LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
2025
Cuarto trimestre
Lecciones de Josué acerca de la fe
Lección de Escuela Sabática
Lección 6 | Lunes 3 de noviembre
EL PECADO DE ACÁN
Lee Josué 7:16-19. ¿Qué nos dice todo el procedimiento allí descrito acerca de Dios y de Acán?
En lugar de revelar la identidad del transgresor, Dios implementó un procedimiento que revelaba tanto su justicia como su gracia; después de explicar la razón de la derrota de Israel y de pedir la santificación del pueblo (Jos. 7:13), dejó pasar un tiempo entre el anuncio del procedimiento y su aplicación, lo que dio tiempo a Acán para pensar, arrepentirse y confesar su pecado. Del mismo modo, su familia (si sabían lo ocurrido) tuvo la oportunidad de decidir si participarían en el encubrimiento o se negarían a ser cómplices, como los hijos de Coré, quienes no fueron destruidos pues se negaron a ponerse del lado de su padre (comparar con Núm. 16:23-33; 26:11).
La solución para la desafiante situación siguió la dirección opuesta a cómo surgió y produjo la desgracia de Israel: la culpa corporativa fue eliminada y reducida de Israel a una tribu, de una tribu a una familia, de una familia a un hogar, y del hogar a los individuos. Además de revelar al culpable, el proceso de investigación también exculpaba al inocente. Este era un aspecto igualmente importante del meticuloso procedimiento jurídico en el que Dios mismo actuó como testigo de las acciones ocultas de Acán.
El lector casi puede sentir la tensión cuando Dios se centra en Acán. ¿Quién no puede asombrarse de la obstinación de aquel hombre que esperaba pasar desapercibido? Nada se oculta a los ojos penetrantes del Señor (Sal. 139:1-16; 2 Crón. 16:9), que sabe lo que se oculta en el corazón de un hombre (1 Sam. 16:7; Jer. 17:10; Prov. 5:21).
Es importante notar la forma en que Josué se dirige a Acán: “Hijo mío”. Esta expresión muestra no solo la edad y el papel de liderazgo de Josué, sino también revela el espíritu con el que este gran guerrero abordaba la justicia. Su corazón estaba lleno de compasión por Acán, a pesar de que estaba llamado a ejecutar juicio sobre el infractor. Con su actitud, Josué prefiguraba de nuevo la sensibilidad, la bondad y el amor de Aquel que “nunca fue rudo ni dijo sin necesidad una palabra severa; nunca causó un dolor innecesario a un alma sensible. [...] Denunció intrépidamente la hipocresía, la incredulidad y la iniquidad, pero su voz se quebraba al pronunciar sus severas reprensiones” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 319).
- ¿Cómo influye en tu vida el hecho de saber que Dios conoce todo lo que haces, incluso lo que ocultas? ¿Cómo debería influir en tu forma de vivir.
Lección de Escuela Sabática
Lección 6 | Domingo 2 de noviembre
"INCUMPLIMIENTO DEL PACTO"
Lee Josué 7. ¿Cuáles fueron las dos causas principales de la derrota de Israel ante los habitantes de Hai?
Es interesante observar que el lector conoce desde el principio el motivo de la ira de Dios y la identidad del infractor. En consecuencia, el suspenso de la historia del descubrimiento de la falta de Acán proviene de la tensión entre la perspectiva del lector y la de Josué y los israelitas. Como muchos otros capítulos del Antiguo Testamento, Josué 7 tiene una estructura quiástica, o paralela. El segmento central y culminante responde a la pregunta de por qué los israelitas no pudieron conquistar Hai en su primer intento.
La derrota de Israel ante los habitantes de esa ciudad tuvo dos razones principales: el pecado de Acán y el exceso de confianza de los israelitas en sus propias fuerzas. Esto último se debió a que no consultaron la voluntad del Señor antes de atacar la ciudad y a que subestimaron al enemigo.
Josué 7:1 y 11 al 13 muestran que, aunque Acán fue el responsable de desobedecer la prohibición, toda la nación sufrió a causa de ello. Dios describe el pecado de Acán al mostrar gradualmente su gravedad mediante el uso acumulativo del adverbio “aun” (heb. gam), que aparece cinco veces en el texto hebreo del versículo 11. Primero se usa la designación más común del pecado: jatá. Luego se describe la transgresión mediante el uso de cinco términos más específicos introducidos por el adverbio gam: (1) “traspasar, transgredir” (‘abar), (2) “tomar” (laqaj) de las cosas consagradas a la destrucción (herem), (3) “robar” (ganab), (4) “engañar” (kajash) y (5) “esconder” (sim) entre sus enseres el herem sustraído.
El pacto entre Dios e Israel comprometía al pueblo tanto a nivel individual como corporativo. A la luz de ese compromiso, la nación elegida era tratada como una unidad indivisible. Por lo tanto, el pecado de cualquiera de sus integrantes implicaba la responsabilidad o culpabilidad de toda la comunidad del pacto. Como dijo el Señor: “Israel ha pecado. Han quebrado mi pacto que les había mandado” (Jos. 7:11).
- ¿De qué maneras puede la mala conducta de un individuo acarrear sufrimiento a toda la comunidad de la que forma parte? ¿Qué ejemplos de ello vienen a tu mente y cómo se vieron afectadas las comunidades en cuestión.
Lección de Escuela Sabática
Lección 6: Para el 8 de noviembre de 2025
EL ENEMIGO INTERNO
Sábado 1 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Pedro 1:4; Josué 7; Salmo 139:1–16; Esdras 10:11; Lucas 12:15; Josué 8:1–29.
PARA MEMORIZAR:
“Yo, el Señor, examino el corazón y pruebo la mente, para dar a cada uno lo que merece según sus obras” (Jer. 17:10).
Josué 7 registra el primer caso en el que Israel experimentó, a través de una trágica experiencia, las consecuencias de largo alcance de la ruptura del pacto y su profundo significado. Mientras que la obediencia a las estipulaciones del pacto aseguraba la victoria, ignorar los términos de dicho acuerdo acarreaba la derrota. El éxito militar de Israel no dependía del número de su población, de su estrategia militar o de tácticas inteligentes, sino de la presencia del Guerrero divino con ellos.
Durante la conquista de la Tierra Prometida, Israel tuvo que aprender la difícil lección de que su enemigo más peligroso no estaba fuera de su campamento, sino entre sus propias filas. El mayor desafío que se les presentaba no eran las murallas fortificadas de las ciudades cananeas ni su avanzada tecnología mi¬litar, sino la obstinación de los individuos de su propio campamento en ignorar voluntariamente las instrucciones del Señor.
