todos. Su vivienda era idéntica a las de cientos de otras en ese barrio modesto de bloques anodinos, pero su balcón alegraba la vista de la comunidad entera. Una luz encendida brillaba en él por las noches, iluminando las flores en medio de la monótona oscuridad del vecindario.
Ese balcón donde estaba la luz era el de nuestros vecinos más queridos.
Un día de primavera del año 2020 irrumpió la pandemia en el barrio y los vecinos tuvieron que quedarse confinados en sus viviendas. Cuando escribo estas líneas hace solo unos días que las familias empezaron a poder salir un poco de sus casas. Pronto les llamó la atención a muchos de los habitantes de la zona que todas las plantas del balcón de José Luis y María Pilar se habían marchitado. Y así descubrieron que ambos habían fallecido hacía unas semanas, víctimas de la pandemia, en su soledad, como tantos otros en la ciudad de Madrid. Los vecinos no se habían dado cuenta antes porque la bombilla en su balcón seguía día y noche encendida, como recoge Luciano Franco en su artículo «El balcón que la COVID marchitó».
«Ustedes son la luz del mundo», nos recuerda Jesús. Palabras sorprendentes, porque el Maestro se las aplica también a sí mismo. En realidad, en un sentido absoluto, solo él es la luz del mundo. A nosotros nos corresponde transmitir la luz que proviene de él. Nuestra misión, en este sentido, consiste en procurar mantenernos sencillamente conectados con la fuente de energía del universo, como «hijos de Dios sin mancha, en una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo» (Fil. 2: 15; cf. Efe. 5: 8).
Por pequeña que sea, una luz siempre brilla en las tinieblas. Como brillaba la luz de la modesta bombilla en el balcón de estos añorados ancianos sobre sus plantas y flores en medio de la tristeza gris del barrio, para alegrar un poco a sus confinados vecinos.
Señor, quiero hacer mi parte en tu misión, aunque solo sea como una pequeña luz en el «balcón» de mi entorno.
Matutina para Adultos | Domingo 28 de septiembre de 2025 | Le llamaban loco
«Después entró Jesús en una casa, y otra vez se juntó tanta gente, que ni siquiera podían comer él y sus discípulos. Cuando lo supieron los parientes de Jesús, fueron a llevárselo, pues decían que se había vuelto loco»
(Marcos 3: 20-21, DHH).
Por mucho que nos cueste creerlo, en algún momento de su ministerio los familiares de Jesús llegaron a decir, a quienes querían escucharlos, que Jesús «había perdido el juicio» (SA), que «no estaba en sus cabales» (NBE) o, directamente, «que estaba loco» (BLP).Jesús todavía estaba a principios de su ministerio. Pero a partir de entonces, no cabe duda de que muchos lo llamarían «el loco ese», y no solo por detrás, entre ellos, sino ahora abiertamente, justificándose en lo que su propia familia decía de él. Lo que no sabían unos y otros es que, en cierto sentido, tenían razón. Según los criterios de sus familiares y de su entorno biempensante, Jesús estaba loco.En su bendita locura, a veces prefería dar de comer que comer (ver Juan 4: 31-34), o dar descanso a las almas agobiadas que descansar él mismo (ver Mat. 11: 28-30). Y en contra de la lógica más generalizada del egoísmo humano, enseñaba que «hay mayor felicidad en dar que en recibir» (Hech. 20: 35, BJ).Los que lo conocían mejor sabían que su locura no era como las nuestras: era una locura divina. Llevado por ella había abandonado el trono del universo para emigrar al vertedero en el que se estaba convirtiendo nuestro pobre planeta (ver Juan 1: 14). La suya era una locura de amor. Una locura tan grande que soñaba con salvar a todo el mundo, movido por un amor tan grande que solo podía proceder de Dios (ver Juan 3: 16).Hacía falta estar muy loco para abandonar el cetro del universo por el cayado del caminante. En este mundo, hace falta estar loco para ir por ahí «haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo» (Hech. 10: 38).Cuando los que creían ser los más cuerdos del mundo se dieron cuenta de que ninguna camisa de fuerza sería capaz de retenerlo, y comprendieron que se había propuesto contagiar su demencia a los más posibles, decidieron acabar con él (ver Juan 11: 49-53). Pero él había contagiado ya a suficientes seguidores para que tomaran el relevo de extender aquella locura divina hasta los confines de la Tierra (ver Mat. 28: 18-20).Y así se difundió por nuestro mundo la locura de la cruz (ver 1 Cor. 1: 18) a través de la locura de la predicación (ver 1 Cor. 1: 21).Así nació el cristianismo. Por eso, cuando alguien me llama loco por ser cristiano, me digo, para mis adentros: «Bendita locura».
Matutina para Adultos | Sábado 27 de septiembre de 2025 | Ante gobernadores y reyes
«Pero ustedes tengan cuidado; porque los entregarán a los tribunales, y los azotarán en las sinagogas; por causa de mí los harán comparecer ante gobernadores y reyes, para dar testimonio ante ellos. […] Cuando los arresten y los hagan comparecer, no se preocupen por lo que deben decir, sino solo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo»
(Marcos 13: 9, 11, RVC).
Aunque yo no he conocido personalmente todavía esta forma de persecución, mi ministerio me ha llevado a testificar delante de autoridades. Recuerdo, como si fuera ayer, la primera vez que tuve que dar clases en la Universidad Complutense de Madrid para un curso de adventismo, en el marco de un programa de máster en Religiones Comparadas al que asistía la entonces reina de España.
Siento tener que confesar que en mi inexperiencia no se cumplieron del todo las indicaciones del texto bíblico, porque eso de «no se preocupen por lo que han de decir, ni lo piensen» no pude conseguirlo. No solamente pensé en lo que debía decir, sino que además me preocupé bastante por ello. Hasta el punto de prepararme lo mejor que pude para, siguiendo otro consejo bíblico, dar debidamente razón de mi fe (ver 1 Ped. 3: 15). Sin embargo, la recomendación de Jesús —«lo que en ese momento les sea dado decir; porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo»— se cumplió en mi modesta experiencia más allá de mis expectativas más optimistas.
Como se cumplió también, al pie de la letra, la promesa de la asistencia del Espíritu Santo, que tuve la bendición de comprobar personalmente no solo una vez sino todas las veces que he tenido que encontrarme en situaciones similares. Porque «esto les servirá para dar testimonio. Propónganse en su interior no ponerse a pensar cómo responder en su defensa, porque yo les daré las palabras y la sabiduría, las cuales no podrán resistir ni contradecir todos sus oponentes» (Luc. 21: 13-15, RVC).
En una de estas situaciones tuve ocasión de ser interpelado por el entonces presidente de la Federación Protestante de Francia. En privado, me rogó que le recomendase algún libro sobre la interpretación adventista de las profecías del fin. Después de hacerle llegar un libro del profesor Hans K. LaRondelle, Las profecías del fin, me confesó: «Tras haber apoyado el dispensacionalismo, ahora veo que ustedes tienen más luz que nosotros en esto».
Gracias, Señor, porque sé que tú me vas a capacitar hoy y siempre a compartir mi fe con quien lo necesite.
Matutina para Adultos | Viernes 26 de septiembre de 2025 | El canto del gallo
«Mientras Pedro aún hablaba, el gallo cantó […] entonces Pedro se acordó de las palabras del Señor»
(Lucas 22: 60-61, RVC).
Desde que, al jubilarme, me mudé a la casa donde ahora vivo, tengo el raro privilegio de despertarme todas las mañanas al canto de los gallos de mi vecino. Bueno, no se trata de ese canto cristalino y claro de los gallos de cualquier gallinero, sino de una especie de graznidos de una raza de gallitos minúsculos, que intentan compensar la falta de potencia de sus gargantas desgañitándose durante horas con sus chillidos.
Después de aislar al máximo posible mis ventanas, parece que ahora me estoy reconciliando con estas esforzadas aves. Porque tengo que reconocer que, si bien no destacan como apreciados cantores, estos gallos tienen también admirables cualidades, entre las que destaca la de ser extraordinariamente madrugadores…
En efecto, para no faltar a su concienzudo deber de despertar a tiempo a sus sufridos vecinos, empiezan a alertarnos siempre mucho antes de la hora. A su manera, son fieles a su vocación y cumplen perfectamente su misión de despertadores del barrio.
Pedro recibió una importante lección de parte de un gallo. Mientras el animalito cumplía fielmente su misión de anunciar la mañana, Pedro fallaba estrepitosamente a su misión de velar cuando su Maestro era injuriado.
El «canto del gallo» era el nombre que, en aquellos tiempos, muchos pueblos mediterráneos daban al tercer periodo de la noche, que dividían en cuatro vigilias, como nos recuerda Marcos: «Velen, porque no saben cuándo viene el señor de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer» (Mar. 13: 35, NBLA). Los romanos llamaban precisamente gallicinium (o «canto del gallo») a la señal horaria que los guardas emitían con sus clarines al final de la tercera vigilia de la noche, un poco antes del amanecer.
Supongo que, para Pedro, después de aquella terrible noche, le habrá sido mucho más penoso que a mí escuchar el canto de algún gallo. Le recordaría la vergüenza de su traición y de su fracaso. Pero sin duda, con el paso del tiempo, también le habrá recordado las palabras alentadoras de Jesús, asegurándole su perdón y su apoyo. «Yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos» (Luc. 22: 32).
Señor, ayúdame a dejar de atormentarme por los reproches de los gallos de mi conciencia, y a recordar más bien tus promesas, que, como a Pedro, me animan a seguir compartiendo mi fe.
Matutina para Adultos | Jueves 25 de septiembre de 2025 | Equilibrio
«Tengan en cuenta que los envío como ovejas en medio de lobos. Así que sean astutos como las serpientes, pero sencillos como las palomas»
(Mateo 10: 16, PDT).
La misión que Jesús confió a sus seguidores tiene riesgos. Choca con los intereses creados de algunos, que se oponen a ella. Por eso, para llevarla a cabo, se requiere a la vez el atrevimiento de las palomas y la prudencia de las serpientes. Estas virtudes son tan opuestas entre sí que solo Dios puede ayudarnos a ponerlas en práctica en igual medida, evitando tanto la imprudencia como la cobardía. Es un equilibrio difícil.En un parque de la ciudad de Berna (Suiza), llamado Rosengarten, a menudo he disfrutado viendo a jóvenes hacer lo que ellos llamaban slackline (equilibrio sobre cinta), un deporte urbano que consiste en andar y hacer acrobacias sobre una cinta plana, de solo unos cinco centímetros de ancha, tensada entre dos árboles, a una altura variable del suelo.El reto consiste en mantenerse en equilibrio sobre la cinta tensa sin llegar a caer. Los deportistas me decían que la agilidad física no basta para dominar esta disciplina. Según ellos, la atención de la mente es el factor indispensable. En cuanto uno se desconcentra se cae. Es preciso tener un cuerpo en buen estado físico, para gestionar las caídas, pero hay que tener la fuerza mental capaz de concentrarse totalmente en lo que se quiere hacer. Y aprender a mantener o recuperar el equilibrio en todo momento, lo que solo se consigue evitando la menor distracción.Todos coincidían en que, hasta llegar a hacerlo bien, hay que estar dispuesto a caer muchas veces, pero que esas caídas —sobre aquel magnífico césped del parque— nunca eran graves, porque también había que aprender a caer. Y añadían:«Aquí solo funciona el sistema de «ensayo-error». El éxito solo llega al final de muchas pruebas».No resulta sencillo mantener el equilibrio en ningún ámbito de nuestra vida. Ni sobre una estrecha cinta ni sobre la más amplia plaza, avenida o autopista de nuestras relaciones sociales.Tampoco es fácil conseguir el equilibrio religioso: el exceso de celo de algunos puede llevarlos al fanatismo, al proselitismo agresivo e incluso a la inquisición o la guerra santa, mientras que la presunta tolerancia de otros los lleva a la más completa indiferencia frente a las necesidades espirituales más urgentes de su prójimo.Un buen ejemplo de equilibrio entre audacia y cautela es el que muestra Jesús cuando le preguntan sobre el deber de los creyentes de tributar al gobierno. En una respuesta genial de funambulismo religioso, responde: «Denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mat. 22: 21, NVI).Señor, dame tu equilibrio: hazme a la vez decidido y prudente.
Matutina para Adultos | Miércoles 24 de septiembre de 2025 | ¿Qué imagen doy de Jesús?
«Señor, queremos ver a Jesús»
(Juan 12: 21).
El profesor Elías García Martínez, catedrático de la Escuela de Arte de Zaragoza (España), estando de vacaciones como solía en la pintoresca localidad de Borja, realizó a principios del siglo XX una pintura mural de Jesús como ofrenda de devoción para el Santuario de la Misericordia de dicha población. La obra original (de unos 50 x 40 centímetros), plasmada sobre un muro interior de la iglesia, era una simple pero muy bella versión de una estampa popular del Ecce Homo de Guido Reni.Esta modesta obra de arte, realizada al óleo sobre el muro seco y sin imprimante previo, empezó a mostrar antes de cumplir cien años, como era de esperar, signos lamentables de deterioro. Y hubiese pasado desapercibida, de no ser porque una mujer llamada Cecilia, que entonces tenía 81 años, no la hubiese hecho saltar a la fama. Esta intrépida dama, sin contar con los más elementales conocimientos de pintura, intentando buenamente retocar los puntos desconchados del mural, transformó aquel bello rostro de Cristo, en palabras de un corresponsal de la BBC en Europa, en un «esbozo de un mono muy peludo vestido con una túnica de una talla inadecuada».Sin embargo, la fallida restauración se convirtió, gracias a la difusión en X (antes Twitter) y otras redes sociales, en un fenómeno mundial conocido como el Ecce Mono. La información del suceso apareció por primera vez el 7 de agosto de 2012 en la web del Centro de Estudios Borjanos. Pronto otros medios de comunicación se hicieron eco del suceso, que consiguió tal éxito mediático que, al cabo de pocas horas, internet se llenó de versiones humorísticas de la restauración, protagonizadas por personajes famosos, convirtiendo al «nuevo Ecce Homo de Borja» en un icono popular. Todavía hoy miles de personas acuden a fotografiarse junto a la «obra restaurada».Tras una valoración por parte de expertos sobre qué hacer para devolver la deteriorada pintura a su estado original, finalmente cualquier intento de recuperación se ha abandonado por considerar los daños irreversibles.Lejos de mí juzgar la buena intención de la improvisada restauradora de esa imagen de Jesús. Pero soy consciente de que, demasiado a menudo, nuestra torpeza también puede, de manera significativa, convertir en caricatura la imagen de Cristo que damos a los que nos rodean, con nuestros actos, nuestras palabras y nuestro presunto comportamiento cristiano.Señor, dirige hoy todos mis pasos para que nada de lo que haga o diga deforme tanto la imagen de ti que los demás deducen de mi conducta, que contribuya a justificar su indiferencia, su rechazo o sus burlas.
Matutina para Adultos | Martes 23 de septiembre de 2025 | Hay gozo en el cielo
«Les digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento»
(Lucas 15: 7, NBLA).
Cuando escribo estas reflexiones todavía me encuentro bajo el choque de la emoción. Después de más de dos larguísimos meses de tratamiento en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital de nuestra ciudad, esta mañana nuestro amigo Daniel ha sido dado de alta tras una grave hospitalización a causa de la COVID-19. ¡Cuántas oraciones elevadas en su favor, cuantas lágrimas derramadas, cuantas súplicas dirigidas al cielo pidiendo este desenlace!Su esposa nos ha enviado un corto vídeo del momento en que abandonaba esa unidad del hospital en medio de los aplausos y de la alegría de sus cuidadores, todo un equipo de médicos, enfermeras, auxiliares de clínica, ayudantes sanitarios, camilleros, etcétera, que lo han atendido sin cesar día y noche, y hasta han arriesgado sus vidas por ayudarle a recuperar su salud.Un enfermo grave salvado de la muerte, aunque sea temporalmente, es un motivo de gozo indescriptible para sus seres queridos y para todos aquellos que se han visto implicados en su curación. ¡Cuánta mayor no será la alegría en el cielo por cada persona que sale de la infección mortal del pecado para aceptar la vida eterna que Dios nos ofrece en su infinita gracia!El gozo del cielo (expresión preferida por Mateo para referirse a Dios) es el punto central de la parábola. El término traducido aquí por «gozo» (jara), tiene la misma raíz que la palabra para «gracia» (jaris), y que la expresión que se utilizaba para expresar la alegría de saludar a alguien querido (jaire). Se trata pues aquí de un término muy humano, pero que intenta describir el sentimiento inefable de felicidad que Dios experimenta, a su escala, por la alegría de recuperar la compañía de alguien a quien deseaba mucho tener consigo.Se trata, en fin, de la alegría de la salvación conseguida. La oveja perdida ha sido recuperada. No terminará su vida en las fauces del lobo sino en los brazos amantes del buen Pastor, que no dudó en dejar la seguridad del redil y arriesgar su vida para traerla de vuelta a casa.Señor, dame a mí también el gozo de contribuir, por insignificante que sea mi parte, al regreso a ti de algún pecador. Y que nada de lo que haga hoy empañe tu gozo.
Matutina para Jóvenes | Lunes 22 de septiembre de 2025 | Morir como un grano
«Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha»
(Juan 12:24)
En agosto de 2015 tuve el grato honor de predicar en la boda de mi hermano Lewis y mi cuñada Tánifel. Para esa ocasión escogí hablarles de la parábola del sembrador (Mat. 13:3-9). Les expliqué que para disfrutar de un buen matrimonio, deben sembrar la buena semilla todos los días y no dejar nunca de sembrar, pues en el futuro cosecharemos lo que sembramos.¿Te has fijado alguna vez en lo interesantes que son las semillas? Pueden ser diminutas, pero llevan en su interior un gran potencial. Cada semilla puede convertirse en una planta o en un árbol, y para eso tiene que pasar por un proceso difícil y doloroso. Tiene que ser enterrada, tiene que morir, tiene que romper su cáscara, brotar y crecer, resistir el frío, el calor, la sequía y las plagas. Pero al final vale la pena, porque en lo que se convierte la semilla puede dar sombra, adornar, alimentar y sobre todo reproducirse. Una sola semilla puede transformar, con el tiempo, todo un paisaje, puede atraer agua y convertir un lugar desértico en una hermosa pradera. Pero nada de esto es posible mientras es solo una semilla.Algo similar ocurre con cada ser humano. Cada uno de nosotros lleva en su interior un enorme potencial. Tú que me estás leyendo en estos momentos tienes la capacidad de crecer y producir mucho fruto. Dios te creó para que realices grandes hazañas que se traduzcan en amor, servicio, bondad y bienestar para el mundo. Sin embargo, muchas veces, para alcanzar nuestro máximo potencial, tenemos que aprender a morir como una semilla. Sí, los que aspiramos a alcanzar el ideal divino tenemos que estar dispuestos a morir al egoísmo, a las comodidades e incluso a las excusas que a menudo esgrimimos.Jesús es el mejor ejemplo de «morir» para alcanzar una meta. Él, «soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría» (Heb. 12:2). Si deseas realizar un impacto en el mundo, comienza hoy muriendo al yo. Los frutos no se harán esperar.
Matutina para Mujeres | Lunes 22 de septiembre de 2025 | No hay ley contra la paciencia
«Cuando el hombre muere, ¿acaso vuelve a vivir? Mientras tenga que cumplir mi servicio obligatorio,
esperaré con paciencia a que llegue mi relevo»
(Job 14:14, RVC).
Mientras se rasca la piel, las llagas sangran y supuran, y el polvo se adhiere a las heridas formando grandes costras. Lleva así varios días y no sabe por qué le vino esa repentina enfermedad. Ha perdido mucho peso, tanto que se puede ver su esqueleto. Todos dicen que seguramente Dios lo está castigando y él no sabe por cuál pecado se le castiga tan duramente. Pero la enfermedad no es todo, también perdió a sus hijos queridos, por los que siempre ofrecía sacrificios de perdón al Señor. Todo es confuso, todo es incierto. Pero, en medio del torbellino de adversidades en el que se encuentra, Job dice: «esperaré con paciencia». ¿Esperar con paciencia? Eso era algo que su esposa no podía hacer. Ella prefería verlo muerto a seguir sufriendo y, apenas comenzaba la prueba, cuando le sugirió maldecir a Dios. Pero aquello no estaba en los planes de Job. Lo vemos plasmado en sus palabras en el texto de hoy, que encontramos en Job 14:14.La paciencia es una virtud que nos hace falta desarrollar. Job esperaba con paciencia la liberación del Redentor en el cual confiaba. Nosotros, que profesamos hoy esperar la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, no deberíamos perder la paciencia con facilidad. Si comparamos la paciencia de acero de Job con la nuestra, tendríamos que decir que nuestra paciencia es de vidrio, pues se rompe con mucha facilidad. El objetivo del enemigo, al tocar a Job, era precisamente que perdiera su paciencia y renegara de Dios, pero no lo logró. Hoy, ese testimonio poderoso nos da una maravillosa lección de vida. No te impacientes ante las pruebas, no te desesperes durante la espera de la liberación.El objetivo del enemigo sigue siendo el mismo para ti y para mí. No le des el placer de alejarte de Dios. Satanás no tuvo el gusto de ir a decirle a Dios que Job había perdido la paciencia. Él había apostado que Job blasfemaría y renegaría de su fe, pero perdió. No te vayas de la iglesia «por culpa de otros». No niegues tu fe por quedar bien con otros. Soporta con paciencia, corre con paciencia, espera con paciencia. La buena noticia es que Dios te dará una gran recompensa.
Matutina para Adultos | Lunes 22 de septiembre de 2025 | Es necesario alegrarnos
«Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado»
(Lucas 15: 31-32).
Tristemente la parábola del hijo pródigo no se termina en la reconciliación entre el hijo menor y su padre: lo hace revelando, con sumo realismo, la tensión rencorosa y distante contra el padre de su hijo mayor. En la sala de fiestas se celebra el arrepentimiento y la reconciliación; afuera en las tinieblas se palpa el resentimiento y la ira.Desbordante de gozo, el padre sale en busca de su hijo mayor, para compartir con él su alegría por la salvación del hermano perdido. Centrado en sí mismo, el hijo mayor se encierra en la amargura de su odio y se niega a franquear aquella puerta tras la que reinan la alegría y la luz.Y allí, en el umbral de la casa paterna, en el mismo lugar de donde acaba de salir al encuentro de su hijo menor, el padre tiene que salir también a buscar a su otro hijo.Pero esta vez no hay abrazo. De un gesto brusco el hijo aparta al padre. Y como un reproche largo tiempo reprimido, espeta:—Tantos años que te vengo sirviendo sin desobedecerte jamás, y tú nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. Y ahora que vuelve este hijo tuyo que ha derrochado tus bienes en prostitutas, matas para él el ternero cebado.La confesión está hecha: «Yo no puedo sentirme hijo tuyo porque siempre te he visto como un tirano».Mientras su hermano consideraría un privilegio ser aceptado como esclavo, él se queja de haber sido tratado como tal. Si el pequeño exigió al padre: «Dame mi dinero y seré feliz»… el mayor le reprocha: «Nunca me has dado nada. Nunca he sido feliz, por tu culpa». Cifrando su felicidad en lo que esperaba recibir, su visión egocéntrica de la existencia se frustra con sus deseos insatisfechos: «No quiero nada tuyo» (vers. 29).Pero el padre, con el mismo amor con que había abrazado al pequeño, extiende también sus brazos al mayor:—Hijo mío. ¡Si tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo! ¿Cómo no iba a alegrarme si este hermano tuyo, que ya daba por muerto, ha vuelto a vivir?Padre, ¡cuántas veces, como el hermano mayor, he conseguido antes agravar tu sufrimiento que potenciar tu alegría! No quiero volver a amargarte la fiesta. Deseo contribuir a tu gozo alegrándome por cada pródigo que regresa al hogar.
Matutina para Jóvenes | Domingo 21 de septiembre de 2025 | El calamar luciérnaga
«Porque el mismo Dios que mandó que la luz brotara de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios que brilla en la cara de Jesucristo»
(2 Cor. 4:6)
¿Sabías que existe un animal que puede producir su propia luz incluso en la más abyecta oscuridad? Se llama «calamar luciérnaga» (Watasenia scintillans), una especie de calamar que vive en las profundidades del océano, entre 200 y 400 metros de profundidad. Este pequeño cefalópodo tiene cientos de órganos luminosos que le permiten emitir destellos de luz de diferentes colores para comunicarse, camuflarse o atraer a sus parejas. Su luz es tan potente que puede confundir a sus depredadores y escapar de ellos.Aunque la capacidad del calamar luciérnaga es una maravilla de la naturaleza, la luz que irradia es limitada y temporal. Por el contrario, la Biblia señala que la luz de Dios es eterna e infinita. Más aún, él es luz (1 Juan 1:5). Y el Dios de luz, el mismo que fue capaz de ordenar que la luz brotara de la nada (Gén. 1:3), a menudo se presenta derramando su luz sobre los seres humanos (Juan 1:9). Por supuesto, en las Escrituras, «oscuridad» es sinónimo de pecado y perdición; mientras que «luz» es sinónimo de bien, de salvación y de liberación. Fíjate cómo Isaías profetiza la primera venida de Jesús utilizando estos dos símbolos: «El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas» (Isa. 9:2).Hoy, el mismo Dios que nos ha iluminado, nos dice: «Ustedes son la luz del mundo» (Mat. 5:14). Pablo explica que la razón por la que Dios no solo nos «ilumina», sino que también nos convierte en luminarias es para que nosotros «podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios» (2 Cor. 4:6).Sí, tú y yo somos «la luz del mundo», pero no somos como el calamar luciérnaga, que usa su luz solo para beneficiarse a sí mismo. Nosotros, siguiendo el ejemplo de nuestro Dios, hemos de alumbrar al mundo, «para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo» (Mat. 5:16).
Matutina para Mujeres | Domingo 21 de septiembre de 2025 | No hay ley contra la paz
«Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón.
Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar.
Así que no se angustien ni tengan miedo»
(Juan 14:27).
Cada 21 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Paz, con el fin de fortalecer la paz entre todas la naciones. Pero, ¿cuál paz? «Mi paz les doy», no era cualquier tipo de paz. Jesús nos dejó su propia paz. La palabra griega usada aquí para paz es eirene y es la misma que en el hebreo se traduce como shalom. Es también la misma que Jesús les dice a sus discípulos en Juan 20:19 después de su resurrección.Los apóstoles se habían reunido en un solo lugar y tenían las puertas cerradas porque tenían miedo que los judíos los mataran, como habían hecho con Jesús tres días atrás. En ese momento de angustia, de miedo, de preocupación, de inseguridad y de un futuro incierto, Jesús se aparece y le dice: «¡Paz a ustedes!». Cierto día, recibí una nota de una compañera de clases a quien le desagradaba mi presencia. Entre otras cosas, la nota decía, : «Espero que llevemos la fiesta en paz». No entendí muy bien en ese momento, pero, sin duda, no es ese tipo de paz la que Jesús quiere que tengamos.En la actualidad, la ansiedad se ha convertido en una potente enfermedad que aqueja aun a profesos cristianos. La incertidumbre ante el futuro, el miedo a la muerte, el temor a la pérdida y la angustia ante el fracaso, son factores que están quitando, tanto a hombres como a mujeres, la paz que Jesús nos dejó. Al sacar la paz de nuestra vida y sustituirla por todos esos temores, el enemigo tiene un arma certera para decirle a Dios: «Tus hijos no confían en ti, viven preocupados y miedosos ante el futuro». Si no gozamos de esa paz, no estamos viviendo el «fruto del Espíritu».Shalom encierra una paz interior que puede sentir el cristiano que está pasando por una crisis difícil. Es ese tipo de paz que el Señor quiere que experimentemos quienes decimos creer en él. No hay miedo ante el futuro, no hay temor ante las pruebas. La buena noticia es que, si a pesar de tu fe, estás pasando un momento en el cual tu corazón está turbado y tiene miedo, hoy puedes mirar al cielo y oír a Jesús decirte: «¡Paz a ti!».
Matutina para Adultos | Domingo 21 de septiembre de 2025 | «No nos sigue»
«»Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue, y se lo prohibimos porque no nos seguía». Pero Jesús les dijo: «No se lo prohibáis porque […] el que no está contra nosotros, por nosotros está»»
(Marcos 9: 38-40).
¡Qué difícil es aceptar, para algunos, que no tienen la exclusiva en el reino de Dios! ¡Que Dios hace crecer a su pueblo (¿sobre todo?) fuera de nuestros templos! Todos nos forjamos estereotipos sobre los demás, que suelen alejarnos de ellos. A veces hasta llegamos a pronunciar frases despectivas que revelan un grave desconocimiento de la espiritualidad y de la religión del otro, que ponen de manifiesto nuestra falta de sensibilidad siendo que, como cristianos, deberíamos mantener siempre nuestros brazos abiertos a todos, sin importar su procedencia o sus ideas.Yo entiendo la educación como un acto de aprendizaje de la comunicación, y que su fin último es conocernos para respetarnos mejor, es decir, conocernos para amarnos. Pero siempre antes de conocer existe un desconocer. Cuando nos instalamos en el desconocimiento y argumentamos desde él, para nosotros la luz de la fraternidad cristiana aún no ha amanecido y la noche del prejuicio todavía nos encierra en sus tinieblas.Este pasaje del evangelio nos enseña a derribar barreras y desechar estereotipos. A cultivar procesos comunicativos en los que reconozcamos a todos como auténticos hermanos, candidatos a la vida eterna. A compartir vivencias que enriquezcan las vidas de los unos y de los otros, y que trasciendan y perduren eternamente.Encontré muy inspirador un poema atribuido a Teresa de Calcuta que dice, en resumen, que la verdadera obra a favor del prójimo (ya se trate de nuestros hijos, de nuestros alumnos, o de las personas con las que compartimos el evangelio) es:«Enseñar a volar, aunque no vuelen tu vuelo. Enseñar a soñar, aunque no sueñen tus sueños. Enseñar a vivir, aunque no vivan tu vida. Sin embargo… en cada vuelo, en cada sueño, en cada vida, perdurará siempre la huella del camino enseñado».Ante el «no nos sigue» de Juan, Jesús nos recuerda que no se trata de conseguir a toda costa que los demás sigan nuestro camino, acepten nuestra verdad, o compartan nuestra vida, sino que sigan a Aquel que es «el camino, la verdad y la vida» (Juan 14: 6).Lo importante no es si nos siguen a nosotros o no. Lo que importa es que le sigan a él.Señor, enséñame a respetar a los que honestamente te siguen de otra manera que yo, y a amarlos como los amas tú.
Matutina para Jóvenes | Sábado 20 de septiembre de 2025 | Saber adónde dirigirse
«Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos»
(Sal. 25:4)
Permíteme confesarte algo antes de comenzar la meditación de hoy: No me gusta conducir. De hecho, casi siempre que me toca manejar a algún lugar nuevo, y a algunos lugares poco conocidos, utilizo la ayuda del GPS, ese novedoso invento que casi todos tenemos en nuestros teléfonos y que nos ayuda a encontrar el mejor camino y evitar los extravíos. Pero durante la mayor parte de la historia de la humanidad, los viajeros y navegantes tuvieron que valerse de otros instrumentos para orientarse.Uno de los artefactos más útiles es sin duda la brújula, un instrumento que utiliza una aguja imantada para señalar el norte magnético terrestre. La brújula fue creada en China, aproximadamente en el siglo XI, con el fin de determinar las direcciones en mar abierto. Desde entonces, ha sido utilizada por marineros, exploradores y aventureros de todo el mundo.Ser capaces de encontrar el camino correcto es sumamente importante en nuestra experiencia diaria, tanto en el sentido literal como figurado. Algunas de las preguntas más comunes entre los jóvenes son: ¿Cómo puedo diferenciar el bien del mal? ¿Cómo puedo orientarme moralmente en medio de tantas opiniones y criterios diferentes? ¿Cómo puedo encontrar mi lugar y mi camino en este mundo?La buena noticia es que tú y yo contamos con un instrumento mucho mejor que la brújula y más efectivo que el GPS para ubicarnos en el plano moral. Me refiero, por supuesto, a la Palabra de Dios, la Biblia. En ella podemos encontrar la voluntad de Dios para nuestra vida, así como sabios consejos para todo tipo de situaciones. Mediante su lectura podemos adquirir la sabiduría necesaria para discernir entre el bien y el mal (Sal. 119:130). En sus páginas también podemos encontrar el conocimiento necesario para escoger el camino correcto en esta vida (Sal. 119:29).Si por alguna razón sientes que has estado tomando malas decisiones, hoy te invito a recalibrar tu consciencia para que esté en armonía con la Palabra de Dios. Para eso solo tienes que cultivar el hábito de leer las Escrituras cada día y orar para que el Espíritu Santo te indique cómo aplicar su verdad a tu vida. También te invito a confiar en Dios y seguir sus consejos sin importar lo que puedan sugerirte tus sentimientos o las opiniones de los demás. Busca hoy la dirección divina y continúa con fe tu viaje por esta vida. Así, aunque vengan tormentas siempre sabrás adónde dirigirte.
Matutina para Mujeres | Sábado 20 de septiembre de 2025 | No hay ley contra el gozo
«Si en tu ley no hallara mi regocijo, la aflicción ya habría acabado conmigo.
Jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has devuelto la vida»
(Salmos 119:92-93).
¿A dónde iríamos sin las promesas divinas? ¿Qué sería de nosotras, en nuestros momentos de aflicción, si no tuviéramos a quién acudir? Sin duda que, como se expresa en el texto de hoy, la aflicción ya nos habría acabado. La madrugada del 23 de diciembre de 2003, en Palau, Micronesia, el pastor Ruimar Duarte DePaiva, su esposa Margareth y su hijo fueron cruelmente asesinados. Ellos servían a Dios como misioneros en aquel lugar. La hija menor, Melisa, fue secuestrada para luego ser estrangulada y lanzada a un barranco. Por la gracia de Dios, Melisa no murió. La madre del pastor asesinado visitó al homicida en la cárcel y le dijo que el Espíritu Santo podía sanar su mente, si él lo permitía, y que quería verlo en el Cielo junto con su hijo, su nuera y su nieto. Al ofrecerle el perdón, Rut DePaiva recobró el gozo de vivir. Melisa también encontró el gozo de seguir sirviendo a Dios aferrada a las promesas divinas.De la ley de Dios emanan maravillosas promesas que están cargadas de vida. Seguir los mandamientos de Dios nos trae gozo aún en medio del dolor y la tragedia. Quien está afianzado en el trono de Dios, pasará victorioso por en medio de la prueba y saldrá más firme, más fuerte y más purificado para el encuentro glorioso con su Señor. «Me has devuelto la vida», dice el salmista y sé que lo dice con sinceridad, pues la ley de Dios es vida para quien ha pasado por el valle de sombra y de muerte. Si vivimos siempre tristes por los embates de la vida, el enemigo se gozará, pues sabe que tiene otra prueba en nuestra contra para presentar ante Dios ya que la tristeza no proviene del Espíritu Santo.Querida amiga, no sé cual haya sido tu momento más doloroso, pero quiero recordarte, con la promesa del texto bíblico de hoy, que la tristeza no puede acabar contigo si le permites al Señor que te devuelva la vida y el gozo de vivir. La buena noticia es que lo hizo con el salmista, lo hizo con Rut y Melisa, lo hizo conmigo y lo hará contigo hoy.
Matutina para Adultos | Sábado 20 de septiembre de 2025 | Como gentil y publicano
«Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tú y él solos; si te oye, has ganado a tu hermano. Pero si no te oye, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oye a ellos, dilo a la iglesia; y si no oye a la iglesia, tenlo por gentil y publicano»
(Mateo 18: 15-17).
Podría deducirse de este texto que, al final, todo tiene un límite. Hasta la paciencia divina llega a un término para el que ya no caben más plazos. Sin embargo, ese no parece ser el sentido de estas palabras de Jesús. Nada más lejos de la realidad, en su ministerio, que la exclusión por sistema. ¿Qué significa, en labios de Jesús, tener a alguien por «gentil y publicano»? ¿Excomulgarlo de nuestra comunidad? ¿Excluirlo de nuestro círculo de relaciones? ¿Relegarlo a nuestra indiferencia definitiva?Esta expresión está tomada del lenguaje común de los judíos de la época para designar a un extranjero que no formaba parte del pueblo de Israel. Con el fin de no contaminarse por el contacto, algunos judíos evitaban a toda costa tener relaciones cercanas con no judíos.Pero una actitud de este tipo no parece muy compatible con las actitudes de las que Jesús nos dio ejemplo a lo largo de toda su vida. Jesús, al contrario, nos mostró muy repetidas veces cómo tratar a gentiles y publicanos.¿Cómo trató Jesús a no creyentes y a pecadores notorios, esos de los que habla en el texto que nos ocupa? Los relatos de los Evangelios nos muestran que los trató con más compasión, misericordia y acogida, si cabe, que a sus propios discípulos. Porque lo necesitaban más. Así que, para Jesús, al hermano descarriado, que se equivoca, que nos ofende, desorientado, confundido, y que es incapaz de atender a razones, tras intentarlo todo hay que tratarlo como a alguien a quien deseamos atraer a Dios, es decir, con más compasión, con más paciencia y con más amor, si cabe, que a nuestros propios hermanos.Alguna vez me he encontrado en el grupo de los excluidos. Sé bien lo que se siente, y lo que se necesita en esos momentos. No es más exclusión, aislamiento o indiferencia. Es, más bien, comprensión, compañía y acogida.Pues bien, ahí va el consejo de Jesús: «Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes; porque en eso se resumen la ley y los profetas» (Mat. 7: 12, DHH).Dame, Señor, el amor que necesito con los que parecen alejarse de ti.
Matutina para Jóvenes | Viernes 19 de septiembre de 2025 | Una ciudad maravillosa
«En este mundo no tenemos una ciudad que permanezca para siempre, sino que vamos en busca de la ciudad futura»
(Heb. 13:14)
Mi viaje a Nueva York fue la realización de un sueño largamente acariciado; sin embargo, la realidad que encontré distó considerablemente de las deslumbrantes imágenes cinematográficas. En lugar de sumergirme en la ciudad bajo el manto blanco y festivo de la Navidad, me encontré enfrentando el ardiente calor del verano. En vez de recorrer los lujosos rascacielos de la Quinta Avenida, mi travesía se centró en la imperiosa necesidad de vender libros para financiar mis estudios universitarios. Nueva York dejó de ser un escenario de película, transformándose en mi desafío cotidiano durante los meses del verano.Este contraste entre las expectativas y la realidad me invita a reflexionar sobre las ciudades que erigimos en nuestras mentes y corazones. ¿Con cuánta frecuencia anhelamos un escenario perfecto, solo para enfrentarnos a la cruda verdad de las circunstancias? Así como Nueva York no se alineó con mis fantasías, nuestras vidas a menudo nos desafían de maneras imprevistas.Ahora bien, la Biblia nos presenta la visión de una ciudad celestial, una urbe construida directamente por las manos de Dios. Se describe como una ciudad con fundamentos sólidos, donde el Señor es el arquitecto y constructor. Este lugar va más allá de las brillantes luces de Times Square o los imponentes rascacielos de Manhattan; es una morada eterna, un sitio que no dejará insatisfecho a nadie. Juan pinta esta ciudad con estas elocuentes palabras: «Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido» (Apoc. 21:2). Y a renglón seguido se nos explica que en esa ciudad «ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir» (vers. 4). Tú y yo estamos invitados a vivir en esa ciudad diferente, una ciudad con los fundamentos eternos, planeada y construida por Dios para cada uno de nosotros.Al comparar mi experiencia terrenal con la promesa de esta ciudad celestial, encuentro consuelo y ahora soy más consciente de que «en este mundo no tenemos una ciudad que permanezca para siempre, sino que vamos en busca de la ciudad futura» (Heb. 13:14). Allí tendremos una sociedad nueva, una tierra majestuosa y una permanente comunión con nuestro Dios. ¿No te gustaría viajar a esa ciudad?
Matutina para Mujeres | Viernes 19 de septiembre de 2025 | Contra tales cosas no hay ley
«El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley»
(Gálatas 5:22-23, RVC).
Hablar de «el fruto» no es lo mismo que hablar de «los frutos». Un fruto es singular, solo uno. Mientras que frutos refiere a varios, ya sea de la misma o de diferentes especies. Entonces, ¿cómo es que se nombran nueve virtudes para el fruto del Espíritu? Déjame poner un ejemplo.Cierto día, mientras íbamos de viaje, a la orilla de la carretera, vi una pila de frutos grandes de color amarillo, verde o café, no sé exactamente cual sobresalía más. Nunca antes lo había visto y pregunté a mi esposo cuál era aquel fruto. Me dijo que se llamaba jaca o yaca. Luego supe que se da en Nayarit y en Martínez de la Torre, Veracruz. Este fruto tiene una característica muy particular: al paladar sabe a muchas otras frutas, como el plátano, mango, piña, melón, naranja y papaya. Son muchas frutas pero es un único fruto.Lo mismo sucede con el fruto que el cristiano debe dar al mundo después de recibir el Espíritu Santo. Cuando se dice que contra tales cosas no hay ley, quiere decir que no hay ninguna condenación para el que tiene todo ese conjunto de virtudes que conforman el fruto del Espíritu Santo. El enemigo no puede acusar a ningún hijo de Dios de quebrantar su ley, si este último vive con todas las cualidades del Espíritu Santo. El primero que se presenta es el amor,una virtud tan degradada por el mundo en su significado. Amor es mucho más que enamoramiento, es mucho más que el deseo sexual. El verdadero amor no se vive únicamente por los amigos sino también por los enemigos (Mateo 5:43). Aquí es donde muchos no pasamos el examen, porque el verdadero amor no es un sentimiento, es una persona. Necesitamos entender que si no amamos de verdad, el enemigo tiene pruebas para acusarnos ante el trono de Dios.Querida amiga, si no sabes cómo desarrollar el verdadero amor, te invito a contemplar escrupulosamente la vida de Jesús en los evangelios y centrar afanosamente tu atención en las escenas de su muerte. Hallarás en Jesús la máxima representación del verdadero amor. Imitarlo es nuestra tarea y él está dispuesto para ayudarnos a alcanzar ese objetivo. Contra el amor, no hay ley.
Matutina para Adultos | Viernes 19 de septiembre de 2025 | Perdidos y encontrados
«Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido»
(Lucas 19: 10).
El 2 de mayo de 2016 una sobrina de Miguel R., un querido amigo nuestro, salió de excursión en un barquito con unos compañeros de trabajo a visitar unos puntos de interés turístico de la costa de la isla malasia de Balambangan. Aunque el mar estaba un poco agitado, las condiciones climatológicas eran buenas y pensaban estar de regreso en un par de horas.Marta y David, los dos jóvenes españoles de la expedición, solo llevaban unos meses en Borneo (Malasia), empleados en un complejo hotelero, donde trabajaban en la gestión y el mantenimiento respectivamente. Al parecer, al poco de salir de la isla, el motor del barco falló y la embarcación naufragó, quedando a la merced de las corrientes marinas. Como carecía de GPS, de radio y de balizas de emergencia, fue arrastrada a la deriva muy lejos de su rumbo inicial.Al pasar el tiempo sin ninguna noticia, la desaparición de estos jóvenes disparó las alarmas de varias hipótesis, entre otras, la de que hubiesen sido secuestrados por terroristas. Y allí empezó una tremenda operación de búsqueda.Tras mucha oración y una afanosa movilización de medios, los jóvenes fueron encontrados con vida el 12 de mayo de 2016 a bordo de un pesquero vietnamita después de diez angustiosos días perdidos en el mar, sin alimentos, sin agua, sin radio, sin nada. Nuestro amigo Miguel, controlador aéreo que había volado a Malasia en busca de su querida sobrina, no encontraba palabras para describir su alegría al poder abrazarla de nuevo.El gobierno español agradeció al de Malasia el esfuerzo dedicado a buscar a los desaparecidos: en las operaciones habían llegado a participar nueve buques, tres aviones, un helicóptero y un grupo de buceadores. El ministro García- Margallo declaró, conmovido: «Creo que no se ha podido hacer un esfuerzo mayor».Eso es lo que podemos decir también, aun con más razón, de la inmensa operación de rescate llevada a cabo por Jesús de Nazaret, venido a este mundo para «buscar y salvar lo que se había perdido». No podía haber hecho un sacrificio mayor en nuestro favor (ver Fil. 2: 5-7).Para nosotros es un honor saber que la continuación de esta gran operación de salvamento la ha confiado a sus seguidores. Porque ¡cuántos seres humanos se encuentran también perdidos y sin rumbo, náufragos de sus propios problemas, sin hallar cómo orientarse, arrastrados por su propio infortunio hacia una muerte segura!Señor, deseo trabajar en tu equipo para seguir buscando a personas a quienes tú viniste a salvar.
Matutina para Jóvenes | Jueves 18 de septiembre de 2025 | Células madre
«Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo»
(Tito 3:5, NVI)
Cuando mi esposa estaba embarazada tuve la oportunidad de ver, poco a poco y por medio del ultrasonido, cómo se formaba el cuerpecito de mi bebé: sus manos, pies, su cabeza y sus órganos internos. La formación de los tejidos y órganos del cuerpo humano, así como la reparación que el cuerpo realiza después de una herida, es posible gracias a un conjunto de células únicas llamadas «células madre». Estas células tienen la increíble capacidad de generar células especializadas, como las de la piel, los músculos, los nervios o los huesos. Son las «células maestras» del cuerpo. Gracias a ellas, el cuerpo tiene un poder regenerativo increíble. Puede curarse a sí mismo, reemplazar las células dañadas y adaptarse a los cambios.¿Te sorprendería si te digo que las células madre tienen una contraparte en el ámbito espiritual? En el versículo de hoy, el apóstol Pablo señala que el Espíritu Santo tiene el poder de regenerarnos internamente.La palabra griega que Pablo usa para describir esta acción es «paliggenesia», que significa «nuevo nacimiento» o «renacimiento». Dicho vocablo describe la obra sobrenatural de Dios en el corazón de una persona que cree en Jesucristo como su Salvador y Señor.Pablo enfatiza que la regeneración es un don de la misericordia de Dios, y no un resultado de nuestras obras. El apóstol también señala que la regeneración implica dos aspectos: el «lavamiento» y la «renovación». El «lavamiento» alude a la limpieza de nuestros pecados por la sangre de Cristo. Es decir, que Dios puede y quiere deshacerse de nuestros errores pasados y de la culpa que a menudo los acompaña. Él «arroja nuestros pecados a las profundidades del mar» (Miq. 7:19). La segunda palabra, «renovación», se refiere al cambio de nuestro ser interior que nos transforma a la imagen de Cristo. Dios no solo perdona nuestros errores pasados, sino que también nos da una nueva mente, un nuevo corazón y un nuevo propósito.Si al leer estas líneas tu corazón todavía lucha para sanar las heridas del pasado, quiero decirte que el Espíritu Santo desea entrar hoy en tu vida y regenerarla. No importa cuál haya sido tu pasado ni cuán oscuro parezca tu futuro, Dios pone a tu disposición su poder infinito para regenerar, lavar y renovar tu vida hoy. ¿Lo aceptarás?