Enfrentamos desafíos similares mientras aguardamos nuestra herencia celestial (1 Ped. 1:4; Col. 3:24). Nuestra fidelidad es puesta a prueba a las puertas de la Tierra Prometida y solo podemos salir victoriosos si nos entregamos a Jesucristo.
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Miércoles 29 de octubre
LIBRE ELECCIÓN
Lee Deuteronomio 20:10, 15-18; 13:12-18 y Josué 10:40. ¿Cómo iluminan estos mandatos de Dios acerca de la guerra y de cómo debía proceder Israel con las naciones idólatras la orden divina de destruir completamente a algunos de esos pueblos?
El texto hebreo utiliza un término especial para describir la destrucción de personas en la guerra: herem. Esta palabra se refiere a lo que está “prohibido”, “condenado” o “dedicado a la aniquilación”. En la mayoría de las ocasiones, ese vocablo designa la colocación completa e irrevocable de personas, animales u objetos inanimados en el dominio exclusivo de Dios, lo que en un contexto bélico implicaba, en la mayoría de los casos, su destrucción. El concepto y la práctica del herem como erradicación total de un pueblo en la guerra deben entenderse a la luz del conflicto de Dios con las fuerzas cósmicas del mal, en el que están en juego su carácter y reputación.
La neutralidad no es posible desde que el pecado apareció en el mundo. Solo se puede estar de parte de Dios o contra él. Lo primero conduce a la vida eterna; la otra opción, a la muerte eterna.
La destrucción total representaba el juicio justo de Dios contra el pecado y el mal. Dios delegó en su pueblo escogido, el antiguo Israel, y en un momento especial de la historia, la toma de posesión de la Tierra Prometida, la ejecución de sus juicios. La consagración de algo a la destrucción estaba bajo su estricto control teocrático, limitado al período de la conquista y al área geográfica bien definida de la antigua Canaán. Como vimos en el estudio de ayer, quienes estaban consignados a la destrucción se rebelaron constantemente contra los propósitos de Dios, y los desafiaron, sin demostrar nunca un genuino arrepentimiento. Por lo tanto, la decisión de Dios de destruirlos no fue arbitraria ni nacionalista.
Además, Israel recibiría el mismo trato si decidía adoptar el estilo de vida de los cananeos (comparar con Deut. 13). Aunque parezca que los grupos situados a ambos lados de la guerra divina estaban predefinidos (los israelitas heredarían la tierra y los cananeos serían destruidos), los roles podían revertirse, como veremos en los casos de Rahab, Acán y los gabaonitas.
Las personas no estaban ni protegidas ni destinadas arbitrariamente a la destrucción. Quienes se beneficiaban de una relación con el Señor podían perder su estatus privilegiado si incurrían en rebelión, mientras que aquellos sobre quienes pesaba un decreto divino de destrucción podían someterse a la autoridad de Dios y vivir.
- ¿Qué implicaciones espirituales tiene la actitud desafiante de los cananeos para con Dios en nuestro contexto actual? Es decir, ¿qué consecuencias tienen para nosotros las decisiones que tomamos libremente?
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Martes 28 de octubre
¿DESPOJAR O ANIQUILAR?
Compara Éxodo 23:28-30; 33:2; 34:11; Números 33:52 y Deuteronomio 7:20 con Éxodo 34:13 y Deuteronomio 7:5; 9:3; 12:2, 3; 31:3, 4. ¿Qué revelan estos textos acerca del propósito de la conquista y los alcances de la destrucción?
El propósito original de Dios para los cananeos no era que fueran aniquilados, sino desposeídos. Los pasajes que describen la forma en que Israel tuvo que involucrarse en las batallas de la conquista utilizan términos que hablan de la desposesión, expulsión y dispersión de los habitantes de la Tierra Prometida. Los términos del segundo grupo de textos, los que expresan destrucción y tienen a Israel como sujeto de la acción, se refieren sobre todo a objetos inanimados, como artículos de culto pagano y utensilios. Evidentemente, los lugares de culto pagano y los altares constituían los principales centros de la religión cananea.
La guerra santa estaba orientada principalmente hacia la cultura y la sociedad corruptas de Canaán. Para evitar la contaminación, Israel tuvo que destruir todos los elementos que propagaban la corrupción. Sin embargo, los habitantes de Canaán, y quienes reconocieron a título individual la soberanía de Dios antes de la conquista o incluso en el transcurso de ella, pudieron escapar mediante la migración (Jos. 2:9-14; comparar con Jue. 1:24-26). La única parte de la población cananea condenada a la destrucción fue la que se recluyó en las ciudades fortificadas, continuó rebelándose obstinadamente contra el plan de Dios para los israelitas y endureció su corazón (Jos. 11:19, 20).
Sin embargo, esto plantea una pregunta: si el propósito inicial de conquistar Canaán era expulsar a los habitantes de la tierra y no aniquilarlos, ¿por qué los israelitas tuvieron que matar a tantas personas?
El análisis de los textos bíblicos relacionados con la conquista de Canaán revela que su intención original era dispersar a la población cananea. Sin embargo, la mayoría de los cananeos, al igual que el faraón de Egipto, endurecieron sus corazones y se aferraron a su cultura hasta el punto de que fueron destruidos con esta.
- ¿Qué elementos y hábitos deben ser desarraigados de tu carácter?
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Lunes 27 de octubre
EL JUEZ SUPREMO
Lee Génesis 18:25; Salmo 7:11; 50:6; 82:1; 96:10; 2 Timoteo 4:1, 8. ¿Qué dicen estos versículos acerca del carácter moral de Dios? ¿Cómo nos ayuda su estatus como Juez del universo a entender la cuestión de la guerra por mandato divino?
La santidad del carácter de Dios significa que no tolera el pecado. Aunque él es paciente, el pecado debe cosechar su consecuencia final, que es la muerte (Rom. 6:23). El Señor declaró la guerra al pecado sin importar dónde este se encontrara, ya fuera en Israel o entre los cananeos. El hecho de participar en guerras santas no santificaba a Israel ni a otras naciones (Deut. 9:4, 5; 12:29, 30), ni siquiera cuando estas eran usadas por Dios para ejecutar sus juicios contra su propio pueblo elegido. A diferencia de otros pueblos del antiguo Cercano Oriente, la guerra santa se volvió contra los israelitas cuando Dios no luchó por ellos sino contra ellos, permitiendo que sus enemigos los oprimieran (comparar con Jos. 7).
El concepto de guerra santa como parte de la conquista de Canaán solo puede entenderse si se contempla a la luz de la actividad de Dios como juez. Vistas así, las guerras de conquista del Israel de antaño adquieren un carácter completamente diferente. En contraste con las guerras imperialistas motivadas por el deseo de ensalzamiento propio, tan comunes en la antigüedad y en nuestros días, las guerras de Israel no estaban destinadas a alcanzar la gloria nacional, sino a establecer la justicia y la paz de Dios en la Tierra. Por lo tanto, en el centro de la comprensión de las guerras ordenadas por Dios estaban su gobierno y su soberanía, implícitos en su caracterización como guerrero, rey y juez.
Como guerrero y juez, Dios se compromete a implementar, estabilizar y mantener el imperio de la ley, que es el reflejo de su carácter. La imagen de Dios como guerrero, similar a la de juez y rey, afirma que él no tolerará para siempre la rebelión contra su orden establecido. Por lo tanto, se puede afirmar que el objetivo de la actividad de Dios nunca es la guerra ni la victoria en sí, sino el restablecimiento de la justicia y la paz. En definitiva, hacer la guerra y juzgar o impartir justicia son una misma cosa si Dios es el sujeto de la acción.
- Reflexiona acerca de Dios como juez justo que no puede ser sobornado ni influido para actuar de manera parcial. ¿Cómo armoniza con el evangelio un Dios que no tolera indefinidamente el pecado, la opresión, el sufrimiento de los inocentes y la explotación de los oprimidos?
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Domingo 26 de octubre
LA INIQUIDAD DE LOS CANANEOS
Lee Génesis 15:16; Levítico 18:24-30; Deuteronomio 18:9-14 y Esdras 9:11. ¿Qué dicen estos textos acerca del plan más amplio de Dios al ofrecer la tierra de Canaán a los israelitas?
Tenemos que mirar más allá del libro de Josué para entender completamente lo que significaba la iniquidad de las naciones que habitaban Canaán. Las prácticas aborrecibles de esas naciones, como el sacrificio de niños, la hechicería, la adivinación mediante la invocación a los muertos y el espiritismo, nos dan una pista (Deut. 18:9-12).
El descubrimiento de los antiguos textos de la ciudad-estado de Ugarit o Ras Shamra proporciona más información acerca de la religión y la sociedad cananeas, y demuestra que la condena de esta cultura no solo era comprensible, sino también justificada según las normas morales del Antiguo Testamento.
La religión cananea se basaba en la creencia de que los fenómenos naturales que aseguraban la fertilidad estaban controlados por las relaciones sexuales entre dioses y diosas. En consecuencia, concebían la actividad sexual de las deidades en términos de su propio comportamiento sexual humano y realizaban prácticas sexuales rituales para incitar a los dioses y diosas a hacer lo mismo. Este concepto dio lugar a la institución de la prostitución “sagrada”, en la que prostitutas y prostitutos participaban en ritos orgiásticos como parte de sus prácticas religiosas.
Una nación no puede elevarse a un nivel moral superior al de los dioses que adora. Como resultado del concepto que los cananeos tenían de sus deidades, no es de extrañar que sus prácticas religiosas incluyeran, por ejemplo, el sacrificio de niños, algo contra lo que advertía específicamente la Biblia.
La evidencia arqueológica confirma que los habitantes de Canaán sacrificaban regularmente a sus primogénitos como parte de la adoración a sus dioses, que eran en realidad demonios. Pequeños esqueletos aplastados, encontrados en grandes jarras con inscripciones cúlticas, dan testimonio de su degradante religión y de lo que significaba para muchos de sus hijos.
La erradicación de los cananeos, pues, no fue una ocurrencia tardía, algo que surgió a raíz de la decisión de Dios de entregar la tierra de Canaán a los israelitas. Dios concedió a los habitantes de Canaán un tiempo de gracia o misericordia adicional durante el cual tuvieron la oportunidad de conocer a Dios y su carácter por medio del testimonio de los patriarcas que vivieron entre ellos. Tuvieron la oportunidad, pero, obviamente, la desaprovecharon y siguieron con sus horribles prácticas hasta que el Señor finalmente tuvo que ponerles fin.
Lección de Escuela Sabática
Lección 5: Para el 1 de noviembre de 2025
DIOS PELEA POR USTEDES
Sábado 25 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 15:16; Levítico 18:24–30; 2 Timoteo 4:1, 8; Éxodo 23:28–30; Deuteronomio 20:10, 15–18; Isaías 9:6.
PARA MEMORIZAR:
“Todos estos reyes y sus tierras tomó Josué de una vez, porque el Señor Dios de Israel peleaba por los israelitas” (Jos. 10:42).
El libro de Josué contiene algunas escenas inquietantes. El concepto de la guerra por orden de Dios –que un grupo de personas reciba y ejecute el mandato divino de destruir a otro– plantea serios interrogantes.
El tema de la guerra por orden divina en el Antiguo Testamento es desafiante. Dios aparece en el Antiguo Testamento como el Señor soberano del universo. Por lo tanto, todo lo que sucede debe, de alguna manera, estar relacionado con su voluntad, directa o indirectamente. En consecuencia, la pregunta: “¿Cómo puede Dios permitir estas cosas?” resulta inevitable. Vimos la semana pasada que Dios mismo está involucrado en un conflicto que es mucho mayor que cualquier guerra o batalla librada en la historia humana, un conflicto que impregna todos los aspectos de nuestras vidas. También vimos que los acontecimientos de la historia bíblica y secular solo pueden comprenderse plenamente a la luz de ese conflicto.
Esta semana continuaremos explorando la complejidad de las guerras aprobadas por Dios, las limitaciones y condiciones que las rigen, la visión final de la paz ofrecida por los profetas del Antiguo Testamento y las implicaciones espirituales de tales guerras.
Lección de Escuela Sabática
Lección 4 | Viernes 24 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee las páginas 521-527 del capítulo “La caída de Jericó” en el libro Patriarcas y profetas de Elena de White.
Cuando la rebelión contra la autoridad de Dios surgió en el universo, solo existían dos opciones: Dios dejaría de ser lo que es de manera esencial, inmutable y eterna, y entregaría el liderazgo de todo el universo a una de sus criaturas rebeldes, o seguiría siendo el Padre santo, justo, amoroso y misericordioso de todo lo que existe. La Biblia presenta la segunda opción como la elegida por Dios y, en consecuencia, el inevitable choque entre su poder y las fuerzas del mal.