Matutina para Mujeres | Jueves 18 de septiembre de 2025 | Bonita pero sin fruto
«El jardinero respondió: ‘Señor, dale otra oportunidad. Déjala un año más, y le daré un cuidado especial y mucho fertilizante. Si el año próximo da higos, bien. Si no, entonces puedes cortarla’ »
(Lucas 13:8-9).
La higuera es muy mencionada a lo largo de toda la Escritura. La encontramos en el Génesis, en el mismo huerto del Edén, es decir, hecha por el Creador para un propósito. Sus hojas sirvieron en aquel entonces para cubrir la vergüenza de la primera pareja después que, por el pecado, su desnudez quedara al descubierto. (Génesis 3:7). También encontramos a la higuera usada en una parábola donde se resalta su humildad y su cuidado por la dulzura de sus buenos frutos (Jueces 9:11). El registro bíblico afirma que la higuera fue el sustento de la tribu de Judá y los israelitas durante el reinado de Salomón (1 Reyes 4:25). Por último, encontramos una higuera en tiempos de Jesús que, a pesar de sus frondosas hojas, no tenía un fruto que el hambriento Maestro pudiera comer. Esto lo enojó al grado de maldecir la higuera y la bonita planta se secó.¿Por qué sucedió esto? Debido a sus hojas, tan grandes y atractivas, era seguro que la higuera proveería un fruto sustentable. Jesús se sintió realmente chasqueado al no encontrar frutas para satisfacer su hambre. ¿No sucede así en muchos corazones? Por fuera, son hermosas higueras que aparentan llevar frutos, pero, en realidad, carecen de ellos. «Jesús vio su iglesia, semejante a la higuera estéril, cubierta de hojas de presunción y, sin embargo, carente de rica fruta. Se observaban con jactancia las formas de la religión, mientras que faltaba el espíritu de verdadera humildad, arrepentimiento y fe, que es lo único que podía hacer aceptable el servicio ofrecido a Dios».Una vida estéril es aquella que no lleva fruto. Es aquella que hace alarde de su Dios y su religión pero que, por dentro, es un pozo hueco. Sin el fruto del Espíritu en nuestra vida, pronto seremos cortadas como la higuera de la parábola a la que Jesús hizo referencia. La buena noticia es que él es el viñador; nos cuida con tierno amor, nos provee lo necesario y nos da una nueva oportunidad para dar frutos. Pidamos a Dios ser higueras bonitas, con hojas frondosas, pero que lleven frutos que puedan saciar el hambre de un corazón necesitado. En los siguientes días veremos en qué consiste llevar fruto.
Matutina para Adultos | Jueves 18 de septiembre de 2025 | Si tú lo pides, echaré la red
«Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca hacia aguas más profundas y echen allí las redes para pescar». «Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —contestó Simón—. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes»»
(Lucas 5: 4-5, NVI).
En aquellos tiempos ser pescador en Capernaúm era vivir encadenado a una monótona sucesión de noches faenando y de días pugnando con el fugitivo sueño. Para Simón era seguir enredado en una rutina cuyo único aliciente era la captura nocturna con que mantener a la familia. No conseguir nada en toda la noche en ese pequeño lago constituía una verdadera tragedia familiar.Pero entonces y hoy Jesús tiene un plan mejor para quien acepta seguirle. A su indicación, a pesar de encontrarse en pleno día, contra toda lógica, Simón vuelve a echar las redes como tantas veces esa noche. Y al ir a levantarlas… rebullen con una captura increíble. La mejor que había imaginado nunca.El desconcertado pescador descubre así, como podemos descubrir también nosotros, que una sola hora con Jesús vale más que toda la vida sin él. Que seguir sus indicaciones es una garantía segura de bendiciones insospechadas.Ahora que Simón tiene un atisbo de lo que Dios está dispuesto a hacer por él, Jesús le dirige una inesperada invitación:«Si me sigues, yo haré de ti un magnífico pescador de hombres».Aquel que lee los corazones, le promete algo insólito, capaz de colmar sus mayores ilusiones. Algo que daría por fin sentido pleno, dirección y propósito, a su vida mediocre. Porque lo de pescar hombres, con las redes del amor y en un mar sin orillas, es colaborar con Jesús en la insuperable misión de llevar esperanza al mundo, transformando los corazones y abriéndolos a la solidaridad fraterna uno a uno.Simón intuye con acierto que lo que le espera siguiendo al Maestro vale mucho más que todo lo que deja. Y acepta su increíble invitación. Acierta, porque hay una diferencia abismal entre la incierta satisfacción de ganarse la vida, aunque sea bien (capturando peces o de cualquier otro modo), y el gozo supremo de guiar a seres humanos hacia el reino de Dios. Esa invitación sigue en pie para todos los que deseen formar parte del equipo de Jesús. Junto con lo que nos pide, nos da las capacidades para realizarlo. Hacer mi parte en la misión es actuar como Simón.Señor, sé que si me aceptas en tu equipo es porque vas a capacitarme para todo lo que me pidas. Si tú vas conmigo, pídeme lo que quieras.
Matutina para Jóvenes | Miércoles 17 de septiembre de 2025 | No lo dejes para mañana
«Vivan como sabios, no como necios; aprovechen bien cada oportunidad».
Efesios 5: 15-16, NBV
En su libro Mejores decisiones, menos lamentos Andy Stanley plantea que «tus decisiones son lo único que puedes controlar en la vida, lo cual significa que tus decisiones son la manera en que controlas tu vida […]. La buena noticia es que tú decides, pero tomas una decisión a la vez porque tú escribes la historia de tu vida, una decisión a la vez». Siendo ese el caso, ¿no crees que debemos detenernos en cada punto de la toma de decisiones y considerar la historia que queremos contar?O, dicho de otro modo, deberíamos considerar qué historia queremos que se cuente sobre nosotros.Una historia bíblica que nos puede ayudar a comprender mejor el tema de las decisiones, y el tiempo correcto para tomarlas, es la del faraón y las ranas. La encontramos en Éxodo 8. El faraón, hastiado por la plaga de ranas, buscó un alivio inmediato y, ante la pregunta de Moisés: «Dime cuándo quieres que yo le pida por ti, […], para que las ranas se alejen de ti» (Éxodo 8: 9), el monarca le pidió a Moisés que orara a Dios al día siguiente (vers. 10). La decisión del faraón es un ejemplo de mediocridad y conformismo. Pudiendo haber obtenido una respuesta inmediata, optó por pasar una noche más con las ranas.Lo más lamentable es que la conducta del faraón se repite a diario en la vida de miles de personas. Cada día más de uno de nosotros pospone las decisiones más importantes, las espirituales. Teniendo a nuestro alcance un Dios que desea ayudarnos hoy, preferimos pasar la mayor parte de nuestras vidas rodeados de las ranas del miedo, la indecisión y la inseguridad. Creemos que «mañana» es el mejor día para ocuparnos de nuestra salvación y en el proceso olvidamos las palabras del Señor: «Escuché tu clamor en tiempo favorable, y en día de salvación te socorrí».Ahora mismo es el tiempo favorable de Dios; hoy es el día de la salvación» (2 Corintios 6: 2, NBV).Tus decisiones escriben tu historia y hoy es el mejor día para tomar las decisiones más importantes. No sigas rodeado de las mismas ranas de ayer. Decide hoy aceptar la ayuda de Dios.
Matutina para Mujeres | Miércoles 17 de septiembre de 2025 | Se tuerce el privilegio
» Los reunió a todos, junto con otros que trabajaban en oficios similares y les dirigió las siguientes palabras: ‘Caballeros, ustedes saben
que nuestra riqueza proviene de este negocio’ »
(Hechos 19:25).
Al propagarse la noticia en Europa de que en América había una tierra donde cada uno disfrutaba del producto de su trabajo y podía ser fiel a sus convicciones de conciencia, miles decidieron emigrar al Nuevo Mundo. Las colonias crecieron y se convirtieron en estados poderosos. La Biblia era considerada como fuente de sabiduría y la enseñaban en las escuelas, hogares e iglesias. Los resultados de poner la Biblia como base de la fe pronto dieron sus frutos. La armonía que se vivía en aquel lugar era sin igual. No había borrachos, mendigos ni personas lanzando blasfemias.Todo marchaba maravillosamente en paz, hasta que un grupo creciente de personas comenzaron a llegar por motivos equivocados. Movidos por la avaricia y la esperanza de obtener ventajas terrenales, se unieron a la iglesia sin estar realmente convertidos, ya que era requisito para poder tener voz, voto y trabajo en el gobierno. Así habían conservado la paz los primeros colonos. No obstante, ahora se estaba corrompiendo el fin de la iglesia. Muchos se sumaron a la iglesia sin haber experimentado el poder regenerador del Espíritu Santo. Esto es un recordatorio de que la iglesia y el estado no pueden ir de la mano.En el tiempo de los apóstoles también existieron personas que usaron su religión como trampolín para sacar ventajas financieras. Tal es el caso de Demetrio quien ganaba mucho dinero haciendo templos para Diana. Otro caso lo encontramos en Simón, quien estaba dispuesto a pagar una suma de dinero con tal de que él también tuviera el poder de otorgar el Espíritu Santo: motivos equivocados (Hechos 8:18). En la actualidad encontramos corazones que firman su voto bautismal con la expectativa de recibir algún beneficio. Retribuciones terrenales tales como una despensa, un cargo, ayudas económicas, descuentos en escuelas de iglesia, entre otras, son razones equivocadas para ser parte de una congregación. Lo único válido ante el cielo para formar parte de la familia celestial, es la transformación obrada por el Espíritu Santo.Querida amiga, si estás pensando unirte a las filas del Señor, hazlo por los motivos correctos. Si ya eres parte, quédate por los motivos correctos. La buena noticia es que hoy el Espíritu Santo puede quitar de nuestro corazón los motivos equivocados si se lo pedimos.
Matutina para Adultos | Miércoles 17 de septiembre de 2025 | Discípulas
«Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Lo acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que ayudaban con sus bienes»
(Lucas 8: 1-3).
Desde el principio, Jesús se acompaña de hombres y mujeres que le siguen. De discípulos que él forma para que, tras su partida, continúen su obra. Aunque no se habla mucho de ellas, en su equipo no podían faltar mujeres, ya que, a fin de cuentas, representan, entonces y ahora, el sector más numeroso del género humano.Jesús sabía que, sin ellas, al evangelio le hubiese faltado precisamente la voz del mayor contingente de candidatos a la salvación. Nadie mejor que ellas para comprender las necesidades de otras mujeres, sus frustraciones, sus problemas y sus ilusiones. Nadie mejor para expresar el evangelio en su propio lenguaje, para traducir su experiencia espiritual con la sensibilidad que les es propia, y poder comunicar a otras mujeres los mensajes de un Dios de quien solo habían oído hablar en categorías masculinas.Y así, la primera persona misionera en país extranjero sería una mujer: la samaritana, una predicadora de éxito fulgurante. Así lo especifica el evangelista Juan, que fue testigo ocular de aquella primera conversión masiva al cristianismo: «Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer» (Juan 4: 39).Mujeres, encabezadas por «María Magdalena y la otra María» (Mat. 28: 1) fueron también las primeras que recibieron el encargo de proclamar la increíble noticia de que Jesús había resucitado, empezando por sus propios discípulos. El texto dice que «el ángel dijo a las mujeres: «[…] Jesús, el que fue crucificado, no está aquí, pues ha resucitado. […] Vayan pronto y digan a sus discípulos que él ha resucitado de los muertos […]». Entonces ellas salieron del sepulcro con temor y mucha alegría, y fueron corriendo a dar la noticia a los discípulos. En eso, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Salve!». Y ellas se acercaron y le abrazaron los pies, y lo adoraron. Entonces Jesús les dijo: «No teman. Vayan y den la noticia a mis hermanos, para que vayan a Galilea. Allí me verán»» (Mat. 28: 5-10, RVC).Primeras portavoces del evangelio, discriminadas más tarde por tradiciones ajenas a este, las seguidoras de Jesús jamás deberían dejarse desanimar, y deberían seguir siendo portadoras privilegiadas de sus mensajes de esperanza.
Matutina para Jóvenes | Martes 16 de septiembre de 2025 | Contra la corriente
«Pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse»
(Isa. 40:31)
¿Has visto alguna vez a un salmón nadar contra la corriente? Es un espectáculo digno de admiración que he visto solo en documentales. Los salmones nacen en aguas dulces y pasan la primera etapa de sus vidas en ríos y lagos; pero al llegar a la edad adulta suelen migrar al mar y viven como peces de agua salada. Pero cuando llega el momento de reproducirse, los salmones regresan al río para desovar.A fin de encontrar el lugar adecuado, el salmón tiene que superar todo tipo de obstáculos, como cascadas, rocas, corrientes rápidas y depredadores, pero no se rinde, sino que continúa nadando y saltando hasta llegar a su destino. Este pez enfrenta la corriente con determinación porque su instinto le dice que la perpetuación de su especie depende de ello. Si se conformara con desovar en las aguas tranquilas del océano, quizás ya no quedarían salmones.¿Cuáles son los objetivos que persigues en este día? ¿Estás buscando pareja, un título académico o empleo? Tu perseverancia determinará si tendrás un éxito duradero o no. Mary Juetten escribe que «la perseverancia es una cualidad que recibe menos crédito de lo que merece en nuestra documentación de historias de éxito. Preferimos elogiar la genialidad y la creatividad. Y como nos gusta pensar que la genialidad no requiere esfuerzo, eludimos el trabajo y la constancia necesarios para llegar a ese punto» («The Importance of Perseverance», Forbes. 23 de enero de 2020). Sin perseverancia no hay metas ni sueños que se puedan alcanzar. No hay crecimiento ni madurez. Por eso en la Biblia hay tantos pasajes sobre la perseverancia, continuar en el camino y enfocarnos en la meta final.No sé cuál sea tu meta en este día, ni qué tan fuerte sea la corriente contra la que luchas hoy. Lo que sí sé es que cuentas con un Dios que promete darte cada día «nuevas fuerzas», la capacidad de caminar y correr sin cansarte ni fatigarte. Así que levanta hoy la mirada y recuerda que rendirte no es una opción. Persevera.Lucha con todas tus fuerzas y recuerda que la gloria del ser humano no está en no caer, sino en levantarse y continuar hasta alcanzar la meta.
Matutina para Mujeres | Martes 16 de septiembre de 2025 | Un privilegio poco valorado
«Tal vez no sea una cuestión de conciencia para ustedes, pero lo es para la otra persona. Pues, ¿por qué tendría que ser restringida mi libertad por lo que piense otra persona?»
(1 Corintios 10:29).
Durante el siglo XVII, en Inglaterra, nació un grupo de personas que anhelaba volver a la pureza y sencillez del cristianismo primitivo. Sin embargo, era poco lo que podían hacer ya que la iglesia estaba sostenida por el poder civil y no se permitía a nadie emitir una opinión distinta respecto a las formas de adoración. Asistir a la iglesia era una obligación legal y nadie podía reunirse para celebrar cultos fuera de lo establecido por la ley, a menos que quisieran morir, ser desterrados o ir a prisión.Con esfuerzos incansables, pérdidas y diversas dificultades, los primeros reformadores ingleses hallaron refugio en Holanda. En esa tierra extraña, las penalidades no terminaron, pero ninguna pena se comparaba al regocijo de poder tener libre comunión espiritual con Dios. Más tarde, dirigidos por el Espíritu Santo, dejaron Holanda para ir al Nuevo Mundo. «El deseo de libertad de conciencia fue lo que inspiró a los peregrinos para exponerse a los peligros de un largo viaje a través del mar […] y con la ayuda de Dios echar los cimientos de una gran nación en las playas de América».Aquel fue el principio de la libertad religiosa. El credo romano les había enseñado que la iglesia tenía derecho de regir la conciencia. Sin embargo, ellos estaban seguros que aquello era un asunto que solo le incumbía a Dios. Pasados once años, después de haber fundado, en América, la primera colonia con libertad religiosa, llegó Rogelio Williams en busca de esa libertad. Había huido de Inglaterra para salvar su vida, pues no estaba de acuerdo con que el estado obligara a las personas a practicar cierta religión o asistir a los cultos a la fuerza. Fue el fundador de Rhode Island, primer estado en reconocer la libertad religiosa. Rogelio William sostuvo el principio fundamental de que «cada hombre debía tener libertad para adorar a Dios de acuerdo con el dictado de su propia conciencia».Se pagó un precio muy alto para que hoy todas las denominaciones tengan libertad religiosa (con excepción de algunos países) y, sin embargo, cuán poco valor se le da. No sufrimos persecución (todavía) por reunirnos en las iglesias y, a pesar de ello, en ocasiones están vacías. Valoremos este privilegio que hoy gozamos y hagamos buen uso de nuestra libertad de conciencia y religiosa.
Matutina para Adultos | Martes 16 de septiembre de 2025 | Si amas a Jesús, velas por otros
«Volvió a decirle la segunda vez: «Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?». Pedro le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te quiero». Le dijo: «Pastorea mis ovejas»»
(Juan 21: 16).
Esperando a Jesús resucitado, el impaciente Pedro ha vuelto a la pesca seguido de sus amigos. Compungido por haber negado al Maestro bajo las presiones de sus adversarios, no se considera digno de continuar su obra e intenta retomar su oficio. Pero tras faenar toda la noche no consigue pescar nada.Jesús, visitante de incógnito, le invita a echar las redes una vez más, por el lado correcto, y al intentar levantarlas no puede, por la gran cantidad de peces. La lección que el Maestro quiere darle está clara: si Pedro renuncia a su vocación, todos los esfuerzos por triunfar en la vida, a la larga, van a ser estériles, mientras que con él la bendición es segura. Eso es lo que significa esa red «llena de grandes peces» (Juan 21: 11).La cifra de 153 peces ha recibido diversas explicaciones: son tantos como especies reconocidas (según Jerónimo), ilustra la universalidad de la gracia, o representa la suma de los números del 1 al 17 (sabiendo que, en el simbolismo bíblico la cifra 10 representa la ley, y la cifra 7 representa la acción del Espíritu), símbolo anticipatorio de la «pesca» acumulativa resultante de la misión cristiana.Jesús contrarresta la triple negación pública de Pedro con una triple confesión ante testigos. Reflexión dolorosa quizá, pero el proceso de curación de las heridas relacionales requiere a menudo el dolor menor de atreverse a llegar hasta el límite de la introspección para alcanzar el fondo de la reconciliación verdadera. Jesús creía en el arrepentimiento de Pedro, pero este necesitaba creer él mismo en su propia rehabilitación.Reconciliado ya con Cristo, Pedro recibe la orden de apacentar su rebaño, cambiando la imagen agresiva del pescador de hombres por la imagen más tierna del pastor, preferida por el Maestro (ver Juan 10: 11).A pesar de nuestros fallos, Cristo tiene un plan para cada uno de nosotros. Una tarea importante, para la que, como en el caso de Pedro, no bastan nuestros talentos, cualidades y méritos. Necesitamos la fuerza del amor de Dios para consolidar el plan de nuestra vida y ser capaces de seguirle hasta donde él nos guíe. El mensaje de Jesús es contagiar amor.Quien ama de veras a Cristo vela por otros y quiere compartir con ellos todo el bien recibido.Señor, sabes que te amo, pero sabes también que sin ti soy incapaz de compartir amor.
Matutina para Jóvenes | Lunes 15 de septiembre de 2025 | Siguiendo la estrella
«Una estrella se levantará de Jacob; un cetro surgirá de Israel»
(Núm. 24:17, NTV)
En diciembre de 2020 circuló en varios medios la noticia de que, gracias a un fenómeno astronómico, ese año se podría visualizar «la estrella de Belén». Cada veinte años aproximadamente, Júpiter y Saturno, que desde la tierra parecen estrellas, se acercan y parecen fundirse en una sola. Según algunos astrónomos, ese fue el fenómeno que guio a los sabios hasta Belén cuando Jesús nació.Si lees Mateo 2, notarás que la estrella que los sabios siguieron tenía tres características principales: 1) los sabios la reconocieron como la señal predicha del nacimiento del Mesías, 2) su resplandor trazó un sendero para los sabios y 3) al final reposó sobre una casa (Mat. 2:9, NBV). Aunque creo que a veces Dios utiliza fenómenos naturales para cumplir con sus propósitos, no creo que la estrella que los reyes magos siguieron era una conjunción planetaria, tampoco un meteorito, una supernova o incluso un cometa.Personalmente creo que fueron ángeles los que guiaron a los sabios. Hay pasajes bíblicos como Job 38:7, Daniel 8:10 y Apocalipsis 1:20 que relacionan a los ángeles con las estrellas. También Lucas menciona que cuando Jesús nació hubo una aparición de ángeles (ver Luc. 2:9). Por último, Mateo indica que Dios dirigió de forma sobrenatural el regreso de estos personajes (ver Mat. 2:12). Así que es muy posible que también los haya guiado sobrenaturalmente en la ida.Ahora bien, ¿qué importancia puede tener para ti hoy que hayan sido ángeles los que guiaron a los magos? Creo que el beneficio espiritual radica en saber que los mismos ángeles que guiaron a los magos están hoy a nuestra disposición. Los ángeles están constantemente con nosotros. Nos guían y nos protegen del peligro (ver Sal. 91:11) y su presencia constituye un recordativo del amor de Dios y su deseo de salvarnos, pues «todos los ángeles son espíritus al servicio de Dios, enviados en ayuda de quienes han de recibir en herencia la salvación» (Heb. 1:14). Hoy Dios promete enviar a sus ángeles para ayudarte a tomar buenas decisiones, para guiarte a Jesús y para protegerte del peligro. Después de todo: «Los ángeles están siempre donde más se los necesita» (Elena de White, El ministerio de curación [ACES, 2008], p. 72).
Matutina para Mujeres | Lunes 15 de septiembre de 2025 | La chatarra de Gustavo
«Pero ahora soy su hazmerreír; soy para ellos objeto de burla»
(Job 30:9, RVC).
Alejandro Gustavo era un prominente ingeniero cuya carrera iba en ascenso, en Europa, en el siglo XIX. Sus majestuosos puentes hechos de hierro y acero se volvieron famosos en el continente. Entre ellos encontramos el que cruza el río Duero en Oporto, Portugal de una longitud de 160 metros. Debido a sus muchos logros, a Gustavo le fue concedido el privilegio de hacer una estructura que representara a la capital francesa. Con su gran ingenio visionario comenzó la obra de 300 metros de altura. En seguida, las burlas se dejaron escuchar por los parisienses, quienes aseguraban que aquella estructura arruinaba la belleza de su ciudad. Entonces bautizaron el trabajo de Gustavo con el nombre de «Nuestra Señora del Chatarrero».Personajes distinguidos como el compositor Carlos Gounod y el novelista Alejandro Dumas (hijo), hicieron por escrito su protesta contra la obra de acero. Un escritor muy indignado, Guy de Maupassant, dejó de vivir en la ciudad para demostrar su desacuerdo. Sin embargo, pese a todas las burlas y los actos de inconformidad en su contra, Gustavo siguió trabajando. Finalmente, la obra estuvo lista. Dos millones de visitantes ascendieron a ella durante el primer año de inauguración de la Torre Eiffel. Aquella gigante estructura de hierro y metal de Alejandro Gustavo Eiffel sigue en pie y sigue siendo motivo de admiración por los ojos de millones de personas alrededor del mundo. Hoy, el ingeniero Eiffel es conocido como el «padre de la construcción con hierro y acero» en Francia.Las burlas y los comentarios negativos suelen tambalear y hace desistir a quienes no están seguros de sus metas. A la crítica sobreviene el desánimo y el abandono de los sueños. Del patriarca Job también se burló la gente, pero sus risas fueron acalladas cuando Dios lo restauró. Es posible que alguien se haya burlado de ti porque crees en la segunda venida de Jesús o quizás porque crees en la pureza de tu sexualidad. Quizás se han burlado porque no pagas mal por mal o porque no ingieres ciertas bebidas o alimentos. La buena noticia es que Dios recompensará tu entrega y tu fidelidad y hará avergonzar a tus burladores. Mientras tanto, lucha por tus sueños, trabaja por tus metas y esfuérzate por alcanzar tus ideales. Dios te dará la victoria.
Matutina para Adultos | Lunes 15 de septiembre de 2025 | De todas las naciones
«Vayan y hagan discípulos de todas las naciones»
(Mateo 28: 19, NVI).
No hace muchos años que en España hay adventistas gitanos, pero me llena de satisfacción haber contribuido, tanto en mis años de docencia en nuestro Seminario de Collonges-sous-Salève (Francia) como en el de Sagunto (España), a la formación de algunos pastores de esa etnia. Su gozoso modo de adorar a Dios con sus guitarras y palmas, aunque resulte un poco ajeno a mi cultura de origen, me emociona y enriquece.Cuando los primeros gitanos alcanzaron Europa, formaban grupos dispersos, marginados, que a menudo tenían que robar para sobrevivir. Era casi inevitable el choque entre culturas tan distintas: las europeas, formadas mayormente por campesinos y burgueses, asentados desde siglos en sus tierras; y aquellos nómadas que llegaban de muy lejos con sus carromatos, con lenguas y costumbres diferentes.Durante siglos los gitanos que deambulaban por España sufrieron constantes medidas de discriminación, con restricciones en las zonas en las que podían circular, los oficios que podían ejercer y el número de familias que podían acampar en el mismo núcleo urbano.A no ser que fuesen buenos guitarristas, famosos bailarines o «cantaores» de flamenco, los gitanos sufrieron, hasta tiempos recientes, una clara exclusión de muchos sectores de la sociedad por razones de etnia y formación.Los prejuicios también han contribuido en gran medida a su difícil inserción laboral, sobre todo de las mujeres, tanto por el mero hecho de pertenecer a una sociedad tribal, ancestralmente patriarcal, como por su baja cualificación profesional y académica en una sociedad occidental cada vez más tecnificada.Desde hace un par de generaciones se han dado pasos muy significativos en el reconocimiento social del derecho de los gitanos a mantener su identidad y en la apreciación de sus aportaciones a la cultura y el folclore de la sociedad española.Me agrada ver que mi iglesia ha tomado siempre muy a pecho la orden bíblica de llevar el evangelio eterno a «toda nación, tribu, lengua y pueblo» (Apoc. 14: 6). Cuando Jesús ordenó a sus discípulos «hacer discípulos de todas las naciones» no estaba planeando la evangelización del mundo como un programa global destinado a conseguir unas metas estratégicas: nos estaba recordando una actitud cristiana esencial, un estilo de vida fraterno.Hace ya unos años tuve el gozo de bautizar a uno de mis sobrinos, plenamente integrado en una familia gitana, y no lo viví solo como un triunfo más del evangelio sino como una verdadera fiesta de familia.Señor, ayúdame a ver a todos mis prójimos como hijos tuyos, mis hermanos amados, candidatos a compartir juntos la eternidad contigo.
Matutina para Jóvenes | Domingo 14 de septiembre de 2025 | La esencia de la sabiduría
«Servir fielmente al Señor: eso es sabiduría; apartarse del mal: eso es inteligencia»
(Job 28:28)
De acuerdo con Deborah Ashway, consejera clínica de salud mental en New Bern, Carolina del Norte, «cada elemento en la naturaleza, absolutamente todo, incluso a niveles celulares, tiene límites. Estos límites están presentes con el propósito de resguardarnos». ¿Pero qué constituye un límite? Nedra Glover Tawwab, terapeuta de Charlotte, Carolina del Norte, lo define como «una declaración de lo que uno espera, necesita o quiere en una situación determinada».Las palabras de estas profesionales nos transportan a los inicios de la historia humana en el jardín del Edén. Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han debido regirse por límites claros. La violación de estos límites raramente ha conducido a resultados positivos. Un ejemplo claro de esto es el límite establecido por el Creador para nuestros primeros padres: «Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín, menos del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes, ciertamente morirás» (Gén. 2:16, 17). La orden era cristalina y precisa; había un límite que no debía traspasarse. Las consecuencias de la violación de este límite son evidentes en las páginas de la historia humana.Es relevante destacar uno de los motivos que llevó a nuestros primeros padres a transgredir el límite divino: «La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que era atractivo a la vista y era deseable para adquirir sabiduría; así que tomó de su fruto y comió» (Gén. 3:6, NVI). Eva creía erróneamente que violar el límite y comer del fruto prohibido era el camino para «alcanzar la sabiduría». Aunque el deseo de sabiduría es universal, la verdadera sabiduría no se encuentra en el desprecio de los límites establecidos por Dios para nuestro bien. Más bien, la verdadera sabiduría reside en respetar estos límites. Tras describir cómo Dios pone límites al mar, al trueno y a la lluvia, Job declara: «Servir fielmente al Señor: eso es sabiduría» (Job 28:28).Al referirse a la obediencia a los mandatos divinos, Moisés insta a Israel diciendo: «Cúmplanlos y practíquenlos, porque de esta manera los pueblos reconocerán que en ustedes hay sabiduría y entendimiento, ya que cuando conozcan estas leyes no podrán menos que decir: ‘¡Qué sabia y entendida es esta gran nación!’ » (Deut. 4:6). Siendo que la verdadera sabiduría se manifiesta al respetar los límites que Dios ha establecido, ¿te consideras una persona sabia?
Matutina para Mujeres | Domingo 14 de septiembre de 2025 | La fe del grano de mostaza
» ‘Ustedes no tienen la fe suficiente’, les dijo Jesús. ‘Les digo la verdad, si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: «Muévete de aquí hasta allá», y la montaña se movería.
Nada sería imposible’ »
(Mateo 17:20).
El popular condimento de mostaza, utilizado frecuentemente en la comida rápida, proviene de la semilla de una planta homónima. Increíblemente, los arqueólogos han descubierto que esta planta fue cultivada desde tiempos muy antiguos, pues se han encontrado semillas de mostaza en sitios arqueológicos datados cerca del 1850 a. C. Incluso en el tiempo de Jesús, los romanos solían condimentar algunos alimentos utilizando la mostaza.Como la gente conocía esta planta y sus pequeñas semillas, Jesús la utilizó en una de sus parábolas como analogía del Reino de los Cielos. Hizo hincapié en que, aunque es la una de las semillas más pequeñas, se convierte en un árbol grande y frondoso en el que las aves hacen sus nidos (Mateo 13:31-32).Nótese que Jesús no solo hace referencia al pequeño tamaño de la semilla de mostaza, sino también al gran tamaño que puede alcanzar. Aunque su comienzo es muy pequeño, el resultado final es grande y visible. Es verdad, una fe pequeña en Dios alcanza para mover montañas, es decir, no mover montes literales sino las montañas de pruebas que nos enfrentamos día a día. Pero Dios busca que nuestra fe crezca, que aunque tenga un comienzo humilde como el de un minúsculo grano de mostaza, crezca hasta ser un frondoso árbol. Que al superar las pruebas cotidianas de la mano de Dios, nuestra fe en él crezca cada día más.En cierta ocasión, un padre desesperado vino a Jesús pidiendo ayuda para su hijo: «Lo llevé a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo» (Mateo 17:16). Cuando los discípulos le preguntaron a su Maestro por qué ellos no habían podido realizar aquel milagro, él responde contundentemente: «Ustedes no tienen la fe suficiente». Y continuó afirmado que, si tuvieran una fe tan grande como el minúsculo grano de mostaza, podrían mover montes (vers. 20).La reprensión que Jesús expresó a sus discípulos mostraba que su fe no había crecido. Pasaban tiempo con Jesús, pero sus rivalidades y egoísmo les entregarse más plenamente a Dios y, así, permitir que su fe crezca. Por ese motivo, habían sido incapaces de sanar al muchacho poseído.Dios nos llama a dejar de lado nuestras falencias espirituales y a enfrentar día a día las montañas de dificultades, siempre aferradas de la mano del Señor. Así nuestra fe crecerá igual que la pequeña semilla de mostaza se convierte en un gran árbol.
Matutina para Adultos | Domingo 14 de septiembre de 2025 | Interpretar a Jesús
«Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?». Ellos dijeron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; y otros, que es Jeremías o alguno de los profetas». Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»»
(Mateo 16: 13-15, RVC).
Dar testimonio de nuestra fe requiere explicar, de algún modo, quién es Jesús para nosotros. Creo que la clave de la supervivencia del cristianismo genuino se encuentra en nuestra voluntad de identificarnos personalmente con Jesús y de hacer nuestra su causa. Más que una doctrina, la fe cristiana es una «interpretación» de Jesús. Como sabiamente se ha dicho: «El maravilloso amor de Cristo enternecerá y subyugará los corazones cuando la simple exposición de las doctrinas no lograría nada».¿Cómo se podría dar a conocer la obra de Johann Sebastian Bach sin músicos capaces de interpretarla? El futuro del cristianismo depende de la interpretación que los cristianos de hoy hagamos de Cristo. ¿Cómo presentarlo en una sociedad posmoderna con una vivencia de amor que sea capaz de aportar esperanza a nuestro mundo?Interpretar a Jesús es serle fiel a nivel personal más allá de la falsa seguridad de las tradiciones. Los apóstoles y evangelistas lo hicieron cada uno a su manera. No se limitaron a reproducir literalmente sus palabras, porque no querían que sus predicaciones solo interesasen a arqueólogos ni que sus iglesias se convirtiesen en museos.Jesús nos dio ejemplo de lo que significa ser un «intérprete de Dios»: «Ustedes han oído que fue dicho a los antiguos, pero yo les digo…». Si Jesús necesitaba entonces explicar las Escrituras para que su público captara su verdadero mensaje, nosotros necesitamos, guiados por el Espíritu, «interpretar» a Jesús a través de nuestra vida, de nuestras palabras y de nuestra propia experiencia, con el fin de hacerlo comprensible y atractivo para nuestro entorno.Un gran error de algunos creyentes consiste en fijar a Cristo en unas cuantas frases hechas, en unas cuantas metáforas o imágenes, en unos estereotipos repetitivos, sin duda muy tradicionales y auténticos, pero tan alejados de los intereses de los hombres y mujeres de hoy como de sus necesidades.O seguimos bloqueados por formulaciones obsoletas, o renovamos la fuerza de nuestro mensaje inspirados por la creatividad inagotable del Espíritu Santo.Señor, sé bien que solo puedo ser testigo de algo que he experimentado personalmente. Solo puedo transmitir tu mensaje de amor universal si lo vivo yo mismo. Solo puedo hacer brillar la luz del evangelio si en mi corazón resplandece su llama.
Matutina para Jóvenes | Sábado 13 de septiembre de 2025 | En hombros de gigantes
«En tanto que llego, dedícate a la lectura»
(1 Tim. 4:13, NVI)
¿Quién es el científico más prominente de la historia? Posiblemente te lleguen a la mente nombres como Stephen Hawking o Marie Curie, aunque quizás el científico más famoso de los últimos cien años es sin duda Albert Einstein. Pero el galardón al científico más importante de la historia se lo lleva otra persona. Alguien que sentó las bases sobre las que Einstein «construyó» su teoría de la relatividad general. Me refiero a Sir Isaac Newton, quien formuló las leyes de la mecánica clásica y la ley de la gravitación universal e inventó el cálculo.A pesar de su incomparable genio, Newton supo reconocer que había aprendido de otros. En una carta a Robert Hooke fechada en 1676, Isaac Newton escribió: «Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes». Sin embargo, esta frase no es original de Newton, sino de Juan de Salisbury, que escribió en el siglo XII que «somos como enanos sentados sobre los hombros de gigantes para ver más cosas que ellos y ver más lejos, no porque nuestra visión sea más aguda o nuestra estatura mayor, sino porque podemos elevarnos más alto gracias a su estatura de gigantes».¿Quieres crecer y llegar lejos en esta vida? La mejor forma de lograrlo es subir a hombros de gigantes mediante la lectura. ¿Por qué? Porque el crecimiento intelectual no sucede en el vacío, es un esfuerzo colectivo y continuo de muchas generaciones. La lectura te permite acceder al conocimiento acumulado de la humanidad y aprender de los que te han precedido. También amplía tu mente y te motiva a pensar por ti mismo y a desarrollar la creatividad.La lectura, especialmente de las Escrituras, también tiene grandes beneficios espirituales. No hay nada más efectivo para mejorar tu relación con Dios que leer la Palabra, pues mediante ella podrás subir a hombros de gigantes espirituales. Aprenderás a de la humildad de Moisés, de la valentía de David, de la sabiduría de Salomón y sobre todo, del amor de Jesús. Por eso no me sorprende que hace casi dos milenios Pablo le aconsejó a Timoteo: «En tanto que llego, dedícate a la lectura» (1 Tim. 4:13). ¿Quieres crecer y ampliar tus horizontes? ¡Súbete a los hombros de los gigantes!
Matutina para Mujeres | Sábado 13 de septiembre de 2025 | Y si no…
«Deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado»
(Daniel 3:18).
¡Qué distinta habría sido la historia si aquel día en el campo de Dura, el Señor hubiera permitido que Ananías, Misael y Azarías murieran calcinados! Los tres hebreos habrían pasado a la historia como los primeros mártires, héroes de la fe. Sin embargo, una fe tan poderosamente grande no quedó sin recompensa. ¿Te has preguntado durante cuánto tiempo se mantuvieron firmes a su fe, hasta que fueron acusados? La fecha para la dedicación de la estatua llegó y me atrevo a pensar que, a partir de ese día, la adoración al oír los instrumentos, se convirtió en un ritual diario.Por esos días, de acuerdo a Daniel 3, unos hombres se dieron cuenta que tres altos funcionarios no estaban obedeciendo la orden y, movidos por sus celos, fueron a ver al rey. «Se niegan a servir a los dioses de su majestad y no rinden culto a la estatua de oro que usted ha levantado», dijeron (vers. 12). Me gusta pensar que los amigos de Daniel no fueron probados una vez, sino que por varios días su fe fue puesta a prueba. «¿Es cierto […] que ustedes se rehúsan a servir a mis dioses y a rendir culto a la estatua de oro que he levantado?» (vers. 15). Es decir, habría una próxima ocasión y no sería precisamente una oportunidad exclusiva para ellos sino que, esa próxima vez, bien podía ser parte de un rito de adoración tradicional del pueblo.Con cuánta frecuencia cedemos a la primera, a la adoración de estatuas que el enemigo pone en nuestro camino. Nuestra falta de cercanía con Dios nos hace dudar de su tierno cuidado y providencia. Una fe débil prefiere ceder un poco antes que perder su vida. Sin embargo, una fe fuerte prefiere perder la vida, antes que ceder un poco.La respuesta de los amigos de Daniel, «y si no», es una muestra máxima de la fe que no espera solo recibir bendiciones y regalos bonitos de parte de Dios. Una fe fuerte no confía únicamente porque todo lo que le ocurre sea bueno, sino que confía aunque no sepa el final de la historia. Rendir un examen en sábado, tomar una clase el viernes por la noche, ceder a las insinuaciones del jefe para no perder el empleo, son ejemplos de estatuas ante las cuales nos inclinamos como resultado de una fe pobre. La buena noticia es que hoy tú puedes ejercer la fe de los hebreos, si contemplas a Jesús y crees en sus promesas.
Matutina para Adultos | Sábado 13 de septiembre de 2025 | ¿Hablar de Jesús?
«Felipe encontró a Natanael y le dijo: «Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés, en la Ley, y también los Profetas: a Jesús hijo de José, de Nazaret». Natanael le dijo: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Respondió Felipe: «Ven y ve»»
(Juan 1: 45-46).
Para hacer nuestra parte en la misión de ser testigos de Cristo, lo que decimos es importante. Pero a veces no hace falta decir mucho para ser un buen discípulo.Una ancianita ciega de la Iglesia de Alenza (Madrid), muy conocida cuando éramos jóvenes, tenía un método para compartir su fe que requería muy pocas palabras. Cada vez que había alguna actividad de interés para el público en la iglesia a la que pertenecía (conciertos, reuniones de jóvenes o conferencias), llevaba una Biblia o una revista y se sentaba en el extremo de un banco de una gran avenida muy concurrida, cercana a la iglesia.Cuando percibía que alguien se sentaba en el otro extremo del banco, entablaba conversación y si encontraba una buena acogida le pedía a la persona si le podía leer un párrafo de un texto que ella tenía muy bien escogido. Si notaba interés, entonces le preguntaba a la persona si no le era una molestia acompañarla hasta la puerta de la iglesia para poder asistir al evento de ese día. Una vez allí, invitaba amablemente a su guía a entrar y escuchar con ella.Así interesó por el evangelio y llevó a su iglesia a numerosas personas, la mayoría jóvenes.Aunque lo más frecuente es no decir nada, algunos cristianos hablan de Jesús demasiado. Les parece que cuanto más digan sobre él, mejor estarán compartiendo su mensaje. Compartir nuestra experiencia de salvación con otros está muy bien. Forma parte de nuestra misión de ser testigos de Cristo (ver Hech. 1: 8). Pero, además de que «hablar» no es suficiente, me parece que a veces hay alternativas. La ancianita de la Iglesia de Alenza había encontrado una fórmula mejor para ella.«Evangelizar» es acercar a alguien a Jesús, ponerlo en contacto con él como hizo Felipe con Natanael, con muy pocas palabras: «Ven y ve». Nuestros contemporáneos están saturados de palabras, de imágenes, de información. Pero, a la vez, sienten una enorme necesidad de afecto, de relaciones humanas impregnadas de autenticidad y de amor. Necesitan encontrar a Cristo a través nuestro.¿Hablar de Jesús? Por supuesto. Pero a veces es mejor callar y atraer hacia él, dejando que hable el amor.Dame, Señor, la sabiduría que necesito para acercar a otros a ti.
Matutina para Jóvenes | Viernes 12 de septiembre de 2025 | El regreso de Jack Veneno
«Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos»
(Gál. 6:9, 10)
Si no eres dominicano, es probable que el nombre de uno de mis compatriotas más ilustres, Jack Veneno, te sea desconocido. Este personaje capturó la imaginación de todos los niños de mi generación, erigiéndose como nuestro héroe, el campeón «de la bolita del mundo», el único capaz de vencer al «genio del mal». Y, ¿quién era Jack Veneno? Simplemente, el campeón de lucha libre más prominente de mi país.Aunque Veneno falleció hace algunos años, su nombre volvió a salir en los periódicos recientemente. Esta vez no estuvo relacionado con patadas espectaculares ni saltos acrobáticos, ni alguna grandiosa victoria en el cuadrilátero, sino a un acto de la vida real, a una acción verdaderamente heroica. En noviembre de 2023, República Dominicana fue azotada por un ciclón tropical devastador que provocó el desbordamiento del río Yuna. La crecida fue tan violenta que arrastró el vehículo en el que viajaban dos personas: Félix y Wanda. Mientras la multitud observaba atónita la escena, emergió Jack Veneno, sumergiéndose en las turbulentas aguas para salvarles la vida.Podrías preguntarte: «Jorge, dijiste que Jack Veneno falleció, ¿cómo pudo salvar a esas personas?». Es cierto; este nuevo Jack Veneno, este héroe sin capa, responde al nombre de José Antonio Pérez, a quien ahora se le conoce como «alias Jack Veneno». Ante la pregunta de por qué arriesgó su vida para rescatar a dos desconocidos, José Antonio respondió: «Nací para hacer el bien y no me rendiré hasta que Dios disponga lo contrario. Solo pensé en salvarlos». Este es el auténtico héroe, aquel que descubrió uno de los propósitos clave de nuestra existencia en este mundo: hacer el bien. Este héroe contemporáneo personifica a la perfección las palabras de Pablo: «Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos» (Gál. 6:9, 10).El Sabio Salomón también nos insta: «No niegues el bien a quienes lo necesitan, si en tu mano está hacerlo» (Prov. 3:27, NVI). Este llamado resuena a través de las épocas, recordándonos la importancia eterna de obrar el bien cuando la oportunidad se presenta. Hoy pudieras ser el nuevo Jack Veneno para alguien.
Matutina para Mujeres | Viernes 12 de septiembre de 2025 | Optimismo al cien
«Prepárame un cuarto de huéspedes, porque espero que Dios responda a las oraciones de ustedes y que me permita volver a visitarlos pronto»
(Filemón 1:22).
Leí en un libro, de fuente muy confiable, la historia de un ex funcionario público. Mientras trabajó para el gobierno, estuvo lleno de honores a causa de su grado académico. De mente abierta y brillante, de carácter audaz y decidido, gozaba de grandes privilegios y comodidades brindadas por su partido. No obstante, al abandonar sus labores gubernamentales para dedicarse de lleno a trabajar con el bando opuesto, fue objeto de falsos acusamientos y caserías para meterlo preso. Sus enemigos lograron su objetivo y pronto lo tuvieron encerrado. Encerraron su cuerpo pero nunca su espíritu. Papel y tinta fueron suficientes para que Pablo, sí, el apóstol Pablo escribiera palabras tan alentadoras para las iglesias. En el verso de hoy, encontramos el final de la carta que envió a Filemón. Claramente, le dice que le prepare un lugar en su casa porque pronto irá a verlo personalmente. ¡Cuánto optimismo! El preso espera que, en respuesta a las oraciones que los hermanos elevan por él, pronto saldrá en libertad.La palabra optimismo tiene su origen en el vocablo optimum, que quiere decir: «lo mejor». Una persona optimista es capaz de ver «lo mejor» de cada situación aunque esta sea adversa. En el lado opuesto se ubica el pesimismo (pessimum) y quien lo practica siempre espera «lo peor». ¿Cuántas veces nos hemos visto en situaciones desfavorables y desaparece de nuestro vocabulario la palabra optimismo? Con frecuencia, muchos planes, que pudieron ser fructíferos, son echados por tierra por personas pesimistas.Como hijas de Dios no podemos esperar que todo marche siempre bien; pero sí podemos «esperar lo mejor» aun en los malos e inevitables momentos que presenta la vida. Solo hay dos formas de enfrentarnos a los desafíos: optimismo o pesimismo. De lo que elijamos depende nuestra calidad de vida: Optimistas o pesimistas, ambos enfrentan adversidades. Los primeros viven felices, mientras que los segundos viven amargados.Existe evidencia de que, poco después de escribir esta carta, el apóstol fue puesto en libertad y cumplió su deseo de ir a casa de su amigo Filemón. Pablo eligió ser optimista porque sabía que a su lado marchaba el ángel del Señor. La buena noticia es que un ángel también ha sido puesto a tu cuidado. Él no evitará que te sucedan cosas malas, pero si estás segura de su compañía, siempre podrás esperar lo mejor.