Cuando los poderes políticos o socio-históricos asociados a las fuerzas cósmicas caóticas y rebeldes manifestaron la misma actitud desafiante contra Dios, él, como Señor soberano del universo, intervino. La representación de Dios como guerrero se convierte en una prefiguración de esa victoria definitiva que pondrá fin al conflicto cósmico en curso entre el bien y el mal (Apoc. 20:8-10). Además, las guerras libradas por el antiguo Israel por orden de Dios no solo reflejaban el conflicto cósmico, sino que formaban parte de él, como una anticipación histórica del juicio de Dios al final de los tiempos.
“Dios les había dado el privilegio y el deber de entrar a la tierra en el tiempo que les señalara; pero debido a su negligencia voluntaria, se les había retirado ese permiso. […] No quería él que tomaran posesión de la tierra por medio de la guerra, sino mediante la estricta obediencia a sus mandatos” (Elena de White, Patriarcas y profetas, pp. 413, 414).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo te ayuda el trasfondo del conflicto cósmico a entender mejor el hecho de que el Señor ordenara a Israel ir a la guerra?
2. Comparte en tu clase tus respuestas a la pregunta del lunes acerca de la realidad del gran conflicto y cómo se desarrolla en el mundo que nos rodea. ¿Cuál es nuestro papel en esta controversia y cómo procuramos cumplirlo?
3. ¿Cómo podemos aplicar en nuestra vida espiritual el principio según el cual debemos permanecer quietos y esperar que el Señor luche por nosotros?
4. En nuestras discusiones y desacuerdos ocasionales en la iglesia queremos a menudo saber quién está de nuestro lado. ¿Cómo deberíamos cambiar de actitud a la luz de Josué 5:13-15?
Lección de Escuela Sabática
Lección 4 | Jueves 23 de octubre
LA SEGUNDA MEJOR OPCIÓN
Lee Éxodo 17:7-13 y Josué 6:15-20. ¿Qué similitudes encuentras entre estos dos relatos bélicos? ¿En qué se diferencian?
Éxodo 17 registra la primera ocasión en que Israel luchó después del Éxodo, cuando los israelitas se defendieron de los amalecitas. Israel había sido testigo de la omnipotencia divina cuando Dios había afligido a los egipcios y había liberado a los israelitas. Hemos visto que el plan inicial de Dios para Israel no incluía luchar contra otros pueblos (Éxo. 23:28; 33:2). Pero poco después de su liberación de Egipto, los israelitas empezaron a murmurar por el camino (Éxo. 17:3), cuestionando incluso la presencia de Dios en medio de ellos. Fue en ese momento cuando Amalec vino a luchar contra Israel. Esto no fue casualidad. Dios permitió que los amalecitas atacaran a Israel para que aprendieran a confiar de nuevo en él.
Sin comprometer sus principios, Dios desciende hasta el nivel en que se encuentra su pueblo, llamándolo continuamente a volver al plan ideal, a confiar plenamente y sin reservas en la intervención divina. De hecho, la ley de la guerra (Deut. 20) fue dada solo después de los 40 años de experiencia en el desierto, que también fue consecuencia de la incredulidad de Israel. Las nuevas circunstancias exigían nuevas estrategias, y fue entonces cuando Dios exigió a Israel que aniquilara por completo a los cananeos (Deut. 20:16-18).
Además de que la guerra se convirtió en una necesidad para Israel, también supuso una prueba de su lealtad a Dios. El Señor no los abandonó, sino que les permitió ser testigos de su poder en respuesta a su total dependencia de él.
La participación de los israelitas en la conquista queda patente en la conclusión a la que llega Josué al final del libro. Aquí se dice que los cananeos luchaban contra los israelitas (Jos. 24:11). Aunque el colapso de las murallas de Jericó fue el resultado de un milagro divino, el pueblo de Israel tuvo que participar activamente en la batalla y enfrentarse a la tenaz resistencia de los habitantes de la ciudad.
La participación de Israel en el conflicto armado se convirtió en una forma de desarrollar una confianza incondicional en la ayuda de Dios. Sin embargo, siempre se le recordaba a Israel (Jos. 7:12, 13; 10:8) que el resultado de cada batalla estaba, en última instancia, en manos del Señor, y que la única manera en que podían influir en el resultado de un conflicto militar era en virtud de su fe o de su incredulidad respecto de las promesas del Señor. La elección estaba en manos de ellos.
Lección de Escuela Sabática
Lección 4 | Miércoles 22 de octubre
EL SEÑOR LUCHARÁ POR USTEDES
Según Éxodo 14:13, 14, 25, ¿cuál era el plan original e ideal de Dios respecto de la participación de los israelitas en la guerra?
En aquel momento de crisis, cuando el pueblo de Israel se vio obligado a entrar en un callejón sin salida, “Moisés dijo al pueblo: ‘No teman. Manténganse tranquilos, y verán la salvación que el Señor les dará hoy. Porque esos egipcios que hoy ven, nunca más los verán. El Señor peleará por ustedes. Estén tranquilos’ ” (Éxo. 14:13, 14). Según el registro bíblico, incluso los propios egipcios comprendieron esa realidad, ya que dijeron: “Huyamos de delante de Israel, porque el Señor pelea por ellos contra los egipcios” (Éxo. 14:25).
La intervención milagrosa de Dios en favor de los indefensos israelitas, carentes de conocimientos militares, se convirtió en el modelo. El Éxodo constituyó el paradigma de la intervención del Señor en favor de Israel. Aquí, Dios no solo es quien libra la batalla, sino que exige a Israel que no luche (Éxo. 14:14). Dios es el Guerrero y la iniciativa es suya. Él establece la estrategia, define los medios y dirige la campaña. Si el Señor no lucha por Israel, este no tiene ninguna posibilidad de éxito.
Elena de White interpreta esto como una expresión del hecho de que “Dios no quiso que obtuvieran la tierra prometida por medio de la guerra, sino mediante la sumisión y la obediencia incondicional a sus mandamientos” (“The Twelve Spies”, Signs of the Times, 2 de septiembre de 1880, p. 1). Al igual que en la liberación de Egipto, Dios pelearía sus batallas por ellos. Todo lo que tenían que hacer era permanecer quietos y presenciar su poderosa intervención.
La historia demuestra que siempre que Israel tuvo suficiente confianza en Dios, no necesitó luchar (ver 2 Rey. 19; 2 Crón. 32; Isa. 37).
De acuerdo con el plan ideal de Dios, Israel nunca necesitó luchar. Fue la incredulidad de ellos, expresada después del Éxodo, lo que llevó a Dios a permitirles participar en la guerra contra los cananeos. Así como no necesitaron levantar una sola espada contra los egipcios durante el Éxodo, nunca les habría sido necesario luchar para conquistar Canaán (Deut. 7:17-19).
- “Si los hijos de Israel no hubieran murmurado contra el Señor, él no habría permitido que sus enemigos hicieran guerra contra ellos” (Elena de White, Historia de la redención, p. 135). ¿Cómo podría la murmuración impactar hoy negativamente nuestra vida?
Lección de Escuela Sabática
Lección 4 | Martes 21 de octubre
EL SEÑOR ES UN GUERRERO
Lee Éxodo 2:23-25; 12:12, 13; 15:3-11. ¿Qué significa el hecho de que Dios es un guerrero?
Durante su prolongada permanencia en Egipto, los israelitas olvidaron al Dios verdadero de sus antepasados. Como demostraron muchos episodios de su peregrinar por el desierto, su conocimiento del Dios de Abraham, Isaac y Jacob se había desvanecido y habían incorporado elementos paganos en sus prácticas religiosas (ver Éxo. 32:1-4).
Cuando el pueblo de Israel clamó al Señor bajo la opresión de los egipcios (Éxo. 2:23-25), el Señor intervino en su favor en el momento oportuno. Sin embargo, el conflicto descrito en los primeros 12 capítulos de Éxodo fue mayor que una simple lucha de poder entre Moisés y el faraón. Según la ideología bélica del antiguo Cercano Oriente, los conflictos entre pueblos se consideraban, en última instancia, conflictos entre sus respectivos dioses. Éxodo 12:12 declara que el Señor ejecutó su juicio no solo sobre el faraón, sino también sobre los dioses de Egipto, esos poderosos demonios (Lev. 17:7; Deut. 32:17) que estaban detrás del poder opresor y del injusto sistema social de Egipto.
Dios está en guerra con el pecado y no tolerará este conflicto para siempre (Sal. 24:8; Apoc. 19:11; 20:1-4, 14). Todos los ángeles caídos, así como los seres humanos que se han identificado definitiva e irrecuperablemente con el pecado, serán destruidos. A la luz de esto, las batallas contra los habitantes de Canaán deben ser percibidas como una etapa previa de este conflicto que alcanzaría su clímax en la cruz y su consumación en el juicio final, cuando la justicia y el carácter amoroso de Dios serán vindicados.
La destrucción total de los cananeos debe ser comprendida a partir de la cosmovisión bíblica, en la que Dios es parte de un conflicto cósmico con los exponentes del mal en el universo. En última instancia, lo que está en juego es la reputación y el carácter de Dios (Rom. 3:4; Apoc. 15:3).
Desde que el pecado ingresó a la existencia humana, nadie puede permanecer en terreno neutral. Solo es posible estar del lado de Dios o del lado del mal. En vista de este trasfondo, la erradicación de los cananeos debe ser vista como un anticipo del juicio final.
- La realidad de la gran controversia solo permite optar por uno de los dos bandos. ¿Cómo saber de qué lado se está realmente?
Lección de Escuela Sabática
Lección 4 | Lunes 20 de octubre
GUERRA EN EL CIELO
Josué comprendió que la batalla que estaba por librarse formaba parte de un conflicto mayor. ¿Qué sabemos del conflicto en el que Dios mismo era partícipe? Lee Apocalipsis 12:7-9; Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:11-19 y Daniel 10:12-14.
Dios pobló el universo con criaturas responsables a las que concedió libre albedrío, un prerrequisito para que pudieran amar. Pueden elegir actuar de acuerdo con la voluntad de Dios o en contra de ella. Lucifer, el más poderoso de los ángeles, se rebeló contra Dios y llevó consigo a muchos ángeles.
Isaías y Ezequiel se refieren a ese conflicto, aunque algunos comentaristas intentan restringir el significado de Isaías 14 y Ezequiel 28 al rey de Babilonia y a un gobernante de Tiro. Sin embargo, hay claros indicadores en el texto bíblico que apuntan a una realidad trascendente. Se presenta al rey de Babilonia como si hubiera estado en el Cielo, próximo al Trono de Dios (Isa. 14:12, 13), y se dice que el rey de Tiro residía en el Edén como querubín protector en el monte santo de Dios (Eze. 28:12-15). Nada de esto es aplicable a los reyes de Babilonia y Tiro.
Tampoco puede decirse de los reyes terrenales que fueran intachables y el “modelo de la perfección”. En consecuencia, estos personajes apuntan más allá de los reinos literales de Babilonia y Tiro.
En el capítulo 14 de su libro, Isaías presenta un “proverbio” o “parábola” (heb. mashal), cuyo significado está más allá del contexto histórico inmediato. En este caso, el rey de Babilonia se convierte en paradigma de rebelión, autosuficiencia y orgullo. Del mismo modo, Ezequiel distingue entre el príncipe de Tiro (Eze. 28:2) y el rey de Tiro (Eze. 28:11, 12). El primero está activo en el reino terrenal y se convierte en el símbolo de un rey que actúa en el ámbito celestial.
Según Daniel 10:12 al 14, estos seres celestiales rebeldes obstruyen el cumplimiento de los propósitos de Dios en la tierra. Es a la luz de esta conexión entre el Cielo y la Tierra que tenemos que entender las guerras de Israel aprobadas divinamente. Tenemos que reconocerlas como manifestaciones terrenales del gran conflicto entre Dios y Satanás, entre el bien y el mal; todo ello, en última instancia, con el propósito de restaurar la justicia y el amor de Dios en un mundo caído.
- ¿De qué maneras vemos la realidad de esta batalla cósmica entre el bien y el mal en el mundo que nos rodea y en nuestras propias vidas?
Lección de Escuela Sabática
Lección 4 | Domingo 19 de octubre
EL COMANDANTE DE LOS EJÉRCITOS DEL SEÑOR
Lee Josué 5:13-15. ¿Qué dice este texto acerca del trasfondo de la conquista de Canaán?
Israel acababa de cruzar el Jordán y de pisar terreno enemigo. La fortaleza de Jericó estaba frente a ellos, con sus puertas firmemente cerradas (Josué 6:1). En este momento, el pueblo no conocía ninguna estrategia bélica. Y lo más preocupante aún era que Israel solo disponía de hondas, lanzas y flechas para enfrentarse a una ciudad fortificada y preparada para resistir un largo asedio.