Matutina para Adultos | Viernes 12 de septiembre de 2025 | Palabra encarnada
«La Palabra se encarnó y habitó entre nosotros; […] lleno de gracia y de verdad»
(Juan 1: 14, LP).
El apóstol Juan apunta aquí a uno de los misterios más profundos de nuestra fe cristiana. Jesús es la Palabra de Dios hecha carne. En Jesús, la revelación divina ha tomado rostro humano, ha tomado la voz de un hombre como nosotros, con unos ojos y un corazón semejantes a los nuestros, y se ha puesto a trabajar para nosotros —sanarnos, apoyarnos, abrazarnos— con unas manos como las nuestras.Esto significa que todo lo que él era y hacía era «Palabra de Dios». Cada acto suyo, cada frase pronunciada, era revelación divina. Hasta el punto de que Jesús podía afirmar: «Quien me ha visto, ha visto a Dios» (ver Juan 14: 9).Como cristianos tenemos la misión de predicar la Palabra de Dios. «Predica la Palabra», dirá Pablo a Timoteo (ver 2 Tim. 4: 2). El apóstol hubiera podido decir prácticamente lo mismo si hubiera dicho: «Predica a Jesús».Esto implica que lo que nosotros hacemos y decimos, incluyendo nuestra manera de hablar y nuestra manera de ser, si quiere ser realmente cristiano, tiene que ser también «Palabra encarnada».De acuerdo con un estudio publicado en la revista Scientific American, cada día, en promedio, cada adulto pronuncia unas 16.000 palabras. Si a ellas añadimos las más o menos 60.000 que nos dirigen a nosotros nuestros interlocutores, familiares y amigos, nos encontramos con ¡el número de palabras que tiene un libro de más o menos 200 páginas!¿Cuántas de esas palabras son, como aconseja el apóstol Pablo, «agradables y de buen gusto» o «dichas con gracia, como sazonadas con sal» (ver Col. 4: 6)?Ser «Palabra encarnada» no va solo de hablar. Porque, como muy bien afirma el dicho popular: «Lo que haces habla tan fuerte que no puedo escuchar lo que dices».En el seminario teníamos un profesor que solía repetirnos que «el mejor predicador es Fray Ejemplo». Nuestras acciones tienen, en realidad, más importancia aún que nuestras palabras.Hay algo de verdad en el dicho: «Las palabras se las lleva el viento». Es evidente que nuestro comportamiento habla más de nosotros que nuestras «profesiones de fe». Jesús afirmará, en otros términos, que el mundo nos conocerá por nuestras acciones; más concretamente, por nuestra vivencia concreta del amor (ver Juan 13: 35).Señor, dame hoy la valentía y el coraje de hablar y actuar como tú nos enseñas, para que pueda convertirme yo también, a mi modesto nivel, en «Palabra encarnada».
Matutina para Jóvenes | Jueves 11 de septiembre de 2025 | Dos mujeres, dos caminos
«Una mujer ejemplar […] ¡vale más que las piedras preciosas!»
(Prov. 31:10)
Durante la década de 1990, cuando yo era todavía un niño, se transmitió en toda Latinoamérica la famosa telenovela mexicana Dos mujeres, un camino. Esta producción logró una amplia audiencia incluso en países como Indonesia. Como su nombre lo indica, esta novela cuenta la historia de un caballero que se debate entre el amor dos mujeres.No te preocupes, no voy a contarte la novela. Pero creo que todos nos encontramos en la misma situación del protagonista. Todos tenemos que decidir entre dos mujeres. Permíteme explicarte. En la Biblia hay una historia que también presenta dos mujeres, y cada una de ellas simboliza un camino distinto. El relato se encuentra en 2 Reyes 11. La primera mujer es Atalía. Atalía usurpa el trono y asesina a los descendientes del rey, a los descendientes de David. Con sus acciones ella destruye, mata e incluso pone en riesgo el linaje del que vendría el Mesías.En medio de esa situación surge la segunda mujer: «Pero Josaba, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, apartó a Joás, hijo de Ocozías, de los otros hijos del rey a los que estaban matando, y lo escondió de Atalía, junto con su nodriza, en un dormitorio. Así que no lo mataron» (2 Rey. 11:2). Aunque no es la madre biológica de Joás, Josaba le muestra compasión. Ella preserva la vida, protege a un niño inocente y salva el reino, el linaje de David y asegura el linaje del que surgiría Jesús varios siglos después.Dos mujeres, dos caminos. Uno es el de la destrucción, el egoísmo y la muerte. Todo el que recorre este camino pone en primer lugar «lo que me conviene a mí», aunque eso signifique la muerte o la desdicha de alguien más. El otro camino es el que transitaron Josaba y Jesús y todo el que lo recorre procura el provecho de los demás en vez del propio (ver Filipenses 2:4), aunque eso implique correr riesgos.Sé que la mitad o más de mis lectores son mujeres. Así que te pregunto hoy ¿qué tipo de mujer serás? ¿Una Atalía o una Josaba? Solo hay dos caminos para escoger. Y a ti, caballero, ¿cuál de las dos escogerás para pasar el resto de tu vida? ¿Atalía o Josaba? Dos mujeres, dos caminos. ¿Cuál escogerás?
Matutina para Mujeres | Jueves 11 de septiembre de 2025 | El poder de ella
«Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de poder» (1 Corintios 4:20, DHH).
«Todo depende de ellas», decía Rousseau acerca de las mujeres francesas en el siglo XVIII. Peter Gay, en su libro la «Edad de las Luces», afirmó que nunca hubo sociedad más amena que cultivara, con tanta brillantez, las semillas de su propia destrucción. El libertinaje femenino era tal que Montesquieu decía: «El marido que quiere la posesión exclusiva de su mujer es visto como perturbador de la felicidad pública». Muchas damas convirtieron sus salas en salones de diversión.La atención que se debía brindar a los hijos se vio gravemente afectada por las corrientes libertinas de pensamiento. Los niños eran puestos en manos de una nodriza y rara vez veían a sus padres, quienes los trataban como meros juguetes bonitos. Rousseau también dijo de ellas: «Han olvidado la mejor de las artes, la de formar hombres». Aquella también fue una época de fraudes y engaños en una sociedad embotada.Cuando Sofía Arnould, actriz y cantante de ópera cómica, se fastidiaba de su amante en turno, hacía que todos los bienes que había recibido del hombre, incluidos los hijos, fueran enviados a las esposas legítimas.Sin embargo, Voltaire declaró: «Nos encanta vivir con ellas, pero no queremos que nos entierren con ellas». La corte de Luis XV estuvo rodeada de mujeres banales, entre las que destaca Madame de Pompadour. Se cambiaba de atuendo cada hora y dominó al rey durante veinte años.Grande es el poder de la mujer, y el enemigo lo sabe. El desastre que se desencadenó en el siglo XVIII, la Revolución Francesa, fue la consecuencia de usar la razón como único poder, asegurando que no hay Dios, y las mujeres realmente tuvieron mucho poder. La escritora E. White escribe: «En las ciudades del reino se registraron escenas de horror […] Francia quedó convertida en inmenso campo de batalla para la contienda entre las masas inspiradas por la furia de sus pasiones».Nuestra sociedad nuevamente se encamina hacia su propia destrucción, la razón está siendo exaltada nuevamente sobre el poder de Dios. Los principios bíblicos nuevamente son pisoteados y el mundo corre en masa hacia su ruina. ¿De qué manera estoy contribuyendo a la conservación de los mandatos divinos? Para hacer frente a las crisis humanas, hace falta más que razonamientos humanos. Usa el poder que viene de lo alto con sabiduría.
Matutina para Adultos | Jueves 11 de septiembre de 2025 | Lecciones del lápiz
«Yo en ellos y tú en mí , para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado»
(Juan 17: 23).
Trabajando como responsable del Departamento de Educación de la División Euroafricana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, tuve el privilegio de visitar en diversas ocasiones una preciosa escuelita unitaria, instalada en una granja antigua, en un bello lugar con una panorámica espectacular sobre los Alpes suizos. Coincide que muy cerca se encuentra la sede central de una famosa fábrica de lápices.En una de mis visitas, me encantó la meditación que la maestra presentó a los niños, que ilustró después de entregar a cada uno de ellos uno de aquellos prestigiosos lápices, de esos que llevan una goma en el extremo contrario a la punta.La lección de Biblia, según yo la recuerdo, decía más o menos lo siguiente:• «Yo en ellos» (Juan 17: 23). Lo más importante de un lápiz no es la madera de que está hecho, ni la forma ni el color. Lo esencial es la mina que lleva dentro. Cuida tu mina, es lo principal. Si Cristo está en ti, el resto es secundario. Pero no olvides tampoco que sin un adecuado soporte la mina se rompe. Aférrate bien a Cristo.• «Todo aquel que no lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto» (Juan 15: 2). Siguiendo la metáfora del lápiz, podríamos decir que cuando un lápiz se desgasta, y ya no escribe bien, hay que afilarlo para que escriba mejor. Déjate afilar cada vez que lo necesites.• «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1: 9). Cuando al escribir con el lápiz te equivocas, tienes que usar la goma. Reconocer tus faltas, pedir perdón y corregir tus errores es lo normal en un discípulo de Cristo. Hazlo siempre. Contrariamente a las marcas que pueden dejar en el papel tus errores, el perdón de Cristo nos limpia del todo, sin dejar marcas.No olvides que la calidad del trabajo del lápiz depende sobre todo de la mano que lo guía. Este fue el secreto de los primeros cristianos: «La mano del Señor estaba con ellos» (Hech. 11: 21). Déjate llevar por la mano de Dios en todo lo que hagas, para que te utilice en los magníficos proyectos de vida que tiene para ti.Excelente lección con detalles que yo no he olvidado, y supongo que los alumnos de aquella singular escuelita tampoco.
Matutina para Jóvenes | Miércoles 10 de septiembre de 2025 | «Sparky» el fracasado
«Perseverar con paciencia es lo que necesitan ahora para seguir haciendo la voluntad de Dios. Entonces recibirán todo lo que él ha prometido» (Heb. 10:36, NTV)
Cuando era niño, Charles Schulz recibió el apodo de «Sparky». Su vida estuvo plagada de fracasos desde el inicio. En octavo grado reprobó todas las asignaturas. En la secundaria reprobó latín, álgebra e inglés. Y si estás pensando que compensaba su deficiencia académica siendo un gran atleta, estás equivocado. A duras penas logró ingresar al equipo de golf, y perdió el único partido importante de la temporada. Después hubo un partido de consolación, y también lo perdió.Mientras cursaba la secundaria se le hizo difícil hacer amigos, por lo que rápidamente fue catalogado de «perdedor». Así que «Sparky» se resignó a vivir con su fracaso. Aceptó que, si las cosas funcionaban, bien; pero si no, se contentaría con lo que parecía su inevitable destino: ser un mediocre.Pero había algo en lo que «Sparky» se sentía triunfador: el dibujo. Durante su último año de secundaria envió algunas caricaturas para el anuario, pero las rechazaron todas. A pesar de ello, «Sparky» continuó confiando en su talento y decidió convertirse en artista. Poco tiempo después envió muestras de su trabajo a Walt Disney Studios, pero también fue rechazado.Un día, «Sparky» decidió contar su historia por medio de dibujos animados. El personaje principal sería un niño, que simboliza el perdedor eterno y fracasado crónico. Todos, de alguna manera u otra, se podían identificar con este «adorable perdedor» que nos recuerda el dolor y la vergüenza que en algún momento todos hemos experimentado. Y así fue como el personaje creado por Charles Schulz, «Sparky», y que comparte el nombre de su creador, se convirtió rápidamente en un fenómeno cultural a escala global. Me refiero, por supuesto, a Charlie Brown.«Sparky» nunca se rindió, y hoy Charlie Brown puede ser reconocido casi por cualquiera. No sé si hoy me está leyendo alguien que se sienta como «Sparky»; pero quiero aprovechar la oportunidad para recordarte que si perseveras, si te aferras a tu fe en el Señor, si utilizas y desarrollas los talentos que él te ha dado, alcanzarás tu máximo potencial en esta vida y también estarás listo para la venidera. A fin de cuentas, no existen los perdedores, simplemente algunos ganadores tardan más en desarrollarse.
Matutina para Mujeres | Miércoles 10 de septiembre de 2025 | ¡Ya no duele!
«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio
y renueva un espíritu fiel dentro de mí»
(Salmos 51:10)
Don Lucio era un hombre muy responsable en su trabajo. Sin embargo, la empresa en la que trabajaba tuvo un problema financiero y debió hacer recorte de personal. Don Lucio y otros quedaron desempleados. Con una familia que alimentar y sacar adelante, don Lucio comenzó a buscar trabajo sin tener resultado. Cierto día, al verlo tan desesperado, su vecino le pidió que cortara la maleza de su terreno para ganarse unas monedas. Así que don Lucio fue por el machete, su sombrero y camisa manga larga y comenzó a limpiar.Al final del día, descubrió que una enorme ampolla amenazaba con explotar en su mano, pero era necesario terminar el trabajo. A la mañana siguiente, regresó, pero el dolor en su mano le hacía pensar que nunca más aceptaría un trabajo así. Mientras trabajaba, otro vecino pasó por el lugar y le ofreció una cantidad de dinero por limpiar su patio. Como estaba tan necesitado, aceptó el empleo. La ampolla, que se había reventado, dolió por un tiempo. Pero, al transcurrir los días y seguir limpiando patios, don Lucio vio que una piel engrosada crecía en el lugar de la ampolla y ya no dolía, se había convertido en un callo.En ocasiones, los cristianos formamos callos espirituales en nuestro corazón. La primera vez que cometemos la falta, duele, nos arrepentimos y prometemos que no volverá a pasar. Quizás prometemos que nunca más vamos a ingerir ese alimento dañino o quizás que nunca más veremos cierto tipo de publicaciones en internet, o que nunca más diremos mentiras, o que no enviaremos mensajes a cierta persona, o que no ocurrirá de nuevo lo que ocurrió ayer con aquel chico. Pero sucede de nuevo, vuelve a doler y, tras el arrepentimiento, volvemos a prometer que no pasará de nuevo… Y vuelve a pasar, pero ahora duele menos, hay menos remordimiento.La siguiente vez, ya no duele, ya es normal. Lo que ha ocurrido es que hay callos cuando hemos hecho que el Espíritu Santo se retire de nuestra vida. Por eso ya no duele, por eso ya es normal y el pecado se vuelve un estilo de vida fácil de seguir. Pero hay una buena noticia: Jesús quiere quitar el callo de tu corazón hecho piedra y darte un corazón de carne dispuesto a obedecerlo.
Matutina para Adultos | Miércoles 10 de septiembre de 2025 | Llenos del Espíritu de Cristo
«Entonces Jesús les dijo una vez más: «La paz sea con ustedes. Así como el Padre me envió, también yo los envío a ustedes». Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo»»
(Juan 20: 21-22, RVC).
Este gesto de Jesús de soplar sobre sus discípulos me sorprendió durante bastante tiempo. Solo cuando estudié el pasaje más a fondo comprendí que debía entenderlo en el contexto cultural en el que vivían los apóstoles. El gesto de Jesús, arraigado en la tradición de los gestos concretos de los profetas del Antiguo Testamento, estaba muy claro para su entorno, ya que tanto en hebreo (ruaj) como en griego (pneuma) la palabra que designa el soplo, el aliento, el viento y el espíritu son la misma. El símbolo y la realidad se aclaran el uno al otro: Jesús sopla simbólicamente porque desea que los apóstoles estén llenos realmente de su Espíritu.Mi yerno Davide, antes de ser profesor de Filosofía y Ética en la Universidad Andrews (Míchigan, Estados Unidos), fue profesor de Educación Física y Deportes en Europa, y capellán de numerosos atletas en los Juegos Olímpicos de Invierno del año 2006 en Turín (Italia). Juntos hemos comentado muchas veces las metáforas deportivas utilizadas por la Biblia para ilustrar el evangelio. Pero él me ayudó a comprender el gesto de Jesús soplando sobre sus discípulos con una metáfora moderna. Con su permiso, refiero aquí un par de reflexiones espirituales suyas, destinadas en principio a jugadores de fútbol, basadas en un simple balón:• La primera es que un balón solo funciona bien si está debidamente hinchado. Y que un cristiano solo funciona bien si está lleno del soplo divino del Espíritu. Porque si el balón no está bien hinchado y no es perfectamente esférico, se desvía sin remedio. Un cristiano, si no tiene un desarrollo armonioso y no está lleno del Espíritu, también se desvía.• La segunda es que todo balón sirve más a los objetivos del partido cuando es compartido que cuando algunos jugadores lo retienen para jugar ellos solos. El cristiano está llamado a compartir con otros sus «jugadas» al servicio de las metas del gran Entrenador. Para alcanzarlas se requiere compartir el balón del evangelio con otros y no retenerlo, siguiendo bien las órdenes del capitán del equipo.Es evidente que las afinidades entre nuestra misión cristiana y los objetivos de cualquier deporte son superficiales. Pero al igual que Pablo se inspiraba de los atletas de su tiempo para estimularnos en la vida cristiana (ver 1 Cor. 9: 24-27), también nosotros podemos sacar lecciones espirituales hasta de un balón de fútbol.Señor, necesito tu Espíritu hasta para respirar. Gracias por aceptarme en tu equipo.
Matutina para Jóvenes | Martes 9 de septiembre de 2025 | #SinFiltro
«Dime, hijo mío, ¿quién eres tú?»
(Gén. 27:18, NVI)
No recuerdo el momento exacto en el que me uní a Instagram, creo que lo hice más por seguir la manada que por interés genuino. Lo cierto es que desde el inicio me llamó la atención la enorme cantidad de filtros y efectos que ofrece. ¡Y la lista ha crecido desde entonces! Pero también noté algo perturbador: mis conocidos lucían tan diferentes en sus fotos y estados ¡que a veces me costaba reconocerlos! Incluso algunas fotos que usaban la etiqueta #SinFiltro se veían artificiales, o en ángulos que no representaban la realidad.Sinceramente no creo que sea culpa de las redes sociales. La costumbre de usar un filtro para aparentar lo que no somos es tan antigua que incluso en la Biblia podemos hallarla. Un día Jacob tomó la decisión de engañar a su padre para obtener la bendición. ¿Cómo lo hizo? Colocándose un «filtro».Con la ayuda de su madre, se vistió con las ropas de su hermano, para tener su aroma; y se cubrió con pieles de cabritos para simular su vello corporal. Pero eso no fue suficiente. Cuando su padre lo sorprendió con la pregunta: «¿Quién eres tú?», imagino que también tuvo que modular la voz, además de mentir, para convencerlo de que era otra persona.Al igual que Jacob, muchos hoy vivimos vidas prestadas o inventadas, quizás porque no nos sentimos satisfechos con lo que somos o porque creemos que no somos lo suficientemente buenos. ¡Pero vaya ironía! Unos años más tarde engañaron a Jacob de una forma muy parecida al método que él había usado con Isaac.Veinte años después, cuando regresaba a casa, Jacob se encontró luchando con Dios mismo a orillas del arroyo Jaboc. Entonces, la pregunta volvió como un búmeran, solo que ahora de labios del Señor: «¿Cuál es tu nombre?» (Gén. 32:27). ¿Mentiría Jacob nuevamente? No, Jacob sabía que ante los ojos de Dios no hay filtro que valga; también había aprendido lo importante que es la autenticidad, así que respondió: «Jacob», simplemente Jacob, Jacob #SinFiltro. Como resultado, en vez de un filtro pasajero, Dios le cambió el nombre permanentemente: Israel, el que luchó con Dios y los hombres y venció (Gén. 32:28).Jacob tuvo el valor de mostrarse ante Dios y el mundo sin filtros, y su vida fue mejor desde entonces.¿Tendrás tú el valor de vivir #SinFiltros?
Matutina para Mujeres | Martes 9 de septiembre de 2025 | Deja las ramitas
«Además, arranquen de los manojos algunas espigas de cebada y déjenlas caer a propósito. ¡Permítanle recogerlas y no la molesten!»
(Rut 2:16).
Una mañana, mientras doña Tere limpiaba la sala de su casa, observó a través de los cristales polarizados de su ventana, que la vecina hacía intentos esforzados por llevarse una rama del limón que había pasado al terreno de Tere por encima de la barda. La vecina estuvo intentando largo rato. Finalmente, logró pasar todo el brazo del limonero al otro lado y lo ató para asegurarse de que no regresara. Era un árbol de limón muy generoso y constantemente daba jugosos frutos. Alrededor de un año después del incidente, el limonero estuvo completamente seco. Al constatar que este relato es real, me pregunto: ¿Se habría secado de igual manera si la vecina hubiera seguido compartiendo aquella pequeña rama con Tere? Ciertamente, nunca tendré la respuesta, lo que sí sé es que el Señor no mira con agrado a los egoístas.Todos hemos sido llamados a saciar las necesidades de los demás, sin importar el nivel socioeconómico que tengamos. El dar a los demás no está condicionado solo a los que tienen una vida cómoda. Nadie puede decir que no tiene nada en sus manos para ayudar al necesitado. Booz dio la orden para que los segadores dejaran caer intencionalmente las gavillas para que Rut las recogiera y la recompensa de aquel hombre bondadoso la hemos leído en repetidas ocasiones.La prosperidad sobreviene a todos aquellos corazones que están dispuestos a pensar también en los demás y no solo en ellos mismos. Un corazón egoísta vive para su propio beneficio, solo busca obtener ganancias y hacer lo que le conviene. Pero tal actitud dista mucho del ideal cristiano. No honramos al Dios que profesamos cuando actuamos con egoísmo. La pobreza y miseria de espíritu secan a los egoístas como se secó aquel árbol de limón.Decide hoy dejar una ramita de amor a tu paso para que alguien la recoja, una ramita de cortesía, una moneda, una manzana, un vaso de agua o una sonrisa. Hay miles de maneras de luchar contra el egoísmo. Abre las manos y sé las manos de Jesús en la Tierra. Él estaría gustoso de hacerlo por sí mismo, pero al irse al cielo, dejó esa linda tarea para ti y para mí.
Matutina para Adultos | Martes 9 de septiembre de 2025 | Identidad cristiana
«Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos»
(Juan 13: 35, DHH).
En teoría, ser cristiano es ser discípulo de Cristo. Y esto, desde la primera generación. Como registra Lucas ya en el libro de los Hechos de los Apóstoles, «a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía» (Hech. 11: 26), precisamente porque no cesaban de hablar de Cristo. Todos los que nos consideramos cristianos estamos de acuerdo en llamarnos así.Pero desde que, tras los diversos decretos de Constantino, se fue imponiendo el cristianismo como religión oficial del Imperio romano, a nivel personal llamarse «cristiano» no significa necesariamente reflejar el carácter de Jesús de Nazaret. Desde entonces los cristianos ya no nos distinguimos por el mero hecho de atribuirnos ese nombre, sino que necesitamos identificarnos por algo más.Lamentablemente, hoy la mayoría de los millones de llamados «cristianos» nos distinguimos muy poco, a simple vista, de otros creyentes y no creyentes por nuestra manera de ser y actuar. Además, como el cristianismo se encuentra tan dividido, los cristianos nos identificamos en realidad por nuestras diversas denominaciones.Unos definen su identidad cristiana refiriéndose a la procedencia (a menudo geográfica) del credo que profesan (católicos romanos, anglicanos, etc.), a la tradición litúrgica que siguen (maronitas, ortodoxos coptos, armenios, etc.), al nombre de los reformadores que los inspiran (luteranos, calvinistas, etc.), al sistema de organización eclesiástica adoptado por su iglesia (presbiterianos, episcopales, etc.), o a algunas de sus creencias más sobresalientes (unitarios, bautistas, adventistas del séptimo día, etc.). Hay muchos que asocian además dicha identidad con particularidades colaterales, como la manera de adorar (pentecostales, carismáticos, etc.,) o incluso el atuendo (amish, franciscanos, etc.).Pero Jesús dejó muy clara la seña de identidad por la que sus seguidores debíamos ser identificados, y tiene poco que ver con doctrinas, liturgias, sistemas administrativos o prácticas religiosas. Tiene que ver, esencialmente, con la manera de tratarnos los unos a otros y la manera de tratar a los demás. Dicho en otras palabras, por la calidad de nuestro amor puesto en práctica. Es decir, por nuestra disposición a procurar el bien de los demás: «En esto conocerán todos que son mis discípulos, en la manera en que manifiestan su amor los unos por los otros».¡Qué testimonio tan poderoso daríamos al mundo, en el ámbito de la espiritualidad, si los cristianos fuésemos conocidos sobre todo por nuestra solidaridad humana, por nuestra empatía, nuestro talante fraternal y nuestros esfuerzos por construir un mundo mejor!Señor, deseo que me llenes hoy de tu amor y que cada día, por tu gracia, consiga reflejar mejor el tuyo.
Matutina para Jóvenes | Lunes 8 de septiembre de 2025 | Ruido blanco
«Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen»
(Juan 10:27)
¿Alguna vez habías escuchado hablar del «ruido blanco»? El ruido blanco es un sonido que contiene todas las frecuencias audibles, todas de la misma potencia. Aunque yo había escuchado la frase antes y sabía que algunas personas lo utilizan para dormir, nunca lo había probado. Pero cuando nació Joel David, un amigo me recomendó comprar un pequeño dispositivo de ruido blanco para que el niño durmiera mejor.Al principio estaba escéptico, pero después de utilizarlo durante unas semanas, mi esposa y yo nos volvimos fieles adeptos del ruido blanco para dormir. Como el ruido blanco abarca todas las frecuencias audibles, impide que otros sonidos llamen nuestra atención. Descubrí esto una noche, mientras estaba en la habitación con el bebé. Mi esposa me llamó varias veces, pero no escuché nada. Por eso, cuando el ruido blanco se produce de forma natural, como el sonido del viento entre los árboles o el murmullo del mar, a muchos nos resulta fácil relajarnos y dormir con estos sonidos.Nuestro mundo también está lleno de ruido blanco, literal y simbólicamente. El trabajo, los estudios, las redes sociales, la familia, la búsqueda del éxito, el deporte y tantas otras actividades a menudo hacen «ruido» en nuestras vidas. Un ruido a veces necesario, pero que puede convertirse en una competencia para la voz de Dios.Quizás estás familiarizado con la parábola de la gran cena (Luc. 14:15-24). En este relato, los invitados dejaron de asistir al banquete, símbolo del evangelio, porque estaban demasiado ocupados en asuntos cotidianos: un terreno (vers. 18), yuntas de bueyes (vers. 19) y el matrimonio (vers. 20). Mediante esta parábola Jesús ilustró cómo Satanás es un experto «haciendo ruido», al punto de que incluso las bendiciones que Dios nos ha dado se pueden convertir en un estorbo, si dejamos de escuchar la voz del Señor que nos invita a su presencia.El secreto del ruido blanco consiste en colocar todas las frecuencias a la misma potencia. Si queremos aprender a diferenciar lo que realmente es importante hemos de aprender a colocar cada «frecuencia» en el nivel de potencia que le corresponde. Solo cuando coloquemos la voz de Dios en primer lugar, lo que a menudo requiere bajar el volumen a todo lo demás, podremos escucharlo y permitirle guiar nuestras vidas.
Matutina para Mujeres | Lunes 8 de septiembre de 2025 | El derecho de saber
«Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida»
(2 Timoteo 3:16).
Saber leer y escribir es un derecho que hoy gozamos tanto hombres como mujeres, sin embargo no siempre fue así. Alrededor de los siglos XVI y XVII, solo las reinas sabían leer y escribir. Los hombres estudiados se negaban a que las mujeres aprendieran a escribir pues afirmaban que de saber, podría haber graves inconvenientes y ellas se creerían con más autoridad que los hombres. Opinaban que con saber leer era suficiente, pues saber escribir no le era necesario pero sí le podía ser perjudicial. El jesuita Gaspar de Astete opinaba que las mujeres no ganarían para la comida escribiendo ni contando, y que no debían valerse con la pluma como el hombre. Al día de hoy podríamos mencionar una lista interminable de ilustres mujeres que han dejado grandes legados en sus escritos a la humanidad.Hoy se celebra el Día de la Alfabetización, que tiene como propósito que los gobiernos, las sociedades civiles y otras partes interesadas promuevan que las personas aprendan a leer y escribir sin distinción de género.Una de las maneras en que nosotras podemos ser parte de estos esfuerzos es buscando a una persona que no sepa leer o escribir para convertirnos en su maestra. Todavía existen mujeres iletradas a quienes podríamos llegar con un mensaje de esperanza y brindar el curso de alfabetización con la Palabra de Dios. La Biblia es un gran instrumento para llevar a cabo esta obra.Según datos de la UNESCO, hasta 2016 había 758 millones de adultos sin alfabetización, de los cuales dos tercios son mujeres. Dadas estas cifras, podemos afirmar que cerca de nosotras hay una mujer a la cual podemos ayudar. El texto de hoy afirma que la Escritura es útil para enseñar y, aunque se refiere a los asuntos espirituales, se ha comprobado que muchas personas han aprendido a leer a través de ella. Pon manos a la obra y ve en busca de tu alumna, abre sus ojos a la alfabetización y a la luz de la verdad de Cristo. Que ella pueda conocer la verdad por sí misma y no estar más atada a la ignorancia y a las tinieblas. Esta es una manera práctica de evangelizar.
Matutina para Adultos | Lunes 8 de septiembre de 2025 | Lecciones de los castellers*
«Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él y dirán: «Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir»»
(Lucas 14: 28-30, NVI).
Los llamados castells (de «castillo», en catalán) son torres humanas de varios pisos de altura que se erigen en ciertas fiestas de varias localidades del Levante español. Con una tradición de más de doscientos años de historia, estas «torres» gozan de un alto valor simbólico dentro de la sociedad catalana, y han recibido un importante reconocimiento internacional como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.En cada castell interviene un numeroso grupo de hombres y mujeres de todas las edades que se entrenan durante todo el año para sus actuaciones, a las que suelen invitar a amigos, familiares, aficionados y espectadores espontáneos.Los castells son un singular ejemplo de trabajo en equipo, y de cultivo de otros admirables valores. Para formar castillos humanos altos, sólidos y seguros, se necesitan hábil planificación y mucha disciplina. La coordinación entre todos los participantes, desde la enxaneta (niño o niña que lo culmina) hasta cualquiera de las personas que forman la base o pinya, es vital para que la torre se monte y desmonte sin problemas, de forma armónica y acompasada.Un castell es, también, un ejemplo de solidaridad, de compañerismo, de persistencia en el entrenamiento, de tenacidad y esfuerzo inclusivo, ya que se trata de una actividad en la que todos los participantes tienen que aportar algo en un espacio de integración, de convivencia y comunicación intergeneracional abierta.El objeto de las palabras de Jesús es que tomemos conciencia de la seriedad de nuestra misión como discípulos suyos, y motivarnos a ser responsables al dedicar toda la atención y el cuidado que merecen nuestros esfuerzos en la construcción de un mundo mejor.Si eso es necesario para cualquier edificación humana, por modesta que sea, si la planificación inteligente se requiere hasta para levantar una torre de castellers, destinada a durar unos breves minutos, ¡cuánto más lo será la construcción de algo que deseamos que sea tan duradero como la transmisión del mensaje de salvación a toda la humanidad! Actuar a la ligera, de manera precipitada o inconsecuente, es correr el riesgo de que nuestros fracasos empañen de oprobio la causa del evangelio.Señor, dame el valor, la inteligencia y la solidaridad que necesito para «arrimar el hombro» a mi parte en tu obra.72 «Cada una de las personas que forman una torre humana encaramadas unas a los hombros de otras, siguiendo una tradición folclórica de Cataluña, España», Diccionario de la lengua española, Real Academia Española / Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), octubre de 2014.
Matutina para Jóvenes | Domingo 7 de septiembre de 2025 | Llegó el que hacía falta
«Una cosa te falta»
(Mar. 10:21)
Ya en otras meditaciones te he confesado mi preferencia por los productos de Apple, el gigante de la tecnología y fabricante del iPhone y el iPad. Así que tal vez no te sorprenda tanto saber que cada año disfruto los eventos que Apple organiza alrededor de esta fecha para presentar sus nuevos productos. Uno de los eventos de Apple que más he disfrutado fue el del 7 de septiembre de 2016.Durante la presentación, Tim Cook, el presidente de Apple, pasó al escenario y anunció que la tienda de aplicaciones ya contaba con más de medio millón de juegos. «Sin embargo —continuó Cook—, a pesar de tener tantos juegos hay algo que falta; mejor dicho, falta alguien». Acto seguido la pantalla se tornó roja y apareció Mario, el icónico plomero de Nintendo y rey de los videojuegos. Entonces entró Shigeru Miyamoto, el creador de Mario, y presentó el nuevo juego: Super Mario Run.De inmediato el juego acaparó la atención de los usuarios y veinte millones de personas, incluyéndome, se inscribieron para descargar la aplicación el día de su lanzamiento. Cuando debutó, el 15 de diciembre de 2016, consiguió 35 millones de descargas en los primeros tres días y alcanzó 50 millones de descargas durante la primera semana en el mercado. ¡De verdad hacía falta Mario!Permíteme tomar prestadas las palabras de Tim Cook al presentar el juego: «Todavía hay algo que falta; mejor dicho, falta alguien». ¿Será posible que a veces nos pasemos la mayor parte de nuestras vidas buscando ese algo que nos falta y no nos demos cuenta de que, en realidad, lo que nos hace falta es Alguien? Ese fue el caso de la mujer que se entrevistó con Jesús junto al pozo aquella calurosa tarde. Cristo le dijo: «Lo que necesitas es el agua viva», y luego añadió: «Ese soy yo, el mismo que habla contigo» (Juan 4:26). Ese fue también el caso del joven que aparentemente lo tenía todo. Jesús vio a través de su existencia vacía y le dijo: «Una cosa te falta: […] ven y sígueme» (Mar. 10:21).Solo hay una Persona que puede llenar nuestro corazón: Cristo Jesús. Aunque el mundo nos brinda más de medio millón de distracciones y juegos, no necesitamos más de lo mismo, pues no se trata de qué, sino de quién.
Matutina para Mujeres | Domingo 7 de septiembre de 2025 | Hágase tu voluntad
«Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo»
(Mateo 6: 10).
Supongamos que, un día, me levanto temprano para ir al mercado a comprar pescado para hacer el almuerzo. Voy emocionada porque tengo planes de hacer un delicioso pescado empapelado con mucho amor para mi esposo. Compro los ingredientes con el dinero que mi esposo ha dejado y, al llegar a casa, me dispongo a cocinar. Lo hago lo mejor posible y a mi gusto; el pescado empapelado me queda gourmet. Realmente puse empeño en hacer ese platillo. Espero a que llegue mi esposo del trabajo y le sirvo el plato en la mesa, al tiempo que le cuento con cuánto afán he trabajado ese día para él. Solo hay un problema: a mi esposo no le gusta el pescado empapelado. A él únicamente le gusta frito o en caldo. ¿Sería justo que yo quisiera que él comiera lo que yo le preparé, a sabiendas de que no es lo que a él le gusta?Algo similar hacemos a veces con nuestros actos de servicio a Dios. En ocasiones nos esforzamos por hacer obras como las de Caín, que no son precisamente las que Dios ha pedido ni la manera en que las ha pedido. La frase «hágase tu voluntad en la tierra» quiere decir que sus criaturas deben cumplir las especificaciones que ha dejado el Creador, tal como se realiza el servicio en el cielo. ¿Y quiénes son los que harán su voluntad en la tierra? Claramente somos nosotros, los humanos, quienes nos hacemos llamar hijos de Dios.El Señor provee los recursos necesarios para nuestro sustento, así como mi esposo proveyó (en el pescado imaginario que preparé) y, por lo tanto, no deberíamos gastar nuestras fuerzas haciendo nuestra propia voluntad. No sería justo que quisiéramos que Dios aceptara nuestra ofrenda y nuestro servicio solo porque nos esforzamos en hacerlos o entregarlos. Es innegable que, como humanos que somos, tenemos defectos e imperfecciones; sin embargo, eso no debiera ser nunca un argumento para querer hacer las cosas a nuestra manera.Cuando la voluntad de Dios en el cielo fue puesta en tela de juicio, se produjo el origen de la desgracia en la que está sumergida la tierra. Como hijas de Dios, es nuestro deber responder a su amor haciendo su voluntad, así como los ángeles le sirven en el cielo. Pidamos con insistencia oír la voz de Dios para saber cuál es su voluntad. La buena noticia es que él está presto para hablarnos.
Matutina para Adultos | Domingo 7 de septiembre de 2025 | Perlas verdaderas y falsas
«El reino de los cielos también es semejante a un mercader que busca perlas finas»
(Mateo 13: 45, NBLA).
En julio de 1990 tuve el privilegio de colaborar en una campaña de evangelización en la bellísima isla de Tahití, en la Polinesia Francesa. Habiendo escogido como tema de mis conferencias las parábolas de Jesús, un día me correspondió predicar sobre la parábola de «la Perla de gran precio» (ver Mat. 13: 45-46). Recuerdo haber comentado que, no siendo un experto, personalmente tendría una gran la dificultad en distinguir una perla verdadera de una falsa. Y que me encantaría, buceando por aquellos mares, encontrar una perla verdadera, por pequeña que fuera. ¡Cuál no sería mi sorpresa, al día siguiente, recibir de parte de uno de los asistentes, que tenía una «granja» dedicada al cultivo de perlas, una bellísima perla negra, evidentemente auténtica, que mi esposa guarda todavía como un valioso tesoro!El mercader de perlas de la parábola de Jesús, como buen experto, ha visto muchas perlas hermosas. Pero ninguna le satisface plenamente. Por eso tiene mucho cuidado con las imitaciones. Y por eso también, al encontrar la gema soñada, lo vende todo para adquirirla. Su descubrimiento le produce tal gozo que ningún precio le parece demasiado elevado. El desprenderse de todo lo anterior no tiene nada que ver con la renuncia o el sacrificio. La suya no es una operación arriesgada o absurda: se trata de una jugada fabulosa. Todo palidece ante la maravilla del hallazgo. El resto de sus joyas aparece en su cruda realidad como bisutería barata. Deshacerse de ellas es el negocio de su vida.Porque lo importante en la parábola de la perla, como en la del tesoro, no es el modo del encuentro sino el gozo producido por el precioso hallazgo. El mercader de perlas toma conciencia de que el reino de Dios —la salvación— vale infinitamente más que todas las piezas de bisutería que ha ido acumulando. Por eso, en un presente decisivo se deshace del pasado para asegurarse el futuro.En nuestras sociedades de consumo, todos somos mercaderes o clientes de baratijas y de cosas que nos cuestan muy caras. Mercaderes ajetreados, clientes insatisfechos, víctimas y beneficiarios de malos negocios y de estafas. El gran supermercado del mundo está lleno de fabricantes y dealers (comerciantes) de sueños. Vendedores de utopías, estafadores de almas, pregoneros de sucedáneos de felicidad. Proveedores de narcóticos y drogas de todas las índoles, traficantes de ideas espurias que intentan deslumbrarnos y distraernos, con su brillo falso, del fulgor de la perla auténtica.Señor, me has hecho el regalo de la perla de la salvación. No dejes que jamás la pierda.
Matutina para Jóvenes | Sábado 6 de septiembre de 2025 | Cómo revivir
«Yo sé todo lo que haces, y sé que estás muerto aunque tienes fama de estar vivo. Despiértate y refuerza las cosas que todavía quedan, pero que ya están a punto de morir»
(Apoc. 3:1-2)
En el Apocalipsis, Jesús presenta una alarmante descripción de la iglesia de Sardis. A la vista de Jesús, los miembros de esta iglesia estaban muertos. Si la muerte espiritual es un asunto serio, ¡imagínate cuánto peor sería aparentar vida cuando la realidad es todo lo contrario!Ante el tétrico cuadro de Sardis, Jesús da un contundente consejo en el versículo de hoy. La clave para revivir consiste en «reforzar lo que todavía queda». ¿A qué se refiere Jesús con esto? Elena de White cuenta una historia que ilustra el consejo de Jesús:Una vez leí sobre un hombre a quien, estando de viaje un día de invierno, andando en medio de la nieve amontonada por el viento, el frío lo había paralizado tanto que casi había perdido la vida. Cuando casi había perecido congelado, víctima del abrazo del viento helado y estaba a punto de abandonar la lucha por la vida, escuchó los gemidos de otro viajero que, como él, también estaba a punto de perecer víctima del frío. Su humanidad se levantó para rescatarlo. Frotó las extremidades cubiertas de escarcha del desdichado hasta que, tras un gran esfuerzo, consiguió ponerlo en pie y, puesto que no se podía tener derecho, le pasó los brazos alrededor del cuerpo y cargó con él a través de los montones de nieve que, unos momentos antes, había pensado que no conseguiría cruzar. Cuando hubo llevado a su compañero a un lugar seguro, su mente se iluminó con el destello de la verdad: al salvar a su vecino también se había salvado a sí mismo. Sus sinceros esfuerzos para salvar a otro aceleraron la sangre que se estaba helando en sus venas y creó un saludable calor en las extremidades del cuerpo. (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 314).Cuando estás en peligro puede parecer descabellado socorrer a otra persona, pero en el ámbito espiritual, ayudar al que está a punto de perecer puede ser la clave para salvar incluso tu propia vida espiritual. Hoy, agudiza tus sentidos, tal vez haya alguien a tu alrededor que necesite una palabra de aliento o un oído atento. Recuerda que, al brindar ayuda a otros, te estás ayudando a ti mismo.
Matutina para Mujeres | Sábado 6 de septiembre de 2025 | El relojero cósmico
«¿Puedes dirigir las constelaciones a través de las estaciones del año o guiar a la Osa con sus cachorros a través del cielo?»
(Job 38:32).
En una famosa revista se ofrece, en ostentosa oferta, un legendario reloj inspirado en la historia de un gran hombre. Hace 500 años, cuando las embarcaciones emprendían viajes para descubrir nuevos mundos, el personaje más importante de cada navío era el que sabía medir el tiempo y la duración del viaje. Se les llegó a conocer como los «guardianes del tiempo». Gulliver se destacó entre los más reconocidos, convirtiéndose en un amuleto para los marineros, según cuenta la leyenda. Se creía que cualquier barco que Gulliver llevara realizaría su viaje con éxito y regresaría a tiempo al puerto. A esos marineros se les atribuye la creación de los primeros relojes.Años más tarde, durante la Edad de las luces, surgió un grupo llamado «enciclopedistas». Estaba formado por pensadores radicales que tenían una actitud crítica hacia la ortodoxia de la religión. Eran escépticos a los milagros y veían a Dios como un mecánico del universo, es decir, una especie de relojero cósmico. Los enciclopedistas tenían la certeza de que Dios había construido el mundo, le había puesto leyes para regirse y se había marchado. Por tal motivo, la única manera de conocer los planes de Dios era por medio de la ciencia y la religión no era necesaria.No. Dios es más que un relojero cósmico. Él hizo el mundo y puso leyes cósmicas que la rigen. En Job 38 podemos espaciarnos en su infinito poder. Dios no abandonó a su creación como pensaba aquel grupo de hombres en la Edad de las luces. Dios, como capitán de nuestra embarcación, habrá de llevarnos al puerto seguro. No es un amuleto como Gulliver, es nuestro soberano Guía y Redentor. Es el creador del tiempo y actúa según el tiempo de su infalible sabiduría.Somos testigos, y la historia lo confirma, de que su Palabra se ha cumplido en el tiempo estipulado años atrás en las profecías. Eso debe darnos la certeza de que su venida es inminente. ¿Crees que Dios demora? No. Él nunca llega tarde. Si hace salir el sol, la luna y las estrellas a su tiempo, a su tiempo también responderá tu oración, tu pedido, tu deseo. La buena noticia es que eres una pieza única de su creación; por ningún motivo pienses que te ha abandonado.
Matutina para Adultos | Sábado 6 de septiembre de 2025 | Buscando perlas
«También el reino de los cielos es semejante a un comerciante que busca buenas perlas, y al hallar una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía y la compró»
(Mateo 13: 45-46).
En tiempos de Jesús las perlas, que eran todas naturales, estaban entre las joyas más caras del mundo (ver Job 28: 18). En el año 74 de nuestra era, Plinio cuenta que César le regaló a la madre de Bruto (quien lo asesinaría poco después) una perla valorada en 6 millones de sestercios. Y afirma que Cleopatra poseía dos perlas estimadas en 100 millones de sestercios.Imagina un mercader fascinado por las perlas. Un experto en diamantes, rubíes, esmeraldas y demás piedras preciosas. Pero las perlas, esas joyas esféricas de brillo nacarado, irisado y vivo, le atraen de modo especial. Son diferentes de todas las demás joyas por la forma en que han llegado a producirse. Una perla no es un simple pedazo de mineral. Es el resultado del sufrimiento de la ostra en su lucha contra algo hiriente que se ha introducido en ella. Cuando un grano de arena penetra en el interior de la madreperla y le hace daño, esta segrega un depósito de nácar que recubre al objeto intruso con su suave manto. El brillo de la perla procede del dolor de un ser vivo.Nuestro mercader busca perlas preciosas. Blancas, negras o con matices grises, rosados, amarillentos o verdosos, las perlas finas son escasas y encontrarlas es difícil. Las madreperlas pueden estar en aguas relativamente profundas y no es fácil bucear a pleno pulmón para sacarlas. Además, pocas ostras contienen perlas. Hace falta abrir muchas para encontrar una perla cualquiera, y muchas más para encontrar una especial. No es de extrañar que ciertas perlas alcancen precios astronómicos.El texto dice que esta perla era «supervaliosa» (polytimon, en griego). El verbo usado aquí para «hallar» (eurón) sugiere un hallazgo único, sin precedentes e irrepetible. De ahí viene el eureka de Arquímedes.El tesoro de la parábola fue encontrado sin buscar; en cambio, la perla la encontró alguien que buscaba. El Maestro solía repetir que quien busca halla (ver Mat. 7: 7-8). Este mercader inteligente no se contenta con lo que tiene. Y no para hasta que encuentra lo que busca. Y como es un experto, sabe que el valor de esa perla lo merece todo.El reino que Jesús nos ofrece es esa perla de valor supremo, nacido en este mundo perturbado por el mal, de una herida profunda en el corazón de Dios. Que mediante su gracia prodigiosa ha conseguido recubrir nuestra realidad hiriente con la belleza incomparable de su amor.Señor, yo quiero atesorar esa perla y compartirla con otros.
Matutina para Jóvenes | Viernes 5 de septiembre de 2025 | ¿Sin intermediario?
«Así que somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros» (2 Cor. 5:20)
El 16 de junio de 2015 el magnate estadounidense de los bienes raíces Donald Trump descendió por las escaleras eléctricas doradas de la torre Trump, en Nueva York y anunció al mundo sus intenciones de convertirse en el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos. En enero de 2016, diez meses antes de que Trump ganara las elecciones, la revista Time declaró: «Como Trump ganó, ahora solo necesita los votos». En dicha revista, David Von Drehle señala que una de las estrategias del candidato consistió en la «desintermediación»; es decir, «deshacerse del intermediario».Trump no filtraba sus opiniones o comentarios a través de los intermediarios tradicionales, como los periodistas o su equipo de campaña. Se dirigía a las masas mediante Twitter (ahora «X»). Ya sea que te haya gustado o no, debemos reconocer que le funcionó.El caso de Trump es uno más en un largo proceso de «desintermediación» en el que nuestro mundo parece estar inmerso. Hace más de quince años que dejé de usar una agencia de viajes para comprar mis boletos de avión, ahora voy directo con la aerolínea. Ya no suelo ir a cuatro o cinco tiendas para comprar lo que necesito, lo pido todo por Amazon. Ya no es necesario ir a un club de video a rentar películas, puedes acceder directamente a Netflix o Disney+ y escoger el contenido que deseas ver.Pero a pesar de la tendencia a la desintermediación, siempre será necesario un humano al volante de un vehículo, o para dar reanimación cardiopulmonar. ¿Y para llevar a una persona a Cristo? ¿Todavía se necesita de tu testimonio y participación personal? ¿O ya le puedes encargar esa tarea a una máquina, o dejar que la gente «vaya directo» a Dios»?En 2 Corintios 5:20 Pablo señala que tú y yo somos insustituibles en nuestra misión de ser embajadores de Cristo. Nadie puede ocupar tu lugar como «intermediario» para que otros conozcan del amor de Cristo. La Reforma Protestante redescubrió el concepto bíblico de que todos los creyentes somos sacerdotes. En un mundo en el que cada vez más se necesitan menos intermediarios, el evangelio nos recuerda que todos tenemos la responsabilidad de facilitar la salvación de aquellos que se encuentran lejos de Dios.
Matutina para Mujeres | Viernes 5 de septiembre de 2025 | No tengo profesión
«Amós le respondió a Amasías: ‘Yo no soy profeta, ni hijo de profeta.
Soy boyero, y recojo higos silvestres’ »
(Amós 7:14, RVC).
Si alguna vez te has sentido incapaz de realizar la obra de Dios por no tener un título profesional, hoy hay buenas noticias para ti. Un joven tenía dos oficios. Uno era cuidar a los bueyes y conducirlos; el otro era recoger higos silvestres. Cierto día, mientras cuidaba a los bueyes, Dios lo llamó para ser su voz en el mensaje al pueblo. Así fue cómo Amós se convirtió en profeta del Señor. Cuando Amasías lo confrontó para pedirle que dejara de profetizar, Amós respondió de modo contundente: «no soy profeta, ni hijo de profeta». Claramente, Amós seguía trabajando en su oficio y, humildemente, profetizaba cuando Dios se lo mandaba. Su padre no había sido profeta y él mismo no había asistido a la escuela de los profetas, a quienes se les llamaba «hijos de los profetas». Es decir, no había recibido una formación humanamente profesional para profetizar.Como mujeres, tenemos capacidades ilimitadas para desarrollar en la causa del Señor, que con frecuencia se ven desvanecidas por el lastimero pensamiento de «no tengo una profesión». La vida de Amós nos enseña dos cosas: humildad y compromiso. Por un lado, la humildad al realizar el cargo que se te ha encomendado, sin vanagloria y sin presunción, sabiendo que los dones vienen únicamente de Dios. Amós no dejó de cuidar bueyes y recoger higos solo porque trabajaba para Dios. Es un error pensar que nuestros cargos nos dan un elevado renombre en la sociedad. Ante los ojos de Dios, todos somos iguales. Por otro lado, el compromiso, es decir, hacer todo lo que esté en tus manos para brindar un servicio de calidad, a pesar de no tener una profesión en las escuelas humanas. Es un error pensar que sin estudios no se puede hacer nada en la obra del evangelio.Si por motivos ajenos a tu voluntad no pudiste estudiar una carrera, recuerda que Dios llama a su servicio a los de corazón humilde y los perfecciona para su obra. Si estás estudiando o ya tienes una profesión, usa tu conocimiento en el servicio al Señor. Es posible que hoy estés detrás de la máquina de coser o de la mesa de la cocina. Quizás te encuentras amasando pan, entre otros. No importa donde estés, si el Señor te llama a servirle, no dudes en hacer su voluntad.
Matutina para Adultos | Viernes 5 de septiembre de 2025 | Valorar un tesoro
«Además el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo
(Mateo 13: 44).
¿Qué niño no ha soñado nunca con encontrar un tesoro? Recuerdo la alegría de nuestro hijo, el día en que, en una actividad de los Conquistadores de Berrien Springs (Míchigan, Estados Unidos), se encontró una antigua moneda de plata de un dólar. Para sus once años aquello era un gran un tesoro.En tiempos del Maestro, aunque ya había bancos (ver Mat. 25: 27), era costumbre guardar los ahorros en una bolsa, una jarra o un cofre, que se escondía en algún lugar secreto en un muro o en el suelo de la casa. Esas eran las cajas fuertes. Cuando las fortunas se veían amenazadas por la inestabilidad, el robo y el pillaje, buscando escondites seguros, grandes y pequeños propietarios llegaban a enterrar sus tesoros bajo tierra. Con el paso del tiempo podía ocurrir que los dueños desapareciesen o que sus legítimos herederos perdieran el rastro del lugar donde se ocultaban sus bienes… En este caso el tesoro podía pasar a ser propiedad de quien tuviese la suerte de encontrarlo, porque las leyes atribuían el derecho al tesoro al dueño de la propiedad donde este se encontrase.Imagina que un agricultor alquila un campo para trabajarlo y un día, mientras el asno o los bueyes tiran del arado, este se clava en un cofre de madera. Al abrirlo descubre una inmensa fortuna: monedas, joyas, lingotes de oro y plata.Sin pensarlo dos veces recubre el cofre y se va a vender lo que haga falta para adquirir el campo. Nadie entiende su repentino empeño por esa compra. Pero él sabe lo que hace. En cuanto se convierte en el propietario legal del terreno, se adueña por fin de sus inesperadas riquezas.El reinado de Dios —su plan de salvación para nuestra vida— es el mayor tesoro a nuestro alcance. ¿Cuánto lo valoramos? ¿De qué estamos dispuestos a prescindir por asegurárnoslo?Me encanta esta explicación del reinado o reino de Dios.En los campos de nuestra existencia, llenos de pedregales y de espinos, plagados de cizaña, contaminados sin remedio, explotados con cereales transgénicos o sembrados de minas, a la vez campos de concentración y campos misioneros, hay también, muy cerca de cada uno de nosotros, un fabuloso tesoro de origen extraterrestre. En la Biblia tenemos el plano para encontrarlo. Y como en los planos de muchos tesoros, el lugar culminante del recorrido también está marcado por una cruz.Señor, ayúdame hoy a valorar tus tesoros por encima de todas las cosas.
Matutina para Jóvenes | Jueves 4 de septiembre de 2025 | ¿»Solo sexo»?
«Lo que Dios quiere es que ustedes lleven una vida santa, que nadie cometa inmoralidades sexuales»
(1 Tes.
4:3)
En una de las escenas del filme de 2001 titulado A Beautiful Mind [Una mente brillante], John Nash, el brillante matemático que carece de habilidades sociales interpretado por Russell Crowe, conoce a una mujer muy atractiva en un bar. La mujer luce interesada en él, así que le dice: «Quizás quieras invitarme una bebida». Nash le contestó: «No sé lo que se supone que tengo que decir para que te acuestes conmigo, pero ¿podemos suponer que lo dije? Después de todo, estamos hablando de un mero intercambio de fluidos, ¿verdad?».Hoy en día resulta común este tipo de pensamiento. Para muchos, la relación sexual entre un hombre y una mujer no es más que «un mero intercambio de fluidos», la satisfacción de un impulso primitivo, como si fuéramos animales que obedecen a los mismos instintos de apareamiento. Si esto es así, ¿por qué los cristianos hacemos tanto alboroto con respecto al sexo?Para los cristianos, el sexo es mucho más que un mero intercambio de fluidos, pues no somos animales. De hecho, en ninguna esfera de la vida procuramos comportarnos como los animales; por tanto, lo que nos separa de las bestias obviamente debiera aplicarse también al ámbito sexual.La otra razón por la que los cristianos vemos el sexo desde una perspectiva diferente es porque a nuestro Creador le importa el sexo. Génesis 1:26 señala que el ser humano fue creado a imagen de Dios, por lo que la vida humana es sagrada. Desde esta perspectiva, «el proceso sexual mediante el cual se crea un nuevo ser humano es también sagrado» (Saving Truth [Zondervan, 2018], p 137.). Además, Génesis 2:24 señala que, mediante el sexo, un hombre y una mujer llegan a ser «una sola carne». Cuando Dios le otorgó el regalo del sexo a Adán y Eva, lo hizo con la intención de que tuviera un profundo efecto unificador en la pareja en vez de ser un mero acto recreativo.En lugar de denigrar uno de los mayores regalos que Dios le ha dado a la humanidad, ¿no sería mejor elevarlo al pedestal que el Señor le concedió en la creación?
Matutina para Mujeres | Jueves 4 de septiembre de 2025 | Primer club de mujeres misioneras
«Juana, la esposa de Chuza, administrador de Herodes; Susana;
y muchas otras que contribuían con sus propios recursos al sostén de Jesús y sus discípulos»
(Lucas 8:3).
Me gusta la historia vista y contada desde la perspectiva del médico Lucas. El evangelio que lleva su nombre y el libro de Hechos arroja mucha información acerca del ministerio de Jesús con relación a las mujeres. Si bien, el Maestro eligió a doce hombres para que anduvieran con él, también los acompañaba un grupo no pequeño de mujeres (Lucas 8:1-2). Estas mujeres, en su mayoría, habían recibido un milagro de sanación de parte del Maestro y su manera de mostrar gratitud era prestando un servicio para él. Y es que la gracia inmerecida solo puede despertar gratitud.Un corazón verdaderamente agradecido jamás se quedará de brazos cruzados. Por tal motivo estas mujeres mostraban gratitud en acción. Una de esas mujeres fue María Magdalena, de quien sabemos más por los relatos de otros evangelios. Sin embargo, encontramos a Juana, cuyo nombre solo se repite en el capítulo 24 de Lucas. Ella era esposa de un hombre muy influyente en la casa de Herodes por lo que es fácil suponer que tenía los recursos necesarios para sostener con sus bienes la obra de Jesús. Encontramos también a Susana, cuyo nombre significa «lirio» y a otras que el médico encierra en «muchas otras». Sus nombres no fueron registrados. Todas ellas conforman el Primer club de mujeres misioneras.Querida amiga, la gracia inmerecida que hemos recibido solo debe despertar gratitud hacia nuestro benefactor. ¿Qué estamos haciendo para transformar esa gratitud en acción? Es posible que nuestros nombres no figuren o sean apenas mencionados. Quizás ni siquiera se escriban, como fue el caso de las «muchas otras». Te recuerdo que cada recurso que uses a favor de la obra del evangelio y cada obra que realices para Dios como muestra de gratitud, quedará registrada en el libro de los Cielos, en el Libro de la Vida. Allí tu nombre no está en la sección de «muchas otras» sino que tienes un apartado especial donde Jesús registra tus acciones.La buena noticia es que hoy tú puedes formar parte del Club de mujeres misioneras y ayudar con tus fuerzas, tiempo y recursos a la terminación de la proclamación del evangelio. ¿Vas a registrarte?
Matutina para Adultos | Jueves 4 de septiembre de 2025 | Como un faro
«Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa»
(Mateo 5: 15).
Me gustan mucho los faros. A pocos kilómetros de mi casa cada noche lanza sus destellos el faro de Canet d’en Berenguer. Me resulta tranquilizante saber que, mientras nosotros descansamos, ese faro sigue alumbrando la costa de nuestro mar a muchos kilómetros a la redonda.No hace mucho cumplí mi deseo de visitar el faro más antiguo del mundo, todavía en funcionamiento. Se trata de un faro construido por los romanos en el siglo I, en tiempos de los apóstoles. Hoy lleva el nombre de «Torre de Hércules», y se encuentra en la costa de la ciudad de A Coruña, en las hermosas tierras de Galicia (España). ¿A cuántos barcos habrá ayudado a evitar los rocosos escollos de ese litoral en casi dos mil años de servicio?Los faros se sitúan en lugares altos y visibles, porque su misión es alumbrar a gran distancia, cuanto más lejos posible. Pero nuestro texto no habla de faros.Habla de dar luz, centrándose en la imagen de nuestras lámparas domésticas. Porque estas modestas fuentes de luz hogareñas también cumplen, a nivel mucho más humilde, la importante misión de alumbrar «a todos los que están en casa». Y por eso son una metáfora mucho más cercana y concreta de nuestra misión como creyentes en un mundo a veces oscuro y a menudo peligroso.La palabra traducida aquí por «vasija» en realidad se refiere a un almud (modios, en griego), una medida de capacidad caída en desuso en nuestras sociedades industriales, con una cabida de unos diez decímetros cúbicos, que durante siglos había servido para medir el grano o la harina. Como era de madera y tenía forma de caja más o menos cúbica, en las viviendas humildes solía usarse puesta boca abajo, como una mesa, para mantener en alto una lámpara con la que se alumbraba a quienes estuvieran en la estancia.Si nuestra misión de creyentes es «dar luz», cuando no lo hacemos, cuando no estamos dispuestos a compartir, nuestro testimonio se queda «debajo de un almud», y nuestra luz «brilla» de manera tan inútil e insensata como lo haría una lámpara debajo de un cajón.Señor, ya sé que la luz de mi lámpara está muy lejos de parecerse a la de un faro. Dame el gozo de compartir la pequeña luz de mi lámpara sobre el modesto almud de mi entorno.
Matutina para Jóvenes | Miércoles 3 de septiembre de 2025 | Con la mirada en la meta
«Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire»
(1 Cor. 9:26, NVI)
Una de las características que más admiro del apóstol Pablo es su capacidad de proponerse metas claras y alcanzarlas. En más de una ocasión Pablo escribió que tenía bien claro su objetivo (1 Cor. 9:26; Fil. 3:12-14; 1 Cor. 2:2) y sabía cuándo su carrera había llegado a su fin (2 Tim. 4:6). Hoy quiero compartir contigo cinco características que deben tener tus metas para que te resulte más fácil lograrlas.1. Concretas: Las metas más fáciles de lograr son aquellas que podemos visualizar en nuestra mente. ¿Eres capaz de describir detalladamente qué quieres lograr y cómo visualizas el escenario en el que has alcanzado dicho objetivo?2. Medibles: «¿Cómo sabré cuánto me falta para lograr mi objetivo?». Si tu meta consiste en leer 24 libros al año, puedes elaborar una lista e ir tachando los títulos a medida que avanzas. Medir tu progreso tendrá un efecto positivo en tu mente y te motivará a seguir adelante.3. Posibles: Cuando Salomón escribió que «todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño» (Ecl. 9:10), se estaba refiriendo a lo que está a nuestro alcance. Las metas inalcanzables solo nos desaniman y nos impedirán avanzar; así que proponte metas que estén a tu alcance y que puedas lograr con tus recursos, dones y talentos.4. Relevantes: «¿Y yo por qué quiero lograr esto?». Necesitamos entender que no todos tenemos los mismos intereses y motivaciones. No a todos les causa la misma emoción completar un doctorado o viajar por el mundo. Si te propones metas que no significan nada para ti de forma personal, vivirás una vida vacía y sin entusiasmo.5. Ligadas al tiempo: Todas las metas deben tener un plazo definido. Dios es el mejor ejemplo de esto. En Génesis, el Señor le dio a la humanidad ciento veinte años de gracia antes del diluvio (Gén. 6:3); después del exilio le otorgó a Israel «setenta semanas» (Dan. 9:24); y aunque no sabemos el día ni la hora, la Segunda Venida se hará realidad pronto.¿Ya tienes claras cuáles son tus metas? Pues entonces, ¡manos a la obra!
Matutina para Mujeres | Miércoles 3 de septiembre de 2025 | No llores por ella
«Por la mañana, anuncié ese mensaje al pueblo y por la tarde
mi esposa murió. A la mañana siguiente hice todo lo que se me indicó»
(Ezequiel 24:18).
Ella era su razón de ser, era su ayuda en el ministerio que realizaba, era el deleite de sus ojos. Es razonable pensar que un día ella enfermó de gravedad y el Señor permitió que fuera al descanso, no sin antes advertir a su esposo que ella sería quitada de su lado y que no debía llorar ni hacer luto por su muerte. No se dice nada más de ella. Aparece en una efímera pincelada como «la esposa de Ezequiel» y se sabe que murió una tarde. Habían pasado nueve años desde que fueron llevados al cautiverio y ella desempeñaba un papel importante como esposa del sacerdote, príncipe y profeta Ezequiel. Ahora su esposo quedó solo en el cumplimiento de la gran y demandante tarea del ministerio.En un periodo de no más de doce meses, he recibido la noticia de cinco esposas de pastores que pasaron al descanso. Enfermedades, que se presentaron repentinamente, cortaron su paso por la vida. Se las describe como mujeres guerreras, entregadas al servicio de Dios, buenas madres y excelentes esposas. ¿Por qué, entonces, fueron arrebatadas del lado de sus esposos e hijos? Con certeza no tendremos una respuesta contundente e inequívoca. Sin embargo, de algo estoy segura: al igual que el profeta Ezequiel, los ministros de la Palabra no están exentos de los ataques del enemigo.Las familias pastorales no viven en una burbuja inmune a los dardos del enemigo. Por el contrario, son un blanco perfecto para sacudir a las iglesias. Ya sea arrebatando a miembros de la familia o logrando que el pecado invada el lecho familiar. Es importante recalcar que Dios no mató a la esposa de Ezequiel, sino que permitió que el evento sucediera y lo usó para dar un mensaje al pueblo rebelde.Cuando lleguemos al Cielo, quiero conocer a la esposa de Ezequiel y saber su nuevo nombre. Allí no volveremos a enterrar jamás a nuestros amados. Allí por fin la muerte no existirá. Hoy te invito a orar por la familia ministerial que sirve en tu territorio. Los ministros oran por sus iglesias pero también necesitan con urgencia que las iglesias oren por ellos. Hoy, como ayer, Dios sigue transformando las tragedias en bendiciones.
Matutina para Adultos | Miércoles 3 de septiembre de 2025 | Lámparas
«La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. Cuidado, pues, no sea que la luz que en ti hay no sea luz, sino tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor»
(Lucas 11: 34-36).
Tengo en mi despacho una pequeña colección de lámparas de arcilla, varias de ellas traídas de tierras bíblicas, alguna de ellas (presuntamente) de tiempos de Jesús.Son unas vasijas cerradas, salvo por dos orificios. Uno, en la parte superior, por donde se reponía el aceite. Otro ligeramente acanalado en el pico, de donde salía una mecha, a menudo de lino (ver Isa. 42: 3; 43: 17), que absorbía por capilaridad el aceite, que solía ser de oliva (ver Éxo. 27: 20), y así iba alimentando la llama. Algunas tenían en el extremo opuesto un asa anular, para transportarlas.La mayoría estaban hechas de barro, aunque también se han descubierto algunas de bronce, sin duda utilizadas en las casas de los ricos.Las más comunes tenían una forma redondeada u oblonga (en forma de «ojo»).Estas lamparitas caseras, casi todas no mayores que el hueco de la mano, nos dan una idea aproximada de lo preciosa y precaria que era la luz de que eran portadoras en aquellos tiempos: de ellas dependía el poder moverse dentro de casa o en sus aledaños, con cierta seguridad, en las sombras de la noche.Nuestros ojos son las «lámparas» de nuestro cuerpo. Cuando se enfocan en el bien, nuestro ojo es «bueno» (haplous, en griego), es decir, «sano, recto, entero», que no se desvía (o bizquea) hacia el mal, y todo nuestro ser camina en la luz. Pero cuando nuestra mirada se deja desviar hacia lo malo, somos como lámparas mal enfocadas, que en vez de luz, proyectan nuestras propias sombras, agravando nuestras propias tinieblas.Parte de nuestra misión, como seguidores de Cristo, es ser luz, ser «ojos» para el que no ve claro en las tinieblas de su vida. Cuando nuestras lámparas se alimentan de la luz divina (Sal. 112: 4; 119: 105), y se orientan debidamente, esta luz resplandece en todo lo que hacemos. Muchas veces, no necesitamos predicar con palabras: nuestros actos bastan para dejar claro si aportamos luz o somos portadores de sombras.Señor, ilumíname siempre para transmitir tu luz.
Matutina para Jóvenes | Martes 2 de septiembre de 2025 | ¿Estás dispuesto?
«Después llegó el Señor, se detuvo y lo llamó igual que antes: ‘¡Samuel! ¡Samuel!’ ‘Habla, que tu siervo escucha’, contestó Samuel»
(1 Sam. 3:10)
Es una historia conocida. Tras haber corrido en tres oportunidades al aposento de Elí, creyendo que este lo llamaba, la Biblia dice que Samuel finalmente recibió la siguiente instrucción: «Ve a acostarte; y si el Señor te llama, respóndele: «Habla, que tu siervo escucha»» (1 Sam. 3:9). Me imagino la gran expectativa en el corazón del joven Samuel, acostado, esperando que la voz lo volviera a llamar. El relato dice entonces que Dios vino, se paró y llamó. El versículo 4 dice que «el Señor lo llamó», más adelante «el Señor llamó otra vez» (vers. 6) y «por tercera vez llamó el Señor a Samuel» (vers. 8).Si prestaste atención, de seguro notaste que las primeras tres veces Dios solo llama, pero la cuarta vez Dios viene, se para y llama. Los estudiosos de la Biblia señalan que esta combinación de tres verbos alude a la experiencia que Moisés tuvo en el monte con Dios.Éxodo 34:5 dice que «el Señor descendió en la nube y se puso junto a Moisés. Luego le dio a conocer su nombre» (NVI). El verbo que se usa para «proclamar» o «dar a conocer», en hebreo cará, es el mismo que en 1 Samuel 3:10 se traduce como «llamó». En otras palabras, aquella noche, Samuel experimentó la gloria de Dios de la misma forma en que Moisés lo había hecho en el monte Sinaí. ¿Te lo puedes imaginar?La gran pregunta es: ¿Por qué Dios se presentó en toda su gloria ante un niño como Samuel? Porque Samuel estuvo dispuesto a escucharlo. Las primeras tres veces, como Dios sabía que Samuel ignoraba lo que sucedía, Dios solo «llamó»; pero cuando Samuel estuvo dispuesto a escuchar la voz divina, entonces el Señor se le reveló en todo su esplendor. Por tanto, el ingrediente secreto para ver la gloria de Dios en tu vida radica en tu disposición a escucharlo. ¿No te gustaría hoy decir como el salmista: «Escucharé lo que el Señor va a decir; pues va a hablar de paz a su pueblo» (Sal. 85:8)?
Matutina para Mujeres | Martes 2 de septiembre de 2025 | El terror invisible, parte II
«Al Señor lo conocen por su justicia; los malvados son presos de sus propias acciones. Los malvados descenderán a la tumba; este es el destino de las naciones que se olvidan de Dios»
(Salmos 9:16-17).
Uno de los últimos submarinos de propulsión humana fue construido durante la Guerra de Secesión Norteamericana. Su nombre era H. L. Hunley y pasó a la historia con el nombre de «el ataúd peripatético». Su estrategia consistía en sumergirse debajo del barco enemigo, emerger del otro lado y seguir navegando hasta que, con un tirón a la soga, la mina flotante de cobre cargada con 40 kilos de pólvora, destruía el barco. La historia le reserva el crédito de ser el primer submarino que hundió un barco enemigo. Sin embargo, la trayectoria del Hunley fue más en su contra que en su favor.Un día, en el embarcadero de Charleston, mientras se realizaba una inmersión de prueba con toda la tripulación a bordo, el oleaje de un vapor que pasaba lo cubrió y el agua entró por las escotillas abiertas. Como consecuencia, se hundió con todos los tripulantes excepto el capitán Payen, que pudo salir por una de las escotillas y salvarse de las profundidades.En el otoño de 1863 se volvió a inundar y a hundir. El 15 de octubre del mismo año, el propio capitán Hunley tomó el mando e hizo una prueba de inmersión en la Bahía de Charleston. Llenó demasiado y muy rápidamente los tanques de proa. El barco se inclinó y se fue al fondo. La luz se apagó y la tripulación, aterrorizada, quedó anclada en el fondo del agua. No hubo ningún sobreviviente. Por tercera vez, el Hunley fue sacado del agua.La noche del 17 de febrero de 1864, salió sigilosamente para atacar al barco de guerra Housatonic. Cumplió su cometido, pero cuando el barco Housatonic explotó también arrastró al Hunley hasta el fondo del mar. Ambos se hundieron. Este fue el fin del submarino creado para destruir.Querida amiga, cuando nos disponemos a ser usadas como submarinos de destrucción, siempre estaremos expuestas a destruirnos y lastimarnos a nosotras mismas. Tal como sucedió con el Hunley, el destino final de quien se empeña en destruir, es la autodestrucción. La buena noticia es que aun estás a tiempo de pedir al Espíritu Santo que elimine toda mala actitud y mal pensamiento que navegue en el mar de tu corazón.
Matutina para Adultos | Martes 2 de septiembre de 2025 | Luz que no se esconde
«Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder»
(Mateo 5: 14b).
Cuando nos mudamos a vivir a la antigua ciudad de Sagunto, la vieja acrópolis asentada en lo alto del monte resplandecía en el horizonte, cada noche. La silueta de su castillo y de sus milenarias murallas iluminadas podía verse desde muy lejos. Hasta que de pronto, una noche, todo se desvaneció.Una serie de increíbles robos de los cables de cobre y de los focos había acabado por dejar casi a oscuras la mayor parte de la ciudadela. Cuatro años después de que la ciudad se gastara un millón de euros para iluminar todo el perímetro exterior del monumento nacional, apenas queda hoy un pequeño tramo iluminado, en el centro de la parte norte.¡Qué triste ilustración de lo que ocurre con algunos cristianos! En vez de brillar parece que ellos también se hayan dejado robar sus «focos» (sus posibilidades de ser portadores de luz) y sus «cables» (sus conexiones con Dios, nuestra gran fuente de energía).La razón de ser de la luz es brillar al servicio de los demás. El faro del puerto para guiar a quienes navegan por los mares, el alumbrado de la calle para orientar a los que transitan por ella, y las lámparas de casa para iluminar a las personas que se mueven, trabajan o descansan en el hogar.Todos los cristianos estamos llamados a servir, siendo luces en la oscuridad, transmitiendo o reflejando la luz que recibimos de Cristo. Porque nunca se trató de brillar con luz propia, sino de reflejar la luz del que ha dicho: «Yo soy la luz del mundo» (Juan 8: 12).En un mundo en el que es fácil dejarse llevar por intereses que a la larga acaban por hacernos mirar a otra parte, los cristianos tenemos la tarea de procurar iluminar, guiar, advertir a quienes lo necesitan. Como aquellas modestas bombillas que en el pasado alumbraban los rincones de la vieja ciudad de Sagunto y sus callejones oscuros, ayudando al transeúnte a encontrar su camino en medio de la noche.Todos estamos llamados a ser luz que no se esconde, que no se apaga, para brillar allí donde estemos: desde nuestras más cotidianas relaciones humanas hasta las más altas esferas del poder.Pero siempre para que estas buenas acciones lleven a los beneficiados por su luz a glorificar al Padre que las inspira desde el cielo.Señor, deseo que me enseñes a ser, con tacto, humildad y sabiduría, luz que no se esconde.
Matutina para Jóvenes | Lunes 1 de septiembre de 2025 | Amor incomprensible
«El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros»
(1
Juan 4:10)
Cuando mi hijo empezó a dar sus primeros pasos, en varias ocasiones trató de lanzarse escaleras abajo. Para evitar esa situación compré una puerta para cerrarle el paso. Como parte del proceso de hacer la casa «a prueba de bebés» también tapé las tomas de corriente cercanas al suelo y coloqué mecanismos de seguridad en los gabinetes de la cocina.Hice todo eso porque amo a mi hijo, pero él no lo entendió así. Lloraba cuando no podía abrir los gabinetes, apretaba los puños y se molestaba cuando le quitaba objetos peligrosos de las manos, o cuando no podía tirarse de la cama o las escaleras.Aunque amo a mi hijo más que a nadie en este mundo, él a veces no entiende las cosas que hago para protegerlo. A medida que crezca habrá más momentos en los que él pensará que soy «malo», «aburrido» e incluso «ignorante», cuando en realidad yo le esté mostrando amor. Mientras reflexionaba en esto me di cuenta de que él no es quien define el amor que siento, sino yo. Aunque a veces él no me comprenda, yo sé que lo amo de corazón y que haré todo lo posible por cuidarlo y protegerlo. Y algún día él lo entenderá.Muchas veces con Dios me sucede lo mismo. Solo siento que Dios «me ama» cuando contesta mis oraciones como yo quiero, o cuando su Palabra se alinea con mis intereses. Pero cuando Dios coloca «barreras» y límites que me desagradan; cuando me lleva por un camino que me disgusta o cuando arranca de mi vida conductas y situaciones peligrosas, me enojo, aprieto los puños y lloro. Eso me indica que necesito aprender que yo no defino el amor de Dios, sino que él ya lo definió cuando me amó primero y entregó a su Hijo por mí en la cruz.Dios nos ama incluso cuando nos parece que no. Necesitamos asimilar que, así como un hijo crece y se da cuenta de que el amor es la principal motivación de sus progenitores, nosotros también creceremos y nos daremos cuenta de que «Dios nunca conduce a sus hijos de otra manera que la que ellos elegirían si pudiesen ver el fin desde el principio» (El Deseado de todas las gentes, p. 197).¡Qué buena noticia es saber que Dios nos amó primero!
Matutina para Mujeres | Lunes 1 de septiembre de 2025 | El terror invisible, parte I
«Sus pies corren para hacer lo malo y se apresuran a matar. Solo piensan en pecar; siempre hay sufrimiento y destrucción en sus caminos»
(Isaías 59:7).
El 17 de enero de 1955, el submarino Nautilus de la Armada Norteamericana se deslizó por el canal principal del Río Thames de Connecticut para su primera prueba en el mar. Este fue el primer navío impulsado por fuerza nuclear y verdaderamente digno de ser llamado submarino. Cuatro meses después, el Nautilus recorrió un trayecto de 2.577 kilómetros bajo el agua en 84 horas. En 1958, llevó a 116 hombres en un viaje de 3.200 kilómetros bajo el Polo Norte por el techo del mundo. Los submarinos son capaces de pasar bajo el agua el 99.5 % de su tiempo y pasar meses y meses sumergidos. En septiembre de 1914, la Marina Alemana hizo ver lo terriblemente eficaces que fueron los submarinos en combate durante la Primera Guerra Mundial. El U-9 hundió tres cruceros ingleses en poco más de una hora y media en el mar del norte. Durante la Segunda Guerra Mundial, el terror invisible de los alemanes destruyó más de 5 millones de toneladas de mercantes aliados. En resumen, los submarinos nucleares fueron creados con la misión de destruir.Al igual que los submarinos, nuestros pensamientos y malos sentimientos son capaces de permanecer escondidos en la profundidad de nuestro corazón y son eficaces para hacer la guerra contra nuestros hermanos. No se ven a simple vista, son el terror invisible, pero están ahí esperando el momento de hacer daño. Nuestros submarinos pueden llamarse envidia, rencor, odio, venganza, soberbia, egoísmo, presunción, despotismo, celos, crítica, entre otros. Ellos atacan a quienes consideran enemigos en la primera oportunidad que se les presenta. Tal como lo describe el verso de hoy, en sus caminos solo hay destrucción y quebrantamiento. Si queremos llegar al puerto seguro de la patria celestial, es necesario deshacernos de nuestros «submarinos». Seamos honestas para reconocer qué estamos transportando en nuestros pensamientos y si hay en nuestro ser navíos que estorben nuestro encuentro con Jesús.La buena noticia es que si lo pedimos, el Espíritu Santo puede destruir nuestros malos pensamientos y sentimientos. Si le permitimos actuar en nuestra vida él pondrá pensamientos de vida y no de muerte, de construcción y no de destrucción. Recuerda que no fuimos diseñadas para destruirnos entre nosotras, sino que fuimos hechas para trabajar en unidad con una misión especial: mostrar el amor de Jesús al mundo.
Matutina para Adultos | Lunes 1 de septiembre de 2025 | Luz para el mundo
«Ustedes son la luz de este mundo»
(Mateo 5: 14a, DHH).
Viganella es un pequeño pueblo italiano escondido en el fondo del valle de Antrona (Alpes del Piamonte), que carece por completo de luz solar directa durante casi todo el invierno. Concretamente, el sol deja esa localidad el 11 de noviembre y regresa el 2 de febrero, lo que supone que durante más de ochenta días al año Viganella no ve ni un solo momento los rayos del sol.A Giacomo Bonzani, un arquitecto y diseñador de relojes de sol, que vive en un pueblo de montaña cercano a Viganella, se le ocurrió una idea para que ese «desgraciado» pueblo dejara de estar sumido en la oscuridad durante tantos días de invierno. Y diseñó un espejo de paneles capaz de reflejar la luz solar sobre el pueblo. Muy lejos de allí, la ciudad de Huelva es uno de los lugares con más horas de luz solar de España. Al enterarse un técnico local de que en Italia existía un pueblo que durante tres largos meses de invierno no recibía luz solar ni un solo instante, decidió ayudar como fuera para hacerle llegar algo de luz. Y se prestó a construir el prodigioso espejo, allí en Huelva.El espejo mide 40 metros cuadrados de superficie (8 metros de ancho por 5 de altura) y fue colocado con la ayuda de un helicóptero a unos 870 metros por encima de la localidad, en una montaña de más de 1.200 metros de altura. El espejo está controlado por un programa informático que rastrea el sol y hace que sus paneles se inclinen y giren, de manera que los rayos sigan al sol siempre y lo reflejen hacia el pueblo.El día 17 de diciembre del año 2006, a las 11 en punto de la mañana, una niña de Huelva, llamada Alba (bonito sinónimo de «amanecer»), apretó un botón en una computadora y el sol brilló por primera vez en la historia, en medio del invierno, en la localidad de Viganella.Esta anécdota me impactó porque tiene para nosotros una hermosa enseñanza. Es emocionante que ciudadanos de dos poblaciones distantes más de dos mil kilómetros hayan unido sus esfuerzos y se hayan puesto de acuerdo para que una localidad que estaba largos periodos de tiempo casi en tinieblas gozara todo el año de «luz solar». En ellos se cumplía literalmente la Palabra inspirada: «El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz, y a los que moraban en región de sombra de muerte, luz les resplandeció» (Mat. 4: 16).¿Qué puedo hacer hoy, Señor, para contribuir a la tarea de aportar algo de tu luz a los que viven en tinieblas?
Matutina para Jóvenes | Domingo 31 de agosto de 2025 | ¿Te ofrecerías a ti mismo?
«Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio perfecto por nuestros pecados»
(Heb. 9:14)
El sábado 7 de octubre de 2023, el mundo quedó horrorizado. El grupo terrorista Hamás lanzó un ataque sorpresa contra Israel. Utilizando cohetes, barricadas y motocicletas, los terroristas se infiltraron en el estado judío y acabaron con la vida de alrededor de 1.210 personas inocentes, dejando heridas a otras 5.400 y tomando como rehenes a 236 personas. Mientras escribo estas líneas, Israel está bombardeando Gaza mientras se intenta negociar un cese al fuego y la liberación de los rehenes israelíes.En medio del conflicto, surgió una noticia impactante. El patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, se ofreció como intercambio a los terroristas de Hamás a cambio de los niños judíos que eran rehenes. En una rueda de prensa, el dirigente católico declaró: «¿Si estoy listo para un intercambio? Cualquier cosa, si esto puede conducir a la libertad y traer a esos niños de vuelta a casa, no hay problema. Por mi parte, absoluta disposición».Las palabras de Pierbattista me conmovieron. No citó el catecismo católico ni los concilios ecuménicos. No dio un discurso sobre el antisemitismo ni el sufrimiento de los palestinos. No teorizó ni filosofó. Solo dijo: «Me ofrezco». En una situación similar, ¿estarías tú en la disposición de ofrecerte a los terroristas como pieza de canje para salvar a los niños rehenes?Las declaraciones del cardenal Pizzaballa constituyen un contundente ejemplo de compasión. «Compasión» proviene del vocablo latino «compati», que significa «sufrir con». Cuando «sufrimos con» los que sufren, demostramos nuestra empatía mediante nuestra disposición a ofrecer lo que más valoramos: nosotros mismos. «El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos» (Juan 15:13). Por eso, en el Nuevo Testamento, el amor de Dios queda demostrado en el acto de entregar al Hijo (Juan 3:16). También «Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio» (Efe. 5:2, NVI). Nota que Jesús no se sentó a teorizar con el Padre, ni profirió un juicio desde su trono. Nada de eso. Él tomó cartas en el asunto y se ofreció como sacrificio para rescatarnos.El mundo necesita más personas que teoricen menos y actúen más. Que se entreguen a sí mismos por aquellos que están solos, sufriendo y olvidados por el mundo. ¿Seré yo una de esas personas? ¿Lo serás tú?
Matutina para Mujeres | Domingo 31 de agosto de 2025 | Inteligencia humana versus sabiduría divina
«El temor del Señor es la base de la sabiduría.
Conocer al Santo da por resultado el buen juicio»
(Proverbios 9:10).
Mileva Maric nació en 1875 y, pronto, demostró gran habilidad en física y matemáticas. En 1890, se graduó en esas materias con el mejor promedio y ello le permitió ser aceptada como estudiante en un colegio privado. Allí se le otorgó un permiso especial para asistir a clases de física, ya que aquello solo estaba reservado para los varones. En 1896, estudió en Suiza, en el Instituto Politécnico de Zúrich, donde conoció a un joven del que quedó enamorada. Ambos tenían pasión por la física, y ella le ayudaba con las matemáticas.La vida de Mileva prometía mucho; estaba dotada de una gran inteligencia y todo indicaba que sería una gran científica. En 1901, las actividades con su novio pasaron de las cartas y los estudios de física a otro nivel personal, motivo por el cual pronto quedó embarazada. El nacimiento de su hija obligó a Mileva a dejar sus estudios y no pudo terminar su doctorado.En 1903, contrajo matrimonio con su novio, el padre de su hija, con quien tuvo más adelante otros hijos, uno de ellos con graves problemas de esquizofrenia y a quien dedicó toda su vida. El entorno matrimonial de la pareja pronto perdió su encanto y comenzaron los problemas, lo que la llevó a separarse de su esposo en 1913. Para 1919, firmó los papeles del divorcio para que su esposo pudiera casarse de nuevo.En 1921, Albert Einstein, quien fuera esposo de Mileva, ganó el premio Nobel, y a él se le atribuye la teoría de la relatividad. Sin embargo, basados en el contenido de las cartas que se enviaban, sus biógrafos discuten que el mérito fue más de ella que de él. Lo único que Mileva recibió fue la parte del dinero del premio Nobel que Albert le dio. Murió en 1948 y su nombre ha sido escasamente nombrado en la historia.Estoy segura que esa no era la historia que Dios quiso escribir para Mileva. Desde que nacemos, él tiene planes de bien y no de mal para sus hijos. Sin embargo, el confiar en nuestros propios caminos e inteligencia siempre nos llevará a un final que no hubiéramos deseado. No basta con ser inteligentes, los mejores destinos están formados por las decisiones que se toman con la sabiduría divina.
Matutina para Adultos | Domingo 31 de agosto de 2025 | Yo estoy contigo
«Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo»
(Mateo 28: 20, RVA15).
Dani hubiese deseado morir también en aquel terrible accidente de tráfico, que había destrozado, dos días antes, su joven vida. No quería sobrevivir a aquella tragedia que había acabado con su preciosa familia y con todos sus sueños, tras apenas tres años de feliz matrimonio. Sin embargo, movido no sabía por qué, aturdido por los traumatismos, el dolor y los medicamentos, y dejando a su hijita de pocos meses en cuidados intensivos, obligó a que lo levantasen de su lecho de hospital para asistir al funeral de su jovencísima esposa, fallecida.Siguiendo al féretro bajo la lluvia, Dani no podía hacerse a la idea de sobrevivir. Bajo aquel cielo vacío, distante, negro de frío acero, encerrado con su dolor en el asiento trasero de aquel vehículo fúnebre. Olvidado de Dios, airado contra él, jamás se había sentido tan desamparado. Para lo que estaba viviendo, querer morir era dejar de sufrir. Acabar de una vez con el dolor, la rabia y el remordimiento.De pronto, al ser descendido del vehículo, mientras lo acomodaban a duras penas, todo roto, en su silla de ruedas, un pequeño claro se abrió en las nubes y un rayo de sol lo deslumbró cayendo directamente sobre sus ojos heridos. Y sintió como si una voz le dijese: «Yo estoy contigo». Y sin saber cómo, en el fondo de su ser le sobrevino una paz indecible.«Yo estoy contigo». Era como si la vieja promesa bíblica hubiese sido redactada incluyendo su nombre. «Yo estoy contigo, Dani, a pesar de todo, aunque te parezca imposible de creer» (ver Isa. 41: 10).El servicio fúnebre era muy triste. Dani lo seguía desde la primera fila de la iglesia, junto con más de mil personas que se apiñaban en el recinto para manifestar a la familia su simpatía ante tamaña desgracia.Súbitamente Dani se sintió impelido a decir algo en el servicio. «Tienes que hablar. Tienes un mensaje para esta congregación», le decía su corazón acelerado. Y forzando a sus amigos a ayudarlo a subir al púlpito, Dani tomó la palabra. Balbuceando con su mandíbula rota, agradeció a todos el acompañarlo en ese momento, y leyó el Salmo 23.Muchas personas le dijeron que fueron tocadas por su mensaje de confianza en Dios y esperanza. Un mensaje que él no recuerda haber dado. Un mensaje que confirma el poder de la promesa bíblica: «Yo estaré contigo todos los días». Incluidos los peores. Y en esos más que nunca.Gracias, Señor, porque sé que hoy estarás conmigo todo el día.
Matutina para Jóvenes | Sábado 30 de agosto de 2025 | Noticias de liberación
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos»
(Luc.
4:18)
El 17 de junio de 2021, el presidente de los Estados Unidos firmó una ley que establecía el 19 de junio como un feriado nacional. Cuando leí la noticia, me llamó la atención el nombre de la fecha: Juneteenth, que es una palabra compuesta, similar a diecijunio en español. Sin embargo, la historia detrás de este feriado es mucho más interesante que su nombre.El 22 de septiembre de 1862, el presidente Abraham Lincoln anunció que la Proclamación de Emancipación, que otorgó la libertad a todos los esclavos, entraría en vigor el 1 de enero de 1863. Pero como el país se hallaba inmerso en la Guerra Civil, un gran número de esclavos no recibió la libertad el día señalado. A medida que las tropas de la Unión avanzaban conquistando territorios, también anunciaban la libertad a los esclavos.El último lugar en recibir estas noticias fue el estado de Texas, específicamente la ciudad de Galveston, el 19 de junio de 1865. Durante dos años y medio, hubo personas en Texas que seguían viviendo como esclavos ¡a pesar de que el decreto de libertad ya había sido promulgado!Lamentablemente, en la actualidad hay muchas personas que viven innecesariamente bajo servidumbre. Son esclavos del miedo, de los complejos, de la depresión, de las adicciones como los estupefacientes, el alcohol y el sexo ilícito. También lo son del consumo de pornografía, del trabajo excesivo, del afán de poder y de muchos otros amos crueles. Sin embargo, estas personas quizás no sepan que hace dos mil años, en la cruz del Calvario, Jesús selló con su sangre la libertad de toda la raza humana.Lo sucedido en Texas el 19 de junio de 1865 me recuerda cada día que, así como Jesús compró la libertad para toda la humanidad, es mi deber como cristiano anunciar dicha libertad a aquellos que ni siquiera saben que ya son libres. Jesús, que inició su ministerio en Nazaret anunciando libertad a los oprimidos (ver Luc. 4:18), hoy te comisiona a ti a «llevar la buena noticia a los pobres». ¿Asumiremos la misión en este día?
Matutina para Mujeres | Sábado 30 de agosto de 2025 | Sentido común
«Yo, la Sabiduría, convivo con el buen juicio.
Sé dónde encontrar conocimiento y discernimiento»
(Proverbios 8:12).