Las preguntas de Josué acerca de la identidad del extraño visitante recibieron una respuesta poco reveladora: “No”. La respuesta del visitante revelaba que no estaba dispuesto a entrar en las categorías definidas por Josué. En otras palabras, la cuestión fundamental no era si el visitante estaba de parte de Josué, sino si Josué estaba de parte de aquel.
Compara Josué 5:14, 15 con 2 Reyes 6:8-17; Nehemías 9:6 e Isaías 37:16. ¿Qué enseñan esos textos acerca de la identidad de Josué y del Comandante del ejército del Señor?
Aunque la expresión “Príncipe del ejército del Señor” es única en la Biblia hebrea, la combinación de los términos “príncipe” y “ejército” siempre se refiere a un líder militar. La palabra “ejército” en las Escrituras puede referirse a tropas, ángeles o cuerpos celestes.
El Cristo preencarnado no se aparece a Josué como un simple aliado, ni siquiera como el verdadero Comandante del ejército de Israel, sino como el Comandante del ejército invisible de ángeles partícipes de un conflicto mucho mayor que el de Josué con los cananeos. La respuesta de Josué indica claramente que comprende cuál es la identidad del Comandante. Este es igual a Dios y Josué se postra ante él en señal de profundo respeto y adoración (Jos. 5:14; Gén. 17:3; 2 Sam. 9:6; 2 Crón. 20:18). Josué está preparado para que se le comunique la estrategia propia de una campaña militar que es parte de un conflicto mucho mayor y en el que participa el propio Dios de los ejércitos celestiales.
- ¿Qué consuelo podemos y debemos obtener del hecho de que el “Príncipe del ejército del Señor” está obrando e interviene en defensa de su pueblo?
Lección de Escuela Sabática
Lección 4: Para el 25 de octubre de 2025
EL CONFLICTO DETRÁS DE
TODOS LOS CONFLICTOS
Sábado 18 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Josué 5:13–15; Isaías 37:16; Apocalipsis 12:7–9; Deuteronomio 32:17; Éxodo 14:13, 14; Josué 6:15–20.
PARA MEMORIZAR:
“No ha habido día igual ni antes ni después, en que el Señor escuchara la voz de un hombre, porque el Señor luchó por Israel” (Jos. 10:14).
La lectura del libro de Josué nos confronta con las agresivas campañas militares llevadas a cabo por orden de Dios, en su nombre y con su ayuda. La idea de que Dios estaba detrás de la conquista de Canaán impregna el libro de Josué y se expresa en las afirmaciones del narrador (Jos. 10:10, 11), en las propias palabras de Dios (Jos. 6:2; 8:1), en los discursos de Josué (Jos. 4:23, 24; 8:7) y en las afirmaciones de Rahab (Jos. 2:10), de los espías (Jos. 2:24) y del pueblo (Jos. 24:18). Dios aparece como el originador de estos violentos conflictos.
Esta realidad plantea preguntas inevitables. ¿Cómo entender que el pueblo elegido por Dios llevara a cabo tales acciones? ¿Cómo es posible conciliar la imagen de un Dios “guerrero” con su carácter de amor (por ejemplo, Éxo. 34:6; Sal. 86:15; 103:8; 108:4) sin que se vean afectadas la credibilidad, la autoridad y la historicidad del Antiguo Testamento?
Esta semana y la próxima exploraremos la difícil cuestión de las guerras libradas por mandato divino en el libro de Josué y en otros lugares.
Lección de Escuela Sabática
Lección 3 | Viernes 17 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee las páginas 516-518 del capítulo “El cruce del Jordán” en el libro Patriarcas y profetas de Elena de White.
“Estudiad cuidadosamente las vicisitudes de Israel durante su viaje a Canaán. Estudiad los capítulos tercero y cuarto de Josué, que registran la preparación de ellos para cruzar el Jordán, y el cruce de este río rumbo a la tierra prometida. Necesitamos mantener preparados el corazón y la mente, recordando las lecciones que el Señor enseñó a su pueblo de la antigüedad. En esta forma las enseñanzas de la Palabra de Dios siempre serán atrayentes e impresionantes” (Comentarios de Elena de White, Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, p. 988).
“El Israel moderno se encuentra en mayor peligro de olvidar a Dios y de ser arrastrado a la idolatría que su pueblo antiguo. Hay muchos ídolos que se adoran, aun entre los profesos guardadores del sábado. Dios le encargó a su pueblo en forma especial que se guardara de la idolatría, porque si eran desviados de su servicio al Dios viviente, su maldición recaería sobre ellos, mientras que si lo amaban con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fortaleza, los bendeciría abundantemente en sus cestos y graneros, y quitaría la enfermedad de en medio de ellos” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 528).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Analiza en tu clase el cruce milagroso del Jordán. ¿Cómo definirías los milagros? ¿Por qué parece que Dios no realiza milagros similares actualmente?
- ¿Qué maneras prácticas de prevenir el olvido espiritual, tanto a nivel individual como colectivo, puedes sugerir en tu clase? Aunque es importante que tengamos una relación dinámica y continua con Dios, y que no construyamos toda nuestra experiencia cristiana sobre la base de poderosas experiencias pasadas, ¿cómo podemos seguir utilizando nuestras experiencias pasadas como recordatorios de la manera en que Dios ha obrado en nuestras vidas?
- ¿Cómo puede el sábado ayudarnos a recordar las intervenciones de Dios en nuestra vida y, al mismo tiempo, darnos un anticipo del descanso prometido en su reino?
- ¿De qué manera señala el sábado no solo lo que debemos recordar, sino también lo que podemos esperar en el futuro?
Lección de Escuela Sabática
Lección 3 | Jueves 16 de octubre
MÁS ALLÁ DEL JORDÁN
“Convirtió el mar en tierra seca, por el río pasaron a pie. ¡Alegrémonos, pues, en él!” (Sal. 66:6).
Tanto el cruce del Mar Rojo como el del Jordán señalan una nueva era en la historia bíblica, y ambos tienen un significado simbólico (ver Sal. 66:6; 114:1-7; 2 Rey. 2:6-15). Ya en el Antiguo Testamento hay textos que vinculan los dos acontecimientos y reconocen un significado que apunta más allá de los escenarios originales. En el Salmo 66:6, el salmista celebra el acto redentor de Dios en su vida (Sal. 66:16-19) refiriéndose a los ejemplos históricos del cruce del Mar Rojo y del Jordán.