La recién abierta escuela de iglesia tenía 35 alumnos atendidos por tres maestros, pero no se había hecho provisión para los más pequeños. Esto se debía a que algunos de los fundadores de la escuela argumentaban que Elena de White había dicho que los padres debían ser los únicos maestros de sus hijos hasta que tuvieran ocho años. Esto había sido causa de división en la iglesia por lo que decidieron consultar a la propia señora White.Ella explicó que los padres que se casan apresuradamente suelen tener hijos que crecían con poca disciplina y a los que se les dejaba hacer todo lo que querían. Considerando esta falta de cuidado parental, ella afirmó que es mejor que esos niños vayan a la escuela. «Cuando dije que no debían hacerlo hasta los ocho o diez años, no existían escuelas que guardaran el sábado y los niños pequeños corrían grave peligro de ser influenciados por sus compañeros no creyentes». «He estado bien preocupada con respecto a la idea: la hermana White ha dicho tal y tal cosa y por lo tanto vamos a proceder como ella dice. «Dios quiere que tengamos sentido común y que razonemos con sentido común. Las circunstancias alteran las condiciones. Las circunstancias cambian la relación de la cosas».¿Qué es el sentido común para el cristiano? Es la sabiduría. ¿De dónde viene la sabiduría? De la dirección del Espíritu Santo. Todos los días nos vemos en encrucijadas que la vida nos presenta. En ocasiones, nos sentimos como la junta reunida en la casa de Elena para preguntar sobre el asunto de la edad para ingresar a la escuela. A menudo, no sabemos qué dirección tomar cuando, por un lado, se ha dicho algo y, por otro lado, escuchamos algo distinto.Si permitiéramos que el Espíritu Santo ocupara más espacio en nuestras mentes, no tendríamos dudas al tomar decisiones. El enemigo sabe esto y lo usa en nuestra contra al desviar nuestra atención hacia asuntos triviales de modo que, con frecuencia, no encontramos un equilibrio y nos unimos al grupo de los fariseos. Usemos con oración nuestro sentido común porque, aunque los tiempos y las circunstancias cambian, los principios de Dios son inmutables. En una sociedad donde las ideas políticas y religiosas son muy debatidas, cada hijo de Dios debe hacer uso de su sentido común.La buena noticia es que Dios no negará su Espíritu Santo a los hijos que fervientemente lo busquen. Ellos actuarán con cordura, conocimiento y buen consejo.
Matutina para Adultos | Sábado 30 de agosto de 2025 | El cielo en fiesta
«Les digo que así mismo se alegran los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente»
(Lucas 15: 10, NVI).
Aquí, en la Comunidad Valenciana (España), en la que he nacido y vivo, no hay fiesta que no termine con un espléndido «castillo» de fuegos artificiales: un ensordecedor estruendo de cohetes, en medio de los más espectaculares estallidos de luz y color.Con una tradición de siglos, mis compatriotas presumen de tener a algunos de los mejores pirotécnicos del mundo, galardonados con los premios más prestigiosos de este arte.Recuerdo mi emoción, de niño, cuando contenía la respiración, estremecido por las atronadoras explosiones, deslumbrado por los diseños de luz, siempre cambiantes, y aterrado por los falsos rayos y retumbantes truenos.La pirotecnia fascina. No es de extrañar que, con el paso de los siglos, este arte, venido del Extremo Oriente, fuese acogido con tanto entusiasmo por las cortes europeas. Pronto, los grandes señores y monarcas empezaron a conmemorar sucesos destacados con grandiosos «espectáculos totales» de música y luz, que acompañaban los fuegos de artificio con la intervención de grandes orquestas dirigidas por compositores famosos. Quizá la obra más conocida sea la Música para los reales fuegos de artificio, inmortalizada por un autor de música religiosa tan ilustre como Georg Friedrich Händel, creador del sublime Aleluya.Sin embargo, se trata de meras explosiones luminosas que parecen querer imitar a las galaxias de los cielos, sirviéndose de su pretencioso lenguaje de luz, que por hermoso que nos parezca es, además de contaminante, sumamente efímero.Hoy para mí los fuegos de artificio son un llamado adicional a meditar sobre nuestro paso por la vida, donde las mayores bellezas son todas fugaces y pasajeras, pálidos reflejos de las alegrías eternas.«Así pasa la gloria del mundo», recordaba Händel en su famosa sinfonía, para que sus contemporáneos no olvidasen que la luz verdadera no se encuentra aquí, donde nuestra trayectoria es tan efímera como un breve fuego de artificio, sino en la eternidad.Pues bien, cada día hay en el cielo una «fiesta mayor» cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, abrazamos la salvación que nos brinda el rey del universo y superamos con su ayuda nuestras pruebas.Hoy deseo contribuir al gozo del cielo.
Matutina para Jóvenes | Viernes 29 de agosto de 2025 | Un juego de errores
«Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse»
(Prov. 24:16, NTV)
El béisbol es el deporte más famoso de mi país. Es un deporte muy emocionante, pero también muy exigente. Cada posición requiere un conjunto de destrezas distintas. Además, a la hora de la ofensiva se combinan distintas estrategias y formas de jugar que añaden más complejidad al deporte. Pero los jugadores de béisbol también deben estar preparados para fallar, porque el béisbol es un juego de errores. Tanto así que al final de cada juego, el resumen consiste en saber cuántas carreras anotó cada equipo, cuantos «hits» conectó y cuántos errores cometió.Quizás la mejor forma de ilustrar la forma en la que los jugadores deben aprender a lidiar con los errores sería contarte de Babe Ruth y Hank Aaron, dos de los mejores jugadores de béisbol de la historia. ¿Sabías que Ruth y Aaron tuvieron más eliminaciones por strike durante sus carreras que jonrones? Babe Ruth tuvo 1.330 eliminaciones por strike y solo 714 jonrones; mientras que Aaron terminó su carrera con 1.383 eliminaciones y 755 jonrones. ¿Pasaron a la historia por las veces que fueron eliminados? ¡Claro que no! ¡Todavía son recordados como dos de las grandes figuras del béisbol mundial de todos los tiempos!Cometer errores, equivocarnos, ser eliminados por strike en lo que hacemos no es el fin del mundo, a menos que abandonemos el partido o que ni siquiera lo intentemos. La Biblia nos enseña que en todas nuestras acciones, especialmente en el ámbito espiritual, debemos perseverar en la fe, el amor y el bien, a pesar de las dificultades, las tentaciones y las pruebas que enfrentamos.Piensa por un momento en la vida de Abraham. La Biblia registra en dos oportunidades que mintió sobre la identidad de su esposa (Gén. 12:13; 20:2); también se equivocó al creer que el hijo prometido vendría de Agar (Gén. 16:1-3). No obstante, hoy los cristianos reconocemos a Abraham como el «padre de la fe», no por sus errores, sino porque «»Abraham creyó a Dios, y por eso Dios lo aceptó como justo», y Abraham fue llamado amigo de Dios» (Sant. 2:23). Nuestra fe y perseverancia son los elementos que, al final, determinarán cómo el mundo nos recordará, no nuestros errores.No importa si ayer cometiste un error. Hoy tienes la oportunidad de levantarte y comenzar de nuevo. Persevera, no te rindas y alcanzarás el salón de la fama celestial.
Matutina para Mujeres | Viernes 29 de agosto de 2025 | Una estrategia de guerra
«El enemigo se jactaba diciendo: ‘Los perseguiré y los alcanzaré.
Los despojaré y los consumiré. Sacaré mi espada;
mi mano poderosa los destruirá’ »
(Éxodo 15:9).
Darío, el rey del imperio persa, con el deseo que ensanchar su territorio, fue a la conquista de Grecia. Pero, antes de hacer la invasión a Grecia, quiso someter a los escitas, un pequeño pueblo que, según Darío, podrían atacar desde el norte. Así, se dispuso que en 60 días los escitas estuvieran bajo su dominio. Al enterarse los escitas de las intenciones de Darío, inmediatamente mandaron a pedir ayuda a sus vecinos, pues estaban conscientes que no tenían esperanzas contra los 700.000 hombres de Persia. Sin embargo, solo tres de los pueblos vecinos les brindaron ayuda por lo que los escitas adoptaron una estrategia evasiva de guerra y decidieron no pelear en campo abierto. Se dividieron en dos grupos y el grupo más veloz avanzó para dejarse ver por los persas. Cuando estos los divisaron, comenzaron una infructuosa persecución contra los escitas. Parecía que los persas perseguían a un fantasma. Cansados, enfermos y sin suficiente alimento, las tropas de Darío comenzaron a mermar.El comandante persa no entendía por qué los escitas no peleaban y el plazo de sesenta días se estaba terminando. Cierto día, finalmente, vio una formación de jinetes escitas que avanzaba para la batalla. Por fin los tenía en sus manos, pues sabía que en pelea cuerpo a cuerpo él ganaría. Pero de pronto, los escitas cruzaron a todo galope la llanura con gritos de regocijo y júbilo, aunque no se dirigían hacia él. Más tarde, Darío supo, por un mensaje de un lugarteniente, que los escitas, habían visto una liebre y se fueron a cazarla en lugar de pelear contra el poderoso ejército persa.–Mucho es lo que nos desprecian estos hombres –dijo Darío.Luego, ordenó la retirada. Así prevalecieron los escitas ante el gran imperio persa.Los escitas eran menos, pero su estrategia evasiva les dio la victoria y la conservación de su libertad. En la guerra que el pueblo de Dios está librando, necesitamos hacer uso de estrategias que nos permitan continuar con nuestro linaje y nuestro mensaje. No hay necesidad de enfrentarnos solos al enemigo ni de tratar de demostrar que podemos pelear con él. Sus provocaciones hacia el pueblo de Dios son precisamente porque sabe que si pelea con nosotros cuerpo a cuerpo nos vencerá. La buena noticia es que el pueblo de Dios es un remanente que Dios mismo llevará a la victoria.
Matutina para Adultos | Viernes 29 de agosto de 2025 | Vigilados y protegidos
«Jesús […] conocía a todos […], pues él sabía lo que había en el hombre»
(Juan 2: 24-25).
Imagina que alguien puede saberlo todo acerca de ti: tu edad, tu domicilio, tu trabajo, tu currículo, la hora a la que te levantas, cuándo comienzas a trabajar, cuándo vuelves a casa, por dónde pasas, la marca y matrícula de tu vehículo, tus preferencias en comidas, lecturas y viajes, el equipo al que sigues, tus estudios, tu familia y tus amistades, las redes a las que perteneces o que visitas, tus inclinaciones en materia política, religiosa y sexual, tus series favoritas, tu declaración de la renta, tu cuenta bancaria, tus compras, tu historial médico, tus conversaciones telefónicas, las páginas que consultas en internet… Imagina que alguien puede vigilarte las veinticuatro horas y conocer todo lo que haces y dices, una especie de dios mítico, omnipotente, omnisapiente y omnipresente, que toma nota de todos tus actos para utilizarlos como pruebas en la balanza del juicio final, solo que aquí el juicio es constante, a modo de evaluación continua, y tu condenación puede llegar en cualquier momento. Imagina ese inmenso poder en malas manos…».Y ahora deja de imaginar, porque esta es nuestra realidad en la avasalladora dictadura tecnológica en la que se ha convertido nuestro mundo.En mi calidad de simple ciudadano, saberme espiado o controlado por el estado y por los beneficiarios de los grandes capitales de nuestra sociedad de consumo en un mundo globalizado me resulta francamente irritante. Vivir bajo el ojo implacable del «Gran Hermano», imaginado por George Orwell en 1984, es constatar que la terrorífica idea de lo que parecía ciencia ficción se ha hecho ya prácticamente realidad.Me hace bien, sin embargo, saber que Jesús también me conoce, y que sabe lo que necesito, pero no como los poderes que se sirven de mí, sino al contrario, para responder a mis necesidades y para velar por mi bien (ver Mat. 6: 31-33).Incluso en mis flaquezas, el que Dios me conozca me tranquiliza. Porque, como dice el apóstol Juan, «si nuestro corazón nos reprocha algo, mayor que nuestro corazón es Dios, y él conoce todas las cosas» (1 Juan 3: 20, RVR77).Me hace bien saber que el infinito amor de Dios está por encima de mis propios sentimientos de culpa o de fracaso, y que produce la diferencia entre mi maldad y mi torpeza, entre mis circunstancias y mis intenciones. Que su misericordia y compasión están por encima de mi mala conciencia y que me juzga con más justicia, pero también con más clemencia, que los demás y que yo mismo.
Matutina para Jóvenes | Jueves 28 de agosto de 2025 | «Yo tengo un sueño»
«¡Miren, ahí viene el de los sueños! Vengan, vamos a matarlo […] ¡Y vamos a ver qué pasa con sus sueños!»
(Gén. 37:19-20)
Cuando escuchas la frase «yo tengo un sueño», de seguro recuerdas a Martin Luther King Jr. Un día como hoy, pero en 1963 Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso titulado «yo tengo un sueño». Este discurso lo inmortalizó y se convirtió en uno de los discursos más influyentes de toda la historia. ¿Cuál era el sueño que perseguía Martin Luther King Jr.? La igualdad de derechos civiles en los Estados Unidos sin distinción racial.El reverendo King comenzó a perseguir su sueño en 1955, con un boicot de autobuses. Durante el periodo comprendido entre 1957 y 1968, se estima que King recorrió más de 9,6 millones de kilómetros, pronunció discursos en público en más de 2,500 ocasiones, fue arrestado por la policía más de veinte veces y sufrió agresiones físicas en al menos cuatro ocasiones. Al final, la mayoría de los derechos por los que King luchó fueron garantizados legalmente con la promulgación de la Ley de Derechos Civiles y la Ley de Derecho al Voto.Es posible que no estés pensando en liderar una carrera política o un movimiento nacional, como en el caso de King, pero seguramente tienes sueños que anhelas ver materializados. La historia de José nos brinda una ilustración sobre lo que a veces ocurre con los soñadores. Sus hermanos, impulsados por la envidia, conspiraron para acabar con él, pensando: «¡A ver en qué terminan sus sueños!».Varios años después, José se había convertido en el gobernador de la nación más poderosa de la época. Su sueño se había hecho realidad. ¿Cómo explicarlo? El mismo José dice: «En realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes. […] Dios me envió delante de ustedes para salvarles la vida […]. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto» (Génesis 45:5-8, NVI, la cursiva es nuestra).No importa cuál sea tu sueño, colócalo hoy en las manos de Dios. Habrá personas que tratarán de hacerte fracasar, para ver qué pasará con tus sueños, pero al igual que José, Martin Luther King y otros tantos soñadores que hallamos en la historia, si confías en Dios, tu sueño puede hacerse realidad.
Matutina para Mujeres | Jueves 28 de agosto de 2025 | ¿En qué confías?
«Algunas naciones se jactan de sus caballos y sus carros de guerra, pero nosotros nos jactamos en el nombre del Señor nuestro Dios»
(Salmos 20:7).
Según una anécdota narrada por el filósofo griego Diógenes Laercio, cuenta que cierto día, un renombrado filósofo llamado Platón, cediendo a la constante insistencia de sus amigos, finalmente montó un caballo. De inmediato, se bajó del animal por el temor de que lo embargara la «vanagloria del noble bruto».Hacía poco que el hombre había domesticado a los caballos y, en consecuencia, había descubierto un mundo diferente, más allá de sus limitaciones físicas. Los hombres se sintieron exaltados por los animales quienes les transmitían su seguridad, su valentía y su fuerza. El orgullo de los hombres era entonces montar sobre un caballo. La vanidad y la arrogancia formaban parte de los atributos de los hombres.En las paredes de los templos se hacían dibujos, en metales y madera se tallaban estatuas, los caballos también se estampaban en monedas y hasta se les escribían poesías y novelas. Por ese motivo, Platón no permitió que los atributos del caballo, le hicieran perder el suelo. Muchos reinos lograron sus conquistas gracias a su ejército de caballería y tenían sus esperanzas puestas en la fuerza y valentía de sus animales. Sin embargo, a pesar de todas sus grandes cualidades, los caballos también murieron en combates junto a sus jinetes.¿En qué tienes puesta tu confianza hoy? Es probable que te sientes segura a causa del dinero en la cuenta del banco, la casa donde vives, el trabajo de tu esposo o tu propio empleo. Quizás estás tranquila respecto al futuro por tu buena reputación, la buena salud que posees o por la religión que profesas; por el don que desempeñas, por tus padres o por tus hijos. Sea cual fuere la causa, fuera de Dios, es efímera. Como los caballos en guerra, todo pasará. Por ello, nuestra confianza debe estar puesta únicamente en el nombre del Señor. Si nos hemos subido a alguno de esos «caballos», hagamos lo que hizo Platón y bajémonos de prisa para que no nos invada la vanagloria de las cosas terrenales.La buena noticia es que, en la guerra espiritual que estamos peleando, solo el nombre de Dios puede darnos la victoria. David, el hombre de guerra cuyo ejército nacional fue el más reconocido, entendió que la ayuda en la batalla solo puede venir de Dios. Te invito a leer con oración el Salmo 20.
Matutina para Adultos | Jueves 28 de agosto de 2025 | Dar la vida por sus amigos
«Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos»
(Juan 15: 13).
El 13 de enero de 1982, un avión de pasajeros de la compañía estadounidense Air Florida despegaba del aeropuerto nacional de Washington. No pudiendo levantar el vuelo, poco después rozaba el puente de la calle 14 y caía en las aguas heladas del río Potomac. Para colmo de males esa parte del país sufría los inconvenientes de uno de los inviernos más duros que se recuerdan. En este accidente, murieron, sobre todo congelados, 70 de los 74 pasajeros y 4 de los 5 miembros de la tripulación.Solo seis personas quedaron a flote en una parte de la cola del destrozado vehículo. Las lanchas del servicio de guardacostas y los helicópteros de la policía intentaban rescatar a estos sobrevivientes. A medida que los helicópteros descendían con los salvavidas, uno de los hombres se agarraba a ellos y ayudaba a sus compañeros de infortunio a subir a bordo para salvarse. Así lo hizo con los cinco supervivientes. Cuando el helicóptero volvió para rescatar a ese hombre, el último de ellos, la parte del avión donde se había refugiado se hundió arrastrada por el agua y este hombre admirable desapareció en la corriente helada.Había dado literalmente su vida por salvar a otros.Este héroe se llamaba Arland D. Williams Jr. Su familia recibió una condecoración póstuma por este sublime gesto de generosidad, y en su memoria ese puente hoy ya no se llama el «Puente 14» sino «Arland D. Williams Jr. Memorial Bridge».Un policía testificaba después con lágrimas en los ojos que nunca olvidaría la expresión de determinación y gozo del rostro de aquel hombre esforzándose por salvar a sus compañeros.En el azaroso viaje de nuestra vida, todos sufrimos caídas de diferente gravedad y consecuencias. Pero todas nuestras luchas espirituales tienen algo que ver con un rescate. Atrapados en nuestra existencia mortal, todo terminaría en la muerte si nadie se hubiera arriesgado a venir a salvarnos.Conviene recordar, con la mayor frecuencia posible, que nosotros también hemos sido rescatados porque Alguien puso su vida por nosotros. Incluso por quienes todavía no éramos sus amigos. Jesús hizo por nosotros todavía más que Arland D. Williams Jr. Nosotros también podemos ser salvos gracias al sacrificio de su vida.Señor, te lo debo todo. En mis pruebas de hoy, no me sueltes de tu mano.
Matutina para Jóvenes | Miércoles 27 de agosto de 2025 | Flor de sal
«Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada»
(Mat. 5:13)
La cocina es uno de mis pasatiempos favoritos, así que dedico unas cuantas horas cada semana a aprender nuevas recetas, conocer nuevos métodos y utensilios y también a estudiar ingredientes desconocidos. En una oportunidad, mientras leía, me topé con una sal especial, que se disuelve más lentamente, por lo que da más sabor a la comida. Se le conoce como fleur de sel o «flor de sal».La flor de sal es sumamente antigua. Ya en el siglo primero de nuestra era, el historiador romano Plinio el viejo la menciona en su libro Historia natural. Esta sal se «cultiva» en salinas, donde el agua del mar se evapora. La flor de sal se forma en la superficie en cristales delicados y de forma irregular, los cuales deben ser recolectados manualmente. Solo es posible cultivar la flor de sal en días soleados, secos y con vientos lentos y constantes. Si no se realiza la recolección a tiempo, la sal se hunde y pierde sus cualidades distintivas.Dadas las estrictas condiciones que deben darse para cultivar esta sal, su producción es muy limitada. Una salina promedio en Francia produce aproximadamente un kilogramo de fleur de sel por día. Esto la convierte en la sal más cara del mundo. Un kilo cuesta aproximadamente cuarenta dólares.En el Sermón del Monte, Jesús nos llama a ser la sal de este mundo; es decir, a darle sabor y sentido a la vida de los demás mediante nuestro testimonio, nuestro amor y nuestras obras. Pero ser «la sal de la tierra» se asemeja más al proceso de cultivo de la fleur de sel que a la sal de mesa barata: es un proceso, es algo que cultivamos. Para aportar amor y sabor al mundo hemos de cultivar nuestra relación con Dios. Y eso requiere circunstancias concretas e intencionalidad de nuestra parte.La relación con Dios florece mediante la oración, el estudio de la Biblia, el ayuno, la testificación, el reposo sabático, la meditación, la práctica de la mayordomía y la adoración. Por el contrario, las circunstancias adversas nos hacen perder nuestro sabor, nuestra identidad cristiana.No te conformes con ser sal común; aspira a ser la sal más cara y sabrosa del mundo. Sé una sal que da vida, que conserva, que sazona y que marca la diferencia.
Matutina para Mujeres | Miércoles 27 de agosto de 2025 | Tergiversar para hacer mal
«Los principales sacerdotes y todo el Concilio Supremo intentaban encontrar testigos que mintieran acerca de Jesús para poder ejecutarlo. Sin embargo, aunque encontraron a muchos que accedieron a dar un falso testimonio, no pudieron usar el testimonio de ninguno. Finalmente, se presentaron dos hombres y declararon:
‘Este hombre dijo: «Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días» ‘ »
(Mateo 26:59-61).
«El que lee un texto, sin leer el contexto, lee por puro pretexto». Aunque era muy pequeña cuando escuché esta frase, su rima hizo que permaneciera en mi memoria. A medida que el tiempo pasó, la vida me hizo comprender cuánta verdad hay en dicha expresión.Las palabras dichas por Jesús en Juan 2:19, «destruyan este Templo y en tres días lo levantaré», estaban siendo utilizadas en su contra como una amenaza a la construcción del glorioso templo del que se mofaban los judíos. Cuán lejos estaban de la verdad, pero usaron esa declaración para acusar a Jesús de blasfemia.Tergiversar significa «dar una interpretación errónea o falsa a algo». Es decir, dañar una verdad, sacar de contexto una declaración con el objetivo de confundir y causar problemas. Esta es una de las armas que más resultado ha dado al enemigo cuando de la Palabra de Dios se trata. Desde el principio tergiversó la orden de Dios de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. El enemigo no inventa nuevas ideas, sino que usa las de Dios de forma incorrecta para confundir a la humanidad. Una mujer que tergiversó vilmente la verdad para dañar a otro fue la esposa de Potifar. Era verdad que José estuvo en su recámara, era verdad que sus ropas quedaron en manos de ella, pero era falso que José quiso abusar de ella.Querida amiga, oremos a Dios para que su Espíritu Santo nos guíe siempre hacia la verdad; que nuestras palabras sean verídicas sin tergiversación y que cada palabra en las Sagradas Escrituras sea comprendida en nuestra mente con el propósito para el cual fueron escritas. Que la prudencia en nuestro hablar no deje palabras entredichas, sino que con toda firmeza estemos siempre dispuestas a ser veraces. Satanás es el padre de la mentira, pero la buena noticia es que Dios es el Padre de la verdad y él nos conducirá hacia su verdad. ¿Hija de quién decides ser?
Matutina para Adultos | Miércoles 27 de agosto de 2025 | Opinar… sin saber
«Ustedes, en cambio, no se hagan llamar «maestro»; el único maestro de ustedes es Cristo y todos ustedes son hermanos unos de otros» (Mateo 23: 8, LPH).
Con la enorme proliferación de las redes sociales, se han multiplicado las voces por todo el orbe de quienes se atreven a opinar sobre cualquier cosa, aunque no sepan nada del tema, y a divulgar su opinión, por insensata que sea. Hoy miles de atrevidos «maestros» sucumben cada día a la tentación de opinar sin saber.Durante once años tuve el privilegio de vivir en la fascinante ciudad de Berna (Suiza), a muy pocos pasos de la casa donde vivió el joven Albert Einstein entre 1905 y 1906. ¡Qué distinta actitud la de aquel modesto profesor de entonces con la de los osados «maestros» de hoy que opinan en las redes! Los alumnos del científico hicieron famosa una de sus frases: «Con lo que progresa la ciencia, estoy convencido de que la mitad de lo que he enseñado hoy es falso… pero no estoy seguro de qué mitad». Su modestia se aliaba a su fino sentido del humor. Llegado a su nuevo puesto de trabajo, se cuenta que dijo lo siguiente: «Un teórico es alguien que conoce bien la teoría, pero no sabe hacer funcionar nada. Un práctico es alguien que sabe hacer funcionar cualquier cosa, pero no sabe explicar por qué. Aquí hemos conseguido unir teoría y práctica: nada funciona y nadie sabe por qué».En 1999 los medios científicos publicaron los resultados de unos trabajos de investigación que explican por qué tantos individuos incompetentes tienden a opinar como si fueran expertos, mientras que los altamente competentes tienden a subestimar sus habilidades. Este síndrome ha recibido el nombre de «Efecto Dunning-Kruger», del nombre de sus descubridores, los psicólogos sociales David Dunning y Justin Kruger. Difundir como si fuera verdad lo que no lo es, aunque desearíamos que fuera, oculta nuestro rechazo a dejarnos interpelar por la verdad. Reconsiderar nuestras ideas nos expone al peligro de descubrir que estamos en el error, algo que, por miedo, no queremos ni por asomo reconocer. Por eso prestamos atención y difundimos las opiniones que nos convienen, o que nos hacen sentir bien, en vez de escuchar las ideas que nos harían pensar de verdad.Un refrán judío resume bien la idea: «El sabio siempre quiere aprender; el necio siempre quiere enseñar». El gran Salomón ya lo dijo con otras palabras: «No seas sabio en tu propia opinión; sino teme a Jehová y apártate del mal» (Prov. 3: 7).Los cristianos tenemos al gran Maestro, el único capaz de poder decir con propiedad: «Yo soy […] la verdad» (Juan 14: 6). Ocupémonos de difundir esa auténtica verdad y no meras opiniones.Líbrame hoy, Señor, de tan insensata soberbia.
Matutina para Jóvenes | Martes 26 de agosto de 2025 | Vivir como el ladrón
«También llevaban a dos criminales, para crucificarlos junto con Jesús»
(Luc. 23:32)
Aquel fue el viernes más negro de la historia de nuestro planeta. El Hijo de Dios colgaba de la cruz entre dos malhechores. Los soldados romanos le lanzaban burlas políticas, diciéndole «salve, rey de los judíos» (ver Mat. 15:16-18, NVI). Los judíos le lanzaban burlas religiosas: «Salvó a otros; que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido» (Luc. 23:35).Entonces, repentinamente, los ladrones que se hallan a ambos lados empiezan a hablar. El primero se une a las burlas: «¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros!» (Luc. 23:39); sin embargo, el segundo ladrón toma un camino diferente. Reconoce que él y su compañero son culpables y que Jesús es inocente (Luc. 23:41). Entonces, le pide a Cristo que se acuerde de él cuando comience a reinar (Luc. 23:42).¿Qué respondería Jesús ante semejante petición? Posiblemente muchos de nosotros le hubiésemos dicho al ladrón: «¿Sabes qué? Si quieres ir al cielo tienes que bautizarte, empezar a observar el sábado, participar de la Cena del Señor, tomar un curso de profecía y servir en un orfanato». Pero Jesús no es como nosotros. Cristo miró al ladrón y no le ofreció la justicia que merecía, sino la gracia que necesitaba: «Hoy te aseguro que estarás conmigo en el paraíso» (ver Luc. 23:43). Ante el vacilante «cuando» del ladrón, Jesús contesta con un certero «hoy».Pero ahora, avancemos un poco más y supongamos que el ladrón hubiera sido bajado de la cruz aquel día y no hubiera muerto. ¿Qué tipo de vida habría vivido después de su encuentro con el Señor? ¿Crees que habría vuelto a robar? ¡Claro que no! Te aseguro que se hubiera bautizado, se hubiera congregado con la iglesia primitiva y hubiera dado todo lo que tenía en favor del prójimo. ¿Habría vivido una vida perfecta? No. Pero por la gracia de Dios, habría cambiado para bien.Nuestra salvación no depende de cuánto podamos hacer hoy, sino de lo que Cristo ya hizo por nosotros en la cruz. Y mostramos nuestra fe y que ya somos salvos por gracia mediante una vida de obediencia a Jesús. «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe. Esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios» (Efe. 2:8, NVI).
Matutina para Mujeres | Martes 26 de agosto de 2025 | Póngalos a prueba, parte II
«Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el
Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo»
(1 Juan 4:4).
Para 1894, Elena de White vivía en Australia, tenía 67 años y una reconocida reputación como mensajera del Señor. Fue en aquel momento cuando otra profetisa surgió entre la población adventista. Su nombre fue Anna Phillips. Ella afirmaba recibir sueños y mensajes de Dios, los cuales escribía a esposos y esposas como «testimonios», semejantes a los escritos de la hermana Elena.El pastor Alonzo T. Jones era sumamente respetado y era uno de los hombres más destacados en la promoción de los mensajes de Anna. Incluso, en una ocasión, públicamente intercaló los escritos de Anna con los de Elena y preguntó a la congregación si podían distinguir entre las dos autoras. Un día después de que el pastor Jones diera su respaldo a Anna, recibió una carta que la hermana Elena le había enviado desde Australia y que había sido escrita hacía un mes atrás.La carta, entre otras cosas, decía: «¿Supuso usted que Dios los había comisionado para que presentara las visiones de Anna Phillips, las leyera en público y las equiparara con los testimonios que al Señor le ha complacido darme?» Con lágrimas en los ojos, el pastor Jones reconoció su error; al sábado siguiente se disculpó en público y leyó la carta. Cuando Anna Phillips escuchó la lectura de la carta, también reconoció su engaño y con el tiempo llegó a ser una instructora bíblica fiel para la obra de Dios.El enemigo solo necesita personas dispuestas para llevar a cabo sus engaños. Esos engaños pueden encontrar un lugar para germinar como el corazón de los líderes religiosos. Si engaña al líder, un gran número de la congregación será influenciada por el engaño. ¿A quién seguiremos? ¿Soy instrumento de verdad o instrumento de mentira? En el caso de la mujer de ayer, no hubo arrepentimiento por el pecado sino que se trató de tapar con una máscara de santidad. En el caso de Anna, ella fue capaz de reconocer su mentira y el Señor la reclutó para la propagación de su obra. El pastor Jones también fue llevado hacia la verdad porque Dios no deja en el engaño a sus hijos fieles y sinceros.La buena noticia es que el Espíritu Santo dará la luz de la verdad a quien, con corazón sincero, busque a Dios y sus caminos correctos. Escudriñemos con diligencia la Palabra.
Matutina para Adultos | Martes 26 de agosto de 2025 | "Lo que Dios unió no lo separe el hombre"
«¿No han leído ustedes en la Escritura que el que los creó en el principio, «hombre y mujer los creó»? Y dijo: «Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona». Así que ya no son dos, sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido»»
(Mateo 19: 4-6, DHH).
El 25 de agosto del año 2018 mi esposa y yo celebramos, junto a nuestros queridos hijos y nietos, cincuenta años de casados. Nuestros hijos bromearon amenazándonos con que, si seguíamos así, pronto nos iban a proponer para los récords Guinness.La verdad es que, en nuestros días, superar cincuenta años de matrimonio no es frecuente. Medio siglo de casados más bien felices requiere superar juntos numerosos obstáculos. Como me decía un amigo muy bromista, sobrevivir a la prueba del tiempo durante esos años significa que hemos aprendido entre los dos a solucionar problemas que nunca hubieran surgido ¡de no habernos casado!Ahora en serio, superar la prueba del tiempo en pareja es haber aprendido a llorar y a reír juntos, a practicar el perdón y a querer la reconciliación. Porque si hemos llegado hasta aquí es porque tenemos la clave para mantener vivo nuestro amor. Y es ser conscientes de que «lo que Dios unió» no debe separarlo nadie. Que el verdadero amor, que es el de Dios, es el único capaz de unirnos con lazos más fuertes que los del más legal certificado de matrimonio. En este caso, el matrimonio es, realmente, «la carta de amor certificada».En estos años hemos aprendido que la vida tiene muchas cosas buenas que merecen ser disfrutadas en pareja. Y que el proyecto inicial de Dios, que no era la soledad (ver Gén. 2: 18-23) sino la vida compartida en una alianza respetada por ambas partes (vers. 24), sigue siendo válido. Porque en contra de lo que se escucha por ahí, el verdadero amor no tiene final feliz, porque el amor verdadero no termina nunca.Así que, querido lector, no importa cuántos años llevas casado, viudo, separado, divorciado o soltero, deseo que la bendición de Dios te acompañe hoy y el resto de tu vida. Y te invito a orar conmigo…Señor, tú que nos creaste para ser siempre felices, ayúdame hoy de un modo especial a aprender a asumir con realismo la condición en la que me encuentro ahora, sabiendo que un día me darás por fin la felicidad plena que siempre quisiste para mí.
Matutina para Jóvenes | Miércoles 20 de agosto de 2025 | Vasijas de barro
«Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros»
(1
Juan 1:8)
En 1971, John Lennon compuso su canción más famosa como solista: Imagine. Una de las estrofas reza: «Imagina que no hay países. No resulta difícil hacerlo. Nada por lo que matar o morir […]. Imagina a todo el mundo viviendo la vida en paz». Desde entonces, Imagine [Imagina] se ha convertido en una de las canciones más cantadas en eventos en pro de la paz. ¿Te sorprendería si te digo que el mismo John Lennon que abogaba por la paz mundial maltrataba a su esposa? Así lo confesó Cynthia Powell, su primera esposa, poco antes de la muerte de Lennon.Este no es un caso aislado. En nuestro mundo abundan las historias de genios que cometieron errores. Maradona batalló con la adicción a la cocaína; George Washington tuvo esclavos hasta el momento de su muerte; y Pablo Neruda abusó sexualmente de una mujer. Ante semejante realidad, muchas personas recurren a uno de dos extremos: Por un lado, tenemos el miedo a señalar los errores y defectos de estas grandes personalidades para no restarle mérito a sus logros. Por otro lado, tenemos la cancelación retroactiva, en la que se juzga el pasado por los estándares del presente.Al lidiar con los errores de sus personajes, la Biblia asume una actitud equilibrada. No oculta que Abraham mintió (Gén. 20:13), que David adulteró y asesinó (2 Sam. 11) ni que Pedro negó al Señor (Mat. 26:69-74). De hecho, los errores de estos personajes nos ayudan a entender que Dios no escoge seres humanos perfectos para llevar a cabo sus planes, sino que él tiene el poder de utilizarnos incluso a pesar de nuestras imperfecciones. Por otro lado, los errores de los personajes bíblicos no le restan nada a su mensaje. Así como nadie aprobaría la destrucción de las pirámides de Egipto porque en su construcción se usaron esclavos, nadie tampoco debería dudar del mensaje de la Biblia solo porque los profetas y apóstoles cometieron errores.La gran realidad es que tanto nosotros, como los personajes bíblicos «tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos» (2 Cor. 4:7. NTV).
Matutina para Mujeres | Miércoles 20 de agosto de 2025 | ¿De dónde viene la traición?
«No es un enemigo el que me hostiga; eso podría soportarlo. No son mis adversarios los que me insultan con tanta arrogancia; de ellos habría podido esconderme. En cambio, eres tú, mi par,
mi compañero y amigo íntimo»
(Salmos 55:12-13).
Para que pueda ser llamada traición, tiene que venir de adentro, de los cercanos, de quienes de frente juraron amor y lealtad, porque solo se traiciona lo que se prometió cuidar. Así como el salmista fue traicionado por su amigo, a Jesús también lo traicionaron sus amigos. Uno era el tesorero, el que parecía cuidar los intereses financieros del grupo, el único letrado entre los pescadores. El otro, le juró que no lo abandonaría pasara lo que pasara y que incluso lo acompañaría hasta la muerte. Pero cuando vio en peligro su propia vida, huyó cual cobarde y, horas después, negó conocerle con maldiciones. ¿Ves? La traición viene de adentro y se llama traición porque no se espera.La traición duele y destruye donde quiera que se presente. Se traiciona el amor de un cónyuge, de una madre, de un hijo, de un amigo o de un hermano. Se traiciona la confianza de un jefe, de un empleado, de un maestro, de un alumno, de una novia y nada vuelve a ser igual. En un mundo donde es difícil encontrar fidelidad ¿pueden hallarla en ti? ¿Es tu persona digna de confianza?Dios necesita en sus filas soldados cuyos valores sean tan elevados que ningún indicio de traición les llegue al precio. En estos tiempos finales Jesús busca mujeres que sean madres, hijas, esposas, abuelas, cuñadas, tías, sobrinas, cualquier rol o papel que desempeñen, que sean tan genuinas y leales como para confiarles las promesas celestiales. Si por el contrario, has sido víctima de la traición, así sea de un amigo, de un familiar o de tu esposo, la única opción para seguir en la filas del Señor es perdonar, sin guardar raíces de rencor en el corazón. Imitar el ejemplo de Jesús, quien perdonó a sus amigos traidores, es nuestra mejor arma ante quienes nos han hecho daño.La buena noticia es que Jesús jamás te va a traicionar. Él te dará el valor para perdonar a quienes te han causado dolor. Él también te ayudará para no ser una canal de traición sino de bendición.
Matutina para Adultos | Miércoles 20 de agosto de 2025 | "El amor del Padre"
«Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Sí, y aun cosas más grandes que estas le mostrará y los dejará a ustedes asombrados»
(Juan 5: 20, NVI).
Ayer Benjamín nos contó la experiencia que transformó su vida. Una noche, a eso de las once, su padre recibió una llamada telefónica de la policía diciéndole que su hijo había sido detenido en una redada por cuestiones de droga; que acudiese a recogerlo al calabozo, si es que podía justificar que el chico todavía era menor, y que a la mañana siguiente un equipo de inspección pasaría por su casa.Ignorando prácticamente todo acerca de las andanzas de su hijo, pero temiendo que hubiese algo más detrás de aquella detención, el padre de Benjamín, llevado por su instinto paterno, se puso a registrar de inmediato la habitación del menor y encontró, en efecto, un alijo de cocaína lo suficientemente grande como para ser constitutivo de delito, con pena de cárcel.Asumiendo el riesgo, si era detenido, de ser acusado de tráfico de estupefacientes, el padre tomó el alijo y lo arrojó al gran río que pasa por su ciudad, y que sin duda lo arrastraría al fondo del cercano mar. Cuando a la mañana siguiente la policía registró la casa de Benjamín no encontró nada sospechoso y el joven no pudo ser inculpado por tenencia de drogas.Cuando el juez de menores se entrevistó con el chico, le dijo: «No te voy a enviar a un penal de menores porque tu padre se ha comprometido a hacer todo lo que pueda para que cambies de rumbo. Si consigues terminar la educación secundaria sin problemas, y llegas a los dieciocho años sin más infracciones, destruiré tu historial delictivo y entrarás en la vida de adulto con un expediente virgen».Varios años más tarde, el 22 de agosto de 2020, Benjamín predicaba en la Iglesia Adventista de Collonges-sous-Salève (Francia) y recordaba una vez más, inmensamente agradecido, todo lo que había hecho su padre para salvarlo.Como el Padre celestial, había tomado sobre sí mismo las transgresiones del infractor, había perdonado sus agravios y había arrojado, literalmente, sus «pecados» y consecuencias al fondo de la mar, ayudándole a tomar las riendas de su vida y a hacerse un hombre de provecho.Con él, hoy yo también digo: «¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvidas el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades y echará a lo profundo del mar todos nuestros pecados» (Miq. 7: 18-19).Que así sea en mi vida hoy y siempre.
Matutina para Jóvenes | Martes 19 de agosto de 2025 | "Cosas que no se preguntan"
«Por ganar dinero se entregaron al error de Balaam»
(Jud. 11, NVI)
El relato de Balaam es frecuentemente utilizado en historias para niños para enseñar la importancia de no maltratar a los animales. Sin embargo, una revisión del texto sagrado revela una lección mucho más profunda.¿Cuál crees que fue «el error de Balaam» mencionado el Nuevo Testamento? Trata de encontrarlo mientras repasamos el relato.El capítulo 22 de Números narra cómo Balac llamó a Balaam con el propósito de maldecir a Israel a cambio de dinero (vers. 5-6). Cuando la comitiva moabita visitó al profeta, este consultó al Señor, pero Dios le dijo: «No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, porque yo lo he bendecido» (vers. 12). Así que Balaam declinó la oferta. Balac insistió y le prometió más dinero por sus servicios (vers. 15-17). Balaam volvió a consultar a Dios, el cual le dijo que fuera y añadió: «Pero tendrás que hacer solamente lo que yo te diga» (vers. 20).Al emprender el camino, el ángel del Señor le salió al encuentro, el asno esquivó el ángel tres veces y tres veces Balaam golpeó el asno (vers. 21-27). Entonces, Dios le abrió los ojos al profeta, permitiéndole ver al ángel, quien lo reprendió por su conducta y le enfatizó: «Dirás solamente lo que yo te diga» (vers. 35).¿Encontraste el «error de Balaam»?Quizás te sorprenda, pero «el error de Balaam» consistió en volver a consultar a Dios por un tema en el que ya él se había pronunciado. Balaam pensaba que Dios podría cambiar de opinión, pero Dios «es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (Heb. 13:8). Además, que Dios le repitiera dos veces que hiciera solo lo que él dijera implica que Balaam tenía intenciones de maldecir a Israel, ¡aunque Dios le había dicho que Israel estaba bendito!Hoy en día son muchos los que cometen el error de Balaam. Aparentan santidad y consagración al consultar a Dios en temas en los que ya él se ha pronunciado en su Palabra. Piden «señales», pensando que Dios cambiará de opinión y que permitirá en el siglo XXI lo que ya él prohibió hace miles de años. Cuidémonos del error de Balaam. Dios no cambia, su Palabra es inmutable. Obedezcamos lo que él nos ha revelado, solo así podremos disfrutar de su bendición y su protección.
Matutina para Mujeres | Martes 19 de agosto de 2025 | "Una mujer digna de imitar"
«Cuando ella escuchó estas palabras, se sorprendió y se preguntaba qué clase de saludo era ése»
(Lucas 1:29, RVC).
Durante largo tiempo me pregunté: «¿Por qué Zacarías quedó mudo por hacer una pregunta similar a la de María?» Aquel día, mientras ministraba en el templo, un ángel le dice que sus oraciones han sido escuchadas y su mujer le dará un hijo;. Esto significa que él y su esposa siempre habían orado por la llegada de un bebé a su hogar. Sin embargo, cuando recibe la respuesta a su oración, Zacarías pregunta: «¿Y cómo voy a saber que esto será así? ¡Yo estoy ya muy viejo!» (Luc. 1:18).Aparentemente es una pregunta igual a la de María: «¿Y esto cómo va a suceder? ¡Nunca he estado con un hombre!» (vers. 34). No obstante, la intención con la que fue dicha es lo que hace la diferencia. Zacarías había pedido un hijo, y cuando le dicen que lo va a tener, le falta fe para creer que algo tan asombroso pueda pasarle a él debido a su avanzada edad. Por otro lado, María no había pedido nada, lo cual indica que su pregunta se orientaba a saber más acerca de cómo ocurriría ese acontecimiento sobrenatural. Por eso ella recibe una explicación, mientras que Zacarías recibe una reprensión. El ejemplo de María es digno de imitar. Los pasos en la vida cristiana se dan únicamente por fe.Otro de los aspectos ejemplar de la vida de la madre de Jesús es su capacidad para afrontar las situaciones difíciles e inesperadas que se presentan. Cuando el ángel se le aparece de repente y le habla, la Biblia afirma que ella se turbó. La palabra griega usada aquí para turbar es diatarossamai, que significa: «Turbarse intensamente o turbarse muchísimo». Y es que no era para menos. No obstante, ella demuestra serenidad cuando, en medio de su gran turbación, no corre ni grita, sino que comienza a pensar en qué saludo sería aquel y se queda para escuchar con atención las indicaciones.¿Qué haces cuando se te presentan problemas repentinos? Con frecuencia, nos desesperamos, reclamamos, tratamos de encontrar una solución inmediata. En muchas ocasiones, en lugar de solucionar, hacemos más grande el problema por nuestra imprudencia. La buena noticia es que, en estas circunstancias, es mejor quedarnos quietas aunque tengamos mucho miedo y escuchar con atención las indicaciones que Dios nos dará para resolver los conflictos.
Matutina para Adultos | Martes 19 de agosto de 2025 | "Perseguidos por su fe"
«Dichosos ustedes cuando alguien los ofenda o persiga o diga todo tipo de mentiras contra ustedes por ser mis discípulos. ¡Alégrense mucho, porque en el cielo les espera una gran recompensa! Así fue como persiguieron a los profetas antiguos»
(Mateo 5: 11-12, NBV).
Mantener la fe en un país que acababa de salir de una guerra en la que el nacionalcatolicismo había impuesto su dictadura no fue siempre fácil para muchos creyentes de otras denominaciones. Sobre todo, en un medio rural, para quienes éramos una minoría insignificante, cristianos adventistas, protestantes en la España del general Franco.Como no podíamos reunirnos abiertamente, ya que nuestro local de culto había sido precintado por la policía, los adolescentes de la Iglesia de Liria a menudo nos congregábamos en las ruinas de una presunta antigua mezquita, transformada en ermita de Santa Bárbara tras la expulsión de los musulmanes. Profanada y abandonada para el culto tras su ocupación por tropas francesas, utilizada como prisión en las guerras carlistas y como paredón de ejecución en la Guerra Civil, sus ruinas —testigo histórico de la intolerancia humana— nos dieron precario refugio durante años.Allí nos encontrábamos con la «hermana Joaquina», que por entonces se ocupaba de nuestra comunidad, y allí conocimos a Conce, una chiquilla de nuestra edad que, a pesar de la oposición de su familia, deseaba seguir ese camino minoritario para llegar a Cristo.Conce acudía a ese lugar los sábados por la tarde para recibir estudios bíblicos y socializar con nosotros. Hasta que se enteraron sus padres, que le prohibieron de modo terminante tener cualquier relación con «esos herejes». Pero cada vez que podía escaparse de casa, venía a estudiar la Biblia y a orar con nosotros. Amonestada por los sacerdotes, amenazada por sus padres, Conce se mantuvo firme en su fe, con una valentía que nos impresionaba. Como todavía era menor y no estaba dispuesta a renunciar a sus creencias a pesar de todas las presiones, Conce fue finalmente castigada a permanecer encerrada en un convento de monjas católicas hasta su mayoría de edad.¡Cuánto oramos y lloramos por ella! ¡Y qué alegría la nuestra cuando, ya cumplida la edad legal, Conce pudo por fin entrar en las aguas del bautismo!Conce es, en la misma pequeña iglesia en la que nos conoció, una de las personas más cristianas, más gozosas, más generosas y fieles que conozco. Y su testimonio sigue siendo hasta hoy, para mí y para quienes la conocimos en aquellos tiempos difíciles, una inspiración y un ejemplo.Señor, hoy te ruego por todas aquellas personas que sufren por su fe, y te pido que mi fe nunca desfallezca en las pruebas.
Matutina para Jóvenes | Lunes 18 de agosto de 2025 | "El pionero digital"
«Sí —dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan»
(Apoc. 14:13)
Bert Haloviak nació en Nueva York en 1937. Abandonó la universidad durante su último año para servir en el Centro Adventista ubicado en Times Square, Nueva York. Fue reclutado para el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial y, tras su regreso, finalizó sus estudios y completó una maestría en Historia diplomática en la Universidad de Maryland.Bert sirvió como archivista en la oficina de archivos y estadísticas de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día durante más de veinte años y posteriormente dirigió dicha oficina durante doce años. Cuando leí su biografía, lo que más me impactó fue el título que se le otorgó: «El pionero digital». ¿A qué se debe este título? A que Bert asumió la ardua tarea de colocar los archivos de la iglesia en la Internet.Aunque el señor Haloviak falleció en 2022, todavía se necesitan «pioneros digitales», jóvenes como tú que lleven el mensaje de Jesús a todas partes del ciberespacio mediante podcast, canales de YouTube, reels de Instagram y tantos otros medios como tu imaginación te lo permita.Muchos utilizan el Internet para entretenerse, para invertir, para trabajar e incluso para realizar actividades ilícitas y criminales. ¿Por qué no usarlo para predicar? Me gusta cómo Keith Anderson, un pastor luterano, explica la necesidad de «pioneros digitales»: «Dios está en todas partes, incluso en la «tuitósfera» —Twitter ahora es X— […]. Las redes sociales no son solo una herramienta para dar información, son el escenario de la comunicación, es el medio en el que está teniendo lugar el crecimiento espiritual de nuestros miembros; así que tenemos que ministrarlos en ese medio».Para Bert fue todo un desafío incursionar en el mundo digital, pero a ti y a mí Dios nos ha dado el privilegio de vivir en una época en la que podemos comunicarnos con millones de personas alrededor del mundo a través de la Internet. Esta es una oportunidad única para compartir el amor de Jesús con aquellos que no lo conocen. ¿Estás dispuesto a usar tus talentos, tu creatividad y tu fe para crear contenido que glorifique a Dios y bendiga a otros? Recuerda las palabras de Jesús: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Así que pidan al Señor que envíe trabajadores a su campo» (Mat. 9:37-38, NVI). Tal vez tú seas uno de esos trabajadores que el Señor está buscando.
Matutina para Mujeres | Lunes 18 de agosto de 2025 | "Investigadoras de la verdad"
«Después de investigar todo con esmero desde el principio, yo también decidí escribir un relato fiel para ti, muy honorable Teófilo»
(Lucas 1:3).
Uno de los problemas a los que se enfrenta la sociedad en el ámbito profesional actual es el poco o nulo interés por la investigación. Para un estudiante, resulta tedioso buscar un artículo científico y responder un cuestionario con sus propias palabras. Es más fácil copiar un párrafo y pegarlo, aunque no se tenga una clara comprensión del contenido.En el texto de hoy, encontramos al médico Lucas afirmando que, solo después de una exhaustiva investigación, se ha decidido a escribir a Teófilo los acontecimientos de la vida de Jesús. Es decir, él no transmitió la primera información que le llegó sin previa averiguación, sino que aplicó su corazón en la búsqueda de la verdad y solo entonces estuvo listo para contarla en una carta. Hoy el mundo carece de interés por hallar la verdad. Esta falta de interés por investigar la razón, el marco, el trasfondo y la veracidad de los hechos, salta de las aulas a los hogares. Esa misma falta de prudencia al comunicar hechos no comprobados es una fuente de problemas entre los humanos.Con bastante frecuencia, las redes sociales son un caldo de cultivo para las mentiras, las cuales se comparten con facilidad y con una rapidez increíble. No está de más afirmar que al enemigo de Dios le agrada que no tengamos interés en investigar. Él es el principal interesado en que las mentiras se propaguen ya que todas ellas son hijas de él. Sin embargo, cuando somos fieles escudriñadoras de las Escrituras y estas impregnan nuestra mente, difícilmente las mentiras pueden ser creídas porque donde habita el Espíritu Santo, no hay lugar para el engaño; ni para crearlo ni para creerlo.En los días finales de la historia que nos toca vivir, profundizar en la lectura de material religioso debiera ser nuestro mayor interés. La Biblia debiera ocupar el primer lugar en nuestra lista de lectura diaria para no ser víctimas de los engaños del enemigo, quien solo busca causar pánico y disidencias entre el pueblo de Dios. No seamos propagadoras de mentiras, sino que con diligencia busquemos la verdad de los hechos para ser portadoras de una esperanza comprobada y que pronto tendrá cumplimiento con la segunda venida de nuestro Salvador.
Matutina para Adultos | Lunes 18 de agosto de 2025 | "La vida es bella"
«Yo he venido para que tengan vida»
(Juan 10: 10).
El doctor Jean Flori ha sido uno de los mejores medievalistas de nuestro tiempo. Este doctor en Ciencias Humanas fue durante muchos años director de Investigación en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia. Asimismo, es autor de un centenar largo de artículos especializados y de unos veinte libros sobre espiritualidad e ideologías religiosas medievales, las órdenes de caballería, las Cruzadas, la guerra santa y las relaciones entre el cristianismo y el islam.En mis años universitarios tuve el privilegio de ser alumno suyo de varias materias de historia, y entre nosotros se desarrolló una amistad que duró hasta su muerte (18 de abril de 2018). Es el único de mis profesores que consiguió que lo tratase de tú.El profesor Flori, además de poseer una enorme cultura, una inteligencia fuera de lo común y un finísimo sentido del humor, era un gran deportista y un hombre de fe. Le encantaba navegar, y llevaba una vida muy activa y saludable. Recuerdo con qué ilusión adquirió un pequeño barco de una sola vela con los beneficios de sus royalties (derechos de autor).Sin embargo, durante los últimos diez años de su vida tuvo que hacer frente a un doloroso cáncer. Tras luchar contra él con entereza admirable, la enfermedad venció, pero no pudo con su fe, ni con su amor a la vida. En su último mensaje (25 de diciembre de 2017) me decía, entre otras cosas, estas palabras textuales: «La vie est belle, même pour un malade comme moi» (la vida es hermosa, incluso para un enfermo como yo). El profesor Flori sabía apreciar el valor de la vida. No solo de la vida eterna prometida, sino también de esta, a pesar de todas sus deficiencias.Hemos sido creados para la vida. Jesús va aún más lejos y nos dice que la vida que desea para nosotros es una vida «abundante». Esta palabra (en griego perisson), significa «exuberante, más allá de la medida, considerablemente más de lo que uno esperaría». En definitiva, Jesús desea para nosotros una vida mucho mejor que la que vivimos y que la que podamos imaginar. Esa es la vida que nos tiene preparada.Como dice el apóstol Pablo: «Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Cor. 2: 9). Más allá de nuestras pruebas Dios es capaz de «hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos» (Efe. 3: 20, RVR77).Señor, a pesar de mis problemas, dame hoy vida abundante.
Matutina para Jóvenes | Domingo 17 de agosto de 2025 | Hijos perdidos
«Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó: ‘¿Dónde estás?’ » (Gén. 3:9)
El 17 de octubre de 1986 la vida de Li Jingzhi y Mao Zhenping cambió para siempre. Aquella tarde, alguien secuestró a Mao Yin, su hijito de dos años. De inmediato, la desconsolada madre renunció a su trabajo y se dedicó a tiempo completo a buscar a su hijito. Li distribuyó más de cien mil volantes en su provincia y acudió a numerosos programas de televisión pidiendo ayuda. Incluso empezó a trabajar como voluntaria en Baobei Huijia, que significa «el bebé vuelve a casa», una organización dedicada a ayudar a familias chinas a encontrar a sus hijos desaparecidos. En 2019, más de treinta años después, aquella madre continuaba buscando a su hijo perdido. «La esperanza es lo que me motiva a seguir viviendo», dijo frente a las cámaras.La búsqueda tenaz e incesante de estos padres chinos es minúscula cuando la comparamos con la manera en la que Dios busca a sus hijos perdidos. Muchos de nosotros nos pasamos toda la vida huyendo de Dios, creemos que nuestra rebeldía hará cambiar de parecer al Señor para que deje de buscarnos. Si Dios buscó a Adán y Eva después de su desobediencia (Gén. 3:9), a Jacob tras su mentira y engaño (Gén. 28:12-13), a Moisés tras cometer un asesinato y huir del faraón (Éxodo 3:1-6), a David tras sus errores de adulterio, mentira y asesinato (2 Samuel 12), a Jonás mientras huía a Tarsis (Jon. 1), a Pedro después de negar a Jesús (Juan 21:15), y a Pablo después de perseguir a la iglesia (Hech. 9:4-5), ¿por qué habría de pensar que Dios dejaría de buscarte a ti?El 10 de mayo de 2020 la búsqueda de Li y Mao finalizó, cuando encontraron a su hijo ¡34 años después! No importa cuán lejos estés de él en estos momentos, el Dios que vino a buscar y salvar lo que se ha perdido (ver Luc. 19:10), seguirá buscándote hasta que te encuentre. ¿Te dejarás encontrar hoy?
Matutina para Mujeres | Domingo 17 de agosto de 2025 | In tow
«Los justos dan buenos consejos a sus amigos;
los perversos los llevan por mal camino»
(Proverbios 12:26).
In tow traducido al español significa: remolcar, empujar o arrastrar un auto, una embarcación, una persona u otro objeto a través de una cuerda o un cable. Remolcar también se aplica a impeler, atraer, trasladar conducir, guiar e impulsar. Esa leyenda se puede observar, en letras grandes, en los autos que están siendo remolcados en las carreteras de un país a otro.Cierto día, don Isachar salió de viaje en su burro y observó a lo lejos que una persona estaba tirada al lado del camino. Apresuró el paso del burrito y llegó hasta aquel hombre cuyo cuerpo estaba muy golpeado, tanto que había perdido la conciencia. Afortunadamente, la esposa de don Isachar había puesto en su equipaje un botiquín de primeros auxilios con el cual pudo aplicar algunos vendajes y detener pequeñas hemorragias. También limpió con agua oxigenada la sangre seca y los bordes de las heridas, y las cubrió con un vendaje improvisado pero efectivo. Acto seguido, cargó al herido, que aún no despertaba, y lo puso sobre su burrito. Como en la cabalgadura solo había espacio para una persona, don Isachar tomó la cuerda de su animal y remolcó a aquel hombre hasta un lugar donde quedó seguro y en buenas manos. ¿Te suena familiar la historia? ¡Claro! Es la historia que Jesús refirió al intérprete de la ley en Lucas 10.En un mundo donde constantemente ocurren accidentes morales debido a caminos empedrados de violencia, desamor, desilusión y valores pisoteados, muchos quedan a expensas del enemigo en la fría noche de sus vidas. Por eso, es imperativo que estemos listas para extender la mano a aquel que lo necesita, así como Jesús estuvo listo para brindarnos su amor y su perdón al morir por nosotros y guiarnos de nuevo al Padre celestial.Querida amiga, conviértete hoy en el remolque de aquella persona que sabes que el enemigo ha dejado tirado y herido en el camino, en calles oscuras y enlodadas. Si ya pensaste en ella, prepara con oración la cuerda del Espíritu Santo para atar su vida y guiarla hacia la patria celestial. Envíale un mensaje, visítala, canta con ella, ora con ella. Dios te ayudará a atraerla de nuevo hacia él. No dejes que tu prójimo muera en el camino, haz tu parte y guíalo por el sendero correcto. Si tú misma necesitas ser remolcada, entonces pide ayuda y engánchate de Jesús.
Matutina para Adultos | Domingo 17 de agosto de 2025 | Tentación superada
«Luego el Espíritu lo impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días. Era tentado por Satanás y estaba con las fieras, y los ángeles lo servían»
(Marcos 1: 12-13).
Jesús les contó a sus discípulos algunas de sus tentaciones personales para enseñarnos que en este mundo todos pasamos necesariamente, muchas veces, por el desierto de la tentación. Ser tentado es el precio de nuestra libertad, de poder escoger entre varias opciones y de correr el riesgo de equivocarnos.Para Jesús, asumir la condición humana significó tener que enfrentarse como Adán y Eva, como los israelitas en el éxodo, como cada uno de nosotros, con decisiones que esconden a menudo sutiles tentaciones. Es en el fondo de una lucha interior donde todos nos enfrentamos con las fuerzas del mal (ver Sant. 1: 13-14). Los creyentes, también. A mi alumna Lina, torturada por sus pruebas, le costó aprender por experiencia propia que «nunca sale uno de las filas del mal para entrar en el servicio de Dios sin arrostrar los asaltos de Satanás».Creía que su decisión admirable de prepararse para compartir el evangelio con la gente de su etnia, complicada por el hecho de ser mujer, iría acompañada por una serie sin fin de bendiciones, como sin duda lo fue. Pero no se esperaba que sus tentaciones más sutiles vendrían camufladas de buenas excusas, disfrazadas de razones loables, y matizadas por todos los atenuantes y justificaciones posibles. Así fue con Jesús y así es con todos nosotros, incluida Lina.Para costear sus estudios Lina ayudaba en las tareas domésticas a varias familias. Un día en que estaba especialmente necesitada de dinero, limpiando el sofá de una casa rica, se encontró un billete de 50 euros. Lo que necesitaba para terminar la semana. Me contó que estuvo a punto de llevárselo, con estos argumentos: «Esta gente rica tiene dinero de sobra y yo, pobre desgraciada, matándome a trabajar por una miseria. Nadie me ve. Para los dueños, esto no es nada. Además, les está bien empleado por negligentes. Con la falta que me hace a mí este dinero en este momento… ¿Quién sabe si no es Dios mismo quien me lo ha hecho descubrir ahí, tan a mano, en respuesta a mis oraciones?».Toda tentación, seria o banal, nos empuja a sucumbir al deseo de ver realizado algo indebido, a actuar poniendo nuestra voluntad por encima de nuestra conciencia. Para ello no necesitamos buscar ocasiones: se presentan solas.Jesús, tentado como nosotros, nos asegura que, si buscamos la ayuda de Dios, este jamás nos dejará sucumbir (ver 1 Cor. 10: 13).Gracias, Señor, por tus victorias sobre mis tentaciones de hoy.
Matutina para Jóvenes | Sábado 16 de agosto de 2025 | Trasplante de espíritu
Matutina para Jóvenes
«Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos»
(Eze. 36:27)
Una mañana, mientras tomaba el desayuno en la editorial, entablé una conversación con uno de mis colegas que resultó sumamente interesante. «¿Cómo está tu familia?», le pregunté. «De lo mejor», fue su respuesta. Acto seguido me contó que el fin de semana anterior había visitado a su hermano, que recientemente había recibido un trasplante de médula ósea. «¿Recuerdas que mi hermano estaba lleno de canas? —me preguntó—. Pues después del trasplante se le cayó todo el pelo y luego le volvió a salir, pero marrón». Inicialmente pensé que mi amigo me estaba describiendo una especie de rejuvenecimiento, así que solo por curiosidad le pregunté: «¿Y su pelo no era marrón?». «¡No! Siempre había tenido el pelo negro».El comentario me dejó intrigado. Entonces me explicó que las personas que reciben trasplante de médula ósea experimentan cambios en su cuerpo de tal manera que empiezan a parecerse a la persona que les donó médula ósea. Los cambios pueden ser tan sencillos como cambio de color de pelo, tan interesantes como un cambio de color en los ojos y tan radicales como un cambio en el temperamento.Estoy seguro de que más de un joven o señorita que me lee estaría interesado en cambiar su color de pelo o de ojos, pero siendo sinceros creo que la mayoría preferiría un cambio de temperamento, poseer un carácter más apacible y menos combativo, más propenso a perdonar y más misericordioso. Si ese es tu deseo, no necesitas un trasplante de médula ósea, sino un trasplante de espíritu. Y justo eso es lo que el Señor promete hacer en el versículo de hoy: «Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos» (Eze. 36:27).En la cruz del Calvario, Jesús derramó su sangre para que hoy tú y yo podamos vivir vidas nuevas y los que hemos recibido la sangre del Cordero llevamos vidas completamente nuevas. Quizás nuestros ojos no han cambiado de color, pero sí hemos fijado la mirada «en las cosas de arriba, donde está Cristo» (Col. 3:1, NBV). Como Pablo, gracias a la sangre de Jesús, hoy tú y yo podemos repetir: «Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gál. 2:20 NBV). Descargar PDF Comparte este devocional
Matutina para Mujeres | Sábado 16 de agosto de 2025 | En compañía de burladores
«Jamás me he sentado en compañía de gente burlona, ni me he sentido importante por causa de tu profecía; al contrario, me siento aparte, porque tú
me has llenado de indignación»
(Jeremías 15:17).
Diego, 11 años, España. Sam, 14 años, Inglaterra. Oriana 15 años, Argentina. Jamel, 9 años Estados Unidos. Alejandro, 9 años, México. Todos ellos son niños que comparten una particularidad: se suicidaron a causa del bullying. Y las historias de todos los que se han quitado la vida por no soportar las burlas no cabrían en este libro. Aunque el término es nuevo, la acción no lo es.Desde tiempos antiguos existen personas que, a falta de amor propio, se dedican a hacer chistes y burlas sobre lo que consideran defectos en las otras personas. Cuestiones como el peso, la estatura, la raza o la posición social son motivos que los burladores usan para acosar. El acoso puede ser físico, psicológico o cibernético. Según datos de la UNESCO, «una tercera parte de los niños y jóvenes en el mundo son víctimas de las burlas».En el Salmo 1 encontramos una frase similar al texto bíblico de hoy, «ni se juntan con burlones». Aquí se hace hincapié en las acciones de las personas justas. Una persona que anhela ir al Cielo y recibir la recompensa de los justos (ver Salmo 1:1-6) no participará de burlas hacia su prójimo.Por increíble que parezca, los niños que se convierten en acosadores, no nacieron con tal maldad. Lo que sucede es que en el seno de la familia se practica este hábito. Así, ellos aprenden a burlarse de los demás. Un niño que ve cómo su padre golpea a su madre y cómo su madre desquita su ira y frustración con él y sus hermanos, es un potencial acosador. Un niño que sufre burlas de sus tíos en reuniones familiares es un potente acosador escolar. Tristemente, el acoso tiene dos caras: en primer lugar, la víctima; y, por otra parte, el victimario, que también es una víctima.Si en nuestros hogares fomentamos el respeto por los valores y por la vida, propia y la de los demás, estaremos contribuyendo en gran medida a la lucha contra el bullying. Si lo que sucede en las escuelas es el reflejo de lo que ocurre en el hogar, ¿qué están reflejando tus hijos?
Matutina para Adultos | Sábado 16 de agosto de 2025 | Resilientes
«No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal»
(Juan 17: 15).
Para evitar los peligros del mundo muchos cristianos sinceros se han aislado del mundo buscando así guardarse del mal. Y lo han hecho retirándose al desierto como anacoretas, aislándose del mundo en pequeños grupos de apartados y santos o refugiándose en monasterios, cenobios, conventos, etcétera.Sin embargo, Jesús no desea eso para los suyos. Y le pide a Dios que no los saque del mundo, sino que los libre del mal. Porque el mundo debe ser su campo de trabajo. Retirarlos del mundo sería, sí, evitarles los numerosos problemas que les esperaban en el cumplimiento de su misión. Y ellos tenían, al igual que nosotros, una misión que cumplir en este mundo: continuar la obra de salvación iniciada por Jesús.Hoy diríamos que Jesús le pide a Dios que nos dé resiliencia, es decir, la fuerza para hacer frente a las adversidades. El término «resiliencia», tan usado hoy en el campo de la psicología y de la educación, procede del lenguaje de la metalurgia, y se refiere a la cualidad que tienen algunos metales de no doblegarse ni partirse ante eventuales presiones externas. El Diccionario de la lengua española define la «resiliencia» en estos términos: «Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido».Jesús ora a Dios por nosotros para que nos dé la fuerza que necesitamos para resistir las presiones de este mundo.El término griego que nuestras Biblias traducen por «mal», aquí, al igual que en el Padrenuestro (ver Mat. 6: 13), aparece en una forma que puede ser tanto neutra como masculina. Si es del género neutro significa «el mal», en cualquier forma, y si está en masculino se refiere al «maligno», es decir, al diablo. No hay ninguna razón para hacer grandes diferencias entre ambos sentidos, ya que, el mal y el maligno van siempre juntos. Así parece verlo Santiago, cuando nos exhorta a acercarnos a Dios en las pruebas, para asegurarnos su ayuda. Y a resistir frente al tentador y todas sus asechanzas: «Resistan al diablo, y él huirá de ustedes» (Sant. 4: 7, RVA15).Esta promesa nos debe llenar de gozo, porque asegura convertir nuestras vicisitudes en victorias.Señor, hoy deseo que hagas de mí un creyente resiliente.66 Diccionario de la lengua española, Real Academia Española / Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), octubre de 2014.
Matutina para Jóvenes | Viernes 15 de agosto de 2025 | No te distraigas
«Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona»
(Heb. 12:2)
Hace unos años leí una historia sobre un caballero que le hizo la siguiente oferta a su amigo: «Te regalaré mi caballo si logras repetir el Padrenuestro sin pensar en nada más que en Dios». Muy emocionado, el amigo aceptó el reto y comenzó: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre… ¿Me vas a regalar la brida también?». «No —contestó el amigo—, y tampoco te regalaré el caballo. Acabas de perderlos ambos».Esta anécdota parece una simple broma entre amigos, pero en realidad transmite una valiosa enseñanza sobre lo peligroso que puede resultar la distracción, especialmente en el plano espiritual. En las Escrituras encontramos personajes como Nehemías (Neh. 6:3) y Jesús (Mat. 4:6-8) que tuvieron que lidiar con diversas tentaciones que amenazaron con distraerlos de lo que realmente era importante para ellos.¿Y a ti? ¿Qué pensamientos, hábitos o situaciones te distraen? Es posible que tu distracción sea una relación, un empleo o incluso una mentalidad conformista que te impide crecer espiritualmente en lugar de procurar lo que Dios tiene preparado para nosotros.Si deseas vencer las distracciones puedes dedicar tiempo a la oración y a la lectura de la Biblia todos los días. Estas son las principales formas de comunicarnos con Dios y de conocer su voluntad. Al orar y leer la Palabra, recibimos dirección, fortaleza, consuelo y sabiduría. No dejes que nada te quite este tiempo tan valioso. También puedes buscar la compañía de otros cristianos que te animen y te edifiquen. La Biblia dice que somos miembros del cuerpo de Cristo y que necesitamos unos de otros. Una tercera forma consiste en servir a Dios con tus dones y talentos. Al servir a Dios, descubres tu identidad, tu vocación y tu misión y te conviertes en una bendición para los demás.Pero la mejor forma de mantener una vida espiritual enfocada es fijando la mirada en Jesús, como dice el versículo de hoy. El profeta Isaías explica por qué Dios nos invita a mirarlo a él: «Alce a mí los ojos el mundo entero en busca de salvación, porque yo soy Dios, y no hay otro» (Isa. 45:22, NBV). No te distraigas, fija tus ojos en Cristo.
Matutina para Mujeres | Viernes 15 de agosto de 2025 | Mal por mal, igual a mal
Matutina para Mujeres
«No digas: ‘¡Ahora me voy a vengar de lo que me hicieron!
¡Me desquitaré con ellos!’ »
(Proverbios 24:29).
Imagina que tienes un mosquito en el brazo que está picando tu piel. Esto te causa un dolor parecido al que causan las agujas, pero como no estás dispuesta a dejar que el mosquito extraiga tu sangre, instintivamente actúas. ¿Qué haces? ¿Acaso lo asustas para que salga volando? En un porcentaje mínimo de las casos, quizás sí. Pero, en general, optamos por matarlo dándole un manotazo sobre nuestra piel. Es decir, el mosquito muere (y a veces logra escapar), pero nuestro brazo también ha recibido un golpe. Es exactamente lo mismo que sucede cuando decidimos devolver a los demás el mal que nos han causado.Cuando se lleva a cabo una venganza por algún mal recibido, no solo se afecta a otra persona sino también a quien la efectúa. Es por ello que el proverbista aconseja no actuar igual que los hombres malos. Pagar mal por mal siempre traerá malos y tristes resultados.Lo único que se gana al devolver mal por mal es rebajarnos al nivel de los hijos de las tinieblas. Si voluntariamente nos ponemos en las manos del enemigo, cegadas por el deseo de venganza, un día descubriremos que hemos caído tan bajo y aún no habremos encontrado la dicha que se busca. Devolver el mal produce una euforia momentánea que termina por alejarnos cada vez más de la imagen del Creador.En alguna ocasión, todas hemos sido víctimas de injusticias, de malos tratos, de traiciones y, en el peor de los casos, nos han arrebatado a nuestros amados. La tendencia natural y humana del corazón es hacer sentir a los demás el dolor que estamos viviendo. Pero la presencia de Jesús en nuestras vidas es lo único que puede darnos paz y quitar esos deseos de venganza. La regla de oro, aplicada con mayor magnitud en toda la humanidad, la vemos realizada en el mismo que la promulgó. La vemos encarnizada en los brazos abiertos de aquel que mientras moría, daba vida.Querida amiga, si por mucho tiempo has guardado un sentimiento dañino en tu corazón, hoy te invito a que, en el nombre de Jesús, te liberes para que puedas gozar de la plenitud de la vida.
Matutina para Adultos | Viernes 15 de agosto de 2025 | Mirar atrás
Matutina para Adultos
«Entonces también dijo otro: «Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa». Jesús le contestó: «Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios»»
(Lucas 9: 61-62).
Este joven, como algunos que he conocido en mi ministerio, dice estar dispuesto a seguir a Jesús, «pero no hoy sino mañana».Ante esta decisión aplazada, vacilante, rectificada, Jesús le responde de un modo que, a primera lectura, nos parece desconcertante. ¿No podía aquel candidato a discípulo despedirse siquiera de su familia?Para entender esta respuesta hay que recordar que despedirse en el mundo bíblico no era solo decir adiós. Aquellas despedidas podían durar no ya horas, sino días o semanas, y hasta alargarse indefinidamente. Esta realidad cultural se puede comprobar en diversos relatos históricos, por ejemplo la despedida descrita en Jueces 19: 1-10. A veces despedirse significaba también zanjar definitivamente los asuntos personales pendientes. «Déjame que me despida de todo lo mío», puede querer decir: déjame que me despida de todo lo que constituye mi vida (es decir, resolver con los miembros de la familia posibles asuntos de herencia, sucesión o negocios).Ante tanto recelo Jesús responde que, si alguien quiere seguirle de veras, debe dejar de mirar atrás.Los agricultores mediterráneos (conozco bien los de la huerta de Valencia), desde aquellos tiempos hasta hoy aran sus campos con surcos increíblemente rectos. Siempre me ha asombrado su trazado perfecto, pues muchos han sido abiertos con un simple arado romano y una caballería. La concentración evidenciada por esos labradores para conseguir surcos tan rectos me impresiona.Mirar atrás, no pensar en lo que uno emprende sino en lo que deja, es una actitud espiritualmente peligrosa. Jesús lo repite en otras ocasiones: «¡Acuérdense de la esposa de Lot!» (Luc. 17: 32, NVI). Mirar atrás puede llevar a desviarnos, a perder de vista nuestro objetivo y hasta a quedar definitivamente atrapados por nuestro pasado. Hoy diríamos, en lenguaje automovilístico, que no podemos conducir con eficacia mirando constantemente por el retrovisor.Seguir a Cristo es un compromiso serio que exige una resolución sin reservas, sin añoranzas inútiles. Quien pone la mano en el arado y sigue mirando atrás corre el riesgo de desviarse. Se puede seguir a Cristo sin cambiar de trabajo, pero no sin cambiar de rumbo. Nuestra entrega a él tiene que ser aún más total que la entrega amorosa. Las entregas a medias solo producen relaciones inciertas y surcos torcidos…Señor, dame las fuerzas que necesito para vencer la presión de todo lo que me ata a mi pasado y poder seguirte con alegría.
Matutina para Jóvenes | Jueves 14 de agosto de 2025 | «Más vale tarde que nunca»
«Pero por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y este se levantó y fue a decirle a Elí: ‘Aquí me tiene usted;
¿para qué me quería?’. Elí, comprendió entonces que era el Señor quien llamaba al joven»
(1 Sam. 3:8)
Hace unos años, Marlon Moodie, uno de mis compañeros de trabajo que sabe pilotear aviones, me contó que estaba al mando de una aeronave durante el proceso de certificación para obtener la licencia de piloto. En aquella ocasión divisó una tormenta en el cielo que sabía que no debía atravesar. No obstante, oró para pedirle a Dios «una señal» que le indicara lo que debía hacer. Justo al finalizar la oración, un relámpago centelló frente a su avión y supo de inmediato que no debía continuar, así que regresó al aeropuerto.A veces Dios tiene que recurrir a mecanismos no tan sutiles para hacernos entender que nos está llamando. Uno de esos casos lo encontramos en la historia del llamamiento de Samuel. Aunque en esa oportunidad Dios no tuvo que recurrir a los relámpagos, la Biblia sí relata que el Señor tuvo que llamar tres veces al niño Samuel antes de que Elí se diera cuenta de lo que estaba pasando y le dijera al jovencito cómo debía contestar.El segundo capítulo de 1 Samuel señala que en el pasado Dios había reprendido al anciano sacerdote por su negligencia espiritual. Eso me lleva a preguntarme: ¿Será que Elí se encontraba tan alejado del Señor que no se dio cuenta de que era Dios quien estaba llamando a Samuel? La insistencia de Dios con Samuel fue, al mismo tiempo, una reprensión para Elí. De hecho, el mensaje que Dios le dio a Samuel aquella noche fue un mensaje contra Elí.A menudo nos toma tiempo comprender que Dios nos está llamando y que tiene un propósito para nuestra vida. A veces Dios tiene que recurrir a métodos extremos desde nuestra perspectiva para llamar nuestra atención o, como en el caso de Samuel, insistir y continuar llamando hasta que decidamos contestarle. Estamos acostumbrados a una comunicación de una sola vía, pero debemos tomar tiempo para escuchar la voz de Dios, meditar en su Palabra, conocer su voluntad. Hoy, Dios quiere comunicarse contigo, ¿cuántas veces tendrá que intentar hasta que comprendas que él tiene un mensaje especial para ti?
Matutina para Mujeres | Jueves 14 de agosto de 2025 | La venganza tiene dueño
«Nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios.
Pues dicen las Escrituras: ‘Yo tomaré venganza;
yo les pagaré lo que se merecen’, dice el Señor»
(Romanos 12:19).
«Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego», dijo una vez Ghandi. Pero Jesús ya había dicho cientos de años atrás que el «ojo por ojo» ya no tenía vigencia. Sin embargo, a algunas personas, esa parte de la Biblia dictada a Moisés les sirve para respaldar sus deseos de venganza. La venganza es capaz de dirigir, a quien la posee, a cometer los actos más viles y horrorosos.Hace muchos años, en mi ciudad natal, la noticia de una niña que fue encontrada muerta en un bote de basura causó mucha tristeza e indignación. La asesina fue su tía, quien con engaños había pedido a la niña para llevarla al cine. Debido a un problema que había tenido con su hermana, decidió vengarse con su propia sobrina. Serían interminables las historias desencadenadas por este podrido sentimiento, ya sean personales, familiares y hasta entre países. El fin siempre es la muerte. La venganza es como un cáncer incurable que acaba con la vida del corazón donde mora. La exhortación de Pablo a los romanos es clara: «No se venguen», mejor dejen que Dios actúe porque la venganza es de él. Sí, la venganza tiene dueño y no es tuya ni mía, es de Dios.La venganza no crece por sí sola sino que requiere un terreno fértil para desarrollarse. Cuando hemos sido ofendidas y sentimos molestia por las acciones de otros sobre nuestra persona, la venganza está en el aire. Ahí comienza la lucha por decidir si la tomamos u optamos por el camino del perdón. Cuando el perdón no es una opción ante la ofensa, el deseo de venganza cobra fuerza y se nutre con la ayuda del odio. No hay paz para los corazones donde el deseo de venganza ha hecho metástasis.Querida amiga, la venganza no es un plato dulce ni se come fría. Quien decide vengarse daña a dos personas: a un tercero y a sí mismo. Dejemos que sea Dios quien se encargue de vengar nuestras vidas. Dejemos en sus manos las injusticias que nos calan y quitan la paz. Él es justo y su justicia dará al impío su recompensa, pero para los justos tiene preparada la patria celestial.
Matutina para Adultos | Jueves 14 de agosto de 2025 | Ojo y mano
«Si tu mano te es ocasión de caer, córtala, porque mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno. […] Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo, porque mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser arrojado al infierno»
(Marcos 9: 43, 47).
La impresionante imagen evocada aquí por Jesús hace alusión a una situación extrema, debida a un grave accidente, a una gangrena o a una enfermedad muy peligrosa, en las que no queda más remedio que amputar un ojo o un miembro para salvar la vida de toda la persona.El texto deja claro que ante un caso de grave peligro vale más cortar por lo sano que correr el riesgo de dejarse arrastrar por algo que puede acarrear consecuencias nefastas. Desde hace varios años, cada vez que he mencionado este pasaje en mis clases de Evangelios, casi sin excepción los estudiantes han visto en él una advertencia aplicable de manera directa a la adicción a la pornografía. Sobre todo, por la asociación fácilmente intuida entre el ojo y la mano.Entre creyentes, los peligros morales y espirituales de esa dependencia hoy son ampliamente reconocidos. En primer lugar, porque se trata de una actividad muy poco digna, en la que pocos desearían verse sorprendidos por las personas que aprecian. Por otra parte, esa fantasía alimenta deseos sexuales insatisfechos y crea un ansia interminable de una excitación sexual que nunca se sacia. No solo esclaviza fácilmente a las víctimas de sus instintos más bajos, sino que además potencia su más elemental egoísmo, acompañándose a menudo de otros riesgos, como la mentira o la infidelidad.Se trata de un mal hábito que se desea mantener oculto, y en ese esfuerzo por que nadie lo sepa muchos pueden verse atrapados en verdaderas redes de embustes. Y cuando el mal hábito se transforma en adicción, entonces alcanza todavía más poder, porque si acaba con la fuerza de voluntad de la víctima, a esta le resulta prácticamente imposible detener el vicio sin ayuda exterior.La Biblia ya advertía que «el que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia» (Prov. 28: 13, NBLA). Eso significa que al ocultar el mal hábito de la pornografía sin reconocer sus peligros, ni buscar ayuda divina o de algún profesional para dejarlo, es decir, sin cortar por lo sano «tu ojo y/o tu mano», se corre el peligro de quedar fuera del proyecto de Jesús.Dame la fuerza, Señor, de cortar por lo sano todo lo que me haga daño y me aleje de ti.
Matutina para Jóvenes | Miércoles 13 de agosto de 2025 | Sencillo, pero profundo
«Para sus necesidades deberán ustedes tener un lugar fuera del campamento»
(Deut. 23:12)
El versículo de hoy siempre me ha resultado gracioso, sobre todo cuando era adolescente. No entendía por qué Dios tendría que dar instrucciones sobre algo tan íntimo como nuestras necesidades fisiológicas. En el versículo siguiente el Señor añadió: «En su equipo deberán llevar siempre una estaca, para que cuando tengan que hacer sus necesidades, hagan un hoyo con la estaca y luego, cuando hayan terminado, tapen con tierra el excremento» (Deut. 23:13). ¿Por qué Dios dio esta orden? ¿Acaso no era obvio? No. De hecho, hasta hace poco, la orden de Deuteronomio 23:12-13 era muy avanzada en comparación con las prácticas comunes.Tomemos como ejemplo la ciudad de Nueva York en 1855. Para entonces «la Gran Manzana» solo contaba con 10,388 inodoros interiores y las grandes letrinas tenían filtraciones que contaminaban el agua de pozo. La ciudad tampoco tenía un sistema de recolección de basura organizado, sino que tenía cerdos que se comían la basura, que siempre terminaba en la calle. Además, como señala George Knight, los caballos agravaban el problema: «En las calles de la ciudad de Nueva York en 1900, los caballos depositaban más de 1,100 toneladas de estiércol y 227,000 litros de orina diaria» (A menos que olvidemos, p. 162).En resumen, la gestión deficiente de los desechos durante el siglo XIX fue la principal causa de enfermedades y epidemias que diezmaron la población de varias ciudades de los Estados Unidos. Hoy en día tenemos mucho que agradecer por el avance de la ciencia y la tecnología, sin olvidar que la ciencia moderna simplemente «alcanzó» a la Palabra de Dios, que hace más de tres mil años ya había aconsejado la higiene al lidiar con los desechos contaminantes.Dios no solo está interesado en tu vida espiritual o en tu salvación eterna. Él también desea que «te vaya bien en todo y tengas buena salud» (3 Juan 2). Jesús vino para darnos vida abundante (ver Juan 10:10). Los principios de salud que se encuentran en la Biblia no son simplemente reglas anticuadas o desfasadas; provienen de un Dios de amor que desea que llevemos una vida mejor. Por esta razón, el Señor ha prometido que si seguimos sus consejos en materia de salud e higiene, él alejará las enfermedades de nosotros (ver Deut. 14:15). Este concepto, aunque sencillo, es profundamente significativo.
Matutina para Mujeres | Miércoles 13 de agosto de 2025 | ¿De quién es la culpa?
» ‘Señor’, respondió Gedeón, ‘si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Y dónde están todos los milagros que nos contaron nuestros antepasados? ¿Acaso no dijeron: «El Señor nos sacó de Egipto»? Pero ahora el Señor nos ha abandonado y nos entregó en manos de los madianitas» ‘ »
(Jueces 6:13).
Una tarde tomé un autobus para regresar a casa. A mi lado iba una madre con su pequeño, de unos cinco años. En su manita traía unas monedas, que apretaba con todas sus fuerzas para que no se le cayeran. La madre se las pidió para guardarlas y él dijo que no. Durante el viaje, la noche comenzó a caer y yo iba inmiscuida en mis pensamientos, cuando de pronto un grito me hizo volver:–¡Tú tienes la culpa! –gritaba el niño al tiempo que le pegaba a su mamá, quien se protegía de los golpes.–Te dije que me las dieras para guardarlas y no quisiste –se defendió ella.–¡Tú tienes la culpa! –volvió a decirle el niño mientras lloraba porque sus monedas se habían perdido. Momentos antes, al quedarse dormido, dejó de cuidar sus monedas y estas rodaron por el piso del vehículo.De igual manera, Gedeón le decía al ángel: «¡Dios nos ha abandonado y por su culpa estamos pasando momentos terribles!» Parece que tendremos que recordarle a Gedeón el verdadero motivo por el cual estaban así. Dios les había dado sus leyes con el fin de que ellos pudieran gozar de su cuidado y bendiciones. Les había dicho, en repetidas ocasiones, que no adoraran a otros dioses fuera de él y que no hicieran alianzas ni casamientos con los extranjeros ni idólatras. Sin embargo, al olvidar las leyes de Dios y apartarse de sus caminos, ellos mismos propiciaban su ruina.¿Cuántas veces hemos actuado como Gedeón y como el niño del autobus? Cuando, por nuestras erradas decisiones, nos va mal, reclamamos la ausencia de Dios en nuestra vida. Cuando el hogar se destruye debido a la infidelidad y el dolor golpea, no es Dios el culpable. Cuando adquirimos una enfermedad originada por nuestra incorrecta alimentación, no fue Dios quien puso los platos de comida en nuestra mesa. Dios nos dio su Palabra para tenerla como guía, sigámosla. Nos ha dado una familia para hacer de ella un pedacito del Cielo en la tierra; cuidémosla. Nos ha dado salud para dar un servicio integral a la humanidad; preservémosla.
Matutina para Adultos | Miércoles 13 de agosto de 2025 | «Detrás de la cruz está el diablo»
«Ahora procuran matarme a mí […]. Ustedes son de su padre el diablo, y quieren satisfacer los deseos de su padre.
Él era homicida desde el principio»
(Juan 8: 40-44, RVA15).
Hay un dicho español muy antiguo que dice: «Detrás de la cruz está el diablo». Miguel de Cervantes, autor del famoso Don Quijote de la Mancha, lo cita tres veces (I: 6; II: 33 y 47), y lo aplica a situaciones que parecen inocentes pero que esconden arteras trampas, así como a actos hipócritas que tratan de ocultar su maldad bajo apariencias religiosas.Sobre este refrán, Sebastián de Covarrubias escribió allá por el año 1611 un comentario que parece ir en la misma dirección que el texto de Juan: «Nuestro enemigo [el diablo] a nadie persigue tanto como a los santos y buenos».Los Evangelios nos cuentan que Jesús sufrió sin duda más que nadie este tipo de agresiones. Jesús empezó su ministerio asediado por Satanás, y los ataques del enemigo se fueron repitiendo a lo largo de los años, utilizando a todos los agentes que pudo para destruir su persona y su obra.La oposición se hizo cada vez más hostil a medida que el mensaje del evangelio iba ganando corazones. Llegó un momento en que la oposición se convirtió en una lucha a muerte: «Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo […]. Entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno de los doce; este fue y habló con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría» (Luc. 22: 2-4).En las llamadas «guerras carlistas» (una serie de conflictos sucesorios que enfrentaron a los españoles entre 1833 y 1876), el dicho «detrás de la cruz está el diablo» sirvió de consigna en uno de los bandos. En el norte del país, donde tenían lugar las mayores refriegas, había muchas encrucijadas marcadas con cruces y numerosas iglesias, monasterios, conventos o ermitas que servían como escondites para atacar al bando contrario. Las tropas solían citar este dicho para advertir a sus compañeros que detrás de las cruces podían esconderse los enemigos.Mientras vivamos en esta tierra, aunque la victoria sobre Satanás ya está ganada, todavía siguen los combates. En cada agresión, en cada acto de maldad, aunque parezca camuflado detrás de una «causa justa», o de una guerra «santa», el gran enemigo puede estar al acecho. Toda violencia, toda perfidia, toda malicia tiene algo de diabólico (ver Apoc. 12: 11). Mientras nuestra lucha continúe, detrás de la cruz seguirá estando el diablo.Señor, en mis pruebas me aferro a ti. Sé que ya has vencido al enemigo. Y contigo sé que yo también puedo vencer.
Matutina para Jóvenes
Martes 12 de agosto de 2025
¡Abre la caja!
«Prueben, y vean que el Señor es bueno. ¡Feliz el hombre que en él confía!»
(Sal. 34:8)
A comienzos del siglo XX, el físico austríaco Erwin Schrödinger concibió un experimento mental sumamente intrigante. Invitó a sus lectores a visualizar un escenario donde un gato se hallaba dentro de una caja de acero junto a un dispositivo que contenía veneno. Este mecanismo estaba meticulosamente diseñado para presentar una probabilidad exacta del 50 % tanto de liberar el veneno como de abstenerse de hacerlo durante un lapso de media hora. Mientras la caja permaneciera cerrada, explicaba el científico, el gato estaba en un estado de superposición cuántica, o paradoja, pues debía considerarse, al mismo tiempo, vivo y muerto. La única forma de saber cuál de las dos posibilidades se había materializado era abriendo la caja.Hay situaciones en las que tenemos que «abrir la caja» para descubrir qué hay dentro. Pero en el Salmo 34, David nos dice que cada vez que probamos a Dios, nos damos cuenta de que él es bueno. ¿Qué argumentos presenta David para hacer semejante sugerencia? David enfrentó peligros mientras apacentaba el ganado en las montañas, enfrentó al gigante Goliat, fue perseguido por un rey paranoico y en medio de todo esto dice: «Recurrí al Señor, y él me contestó, y me libró de todos mis temores» (Sal. 34:4); y luego añade: «Este pobre gritó, y el Señor lo oyó, y lo libró de todas sus angustias» (Sal. 34:6).Quizás pienses que la experiencia de David solo es válida para él, pero fíjate que el salmo también contiene una promesa universal: «Los que miran al Señor […] jamás se verán defraudados» (Sal. 34:5). David comprobó por experiencia propia que Dios «está cerca» (Sal. 34:18), sus oídos están atentos a nuestras oraciones. ¡Qué bueno es poder contar con un Dios así!Hoy te invito a abrir la caja de tu relación con Dios. En ella descubrirás un Dios que te escucha, un Dios que provee para tus necesidades, un Dios que te libra de tus temores, un Dios que siempre está cerca de ti. Y lo mejor es que cada vez que probamos a Dios, llegamos a la misma conclusión que David: «El Señor es bueno».¡Qué dicha es poder confiar en él!
Matutina para Mujeres
Martes 12 de agosto de 2025
A cortar cabezas
«Entonces el rey se arrepintió de lo que había dicho;
pero debido al juramento que había hecho delante de sus invitados, dio las órdenes necesarias» (Mateo 14:9).