El Salmo 114 también vincula ambos acontecimientos, no porque el autor no viera una diferencia cronológica entre ellos, sino por el significado teológico que comparten las dos travesías. Así, se considera que los dos eventos contribuyen a un cambio en el estatus de Israel. Primero, de la esclavitud a la libertad. Luego, del nomadismo a la condición de nación. En estos Salmos, los ejemplos de las dos travesías ilustran el cambio de estatus del autor, que pasa de la opresión, la pobreza, el desamparo y la humillación a la seguridad, el bienestar, la salvación y la dignidad.
En el contexto de un milagro similar al registrado en Josué, también junto al Jordán tuvo lugar la traslación de Elías. Para Elías, la travesía supuso el cambio de estatus más significativo de su vida: su traslado al Cielo. Para Eliseo, el cambio también es importante, ya que el ayudante del profeta (1 Rey. 19:21) se convierte en el profeta de la nación (2 Rey. 2:22).
Lee Mateo 3:16, 17 y Marcos 1:9. ¿De qué manera dan a entender estos escritores del Nuevo Testamento que el río Jordán tiene un significado simbólico y espiritual?
El ministerio terrenal de Jesús como Representante de Israel sigue el modelo de la historia del antiguo pueblo de Dios. Jesús pasa por las experiencias del “Mar Rojo” y del “Jordán”. Es llamado a salir de Egipto tras un decreto de muerte (Mat. 2:14-16), pasa 40 días en el desierto (Mat. 4:2), similares a los 40 años del antiguo Israel y, como transición de su vida privada a su ministerio público, es bautizado en el Jordán (Mat. 3:16, 17; Mar. 1:9).
Más adelante, Hebreos 3 y 4 reconoce el significado simbólico del cruce del Jordán y presenta la entrada en Canaán como prefiguración del “reposo de la gracia” al que acceden los cristianos por medio de la fe.
Lección de Escuela Sabática
Lección 3 | Miércoles 15 de octubre
"OLVIDO"
Lee Josué 4:20-24 a la luz de Jueces 3:7; 8:34; Salmo 78:11; Deuteronomio 8:2, 18 y Salmo 45:17. ¿Por qué era tan importante recordar las proezas del Señor?
Observa el cambio de pronombres personales en Josué 4:23. Se dice allí que las aguas del Jordán se habían secado ante “ustedes”, es decir, ante los israelitas que acababan de cruzar el río. Sin embargo, el texto dice luego que el Mar Rojo se había secado ante “nosotros”, los integrantes de la primera generación que aún estaban presentes y que habían sido testigos del Éxodo. Los dos acontecimientos, vividos por dos generaciones diferentes, tenían un significado similar. Esto permitió a la segunda de estas generaciones redescubrir el significado del cruce del Jordán a través del testimonio de sus antecesores.
Percibimos generalmente el olvido como un rasgo normal de los seres humanos. Sin embargo, el olvido en el ámbito espiritual puede acarrear graves consecuencias.
Incluso hoy, si queremos preservar nuestra identidad como pueblo que posee una vocación y una misión peculiares, tendremos que idear maneras de refrescar nuestra memoria espiritual, tanto individual como corporativa, para no perder de vista nuestro origen, nuestra identidad y nuestra misión.
Lee 1 Corintios 11:24, 25 y Juan 14:26. ¿Por qué debemos recordar siempre lo que Cristo hizo por nosotros? ¿Hay acaso algo más importante que eso?
Elena de White comprendió claramente que si no avanzamos de manera constante a la luz de los actos pasados de Dios y de su revelación, seguramente perderemos la motivación para cumplir nuestra misión en el futuro. Ella escribió: “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (Notas biográficas, p. 193).
- Aunque es importante recordar el pasado y cómo el Señor ha obrado en tu vida, ¿por qué debes tener día a día una experiencia renovada con él y experimentar ahora la realidad de su amor y presencia?
Lección de Escuela Sabática
Lección 3 | Martes 14 de octubre
RECUERDA
Lee Josué 4. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que erigieran un monumento?
El propósito de estas piedras era que sirvieran como “señal”. El término hebreo así traducido (‘ot) está a menudo asociado con la palabra “maravilla” y puede referirse a actos milagrosos realizados por Dios (ver el estudio de ayer), como las plagas de Egipto (Éxo. 7:3; Deut. 4:34). También puede significar “símbolo” como representación de una realidad más profunda o trascendente. Por ejemplo, el arco iris es una “señal” del pacto (Gén. 9:12, 13); la sangre en los marcos de las puertas de las casas israelitas también es designada como una “señal” (Éxo. 12:13); y, lo que es más significativo, el sábado es una “señal” de la Creación y de la presencia santificadora de Dios (Éxo. 31:13, 17; Eze. 20:12).
En el caso de las doce piedras, la señal funcionaría como un memorial que recordara a cada generación posterior el milagro de la travesía. El término traducido en el versículo 7 como “monumento conmemorativo” (zikkaron) procede de la palabra zakar, “recordar”, que denota algo más que el acto pasivo de rememorar algo. Implica un recuerdo acompañado de una acción apropiada (Deut. 5:15; 8:2). La construcción de monumentos conmemorativos de piedra (Gén. 28:18-22) y los rituales que suscitaban preguntas (Éxo. 12:26, 27; Deut. 6:20-25) eran habituales en el Antiguo Testamento. En lugar de repetir los milagros una y otra vez, Dios establece monumentos que evocan el recuerdo de sus grandes actos y suscitan respuestas significativas. Por ello, la señal debe permanecer allí “para siempre”, lo que implica la necesidad de preservar perpetuamente este milagro del Señor en la memoria colectiva de su pueblo.
La posible pregunta de las generaciones futuras es significativa porque se formula de forma personal: “¿Qué son estas piedras para ti?”. Cada nueva generación debía interiorizar y comprender personalmente el significado que estas piedras tenían para ella. La fe en un Dios hacedor de milagros solo puede mantenerse viva si cada generación redescubre el significado de los poderosos actos del Señor para sí misma. Tal fe marcará una diferencia importante entre vivir fielmente las tradiciones basadas en la Biblia y el tradicionalismo –la religión muerta de las generaciones carentes del valor y el fervor originales–. En definitiva, tenemos que hacer nuestra la fe basada en la Biblia. Nadie, especialmente nuestros antepasados, puede creer por nosotros.