La venganza que planeaba en contra de quien le había censurado por su pecado, finalmente tuvo lugar. Haciendo uso de su manipulación y su poder, utilizó a su propia hija para sus propósitos malignos. En cuanto tuvo la oportunidad, no la dejó escapar y cumplió su voluntad de acabar con la vida del profeta más grande de la historia. Y, no conforme, llena de alegría profirió insultos a la cabeza decapitada de Juan el Bautista. Herodías conforma el grupo de mujeres más perversas registradas en la historia bíblica.Desde tiempos memoriales, la naturaleza pecaminosa del hombre se deja ver cuando quita de su camino todo aquello que le estorba en sus planes perversos y egoístas. Recordamos la corta vida de Abel, de quien solo sabemos que hizo la voluntad de Dios, y cuyo hermano, Caín, lo asesinó. Jezabel también mandó a matar a Nabot para quedarse con su viña. Quienes subían al trono mandaban a matar a sus hermanos y a cualquiera que representara una amenaza a la continuidad de su poder. El pueblo rebelde de Israel apedreó a los profetas, los encarceló y los mató cuando estos les hacían ver sus malos caminos.Cortar cabezas es una opción para quienes claramente no tienen en mente el servicio abnegado al Señor, sino solo viven para alimentar sus deseos egocéntricos. Si identifican a alguien del grupo que representa una amenaza a su ego, lo excluyen. Si una persona bien intencionada les hace ver que sus acciones no son las correctas, se alejan y comienzan a buscar el más mínimo rasgo de imperfección en aquella persona para devolverle la censura.Hoy siguen existiendo mujeres como Herodías, que mandan a cortar cabezas con el fin de que no se sepan sus oscuros secretos ocultos. Desde los puestos políticos, gubernamentales, las cortes reales y las organizaciones religiosas, siempre encontraremos personas como Herodías, discípulos del enemigo.La buena noticia es que, si permitimos que Dios habite en nuestro corazón, no habrá lugar para el orgullo sino que aceptaremos con humildad cuando alguien nos haga ver nuestros errores. Seamos sabias al escuchar la reprensión y decidamos dar un servicio agradable al Señor, presentando nuestras manos limpias, y no manchadas como las de Herodías.
Matutina para Adultos
Martes 12 de agosto de 2025
Libres
«De cierto, de cierto les digo que […] si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres» (Juan 8: 34, 36, RVC).
Imagina que eres judío, que eres el hijo mayor y que naciste prisionero en un campo de trabajo vigilado por soldados. Ha caído la noche. Hay rumores en todos los sentidos que indican que algo importante va a ocurrir antes del amanecer. Muchos hablan de evasión, de huida, de liberación.Los jefes del sector de trabajo de ustedes —porque incluso entre prisioneros suele haber jefes— les han dado unas consignas que no has acabado de entender, porque tu vida de prisionero te ha habituado a vivir en la arbitrariedad. Eres muy joven y estás acostumbrado a no entender muchas de las órdenes que recibes. Esta es muy grave: «Si haces lo que te dicen, vivirás; si no, estás condenado a muerte. Esta misma noche».¿Cómo te sentirías en una situación así?El tiempo avanza. En un silencio difícil de mantener, todos los prisioneros que conoces, incluida tu familia, se están preparando para la huida. Después de tantos años de sufrimientos y humillaciones, ¿será posible que esta noche consigas la libertad?Tu madre te da algo de comer, un pan amasado a toda prisa y mal cocido. Todavía ves unas manchas de sangre en tus manos, de esa con la que tus padres te han pedido que marcaras muy claramente el dintel de la puerta de la casucha donde vives.De pronto, escuchas gritos, voces que se acercan y, sin darte tiempo a pensar lo que está pasando, te ves arrastrado por una ola de fugitivos que grita, llora y ríe al mismo tiempo, y corre loca de alegría hacia la libertad.Alguien te ha salvado la vida. Increíblemente. Y ahora, eres libre.Este es el sentido de la primera Pascua de la historia: Dios «pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto […] y nos libró» (Éxo. 12: 27).«Jesús es nuestra Pascua» (ver 1 Cor. 5: 7), nos dirá el apóstol Pablo. Es decir, nuestro liberador. Estábamos condenados a morir como esclavos del pecado, y él nos ha liberado por su gracia y por el poder de su Espíritu. Jesús ha hecho realidad, en nuestra vida personal, las promesas de liberación del antiguo pacto con el pueblo de Israel.Nuestra liberación hace tiempo que empezó. Pero nuestro éxodo todavía no ha terminado. Pronto acabará y por fin llegaremos a la tierra prometida. Entonces nuestra liberación será por fin total y definitiva.Señor, libérame ya hoy de todo lo que todavía me encadena y enséñame a disfrutar en tus brazos de la libertad que has conseguido para mí.
Matutina para Jóvenes
Lunes 11 de agosto de 2025
¿Fe ciega?
«Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos»
(Heb. 11:1)
Permíteme comenzar la meditación de hoy con una pregunta: ¿Crees que la fe cristiana es ciega o que se basa en las evidencias? La definición que Hebreos 11 da de la fe ha llevado a muchos a considerar que ser cristiano consiste en creer ciegamente en algo que carece de evidencia. Pero si algo la ciencia ha demostrado en numerosas oportunidades es que la invisibilidad no siempre implica falta de evidencias, como lo demuestran el aire, la electricidad, el magnetismo y la gravedad, solo por mencionar algunos ejemplos conocidos.En una ocasión le preguntaron al matemático irlandés John Lennox cómo determinar cuál era la religión correcta, a lo que el científico respondió: «Solo conozco una forma de tomar decisiones y es basándome en la evidencia». Acto seguido añadió que muchas personas creen que tener fe es sinónimo de creer cuando no hay evidencia, pero en realidad, dado que «fe» es sinónimo de «confianza», ella siempre está basada en las evidencias. Tú no confías en un extraño, pero sí confías en tus amigos, ¿por qué? Porque ellos han dado evidencias de que son confiables. El banco no te confía un préstamo sin antes tener evidencia de que puedes pagarlo. Eso es confianza. Eso es fe.Siguiendo esa línea de pensamiento, podemos llegar a la conclusión de que la fe en Dios no se basa en la ausencia de evidencia sino en todas las demostraciones que Dios nos ha dado de que él es digno de nuestra confianza. El apóstol Juan presenta un excelente resumen de la relación entre la fe y las evidencias al final de su Evangelio: «Jesús hizo muchas otras señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de él» (Juan 20:30-31). En este pasaje, Juan le dice a su audiencia: «No quiero que creas ciegamente, aquí está la evidencia de que Jesús es el Hijo de Dios y de que en él tendrás vida eterna». No siempre podemos ver a Dios actuando, pero cada día él nos da evidencias de su amor y cuidado. Por eso, podemos tener fe en él.
Matutina para Mujeres
Lunes 11 de agosto de 2025
¿Corona o carcoma?
«Una esposa digna es una corona para su marido, pero la desvergonzada es como cáncer a sus huesos» (Proverbios 12:4).
La corona ha sido un símbolo de la realeza, de uso exclusivo del rey y la reina. Sobre su cabeza, significaba la autoridad ante un pueblo y su compromiso hacia el mismo para gobernarlo de la mejor manera. Estaban diseñadas en metales preciosos, generalmente de oro, con piedras preciosas incrustadas u otros materiales que la embellecieran. Es importante mencionar que quien escribe el verso de hoy fue precisamente un rey sobre cuya cabeza descansaba una fina y elegante corona. Eso nos deja evidencia de que él tenía muy claro lo que quería que, como mujeres, comprendiéramos.Por otra parte, el cáncer es una enfermedad que destruye el cuerpo desde adentro y gradualmente, causando cada vez más dolor y sufrimiento. Con nuestras acciones, podemos ser una de las dos cosas. Dios ha puesto en cada mujer la virtud de hacer de un hombre, un rey al convertirse en su corona. Esto lo podemos afirmar en base al siguiente texto: «Haré una ayuda ideal para él» (Génesis 2:18). Es decir, Dios crearía un ser cuyas cualidades le ayudarían a alcanzar una mayor plenitud en todas las actividades que el esposo realizara.Los animales le proporcionaban alegrías y risas, los árboles alimento, la naturaleza toda le daría trabajo, pero ningún ser creado podía darle al hombre la capacidad de ser mejor en todos los sentidos. Por eso, Dios crea a la mujer y le transfiere la virtud de ser la corona de su esposo. Sin embargo, también podemos ser lo contrario del plan divino y cumplir la función de un cáncer en sus huesos, que no tardarán en romperse.El contraste entre la noble corona y el malvado cáncer es abismal. El significado es obvio: Lo exaltas o lo acabas. Lo edificas o lo quiebras. Y esta virtud bien podemos aplicarla hoy a todos los que nos rodean.Piensa: ¿tus palabras hacia los demás los hacen ser mejores o destruyen sus emociones? ¿Brindan estabilidad emocional o bajan el autoestima? ¿Eres lo que cura o eres lo que enferma?Querida amiga, roguemos al Padre amoroso, que nos creó, que nos ayude a desarrollar la virtud de ser coronas, no solo de nuestros esposos sino de los hijos, los padres, los amigos y de todo aquel que esté cerca de nosotras
Matutina para Adultos
Lunes 11 de agosto de 2025
Como un imán
«Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo»
(Juan 12: 32-33).
De los (escasos) juguetes que recibí siendo niño, recuerdo con un cariño especial dos recibidos de mi abuela paterna: un hermoso imán, del tamaño de una herradura, y una pequeña brújula, «para que te orientes cuando estés perdido y te haga falta», me dijo.Me fascinaba que el imán tuviese poderes para atraer cosas de hierro: llaves, clavos o clips. Incluso cuando el objeto atraído no podía «ver» al imán. Porque era capaz de atraer a una llave dentro de mi bolsillo a través de la tela del pantalón, y de mover a todo un grupo de clavos desde debajo de una hoja de papel.Algo parecido me ocurría con la brújula. Me intrigaba sobremanera que, diera yo las vueltas que diera, la aguja siempre siguiera señalando el norte. Jugando con este objeto, para mí con misteriosos poderes, me pasmaba constatar que incluso algo encerrado completamente en una cajita como aquella pudiera recibir la influencia de una lejana fuerza irresistible y de responder a ella.Estas inocentes experiencias con el imán y la brújula dejaron en mi joven mente impresiones imborrables. Si fuerzas poderosas, pero invisibles a mis atónitos ojos, actuaban de manera palpable e innegable en el mundo de mis experiencias más banales, no tenía argumentos para poner en duda que, oculto más allá de las apariencias de las cosas, hubiera también alguien con tremendos poderes, capaz de influir sobre mí y de atraerme a él.El texto de hoy da a entender que Jesús confiaba en que su venida a este mundo, aunque terminase en una cruz, finalmente cumpliría sus propósitos. Sabía que el don de su vida actuaría sobre los seres humanos como un poderoso imán espiritual, que atraería a las almas sensibles hacia sí mismo, conquistadas por la fuerza de su amor.El texto incluye a «todos» porque sin duda no hay ningún ser humano que, en mayor o menor medida, en alguna circunstancia, aunque solo sea por las profundas necesidades de su naturaleza, no experimente en algún momento de su vida esa atracción, esa necesidad casi irresistible, de un Salvador.El «ser levantado de la tierra» parece una velada profecía doble: en primer lugar, se refiere al terrible clímax de la vida de Jesús en la cruz; pero en segunda instancia apunta también al glorioso desenlace de esa vida, culminando definitivamente en el cielo, desde donde sigue atrayéndonos hacia él como un imán celestial.Señor, no dejes hoy de atraerme hacia ti y de marcar el norte espiritual de mi vida.
Matutina para Jóvenes
Domingo 10 de agosto de 2025
Cadáveres armados
«Pero te confesé sin reservas mi pecado y mi maldad; decidí confesarte mis pecados, y tú, Señor, los perdonaste» (Sal. 32:5)
Se cuenta la historia de una ciudad que estaba siendo fuertemente asediada por un poderoso enemigo. Como el sitio se prolongó, la ciudad quedó sumida en la miseria extrema y no parecía haber ninguna esperanza de alivio. Cuando los habitantes estaban al borde de la rendición, decidieron realizar una consulta para determinar cuál sería la mejor acción a tomar ante la precaria situación en la que se encontraban. En ese momento, un sabio sugirió algo inusual: aprovechar el número considerable de cadáveres que tenían debido al hambre. Propuso vestirlos con armaduras y colocarlos en los muros de la ciudad durante la noche. Al llegar la mañana, los enemigos vieron un considerable número de «soldados» apostados en el muro y pensaron que la ciudad había recibido refuerzos y suministros durante la noche. Los enemigos se desanimaron al ver que no podrían lograr que la ciudad se rindiera, por lo que decidieron retirarse, y de esta manera la ciudad fue salvada.Esta extraña historia guarda cierta similitud con la vida espiritual. Todos, en algún momento de nuestro caminar con el Señor, hemos experimentado los feroces ataques del maligno, quien nos bombardea con el recuerdo de nuestros errores pasados para debilitarnos. David describió un asedio semejante cuando declaró: «Mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mi gemir de todo el día […]. Como flor marchita por el calor del verano, así me sentía decaer» (Sal. 32:3-4).Pero, al igual que ocurrió con la ciudad en esta historia, la solución tanto para David como para nosotros radica en exponer los esqueletos que guardamos en el armario, es decir, en confesar nuestros pecados. El salmista señala: «Pero te confesé sin reservas mi pecado y mi maldad; decidí confesarte mis pecados, y tú, Señor, los perdonaste. Por eso, en momentos de angustia los fieles te invocarán, y aunque las aguas caudalosas se desborden, no llegarán hasta ellos» (Sal. 32:5-6).La iniciativa de confesar nuestros pecados nunca podrá surgir de una mente humana. David indica al final del Salmo que esa idea solo puede surgir de la mente del Dios que nos dice: «Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir» (Sal. 32:8). ¿Te sientes asediado por el mal? Consulta al Señor, confiesa tus pecados y él te dará la victoria.
Matutina para Mujeres
Domingo 10 de agosto de 2025
La gotera
«Una esposa que busca pleitos es tan molesta
como una gotera continua en un día de lluvia» (Proverbios 27:15).
En el tiempo en que el rey Salomón escribió los proverbios, las casas en las que habitaban la mayoría de las personas estaban hechas de adobe con tablas de madera en los techos, recubiertos con una mezcla de barro. Cuando llovía, era común que el agua se filtrara hacia el interior de las casas bajo la forma de goteras.No fue hasta hace unos meses que comprendí la comparación de lo que Salomón quiso decir cuando una noche el cielo comenzó a gotear. Al principio, no hicimos caso del constante goteo, pero después de unos minutos, no podíamos conciliar el sueño pues el sonido que causaba el choque de la gota contra el suelo era en verdad molesto. «¡Vaya!», pensé, «ahora comprendo qué es ser una esposa ‘gotera’ «.¿Soy yo una esposa gotera? Quizás, en algún momento, lo hemos sido. Por ejemplo, cuando hacemos constantes reclamos, cuando esperamos que papá llegue para acusar a los niños en lugar de haberles aplicado su debido castigo, cuando exigimos a nuestro esposo más de lo que puede darnos en asuntos materiales, cuando estamos a menudo de mal humor o cuando estamos constantemente señalando sus errores. Y podríamos agregar cuando somos la fuente de malos entendidos y problemas con la familia y la iglesia.Ante tales circunstancias, debemos recurrir a los maravillosos consejos de las Sagradas Escrituras respecto a nuestro desempeño como esposas. Claro que hay consejos también para los esposos, pero no es el tema que nos ocupa hoy. Veamos algunos: «Esa mujer le hace bien y no mal, todos los días de su vida» (Proverbios 31:12). «El hombre que halla esposa encuentra un tesoro, y recibe el favor del Señor» (Proverbios 18:22). «Ustedes, las casadas, honren a sus propios esposos, como honran al Señor» (Efesios 5:22, BLPH).Querida amiga, no sé qué problema se ha convertido en una molesta gotera en tu hogar, pero la buena noticia es que Jesús puede reparar esa brecha por donde se han filtrado discordias y sentimientos negativos hacia el esposo, hijos, amigos o compañeros de trabajo. Él puede hacer fluir de tu persona una persona conforme al corazón de Dios. No olvides que el matrimonio es una institución de origen divino y es tan sagrado como lo es el día sábado. Por lo tanto, debemos mantener en nuestros hogares la santidad del matrimonio.
Matutina para Adultos
Domingo 10 de agosto de 2025
Como la serpiente en el desierto
«Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre tiene que ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna» (Juan 3: 14-15, DHH).
Debe de ser terrible morir envenenado por mordeduras de serpiente. Y debe de ser impresionante sanar de esas letales mordeduras al poner la vista y la fe en aquel misterioso madero, levantado por Moisés en el desierto. Jesús evoca aquella portentosa experiencia vivida en el éxodo por los antepasados de Nicodemo (ver Núm. 21: 4-9).Jesús desea hacerle comprender que todos los seres humanos, heridos de muerte en el fondo de nuestro ser, accedemos a la nueva vida que Cristo ofrece como quien es curado de una herida mortal. Porque el nuevo nacimiento es, en realidad, un pasar de muerte a vida. Pasar de una vida limitada en el seno de lo humano a una vida abierta a todas las posibilidades del Ser. Pasar de una realidad condenada a la muerte a una realidad abocada a la Vida. Porque en nosotros se dan dos niveles de existencia, uno carnal y otro espiritual. Lo que la Biblia llama «carne» transmite la débil condición humana; el espíritu, la fuerza de Dios.Muchas de nuestras aspiraciones suelen quedar, aun con la mejor voluntad, en el nivel del bienestar económico, la satisfacción familiar o el prestigio personal. En este plano nunca conseguiremos realizar el proyecto de vida que Dios tiene para nosotros: «Lo que es nacido de la carne, es carnal; solo puede ser espiritual lo que nace del espíritu» (ver Juan 3: 6). Solo podemos vencer nuestra impotencia espiritual con el poder divino.Nicodemo sabía mucho de religión, pero no había aprendido todavía que la vida espiritual no depende de nuestros conocimientos acerca de Dios, sino de nuestra relación concreta con él.«No te extrañe», prosigue Jesús, «que insista en hablarte de volver a nacer sin esperar a que llegues a entenderme. El Espíritu es como el viento; sus efectos se notan sin que sea necesario comprender los mecanismos de su funcionamiento». Al renacer espiritualmente, seres violentos se convierten en defensores de la paz. Individuos bloqueados por el odio son capaces de perdonar. Egoístas profundos se entregan a las más generosas empresas… No importa no saber razonar el proceso de nuestra regeneración. Lo que importa es que se produzca. Y para ello lo único imprescindible es el consentimiento de nuestra voluntad. El resto lo trae la poderosa energía de la gracia. No se puede precisar cómo surge, pero en un momento dado irrumpe en nuestra vida y la transforma. El nuevo nacimiento no se explica; se experimenta. Y no de una vez por todas, sino cada día (ver 2 Cor. 4: 16). Empezando (o continuando) hoy.
Matutina para Jóvenes
Viernes 8 de agosto de 2025
#MeToo
«No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas humea» (Mat. 12:20)
A finales de 2017, Hollywood se vio sacudido por el escándalo de abuso sexual protagonizado por Harvey Weinstein. El 15 de octubre de ese mismo año, la actriz Alyssa Milano publicó en Twitter: «Si has sido acosada o asaltada sexualmente comenta #MeToo [yo también] a este tweet».De inmediato, el hashtag se volvió viral y en el curso de un año se había utilizado 19 millones de veces, desatando un movimiento mundial de concientización sobre el acoso sexual. ¿Por qué este tema fue capaz de conmocionar una de las industrias más poderosas y sacudir todo el hemisferio occidental? Creo que Sam Allberry resume la razón de forma magistral: «Si el movimiento de «#MeToo» nos ha enseñado algo es que nuestra sexualidad importa mucho, su violación conlleva un daño emocional y psicológico del más alto nivel, mucho mayor que las cicatrices físicas que deja» (Sam Allberry, Why Does God Care Who I Sleep With [The Good Company, 2020], p. 13).¿Cómo debiéramos responder los cristianos ante el acoso sexual? Si bien es cierto el mundo cristiano se ha visto envuelto en sus respectivos escándalos, es precisamente el alto estándar que tenemos los cristianos lo que nos coloca en un renglón aparte cuando enfrentamos temas como el acoso y el abuso sexual.Jesús de Nazaret, el fundador del cristianismo, siempre se mostró sensible ante el sufrimiento de los demás, como bien ilustra el versículo de hoy. Pero hay un aspecto mucho más profundo que hace que los cristianos nos sintamos identificados con las víctimas de abuso: Jesús mismo fue víctima del mayor abuso de la historia de nuestro mundo. Murió crucificado, fue humillado y torturado, lo azotaron, lo ridiculizaron, sus amigos lo abandonaron, uno de ellos lo negó y otro lo traicionó. No hay forma humana de medir el sufrimiento que Jesús experimentó mucho antes de que lo clavaran en la cruz.Los cristianos seguimos y adoramos a un Dios que sufrió los peores abusos, por eso hemos de manifestar compasión y amor por las víctimas de los distintos tipos de abusos que plagan nuestra sociedad. Hemos de ser los últimos en mostrarnos indiferentes ante el sufrimiento ajeno y los primeros en denunciar a los agresores. En la historia de cada persona que sufre hemos de ver el retrato de Cristo y responder con un #MeToo.
Matutina para Mujeres
Viernes 8 de agosto de 2025
¿Atrapada? Grita
«Los hombres de Judá empezaron a gritar. Al sonido de su grito de batalla, Dios derrotó a Jeroboam y a todo
Israel. Los derrotó de forma aplastante
delante de Abías y del ejército de Judá» (2 Crónicas 13:15).
La estrategia de guerra del enemigo estaba dando resultados. Los israelitas planearon emboscar a los de Judá por la espalda y así lo hicieron. De un momento a otro, los soldados de Judá se hallaban rodeados por delante y por detrás, sin tener una vía de escape.Recuerdo que, una tarde, una niña de cuatro años jugaba en el parque con su triciclo. De pronto vio frente a ella un gran perro, aunque debemos aclarar que ella así lo veía. Al no poder retroceder ni avanzar, soltó un grito en llanto y, al instante, su padre estaba con ella. La cargó en sus brazos y la consoló. Pero, más que consuelo, para ella su padre había sido su héroe ya que el perro había huido.Así mismo se hallaban los de Judá en la emboscada, y al no poder hacer nada para defenderse, dieron un gran grito que tuvo respuesta en ese mismo instante. Dios llegó como un padre amoroso que acude al auxilio de su hijo que está en problemas y lo libra.En ocasiones, sé que también te has sentido atrapada en una emboscada del enemigo. Posiblemente han surgido eventos desfavorables en tu vida que te hacen sentir atrapada y sin salida. Pero, de acuerdo al versículo de hoy, ya sabes lo que tienes que hacer. ¿Gritar? Sí y gritar muy fuerte, no con las cuerdas vocales sino desde lo más profundo del corazón.Alza tu voz y clama al Señor por ayuda cuando la muerte te ha arrebatado a un ser querido y, al mismo tiempo, tus hijos están enfermos. Grita cuando pierdes el empleo y a tu esposo no le está yendo bien en el suyo. Grita cuando seas el centro de una difamación y estés luchando con alguna enfermedad. Grita cuando el doctor te dice que el corazón del bebé que esperas no late más y hay que extraerlo. Grita cuando eres víctima de infidelidad y tu corazón no soporta tanto miedo y dolor. Grita porque la buena noticia es que nuestro Padre amante vendrá en tu auxilio en el mismo instante y te abrazará como aquel padre abrazó a su hija, aquella tarde, en el parque.
Matutina para Adultos
Viernes 8 de agosto de 2025
En la cuarta vigilia de la noche
«Ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario. Pero a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar» (Mateo 14: 24-25).
Jesús se ha quedado en tierra, orando por los suyos, a los que nunca olvida. La oración no lo aísla de la realidad. Para él la comunión con Dios, la vida espiritual, no es «ese opio del pueblo», en el que tristemente consiste la religión de muchos. Al contrario, la oración es como un trampolín que lo catapulta a la acción, con una fuerza y un poder que vienen del cielo. Desde la orilla, al fulgor de un relámpago, Jesús vislumbra la barca de sus amigos luchando contra la tempestad. Sin perderlos de vista ni un instante, sigue, entre rayos y truenos, las peripecias de sus queridos discípulos, que luchan en medio de las tinieblas cuando tienen la misión de ser la luz del mundo.Su deseo de ayudarles es tan fuerte que de pronto sucede algo prodigioso. La voluntad de Jesús, en el campo de acción ilimitado de su amor hacia nosotros, porque Dios reina plenamente en él, libera su cuerpo de las leyes de la gravedad y de modo prodigioso lo sostiene, lo levanta y lo hace avanzar sobre las olas, en auxilio de sus discípulos.Nuestra propia voluntad, dentro de sus límites, también puede algunas veces soslayar, gracias a la ayuda divina, la ley de la gravedad de nuestro propio ser y elevarnos y transportarnos espiritualmente.El amor de Jesús hacia los suyos, puede más que los vientos del odio, el huracán de las pasiones, los torbellinos del egoísmo, las olas del orgullo y la falsa calma de nuestra indiferencia. Nada nos puede separar del amor de Cristo. Ni tribulación, ni angustia, ni peligro alguno (ver Rom. 8: 35, 37-39).Los discípulos no pueden apenas creer lo que ven sus ojos: Jesús, el que consideraban el gran ausente, resulta que está a su lado y los cuida.En esa terrible «cuarta vigilia de la noche», justo antes del amanecer, cuando todo parece presagiar la catástrofe, cuando las tinieblas son tan densas que no vemos ninguna salida a nuestra situación, cuando la tormenta arrecia sobre nuestra barca y nos parece, como a los discípulos, que Dios nos ha abandonado ante el peligro, no lo olvidemos: en medio de la oscuridad y por encima de las olas, Jesús ya está en camino, para venir en nuestra ayuda.Señor, si hoy, en algún momento, tengo miedo, sigue avanzando hacia mí.
Matutina para Jóvenes
Jueves 7 de agosto de 2025
Un nuevo tipo de perfección
«Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto» (Mat. 5:48)
En su sermón más importante, el Sermón del Monte, Jesús fue tajante y claro: debemos ser «perfectos» como Dios en el cielo es perfecto. Desde entonces, más de un cristiano se ha dedicado a la tarea de alcanzar la perfección.Durante años yo fui uno de esos cristianos, pero esa orden a la vez me inquietaba. Me parecía una meta inalcanzable y cada vez que fallaba en algo, me sentía más lejos de lograr la perfección. Pero nuestra forma de entender las palabras de Jesús se torna diferente si miramos detenidamente el Sermón del Monte. Al hacerlo, notaremos que la orden de Jesús está enmarcada en el amor al prójimo. Amar incluso a mis enemigos y orar por los que me persiguen, nos convierte en hijos del Padre que «hace que su sol salga sobre malos y buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos» (Mat. 5:45).El problema que muchos enfrentamos es que tenemos un concepto bastante limitado y parcial de la «perfección». Estamos tan preocupados con la lucha por vencer el pecado, que equiparamos automáticamente «perfección» con «impecabilidad». Tal punto de vista es completamente inapropiado. «Impecabilidad» designa meramente una ausencia. Le falta contenido positivo.Cuando consideramos Mateo 5:48 en su contexto, notamos que la perfección que Jesús tiene en mente no consiste en la ausencia total de defectos, sino en la presencia de una virtud superior, similar a la de Dios. La perfección es un estado de plenitud, de compleción, en el que reflejamos el amor de Dios, que es el único santo y perfecto (completo).¿Y cómo podemos reflejar la plenitud del amor de Dios? Siendo como él. Dios mismo se describe como «compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor y fidelidad» (Éxodo 34:6, NVI). Por eso no me sorprende que Lucas registre las mismas palabras de Jesús en el Sermón del Monte de la siguiente manera: «Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo» (Luc. 6:36).La perfección que Dios espera de nosotros no es una tarea imposible ni una orden destinada a conducirnos a vivir vidas amargas y obsesionadas con la impecabilidad. Más bien, es un desafío a ser cada vez más como Jesús, cultivando la misericordia y la compasión en nuestro ser. Que tu meta en este día sea mostrar a otros la misericordia de Dios, pues en eso consiste la perfección.
Matutina para Mujeres
Jueves 7 de agosto de 2025
¿Por qué y para quién?
«Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio
no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida» (2 Timoteo 4:8).
«Hermana Sayli», comienza el mensaje, «usted no me conoce pero yo sigo sus publicaciones. Quiero contarle que hace muchos años yo también pertenecía a la Iglesia Adventista, pero me salí porque tuvimos problemas con unos hermanos. Hemos querido regresar, pero a mis hijos ya no les gusta la iglesia».Como ese, varios mensajes llegan en privado a mi bandeja. La pregunta que siempre les hago es: «Y Jesús, ¿qué te hizo? ¿Por qué te desquitaste con Dios, alejándote de él?». Para permanecer firme en la fe que profesamos, es indispensable que tengamos en mente dos preguntas: «¿por qué trabajo?» y «¿para quién trabajo?» Respondamos una por una. Primero, contesta en tu mente. No sigas leyendo. Detente y responde.Primera pregunta: «¿Por qué trabajo?». Es probable que pienses que trabajas porque amas a Dios, porque quieres ir al Cielo, porque es lo correcto, porque hay que cumplir la misión, porque el Señor te eligió, porque debemos mantenernos ocupadas, entre otras. Sin embargo, aunque todas son buenas respuestas, no es la razón principal. Cuando trabajas solamente por esas razones, con el paso constante de la marcha eclesiástica, podrías cansarte. Incluso he escuchado la frase: «Este año no acepté cargos porque tomaré mi año de descanso sabático». ¿Ves? Quien solo trabaja bajo esos argumentos, pronto se cansa.Otra razón es que cuando vienen los problemas y el arca de Noé comienza a apestar y es sacudida por la lluvia y los vientos, muchos buscan la puerta y se tiran al agua pensando que afuera estarán mejor. La respuesta a la primera pregunta la encontramos en el versículo de hoy. ¿Por qué trabajas? Porque me está reservada una corona de justicia.A la pregunta, «¿para quién trabajas?», la responderemos al unísono: «Yo trabajo para Dios». Y, sin embargo, parece que en el momento de las dificultades, se nos olvida quién es el Jefe que nos ha empleado en su viña. El texto continúa diciendo: «el Juez justo, me dará». ¿Te das cuenta? La corona de justicia la dará el Juez justo. La recompensa por tu perseverancia no es terrenal y no te la prometió ningún humano. Resiste, falta poco.
Matutina para Adultos
Jueves 7 de agosto de 2025
No tengan miedo
«Pero Jesús dijo enseguida: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo»» (Mateo 14: 27, NVI).
La noche ha caído sobre el lago. Las tinieblas se han cerrado en densas nubes en torno a la barca en la que bogan los discípulos. Un fuerte viento del norte empieza a soplar, encañonado por aquella profunda depresión del valle del Jordán. Rápidamente estalla la tormenta. Una tempestad cada vez más violenta se desencadena sobre el mar de Galilea y la frágil barca donde viajan los discípulos se agita peligrosamente en medio de las olas.Dicen que la risa y la alegría son contagiosas pero que todavía lo son más el pánico y el miedo. De ahí que, en incendios y catástrofes, a veces hay muchas más víctimas que mueren por resultados debidos a efectos del pánico que por las causas propias del accidente. Cuando el pánico nos vence dejamos de reflexionar serenamente y quedamos paralizados, hasta el punto de ser arrastrados por nuestros propios «fantasmas».Esto les ocurre también a los discípulos de Jesús. Cuando creen que están a punto de sucumbir a las fuerzas de los elementos, la luz de un relámpago les permite entrever una figura misteriosa que avanza decididamente hacia ellos sobre el oleaje. Como no saben que se trata de Jesús, toman por enemigo a quien viene en su ayuda. El terror les hiela la sangre. Las manos que se aferraban a los remos se crispan y agarrotan, y el barco queda a la merced de las olas. Creyendo que se trata de un fantasma, no pueden evitar un grito de terror y quedar paralizados por el miedo.¿Creían todavía en fantasmas? ¿Habían tenido experiencias escalofriantes con el espiritismo? No lo sabemos. Lo que el texto nos dice es que el espanto de lo sobrenatural los sobrecoge y sus ojos desorbitados no pueden apartarse de aquel ser misterioso que camina hacia ellos con paso firme y decidido, desafiando el oleaje.Jesús sigue avanzando hasta encontrarse lo suficientemente cerca como para que puedan escuchar su voz. Como un padre o una madre vela por los hijos extraviados por sendas peligrosas, así vela Jesús por los suyos. En tono sereno, como hablaría un hermano mayor a sus hermanitos pequeños para tranquilizarlos, les dice: «Soy yo. No tengan miedo».Todos lo sabemos. También los creyentes. Mientras siga la travesía de esta vida tendremos que hacer frente a tormentas, a peligros reales, pero también a temores evitables debidos a nuestros propios «fantasmas». Pero no debemos temer. Jesús siempre nos sigue. Nunca nos pierde de vista.Y nos dice: «Estoy aquí, con ustedes. No tengan miedo».
Matutina para Jóvenes
Miércoles 6 de agosto de 2025
El ratón samaritano
«Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y viéndolo, se compadeció de él» (Luc.
10:33, NVI)
Hace poco mis sobrinas me enseñaron su canción favorita: «El ratón samaritano», de Francisco Orantes. Cuenta que un grillo había sido asaltado y herido por unas hormigas. Una langosta y otro grillo que pasaban por el camino lo ignoraron, mientras que un ratón se detuvo y lo ayudó.Esta versión del Buen Samaritano para niños, me llevó a preguntarme: ¿por qué Jesús escogió un sacerdote, un levita y un samaritano para su historia? La elección parece arbitraria; bien pudieron haber sido un profeta, un príncipe y un soldado. Sin embargo, al seleccionar a estos protagonistas, Jesús quiso enseñarnos el verdadero significado de la palabra «prójimo».El primero en pasar junto al malherido viajero fue un sacerdote. Su estatus lo convierte en un excelente candidato para ayudar al herido, «pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante» (Luc. 10:31). Jesús no dice por qué el sacerdote no quiso ayudar, así que no sirve de mucho especular. Todo parece indicar que la función del sacerdote en la historia es elevar nuestras expectativas para luego desvanecerlas.El segundo personaje es un levita, que al tener un rango inferior al sacerdocio suscita menos expectativas. Pero como este tampoco ofrece ayuda, la situación del herido parece perdida.Es en este punto donde la historia da un giro sorpresivo. El patrón lógico de la época hubiera sido sacerdote- levita-israelita, y que este último brindara ayuda al herido. Pero el Maestro introduce un personaje inesperado. Dada la amarga rivalidad que existía entre judíos y samaritanos, un samaritano era la última persona de la que los oyentes esperarían ayuda. Pero el samaritano, «al verlo, sintió compasión» (Luc. 10:33) y lo socorrió.Para Jesús, la esencia de ser «prójimo» consiste en tener la sensibilidad de ver una necesidad y satisfacerla incluso cuando no es lo que se espera de nosotros. Y solo la compasión puede llevarnos a ponernos en los zapatos del otro e impulsarnos a actuar en su beneficio. Pero hay más. El contexto de la parábola es el segundo gran mandamiento: «ama a tu prójimo como a ti mismo» (Luc. 10:27), por lo que la compasión abnegada es la definición de ese amor que Dios espera de ti y de mí. Así las cosas, las palabras finales de Jesús constituyen la mejor conclusión en este día: «Ve y haz tú lo mismo» (Luc. 10:37).
Matutina para Mujeres
Miércoles 6 de agosto de 2025
¿Quién toma la palabra?
«Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos
a cada oración que se eleve en este lugar» (2 Crónicas 7:15).
Imagina que eres convocada para asistir a una conferencia con los reyes de España. Tú y otras decenas de mujeres han recibido la invitación para llevar sus peticiones o agradecimientos, sus preocupaciones o necesidades, y expresarlas a los monarcas, según sea el caso. El día tan esperado llega y te sientan junto a las demás invitadas en la gran sala real. El murmullo de la emoción se deja oír junto a suspiros de nerviosismo. Entonces, los reyes aparecen con sus trajes reales imponentes y el rey pregunta:–¿Quién quiere tomar la palabra?Todas las manos se levantan a la vez, inclusive la tuya, pues todas quieren ser escuchadas.Después de esta ilustración me pregunto: ¿Por qué nadie, o casi nadie quiere tomar la palabra cuando se invita a orar? No sé si te has dado cuenta, pero cuando oramos estamos en la misma presencia del Rey del universo, quien está dispuesto a escuchar con atención tu pedido o gratitud. Sin embargo, pocas manos surgen cuando se trata de orar en público. Orar es nuestro privilegio, es un regalo que el Cielo ha provisto para estar en comunión con Dios. Entonces, ¿por qué lo valoramos tan poco? Me atrevo a pensar que en muchas ocasiones Jesús tiene que canalizar las bendiciones que eran nuestras a otras personas, porque sencillamente nunca las reclamamos por medio de la oración.El texto de hoy es una promesa inamovible. El Señor afirma que estará atento a nuestras oraciones. La escritora Elena de White reafirma: «Presenta ante Dios tus necesidades, gozos, tristezas, preocupaciones y temores. No puedes agobiarlo ni cansarlo. El que tiene contados los cabellos de tu cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos».Es una maravillosa noticia saber que nuestras oraciones son oídas continuamente en el santuario celestial. Es un buen día para examinar nuestra vida de oración. Es posible que hasta hoy hayamos orado superficialmente, por escasos minutos, porque la vida es una loca carrera contra el tiempo. Recuerda que en todo lugar y en todo tiempo puedes elevar tu mente en conexión con el Todopoderoso y él estará atento para escucharte. Hagamos de nuestra experiencia terrenal, vidas de oración genuina. Te sorprenderás de los resultados.
Matutina para Adultos
Miércoles 6 de agosto de 2025
Tras la tempestad, la calma
«[Sus discípulos] lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro!, ¿no tienes cuidado que perecemos?». Él, levantándose, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!». Entonces cesó el viento y sobrevino una gran calma» (Marcos 4:
38-39).
Una marejada violenta azota el lago y amenaza con destrozar la frágil barca donde viajan Jesús y sus discípulos. Tras pasar toda la noche intentando capear el temporal, vencidos por el agotamiento y al borde de la desesperación, por fin acuden implorando ayuda al Maestro, que aparentemente duerme.En este inestable mundo nos toca a menudo tripular nuestras naves entre huracanes y borrascas. Nos gustaría no tener que hacerlo. Pero las tempestades también afectan a los hijos de Dios porque, ya lo sabemos, él «no hace acepción de personas» (Hech. 10: 34).Este relato contiene para mí una parábola permanente de la realidad de la vida, con sus inesperados temporales. Aquella frágil barca, sacudida y golpeada por las olas, a punto de zozobrar, es también una imagen realista de los momentos de prueba de nuestra propia existencia: problemas personales, rupturas afectivas, tragedias familiares, conflictos laborales o crisis espirituales.En medio de ciertas tempestades no es fácil dominar el timón, sortear los escollos, y salir indemnes. ¡Qué alivio saber que Cristo está siempre a nuestro lado, aunque parezca que duerme! Está con nosotros en la tormenta, pero no para evitarla, sino para darnos fuerzas para hacerle frente y ayudarnos a superarla.Con él estamos seguros de llegar a nuestro destino, quizá sin parte del cargamento, incluso con el mástil roto o sin velas, pero sin haber perdido el rumbo, pilotados por el Maestro hasta el fin.Cuando las lágrimas nos inundan el alma y las desgracias nos azotan como vendavales, cuando la oscuridad nos impide ver el cielo hasta en la imaginación, cuando el agotamiento y el desánimo nos empujan a abandonar la lucha, es el momento de acudir a Cristo sin demora y entregarle el timón.El Creador de nuestros corazones y de nuestras mentes sabe cómo darles la paz y la calma que necesitan. Solo espera nuestro consentimiento para intervenir en nuestra vida.Señor, tú conoces mis luchas y mi incapacidad para resolverlas yo solo. Toma hoy el timón de mi barca y dame tu paz.
Matutina para Jóvenes
Martes 5 de agosto de 2025
Mi testimonio
«Doy gracias a aquel que me ha dado fuerzas, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me ha considerado fiel y me ha puesto a su servicio»
(1 Tim. 1:12)
Hoy quiero comenzar confesándote algo. Como nací y crecí en un hogar cristiano, durante muchos años tuve un concepto erróneo de lo que constituye un «testimonio», especialmente en lo que respecta a la conversión.Desde pequeño, escuché personas contar cómo el Señor transformó sus vidas y los apartó del alcohol, las drogas, la promiscuidad y de una vida desordenada. Este tipo de testimonios me llevó a pensar que yo no había experimentado una conversión genuina. Después de todo, ¿qué había cambiado en mi vida al entregarme a Jesús? Este pensamiento me llevó a experimentar mi primera crisis espiritual y de identidad cuando apenas tenía 19 años. Sentía que no tenía «un testimonio» que dar, que Dios no había realizado nada en mi vida.Un día, a punto de rendirme y abandonarlo todo, decidí orar. Fue entonces cuando un personaje bíblico llegó a mi mente: Saulo de Tarso, mejor conocido como Pablo. ¿Y qué tiene Pablo de especial para las personas como yo? Que Pablo no había sido un delincuente antes de conocer a Jesús, no había caído en los vicios, no había sido ladrón ni adúltero. No obstante, en 1 Timoteo 1:12-14, Pablo cuenta cómo Dios lo rescató, incluso se considera el primero de los pecadores (vers. 15). ¿Y cuál había sido el pecado de Pablo? La religiosidad sin Cristo.Antes de encontrarse con Jesús, Saulo era un fariseo estricto que perseguía a los cristianos. Sin embargo, Dios tuvo misericordia de él y derramó abundantemente su gracia sobre Saulo, otorgándole la fe y el amor que podemos experimentar gracias a Cristo Jesús (ver 1 Tim. 1:14).En ese momento, entendí que Dios nos rescata no solo de los vicios y la promiscuidad, sino también de la autodestrucción que surge de llevar una vida religiosa sin su presencia. Jesús rescató a Pablo para mostrar su paciencia a través de él y para convertirlo en un ejemplo «de los que habían de creer en él para obtener la vida eterna» (1 Tim. 1:16). Lo mismo ocurre con cada persona que Cristo rescata. Mi testimonio consiste en compartir con otros que Cristo me rescató para que yo también pueda ser un ejemplo para los demás. ¿Y tú?¿Cuál es tu testimonio?
Matutina para Mujeres
Martes 5 de agosto de 2025
Mejora tu camino
»Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel:
‘Incluso ahora, si abandonan sus malos caminos
les permitiré quedarse en su propia tierra» (Jeremías 7:3).
La comodidad engendra mediocridad y la mediocridad, en cualquier aspecto de nuestra vida, es repulsiva para Dios, quien espera lo mejor de nosotros. El pueblo elegido había adoptado actitudes que convenientemente les eran favorables a sus deseos egoístas. Cansado de esos caminos torcidos, el Señor le dice que mejoren sus caminos y sus obras (lee de nuevo el texto de hoy). En los versos 9 al 11 les hace una cruda pregunta: «¿De verdad piensan que pueden […] venir y presentarse delante de mí en mi templo a repetir: ‘¡Estamos a salvo!’, solo para irse a cometer […] maldades? ¿No reconocen ustedes mismos que este templo, que lleva mi nombre, se ha convertido en una cueva de ladrones? Les aseguro que veo todo el mal que ocurre allí».
Dios ve todo, nadie escapa de su vista. Hay una condición que él mismo pone para seguir gozando del privilegio de su cuidado y compañía, y es «mejoren sus caminos y sus obras». La gran barrera que impide mejorar el camino es el orgullo y la autosuficiencia. Al respecto, Elena de White afirma: «A los hombres caídos se les concede otra oportunidad y se les permite, mediante la unión con Cristo, que se eduquen, se mejoren y se eleven para que de ese modo, sean dignos de ser llamados hijos de Dios. Jesús exige que todos los que fueron comprados con el precio de su vida hagan el mejor uso de los talentos que les dio. Deben aumentar su conocimiento de la voluntad divina y mejorar constantemente su intelecto y su moral hasta alcanzar una perfección de carácter un poco inferior a la de los ángeles».
¿Qué mejoras podríamos hacer hoy en nuestro camino? Dicho de otra manera, ¿qué hábitos y prácticas debemos corregir para presentar un servicio agradable ante el Señor? Quizás nuestra alimentación, nuestro carácter, el desempeño de nuestros talentos, quizás los lugares que frecuentamos y las películas que vemos, entre otros. Si sostenemos ser compradas por la sangre de Cristo Jesús, es nuestra responsabilidad hacer mejoras en todo nuestro ser. Podríamos mejorar, por ejemplo, nuestra superficial manera de orar, y a este punto le daremos un espacio especial en el estudio de mañana.
Matutina para Adultos
Martes 5 de agosto de 2025
Paz en la tormenta
Se levantó una gran tempestad de viento que echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Pero él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal» (Marcos 4: 37-38).
No conozco a nadie en mi entorno al que no le resulte inquietante atravesar tormentas. A mí personalmente me fastidian bastante cuando estoy conduciendo, sobre todo de noche.Por fortuna he viajado muy poco por mar, pero debido a mi trabajo he tenido que tomar a menudo el avión y me ha tocado atravesar numerosas borrascas.Recuerdo estar preparándome tranquilamente para cenar, cuando todo empieza a saltar. En tono profesional y rutinario, para no asustarnos todavía más, nos llega la voz de la azafata, a veces en dos idiomas: «Señoras y señores viajeros, el capitán García y la tripulación les informan de que estamos atravesando una zona de turbulencias. Les rogamos que se abrochen los cinturones de seguridad».En este mundo todos pasamos alguna vez por tormentas meteorológicas que se disipan con relativa rapidez. Más difíciles de capear son las tempestades relacionales, los momentos en los que parece que estamos en el ojo del huracán y no sabemos cómo salir de allí.También atravesaron tormentas Jesús y sus discípulos. Marcos 4: 35-41 nos cuenta una de estas ocasiones.A mí me maravilla leer en este pasaje que Jesús, en plena tormenta, en un frágil barco zarandeado por las olas, es capaz de dormir sobre su almohada. Porque en mi experiencia personal, me cuesta dormir cuando tengo problemas. Cuántas veces, en ocasiones en que las preocupaciones me impedían conciliar el sueño, he orado: «Señor, préstame tu almohada esta noche».En esta vida es prácticamente inevitable atravesar momentos de turbulencias. Nos conviene aprender a hacerles frente con realismo, con entereza y serenidad. Para mí eso significa buscar la ayuda de Jesús. Mi experiencia personal me ha mostrado, vez tras vez, que, si quiero alcanzar la paz del alma en medio de mis tormentas, necesito la paz que la presencia de Cristo aporta a mi corazón agitado.Cuando el descanso reparador parece un acuerdo imposible entre el cuerpo, la mente y el espíritu, el mismo Jesús que fue capaz de dormir en plena tormenta sigue dispuesto a prestarnos su almohada y a concedernos su paz.En mi caso eso significa seguir remando fielmente en mi barca, contra viento y marea, tener plena confianza en él y permitir que dirija mi vida. Aun cuando me parezca que duerme.
Matutina para Jóvenes
Lunes 4 de agosto de 2025
Bucles y ganchos
«Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido» (Luc. 19:10)
En 1941, mientras cazaba en los Alpes, el ingeniero suizo George de Mestral se detuvo a descansar y notó que había cardos adheridos al pelo de su perro y a su pantalón. Intrigado por este fenómeno, decidió investigar cómo estas semillas se adherían a la ropa.
Con la ayuda de un microscopio, de Mestral descubrió todo un sistema de sujeción oculto en la naturaleza. Cada semilla estaba equipada con cientos de «ganchos» naturales que se enganchaban en diminutos «bucles» presentes en objetos como telas, calcetines, cabello humano y pelaje animal. Emocionado por el descubrimiento, de Mestral decidió reproducir la idea a escala industrial. Tras años de investigación y desarrollo, inventó el Velcro, que actualmente es un negocio multimillonario. Se cuenta que de Mestral bromeó una vez con sus ejecutivos: «Si alguno de sus empleados les pide dos semanas de vacaciones para irse de cacería, permítanselo».
Cuando piensas en «obra misionera», ¿qué imagen llega a tu mente? A menudo imaginamos una pareja que sale a tocar puertas, o una persona que se muda a otro país para predicar. Pero cuando estudiamos la vida y el ministerio de Jesús, notamos que la obra de alcanzar a los perdidos es similar al Velcro. Se trata de conexiones.
Cada persona o comunidad que intentamos alcanzar para el Señor tiene varios «bucles», que son sus necesidades físicas, mentales, espirituales y emocionales. Nuestra misión radica en identificar esas necesidades y satisfacerlas. Al hacerlo, estableceremos vínculos sólidos que atraerán a las personas hacia Cristo.
Cuantas más necesidades identifiquemos y seamos capaces de satisfacer, más fuerte será la conexión que lograremos establecer. Al igual que Jesús lo hizo durante su tiempo en la tierra, la obra misionera no se limita a predicar la verdad, sino a demostrarla a través de nuestras vidas. Es más que una sucesión de eventos; es un proceso continuo. No solo se preocupa por alcanzar la mente de las personas, sino que también toca sus corazones. La misión integral está impulsada por el ejemplo de ese Jesús compasivo que vino y habitó entre nosotros. ¿Qué necesidades sientes que Dios te está llamando a satisfacer en este día?
Matutina para Mujeres
Lunes 4 de agosto de 2025
Levántate, eres una campeona
«Ellos pelearán contra ti, pero fracasarán, porque yo estoy contigo y te protegeré. ¡Yo, el Señor, he hablado!» (Jeremías 1:19).
Aquella mañana, el abuelo bajó a Clarita del cuarto cargándola sobre su espalda. Los brazos de la niña rodeaban fuertemente los hombros del anciano. Salieron al umbral de la puerta donde la pondría en su silla de ruedas, sin embargo, en esta ocasión la silla había desaparecido.–¡Oh no! –lamentó Clara entre sollozos–. ¿Qué haré ahora? Sin duda, no podré hacer nada.Una enfermedad la había destinado a una silla de ruedas con la que ella se había familiarizado, hasta podríamos decir que se había encariñado. Pero, esa mañana, celoso por la amistad entre Clara y Heidi, Pedro había lanzado la silla al vacío. Para su asombro, la señorita Clara descubrió que sin su silla, sí era capaz de andar sobre sus dos pies. Aunque esta narración tiene su origen en la película «Heidi», la he incluido debido al impacto que causó en mi forma de ver la vida.En ocasiones, la vida nos presenta sinsabores y momentos que nos dejan paralizadas. Bajo esas circunstancias, nos volvemos paralíticas espirituales. Incluso llegamos a acomodar nuestro problema en una silla de ruedas y andamos sobre ella, llorando por la vida, sin hacer el mínimo esfuerzo por levantarnos. Ten presente que querer gozar siempre de la comodidad de la silla, será siempre un impedimento para probar tu fortaleza.Si como Pedro, el enemigo te ha quitado aquello que era tu confort o tu motivación para vivir, no reniegues sino demuéstrale que tienes un Dios que te dará las fuerzas para salir adelante. No importa si te quebraste en algún momento de tu vida, en cierta área que te apasionaba. Levántate, aún puedes triunfar porque naciste en linaje de campeones y los campeones triunfan donde sea y bajo cualquier circunstancia.La promesa hecha al profeta Jeremías está vigente para ti hoy. «No te vencerán», asegura el Señor, y esto es una realidad pues aquí perder, es ganar. Ninguna pérdida terrenal podrá vencernos porque Jesús pelea por nosotras. El Dios que llamó a Jeremías, te ha llamado a ti; y aunque la misión no es ni será fácil, ten la certeza de que él estará contigo y te pondrá a salvo. Esa es una excelente noticia. ¿Lo crees?
Matutina para Adultos
Lunes 4 de agosto de 2025
La oración del joven campesino
«Su Padre que está en los cielos […] hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos» (Mateo
5: 45, RVA15).
Cuenta la parábola que un día, después de una tormenta que le había perjudicado la cosecha, un joven campesino acudió a la oficina de reclamaciones del cielo y dijo: «Tengo una protesta importante. Los ángeles que se ocupan del tiempo en esto de la agricultura tienen mucho que aprender».
El Señor le respondió: «¿Cuál es tu petición, qué quisieras de ellos?».
El granjero repuso: «Como es bastante largo de explicar, propongo que los servicios del cielo se limiten a responder a mis oraciones, y hagan exactamente lo que yo pida. Dame un año, déjame que las cosas se hagan como yo quiero y ya veremos lo que pasa».
El Señor, que es pura misericordia, aceptó y le concedió al campesino un año de respuestas garantizadas a sus oraciones. Como es natural, el campesino pidió buen tiempo y solo buen tiempo. Todo a su gusto. Cuando quería sol había sol, cuando quería lluvia había lluvia.
Ese año todo fue a pedir de boca. Hasta que llegó el momento de la cosecha. El trigo había crecido tan alto que el granjero creía que iba a tener trigo para diez años. Pero cuando se trillaron las gavillas y se separó la paja del grano, este descubrió espantado que tenía una cosecha insignificante, la peor de su vida. Casi todo era paja, las espigas estaban casi vacías.
De modo que el campesino se dirigió de nuevo a la oficina de reclamaciones del cielo y gritó: «¿Qué ha pasado, Señor?
¿Por qué este resultado?».
El Señor le respondió: «Amigo, te he dado todo lo que pediste. Solo que te equivocaste al pedir solo buen tiempo, porque en este mundo el trigo está programado para enfrentar adversidades y necesita tanto el invierno como el verano, el frío como el calor, la noche como el día, la lluvia como el tiempo seco, la tormenta como la bonanza. Todo hace falta para formar el grano, fuerte, duro y rico».
Por el mero hecho de ser creyentes, quisiéramos no tener problemas. Sin embargo, las tormentas también afectan a los campos de los seguidores de Cristo. El sol sale sobre buenos y malos, y la lluvia cae sobre justos e injustos (ver Mat. 5: 45). Dios no puede, simplemente, cometer la injusticia de satisfacer solo a algunos, en un mundo en el que los humanos nos equivocamos, y somos a la vez responsables y víctimas de nuestras propias decisiones.
Señor, ayúdame a asumir tu imparcialidad y a aprender de mis pruebas.
Matutina para Jóvenes
Domingo 3 de agosto de 2025
No es una hipérbole
«¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad!» (Éxo. 34:6)
La hipérbole es un recurso literario que consiste en la exageración deliberada de cantidades, cualidades y características con la intención de provocar sentimientos, impresiones y reacciones fuertes. Su uso abunda en la literatura, el lenguaje coloquial, los anuncios comerciales, los textos humorísticos y en la política. Por ejemplo, es muy común referirnos a una persona que está muy feliz con la expresión: «Tiene una sonrisa de oreja a oreja». Otro ejemplo, ahora del ámbito literario, son las palabras del poeta español Miguel Hernández en su poema Elegía: «Tanto dolor se agrupa en mi costado que, por doler, me duele hasta el aliento».La Biblia, como composición literaria, también hace uso de la hipérbole. Un claro ejemplo son algunas de las descripciones que encontramos en el libro de Jonás: Nínive era una «gran ciudad» (1:2), «tan grande que para recorrerla toda había que caminar tres días» (3:3). En el mar, Dios hace soplar un «gran viento» y la tormenta era «tan grande que se pensó que se partiría la nave» (Jonás 1:4). Los marineros sienten «un gran temor» (1:10, 16), Dios dispone «un gran pez» (1:17) y manda «un fuerte viento del este» (4:8). Por último, Jonás «se disgustó en extremo» (4:1, 9) y «se alegró mucho por la calabacera» (4:6).En Jonás, todo es grande; pero entre todo lo grande, hay algo que es mucho más grande. Jonás dice que Dios es «tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad» (Jon. 4:2). El Dios de Jonás, que también es tu Dios y mi Dios, es tan compasivo que salva a los marineros temerosos, a los ninivitas arrepentidos y hace todo lo posible por extenderle su misericordia a Jonás, el profeta desobediente y rebelde.
La misericordia de Dios es su principal atributo (ver Éxo. 34:6), es más grande que la ciudad de Nínive, que el enojo del profeta, que la tormenta, que tus miedos, tus problemas, que tu rebeldía y que tu pecado. «Sus misericordias jamás terminan […] son nuevas cada mañana» (Lamentaciones 3:22-23, NTV) y eso, mi querido joven y señorita, no es una hipérbole.
Matutina para Mujeres
Domingo 3 de agosto de 2025
Una fe ciega
«Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos» (2 Corintios 5:7).
«Se busca clavadista de caballos», así era el título de un anuncio que Sonora encontró. Su fascinación por los caballos y las pocas oportunidades que tenía por ser huérfana, le hicieron emprender el camino en busca de aquel empleo. A sus 15 años, se unió al espectáculo del doctor Carver. Su actuación consistía en el salto de un caballo y su jinete desde un trampolín hacía el agua. Todo marchaba de maravilla hasta que un día la caída no fue favorable , pues Sonora cayó al agua con los ojos abiertos. Aquello ocasionó el desprendimiento de retina de ambos ojos por lo que la clavadista perdió la vista permanente. A pesar de su impedimento, Sonora estuvo decidida a continuar con su sueño y así lo hizo. Durante aproximadamente una década estuvo presentando el espectáculo y los asistentes no se dieron cuenta de su ceguera.
Afortunadamente, tal espectáculo no está permitido en la actualidad gracias a un grupo de defensores de animales que lograron cancelar los eventos en 1978. Pero, a los fines de nuestro estudio, no podemos pasar por alto la tenacidad y la determinación de Sonora al avanzar por fe. En el versículo de hoy, el apóstol Pablo recalca: «vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos».
En muchas ocasiones, dejamos que las pequeñas piedras en el camino , las que podríamos saltar, se conviertan en montañas que no podemos escalar. El miedo, la frustración y el orgullo nos hacen desistir de seguir en la lucha del sueño de llegar a la patria celestial. Es decir, concentramos nuestro viaje únicamente en lo que vemos y dependemos tan solo de las oportunidades favorables. Como hijas de Dios, debemos avanzar por fe, con una fe ciega. Porque una fe ciega no es la que solo ve oscuridad, sino la que ve a través de la fuerza del corazón y decide seguir adelante en la conquista de sus sueños e ideales.
Cuando surjan los inevitables conflictos, los problemas, las oposiciones, y quieras abandonar, no abandones, no renuncies. No mires con la vista, mira con la fe. Si tu sueño es estar un día en el Cielo, gozando de la patria celestial, sigue firme. Avanza por la fe y no solo por lo que tus ojos te permiten ver. La buena noticia es que Jesús te guiará en este trayecto hacia su encuentro. ¿No te parece maravilloso?
Matutina para Adultos
Domingo 3 de agosto de 2025
Velen y oren
«Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil» (Mateo 26:
41, NTV).
Jesús resume la clave del éxito para superar nuestras tentaciones en dos actitudes que deben ir unidas: velar y orar.
«Velar» es una responsabilidad muy importante en el lenguaje militar de siempre. Los verbos griegos utilizados en el Nuevo Testamento para hablar de «velar» son gregoreo y agrhypneo, que significan literalmente estar desvelado, y mantenerse despierto, para no dejarse distraer por nada ni dejarse vencer por el sueño. En sentido figurado «velar» es «estar apercibido», «tener cuidado» y «mantenerse alerta».
«Orar» (en griego, proseujomai) en su sentido más general expresa la acción de pedir ayuda a Dios, subrayando la necesidad expuesta, de rogar con insistencia.
La expresión «entrar en tentación» sugiere la idea de adentrarse en terreno peligroso y, por supuesto, la misma noción de «tentación» ya presupone una situación de riesgo y de caída. Vigilar nuestros pasos, y solicitar la inmediata ayuda divina son los consejos de Cristo para evitar adentrarnos en terreno minado.
A lo largo de nuestra vida vamos a tener que hacer frente a numerosas tentaciones. Esa misma noche los discípulos iban a encontrarse frente a la tentación de alejarse de Jesús y desertar de su fe, por lo menos de momento.
Nuestras tentaciones pueden ser otras. En nuestra vida espiritual, no hay enemigo pequeño. Todo lo que merece la pena ser conseguido necesita nuestra más decidida dedicación y todos nuestros esfuerzos, y aun así puede no ser suficiente. Por eso Jesús nos da dos consignas mejores: velar y orar.
Velar y orar para no caer en la tentación no va a evitar siempre que nuestro paso por el valle de sombras esté libre de dificultades, sudor e incluso lágrimas.
Muchos libros de autoayuda citan como remedio mágico para superar nuestras pruebas una de las frases de Albert Einstein, que decía: «Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad». Por mucha verdad que contenga la reflexión de este gran sabio, la fórmula de Jesús me parece más realista: velar y orar.
Porque hasta la mejor disposición de mi espíritu debe tener en cuenta la debilidad de mi carne.
Si estamos dispuestos a velar y orar, Jesús nos promete movilizar en nuestro favor una fuerza mucho más poderosa que la de nuestra voluntad: la fuerza del Espíritu, «el cual el mundo no puede recibir, porque […] no lo conoce; pero ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes, y estará en ustedes» (Juan 14: 16-17, RVC).
Señor, enséñame a velar y orar, para no caer en la tentación.
Matutina para Jóvenes
Sábado 2 de agosto de 2025
«Los cerdos no vuelan»
«El cerdo, porque tiene pezuñas, y aunque las tiene partidas en dos, no es rumiante. Deben considerarlo un animal impuro» (Lev. 11:7)
En mitad del año 2023, me hallaba en el Aeropuerto Internacional de Miami, retornando a casa tras un viaje de trabajo. Después de pasar por migración, mientras bajaba las escaleras que conducen a la zona de reclamo de equipaje, vi un enorme letrero que me llamó la atención: «Los cerdos no vuelan». Debajo de este lema se explicaba que la carne de cerdo puede contener enfermedades, como la fiebre porcina africana y otras bacterias. Por eso, está prohibido ingresar a los Estados Unidos con productos de origen porcino.
Como nací y crecí en un hogar adventista, nunca he comido cerdo ni sus derivados, excepto por equivocación unas pocas veces. Sin embargo, cuando era adolescente a menudo llegué a sentir curiosidad al respecto. «¿Por qué todo el mundo puede consumir jamón o tocino y yo no?», me preguntaba. Pero a medida que fui creciendo, y leyendo, entendí que hay una razón válida detrás de la prohibición bíblica de Levítico 11:7. Un artículo publicado por el portal Healthline señala que el consumo de cerdo incrementa el riesgo de hepatitis E, esclerosis múltiple, cáncer de hígado, cirrosis y transmite bacterias dañinas como la yersinia.
A pesar de lo anterior, al estudiar la Biblia descubrí dos detalles que me sorprendieron. En primer lugar, a diferencia de otras secciones del Pentateuco, que establecen el castigo o la pena por quebrantar los mandamientos, Levítico 11 y Deuteronomio 14 no establecen ningún castigo por violar la disposición divina. Sin embargo, que no haya ninguna penalidad no significa que pueden tomarse a la ligera. En segundo lugar, Dios no proporcionó una justificación sanitaria a la ley de los animales impuros. ¿Cuál es, entonces, la justificación? «Ustedes deben ser santos porque yo soy santo», dice Dios (Lev. 11:45).
Al no consumir lo que Dios ha prohibido, expresamos nuestro respeto por el Creador. De esa manera, nuestra mesa se convierte en un testigo silencioso de nuestra lealtad a Dios. «En conclusión: uno debe de glorificar a Dios en todo lo que hace; hasta en lo que come y bebe» (1 Cor. 10:31, NBV).
Matutina para Mujeres
Sábado 2 de agosto de 2025
Puedes perder la corona
«El rey Asa quitó a su abuela Maaca de su puesto de reina madre, porque ella había hecho un poste obsceno dedicado a la diosa Asera. Derribó el poste obsceno, lo hizo pedazos y lo quemó en el valle de Cedrón» (2 Crónicas 15:16).
Maaca había sido designada reina madre posiblemente durante el reinado de su hijo Abías. Tal título se le otorgaba a la consorte del rey cuando este moría y podía conservarlo mientras vivía. De esta manera, la reina madre tenía potestad sobre el reino y podía influir de manera notoria en los asuntos políticos y religiosos. Al morir también su hijo, Abías, su nieto Asa sube al trono y ella sigue conservando su corona como reina madre. El nombre de la madre de los reyes en la antigüedad era más importante que el de la esposa, es por ello que generalmente vemos en los registros bíblicos la referencia a la madre.
Maaca, o Micaía, fue más allá del poder que se le había conferido. Hizo un uso indebido de su autoridad y creyó que su nieto no tendría ni el valor ni la autoridad para quitarle su puesto. Maaca sabía que no debía tener dioses extraños y que la adoración solo se debía al Dios de los cielos. Sin embargo, con sus prácticas idolátricas, no solo ella había prostituido el culto al verdadero Dios sino que había arrastrado al pueblo junto con ella. En un acto de volver al pueblo a Dios, Asa tomó medidas drásticas y destituyó a la reina madre de su puesto. Ni poder, ni honra, ni gloria, ni corona le quedaron a Maaca. Dios hizo lo mismo con su pueblo (ver Jeremías 13:18).
Como hijas de Dios también se nos ha conferido un poder especial en los asuntos religiosos del reino. ¿Cómo lo estamos aplicando? Si la corona que nos ha sido impuesta está siendo de perjuicio y perdición para nuestros hermanos más pequeños, sin duda que el Rey del cielo nos la quitará. Nuestros actos, motivados por un corazón sincero y reverente, habrán de conservar el título que Dios nos ha otorgado y su poder seguirá manifestándose a través de nuestras manos, de nuestros labios, de nuestras acciones, de nuestra mirada. Así las personas que nos rodean serán inspiradas e influenciadas a rendir culto al verdadero Dios.
Querida amiga, usemos la corona que Dios ha puesto en nuestra cabeza como símbolo de que somos sus hijas y seamos canales de bendición para la gente que necesita esperanza.
Matutina para Adultos
Sábado 2 de agosto de 2025
Líbranos del mal
«Líbranos del mal» (Mateo 6: 13b).
Esta frase del Padrenuestro nos ha llegado en dos versiones, ligeramente diferentes: «líbranos del mal» (RV) y «líbranos del maligno». El término griego poneros puede significar tanto «el mal» como «el malo, el malvado». Lo más probable es que Jesús se refiera a las dos cosas a la vez. Con Lutero y las grandes versiones inglesas, prevalece la idea de ser liberados del «mal» como más general e inclusiva. Pero no cabe duda, a la luz de la Biblia, de que el diablo es el último instigador de todo lo malo y de todos los males.
Es muy normal y humano desear ser liberados del mal y más concretamente de sus consecuencias: problemas, enfermedad, dolor o muerte. Pero no es tan seguro que deseemos liberarnos también de sus causas: maldad, odio, vicios o malos hábitos. ¿Deseamos de veras liberarnos de nuestros pecados, ruindades, defectos y tentaciones? Porque nuestro
«líbranos» a veces quiere decir «líbranos, pero ahora no», «líbranos, pero no del todo», «líbranos, pero como yo quiera». Dios envió a su hijo para «liberar a los cautivos» (ver Luc. 4: 18), es decir, librarnos del mal que nos domina o nos
esclaviza. Para ser liberados así necesitamos poner nuestra voluntad en manos de Dios: «Resistan al diablo, y él huirá de ustedes» (Sant. 4: 7, RVA15).
Pablo de Tarso se preguntaba: «¿Quién me librará del mal que llevo dentro, que me mata?». Y él mismo nos da la respuesta: «Gracias a Dios por Jesús» (ver Rom. 7: 24-25). Este es el medio previsto por Dios para librarnos definitivamente del mal. En espera de la liberación definitiva (ver Apoc. 21: 4), Jesús nos invita a asociarnos a su propia plegaria: «Líbranos del mal».
Mientras seguimos luchando en esta vida, todo lo que padecemos puede redundar en bendiciones para el que aprende a confiar en Dios. No hay situación por mala que sea que no pueda empeorar si dejamos de lado a aquel que desea liberarnos de todos los males. Y no hay situación por buena que sea que no pueda mejorar si contamos con la presencia divina y con su poder.
En mi experiencia he aprendido que la vida puede aportarnos muchas más satisfacciones, y mucho más sufrimiento, de lo que podemos imaginar. Pero también he aprendido que, en todas las circunstancias de la vida, Dios puede liberarme del mal y actuar para mi bien (ver Rom. 8: 28) si yo lo quiero y lo busco.
Por eso me gusta orar así: «Gracias, Señor, porque hoy no me ocurrirá nada a lo que tú y yo juntos no podamos hacer frente».
Matutina para Jóvenes
Viernes 1 de agosto de 2025
Ahora que eres joven
«Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven y que aún no han llegado los tiempos difíciles; ya vendrán años en que digas: 'No me trae ningún placer vivirlos' » (Ecl. 12:1)
Eran casi la una de la mañana de un trágico día en 2012. Acababa de presenciar una vez más los terribles efectos de la muerte. Hace apenas unas horas, había recibido la devastadora noticia del fallecimiento de mi amigo Neldy Soto en un trágico accidente de tránsito. Neldy, un joven miembro de una de las iglesias que tenía el privilegio de pastorear, desempeñaba el papel de director de diáconos. Me resulta imposible encontrar las palabras adecuadas para expresar la profunda agonía que embarga a sus seres queridos y el dolor que siento al contemplar cómo la muerte ha segado la vida de un joven tan prometedor. Hoy, deseo compartir contigo algunas reflexiones que surgen en mi mente en medio de esta dolorosa experiencia.
En primer lugar, querido joven, la vida es corta, ¡disfrútala! El Sabio dice: «Diviértete, joven, ahora que estás lleno de vida; disfruta de lo bueno ahora que puedes» (Ecl. 11:9). La vida se nos va en un abrir y cerrar de ojos. Así que en medio de las responsabilidades te invito a que disfrutes al máximo tu paso por este mundo: ríe, canta, tómate fotos, comparte con tus seres queridos y come la comida que te gusta, porque nuestro tiempo aquí es limitado.
Finalmente, no deseo concluir esta reflexión con un tono sombrío. Aunque en unas pocas horas me tocará oficiar en el sepelio de Neldy, para él será tan solo un instante pasajero, y lo próximo que experimentará será a Cristo levantándolo de la tumba para morar con él por la eternidad. Ser cristianos es vivir con esperanza. Momentos como este hacen que desee que Jesús regrese pronto. Pero mientras eso sucede, disfruta la vida, acuérdate de tu Creador y nunca pierdas la esperanza.
Matutina para Mujeres
Viernes 1 de agosto de 2025
Con trampas tampoco hay corona
«Asimismo ningún atleta puede obtener el premio a menos que siga las reglas» (2 Timoteo 2:5).
Dora Ratjen fue una atleta alemana que, en los juegos de Berlín en 1936, obtuvo el cuarto lugar en salto de altura. En 1939, batió el récord mundial de salto de altura durante el Campeonato Europeo de Atletismo. Poco tiempo después, las autoridades se enteraron que Dora en realidad había nacido hombre y no mujer, por lo que se vio obligada a devolver sus medallas y se le quitó su récord mundial.
Otro caso similar alude a Madeline de Jesús, quien en Los Ángeles, en 1984, se lesionó durante la competencia de salto de longitud. Por eso, convenció a Margaret, su hermana gemela, también atleta, para que corriera en su lugar. La trampa funcionó pues el equipo pasó a la siguiente ronda. Sin embargo ,cuando el entrenador se dio cuenta, sacó a todo el equipo de la competencia.
Desde los primeros juegos olímpicos en Grecia hay evidencias de personajes que hicieron trampas. Tal es el caso de Eufolio, un boxeador de Tesalia quien pagó a tres de sus oponentes para dejarse vencer. Sin duda que Pablo no hablaba al azar, sino que siendo un hombre entendido en letras, sabía de las trampas a las que los atletas recurrían con el fin de asegurarse la victoria y la corona. La advertencia del apóstol es clara: «Quien hace trampa no recibe premio».
Nuestra carrera hacia el Cielo es comparada por Pablo como una competencia olímpica y bajo ese paralelismo, no está permitido para el profeso cristiano hacer uso ilegítimo de su fe. Hacemos trampa en la carrera cuando no somos auténticas, sino que aparentamos serlo. Hacemos trampa cuando adoramos a Dios en sábado, pero estamos enemistadas con nuestros hermanos. Nuestra carrera no es legítima si no somos capaces de corregir con amor sin hacer uso de la violencia, la maledicencia o cualquier tipo de palabras ásperas a quien está en error. Hacemos trampa cuando decidimos dormir un poco más, en vez de dedicar valiosos minutos al estudio de la Biblia. Nuestra carrera es ilegítima cuando pedimos que Jesús regrese pero no estamos preparando a otros para disfrutar de las mansiones celestiales.
La buena noticia es que, si Jesús ha prometido correr a nuestro lado, no tenemos necesidad de hacer trampas. Vivamos un cristianismo legítimo y perseveremos hasta alcanzar, no una corona de laureles, sino una corona con estrellas.
Matutina para Adultos
Viernes 1 de agosto de 2025
Frente a la tentación
«No nos metas en tentación» (Mateo 6: 13a).
Vera una preciosa muchacha cuando llegó a nuestro colegio. Había estado trabajando como azafata para una importante compañía de líneas aéreas, pero se había dado a sí misma una especie de tregua para repensar su situación y decidir qué hacer con su vida. Acompañada siempre de una amiga muy revoltosa y pizpireta, asistía a
mis clases de Biblia y, al poco tiempo, ambas me pidieron recibir estudios bíblicos.
Aunque habían venido a nuestro colegio por voluntad propia, la austera vida del internado les resultaba a veces dura, y frecuentemente me confesaban que habían vuelto, una vez más, a la discoteca.
Aunque habían venido a nuestro colegio por voluntad propia, la austera vida del internado les resultaba a veces dura, y frecuentemente me confesaban que habían vuelto, una vez más, a la discoteca.
«Es que nos gusta mucho bailar, ¿y qué tiene eso de malo?».
Intentando hacerlas reflexionar, yo les decía que moverse al son de la música podía ser bastante saludable si lo que realmente querían era hacer ejercicio. Si ese era el caso, ¿por qué no lo hacían en la terraza del dormitorio, a pleno sol, sin necesidad de acompañantes masculinos, más o menos desconocidos y sospechosos de intenciones que no se limitaban al ámbito de la danza?
Un día me vinieron diciendo que a veces la tentación les resultaba difícil de resistir. Al preguntarles qué hacían para superar las pruebas, V. me respondió con todo el candor de su sinceridad: «Pues, si el chico no me gusta, no bailo. Pero si me gusta, mientras bailo oro diciendo: «¡Señor, que no peque, que no peque, que no peque!»».
Este pasaje final del Padrenuestro podría dar a entender que quien nos mete en la tentación es Dios, si no supiésemos que Dios no tienta a nadie, sino que «cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos» (Sant. 1: 13-14, RVC). Es evidente que quienes nos «metemos» en la tentación somos nosotros mismos. Ni siquiera el diablo nos sirve de excusa por el mal uso de nuestra libertad.
Por eso las diferentes traducciones han buscado diversas maneras de presentar de manera más clara la intención del texto. En vez de «no nos metas en la tentación» como si la tentación fuese un asunto divino, muchas traducen: «No nos dejes caer» (NBLA, NVI), o «no nos expongas» (DHH), «no nos sometas a pruebas demasiado duras» (nota RVR77), «no permitas que cedamos» (NTV), o «cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti» (TLA).
La vida de V., como sus vuelos en calidad de azafata, pasó a menudo, como todas las nuestras, por «zonas de turbulencias». Pero ¡qué alegría me dio, después de más de treinta años, encontrarme con ella y su hijo, felices en la iglesia!
Señor, dame hoy tu fuerza para vencer mis tentaciones.
Matutina para Jóvenes
Jueves 31 de julio de 2025
Manuscritos imperfectos
«Todos nosotros somos como un hombre impuro; todas nuestras buenas obras son como un trapo sucio;
todos hemos caído como hojas marchitas, y nuestros crímenes nos arrastran como el viento» (Isa. 64:6)
«Jorge, perdona que no te entregué el manuscrito a tiempo, pero tenía mucho que corregirle. Aquí te va». Cada mes recibo varios correos como este de personas a las que les pido que escriban para alguna de las revistas que dirijo. Lamentablemente, la gran mayoría de los escritores cree que deben presentar un manuscrito «perfecto» para que pueda ser publicado. Por otro lado, hay personas que, al entregar sus manuscritos, añaden una nota que dice: «Aquí está lo solicitado, tienes mi permiso para modificar lo que gustes».
Un grupo se retrasa y no cumple con los plazos, tratando de perfeccionar el texto, mientras que el otro grupo está tan seguro del trabajo que ha realizado que cree que no hay nada más que corregir. ¡Y ambos están equivocados! La realidad es que, si los manuscritos llegaran a mis manos en estado de perfección, yo me quedaría sin trabajo; pues la función principal de un editor es corregir la ortografía, gramática, sintaxis y coherencia de un texto. Y no importa cuán bien escribas, siempre se puede mejorar un poco más.
Al meditar en mi vida, me doy cuenta de que suelo acercarme a Dios con la misma mentalidad con la que muchos escritores abordan el proceso de escritura y edición. A menudo suponemos que necesitamos corregir todos nuestros errores antes de entregar nuestras vidas al Señor. Otros somos tan ingenuos que creemos que tenemos que darle permiso a Dios para «corregir lo necesario» en nuestro carácter.
La realidad del asunto es que, si yo pudiera «editar» mi vida y «corregir lo necesario», ¡Dios se quedaría sin trabajo! En El camino a Cristo Elena de White resume la idea con las siguientes palabras: «No puedes expiar tus pecados pasados, no puedes cambiar tu corazón y hacerte santo. Pero Dios promete hacer todo esto por ti mediante Cristo» (p. 51).
La realidad del asunto es que, si yo pudiera «editar» mi vida y «corregir lo necesario», ¡Dios se quedaría sin trabajo! En El camino a Cristo Elena de White resume la idea con las siguientes palabras: «No puedes expiar tus pecados pasados, no puedes cambiar tu corazón y hacerte santo. Pero Dios promete hacer todo esto por ti mediante Cristo» (p. 51).
Todos somos manuscritos imperfectos en las manos del Editor divino. Nuestras buenas obras son trapos sucios delante de él (Isa. 64:6), pero su poder produce en nosotros tanto «los buenos deseos» como la capacidad de «llevarlos a cabo» (Fil. 2:13). No lo dudes más, deja que el Señor edite tu vida.
Matutina para Mujeres
Jueves 31 de julio de 2025
Sin misioneros no hay corona
«Sin embargo, predicar la Buena Noticia no es algo de lo que pueda jactarme. Estoy obligado por Dios a hacerlo. ¡Qué terrible sería para mí si no predicara la Buena Noticia!» (1 Corintios 9:16).
Ser misionera no es solamente abandonar tu hogar, tu patria y tu familia para ir al otro lado del mundo a predicar y ayudar. Ser misionera significa dejar a un lado el yo y velar por las necesidades de los más cercanos. Ser misionera significa despojarnos del egoísmo y dar de nuestro tiempo, dones y talentos a aquellos que necesitan saber del plan de salvación. Ser misionera significa abandonar los placeres para sumergirnos en el mundo del servicio abnegado. Es vital que comprendamos la urgencia de ser misioneras, pues de otro modo, no habrá corona que recibir en el Cielo.
Elena de White escribe al respecto: «El mundo necesita misioneros, misioneros locales consagrados, y nadie será registrado en los libros del cielo como cristiano si no tiene un espíritu misionero. Si los miembros de la iglesia no emprenden individualmente esta obra, demuestran que no tienen relación viva con Dios. Su nombre está registrado como el de siervos perezosos».
«En la mañana del 23 de octubre de 1879, a eso de las dos, el Espíritu del Señor descansó sobre mí, y contemplé escenas del juicio venidero. […] Se abrió otro libro en el cual estaban anotados los pecados de los que profesan la verdad. Bajo el encabezamiento del egoísmo venían todos los demás pecados. […] Una clase de personas estaba anotada por haber estorbado la siembra.[…] En verdad no tenían que hacer confesiones como las de los viles, bajos y corrompidos; pero como la higuera eran malditos porque no llevaron frutos, porque no aprovecharon los talentos que se les habían confiado. Esta clase había hecho de su yo algo supremo y había trabajado solamente a favor de sus intereses egoístas […] El juez dijo: 'Todos serán justificados por su fe y juzgados por sus obras'. […] Es un misterio que no hay cientos de personas trabajando donde ahora hay solo una. El universo celestial está pasmado de la apatía, la frialdad y la indiferencia de los que profesan ser hijos e hijas de Dios».
Para perdernos las mansiones celestiales, no necesitamos ser asesinas ni ladronas ni practicar viles actos; basta con no tener el espíritu misionero y nuestros nombres no quedarán registrados en el libro de la vida. ¡Ay de mí si no predico el evangelio!
Matutina para Adultos
Jueves 31 de julio de 2025
No temas, solo cree
«Mientras él aún hablaba, vino uno de la casa del principal de la sinagoga para decirle: «Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro». Al oír esto, Jesús le respondió: «No temas; solo cree, y ella será salva». […] Todos lloraban y lamentaban por ella. Pero él dijo: «No lloren. Ella no ha muerto sino que duerme»» (Lucas 8: 49-52, RVA15).
Una de las peores noticias que puede recibir un padre es la de que «tu hija ha muerto». La terrible enfermedad, las costosas terapias, la larga espera, las súplicas a Dios, han acabado. Ya no le queda otra cosa a la familia que preparar el sepelio, que en aquella sociedad se procuraba llevar a cabo el día del óbito.
El vacío que deja la niña muerta lo llenan ahora el llanto de los allegados y los gritos de las plañideras. Cuando se carece de esperanza y la muerte parece un adiós definitivo, no hay palabras de consuelo.
En medio del duelo, la afirmación de Jesús de que la fallecida está dormida suscita burla. Pero él sabe que lo esencial de nuestra existencia es invisible a los ojos. Su mirada espiritual desmiente nuestra lógica y, si le escuchamos bien, descubrimos que la realidad tiene, en efecto, una dimensión más profunda que la que creíamos conocer. Lo que nuestra mente racional comprende es tan solo una parte de cuanto existe.
Jesús nos revela que la muerte no es definitiva: es solo como un profundo sueño. Dios es «un Dios de vivos, y no de muertos» (ver Mar. 12: 27). Alguien que «da vida a los muertos y llama a las cosas que aún no existen como si ya existieran» (ver Rom. 4: 17).
A la orden de Jesús («niña, levántate»), la joven se pone de pie inmediatamente. No entiende lo ocurrido, pero se encuentra bien. Está hambrienta y se siente como después de despertar de un intenso sueño.
Cuando confiamos en Jesús y le dejamos que tome pleno control de nuestra existencia, estamos dejando que el reino de Dios irrumpa en nuestra vida.
Él nos repite: «No temas. La muerte no es un «adiós», es un «hasta pronto»».
El futuro se ilumina y se prepara ya en el presente. La muerte del que vive con Dios no es más que un sueño. La separación de quienes más amamos no es definitiva. Mediante la fe, la eternidad prometida, de un modo inexplicable, comienza ya a hacerse realidad, aquí y ahora.
Con esperanza nos entregamos en los brazos de Dios, como el niño que se duerme, confiado, en los brazos de su madre, seguro de encontrar su sonrisa al amanecer.
Dame, Señor, esa paz hoy y siempre.
Matutina para Jóvenes
Miércoles 30 de julio de 2025
El salmo sin el Pastor
«El Señor es mi pastor, nada me falta» (Sal. 23:1)
El Salmo 23 es uno de los pasajes más conocidos de toda la Biblia. Estoy seguro de que muchos de mis lectores pueden recitarlo de memoria. ¿Alguna vez te has imaginado cómo luciría este Salmo si excluimos al Pastor? El escritor Paul Miller se tomó la molestia y este es el resultado:
Mi […], me faltará. Me […], me.
Mi alma […], me. Cuando pase por el valle de sombra de muerte, temeré […], me. En presencia de mis enemigos […], mi cabeza […], mi copa.
Todos los días de mi vida, […] por largos días.
Olvidarnos del Pastor nos conduce a una absurda obsesión con el yo, resalta nuestras carencias y nos deja a expensas del miedo. En palabras de Paul Miller, «quedamos obsesionados con nuestras necesidades mientras cruzamos el valle de sombra de muerte, quedamos paralizados de miedo ante la presencia de nuestros enemigos» (The Praying Life [NavPress, 2009]). Quizás gran parte del cinismo que caracteriza a nuestro mundo se deba al hecho de que, aunque hemos memorizado el Salmo del pastor, nos hemos olvidado del Pastor del Salmo.
David, por el contrario, nos invita a incluir a Dios en cada aspecto de nuestras vidas. Tener a Dios como pastor implica que «nada me faltará». En un mundo posmoderno de gratificación instantánea, es posible que la provisión divina no siempre se corresponda con lo que pensamos que necesitamos o el momento en que lo necesitamos, sino con lo que el Pastor considera necesario para sustentar nuestra vida con su abundancia. Tener a Dios como pastor conduce a una vida donde abundan tanto las provisiones físicas como el pasto y el agua, como las espirituales como la justicia, el bien y la misericordia.
El Salmo 23 es el salmo más famoso porque se adapta a todas las circunstancias de tu vida; porque contiene valiosas promesas para ti, no importa dónde estés en estos momentos. Pero lo más importante de este famoso salmo no son sus promesas sino el que promete. El Pastor que luego nos recibe con un banquete en su casa promete estar contigo siempre. ¿Aceptarás la dirección y el cuidado del Pastor del Salmo?
Mi […], me faltará. Me […], me.
Mi alma […], me. Cuando pase por el valle de sombra de muerte, temeré […], me. En presencia de mis enemigos […], mi cabeza […], mi copa.
Todos los días de mi vida, […] por largos días.
Olvidarnos del Pastor nos conduce a una absurda obsesión con el yo, resalta nuestras carencias y nos deja a expensas del miedo. En palabras de Paul Miller, «quedamos obsesionados con nuestras necesidades mientras cruzamos el valle de sombra de muerte, quedamos paralizados de miedo ante la presencia de nuestros enemigos» (The Praying Life [NavPress, 2009]). Quizás gran parte del cinismo que caracteriza a nuestro mundo se deba al hecho de que, aunque hemos memorizado el Salmo del pastor, nos hemos olvidado del Pastor del Salmo.
David, por el contrario, nos invita a incluir a Dios en cada aspecto de nuestras vidas. Tener a Dios como pastor implica que «nada me faltará». En un mundo posmoderno de gratificación instantánea, es posible que la provisión divina no siempre se corresponda con lo que pensamos que necesitamos o el momento en que lo necesitamos, sino con lo que el Pastor considera necesario para sustentar nuestra vida con su abundancia. Tener a Dios como pastor conduce a una vida donde abundan tanto las provisiones físicas como el pasto y el agua, como las espirituales como la justicia, el bien y la misericordia.
El Salmo 23 es el salmo más famoso porque se adapta a todas las circunstancias de tu vida; porque contiene valiosas promesas para ti, no importa dónde estés en estos momentos. Pero lo más importante de este famoso salmo no son sus promesas sino el que promete. El Pastor que luego nos recibe con un banquete en su casa promete estar contigo siempre. ¿Aceptarás la dirección y el cuidado del Pastor del Salmo?
Miércoles 30 de julio de 2025
¿Por qué a la tribu de Leví?
«Por lo tanto, el Señor, Dios de Israel, dice: ‘Prometí que los de tu rama de la tribu de Leví me servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian’ » (1 Samuel 2:30).
No me imagino a Dios diciendo: «Esto se acabó, yo honro a los que me honran y humillo a los que me desprecian». Sin embargo, es real y bastante justo tomando en cuenta todas las bondades que recibimos de él. A pesar de ello, algunos abusan de su gran corazón y piensan que pueden jugar a ser cristianos, sirviendo un poco a Dios y a su enemigo al mismo tiempo. En el pasado, Dios eligió a un pueblo para que proclamara su poder y, por medio de ellos, se manifestara al mundo.
Recién salidos de la esclavitud de Egipto, el Señor había apartado para un ministerio sagrado a los varones primogénitos de la congregación, pero estos fueron desechados cuando adoraron al becerro de oro (ver Números 3:12). Literalmente, Dios dijo:»Esto se acabó». Pero hubo una tribu que no participó de la adoración al becerro que Aarón hizo y Dios los eligió para honrarlos. «Ahora, en vez del primogénito de todo Israel, el Señor escogió a la tribu de Leví para la obra del santuario». «Dios había honrado a los levitas para que prestaran servicio en el tabernáculo porque no tuvieron parte en hacer y adorar el becerro de oro y debido a su fidelidad en ejecutar la orden de Dios sobre los idólatras» (ver Éxodo 32:26-29).
Esto nos confirma que con Dios no se juega. Él nos ha escogido para prestar un servicio activo a favor de la humanidad. Nos ha llamado para brillar y ser luz en medio de las tinieblas. Pero si no estamos realmente comprometidas con la misión, sin duda que él, con su autoridad, puede desecharnos y elegir a alguien más que sí tenga compromiso y fidelidad para cumplir la misión.
El Señor está dispuesto a honrarnos, a hacernos antorchas vivas que lleven su mensaje de amor y salvación al mundo. ¿Habremos de perdernos de todos esos privilegios y ser humilladas por Dios debido a nuestra fe vacilante e incrédula? Mantengamos firme nuestra fidelidad a Dios en medio de este mundo cada vez más carente de fe y conservaremos la honra de Dios en nuestras vidas.
Matutina para Adultos
Miércoles 30 de julio de 2025
No morir para siempre
«Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?» (Juan 11: 26).
Ayax era un adolescente lleno de vida cuando llegó con sus padres a nuestra iglesia hispana de Berrien Springs (Míchigan, Estados Unidos). Se acercaba el fin del año 1980. En aquel momento yo era anciano en funciones y recuerdo con emoción la mirada brillante y decidida de Ayax pidiéndome el bautismo. Recuerdo haberle dicho que estábamos entrando en el invierno, que muchos miembros de nuestra comunidad iban a salir de vacaciones por las Navidades y que la iglesia prefería tener una gran ceremonia bautismal a final de curso, ya más cerca del verano, una estación mucho más agradable en aquellas latitudes.
Pero a Ayax no le disuadieron mis argumentos. Quería bautizarse sin más dilación porque le había prometido a Dios que en cuanto llegase a un lugar seguro, se entregaría plenamente a él. Tras algún intento fracasado para salir de Cuba, su país de origen, su familia había conseguido llegar a los Estados Unidos en uno de aquellos barcos que llamaban «Marielitos» y Ayax quería cumplir su promesa cuanto antes. Así fue como tuve el privilegio de bautizar a este magnífico muchacho de trece años, a los pocos días de su llegada, en una ceremonia ante toda la iglesia, pero solo para él.
Jamás hubiera podido imaginar que, pocos días más tarde, en plenas vacaciones navideñas, tendría que oficiar también su funeral. Atrapado en una tormenta de nieve, el automóvil donde viajaba con sus padres fue arrollado por una enorme máquina quitanieves y el chico no sobrevivió al accidente.
Era desolador depositar el féretro de aquel joven magnífico, cuya vida había sido tronchada absurdamente antes de ser vivida, en la fosa de aquel cementerio cubierto por la nieve y barrido por la ventisca, en el que nada recordaba la vida.
Las palabras de Jesús ante la tumba de Lázaro, evocadas en aquel triste adiós —«Todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente»— resonaron en mi mente con más fuerza que nunca. Si yo, que no había tenido apenas nada que ver con la existencia de Ayax, me rebelaba contra su muerte, ¡cuánto más Dios, su Padre celestial, desearía que no muriera para siempre! Si yo, que solo acababa de conocer a Ayax, hubiera deseado verlo crecer feliz al servicio de Dios, como era su deseo, ¡cuánto más Dios desearía disfrutar de su compañía por toda la eternidad!
Señor, ayúdame a compartir mi fe en que, si aceptamos tus promesas de amor, nadie tiene que morir para siempre.