- ¿Qué memoriales de tu experiencia personal con el Señor te ayudan a recordar lo que él ha hecho por ti?
Lección de Escuela Sabática
Lección 3 | Lunes 13 de octubre
EL DIOS DE LAS MARAVILLAS
Lee Josué 3:6-17. ¿Qué nos dice el milagroso cruce del Jordán acerca de la naturaleza del Dios a quien servimos?
El cruce del Jordán es descrito en Josué 3:5 con la palabra hebrea nifla’ot, “maravillas”. Esta palabra suele referirse a los actos poderosos y sobrenaturales de Dios que demuestran su singularidad (Sal. 72:18; 86:10). Más tarde, los israelitas meditaron en estos actos y, como resultado, alabaron al Señor (Sal. 9:1) y lo proclamaron entre las naciones (Sal. 96:3). Las plagas de Egipto (Éxo. 3:20; Miq. 7:15), el cruce del Mar Rojo y la conducción de Dios en el desierto (Sal. 78:12-16) fueron relatados como tales prodigios.
Los escritores bíblicos sabían y atestiguaban que el Dios que creó el mundo nunca se vio limitado o constreñido por su creación. Nada es imposible (heb. “demasiado maravilloso”) para él (Jer. 32:17). Su nombre y su naturaleza son maravillosos (Jue. 13:18), y él está más allá de nuestra comprensión.
A diferencia de los dioses de las demás naciones, que no pueden salvar (Sal. 96:5, Isa. 44:8), el Dios de la Biblia es un “Dios vivo” y activo, cuyos seguidores pueden confiar en él a la espera de sus intervenciones en favor de ellos.
El profeta Zacarías utilizó un término derivado de la misma raíz que nifla’ot cuando imaginó un futuro maravilloso para Israel tras el exilio babilónico. Vio que Jerusalén sería totalmente reconstruida, que habría ancianos sentados en las calles de la ciudad y niños jugando en ella. A los aparentemente incrédulos habitantes de la capital, que aún mostraba los signos de su destrucción, Zacarías declaró: “Así dice el Señor de los ejércitos: ‘Si en aquellos días esto parece muy difícil a los ojos del remanente de este pueblo, ¿será también muy difícil a mis ojos?’ —declara el Señor de los ejércitos. Así dice el Señor de los ejércitos: ‘He aquí, salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol; y los traeré y habitarán en medio de Jerusalén; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia’ ” (Zac. 8:6-8, LBLA).
- Lee Lucas 18:18-27. ¿Cómo te anima la respuesta que Jesús dio a sus discípulos sobre confiar en Dios cuando te encuentras ante lo que parece imposible?
Lección de Escuela Sabática
Lección 3 | Domingo 12 de octubre
EL CRUCE DEL JORDÁN
Lee Josué 3:1-5 y Números 14:41-44. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que se prepararan especialmente para lo que estaba a punto de suceder?
Esta es la primera vez que se menciona el arca del pacto en el libro de Josué. Hasta este momento de la narración del Antiguo Testamento, el arca había aparecido en el contexto del Santuario (Éxo. 40:21), en el viaje de Israel desde el Sinaí (Núm. 10:33-36) y en el intento fallido de iniciar la conquista de Canaán (Núm. 14:44). Era el objeto más sagrado del Santuario israelita y contenía tres elementos, cada uno de los cuales expresaba la relación especial de Israel con Dios: (1) Las tablas con los Diez Mandamientos, (2) la vara del sumo sacerdote Aarón y (3) una vasija que contenía maná (Éxo. 16:33; Heb. 9:4).
El arca y los preparativos para cruzar el Jordán recordaban a Israel que no iban a entrar en Canaán a su manera y cuando quisieran. La conquista solo tendría éxito si seguían las indicaciones de Dios, y cuando él lo indicara. Dios, a quien se describe entronizado sobre los querubines que cubrían el arca del pacto (Éxo. 25:22; Núm. 7:89), y cuyos movimientos se identifican con los del arca, entra en Canaán delante de los israelitas como Aquel que dirige la conquista.
El término traducido como “santificar” (Jos. 3:5) o “consagrar” se refiere a un proceso de purificación similar al que seguían los sacerdotes antes de comenzar su servicio en el Santuario (Éxo. 28:41; 29:1) y como el que realizó el pueblo de Israel antes de la revelación de Dios en el Sinaí (Éxo. 19:10, 14). Esta consagración implicaba el abandono del pecado y la eliminación de todas las impurezas rituales. La misma orden aparece en Números 11:18 en relación con un inminente milagro de Dios. Tal preparación se exigía también antes de librar una batalla (Deut. 23:14). Para que Dios pudiera luchar por Israel, ellos debían mostrarle su lealtad y confiar en él como su Comandante.
El milagro de cruzar el Jordán iba a demostrar a los israelitas que se podía confiar en la promesa del Señor de expulsar a los cananeos de la tierra. Aquel que podía asegurar el cruce en seco del Jordán también podía concederles el don de la tierra.
- Dios no siempre divide el Jordán. Sus intervenciones no siempre son tan evidentes. ¿Cómo crees que podemos desarrollar la preparación espiritual para experimentar y discernir las intervenciones de Dios en nuestro favor?
Lección de Escuela Sabática
Lección 3: Para el 18 de octubre de 2025
MONUMENTOS DE GRACIA
Sábado 11 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Josué 3; Números 14:44; Lucas 18:18–27; Josué 4; Juan 14:26; Hebreos 4:8–11.
PARA MEMORIZAR:
“Porque el Señor su Dios secó el agua del Jordán ante ustedes, hasta que hubieron pasado; lo mismo que había hecho con el Mar Rojo, que secó ante nosotros hasta que pasamos. Para que todos los pueblos de la tierra conozcan la poderosa mano del Señor, y para que ustedes reverencien al Señor su Dios todos los días” (Jos. 4:23, 24).
El policía hizo una señal y Juan tuvo que detenerse. El agente le pidió la licencia de conducir. En ese momento, Juan se dio cuenta de que había dejado su billetera con la licencia en la oficina, y explicó lo sucedido. El oficial le preguntó cuál era su ocupación y Juan respondió que era profesor. Mientras el agente le entregaba la multa, le dijo que no pensara en ella como una sanción.
“Es una matrícula”, le dijo. “Cuando alguien quiere aprender algo, se matricula. Esta es su matrícula para aprender a no olvidar la licencia cuando conduce. Que tenga un buen día, profesor”.
Como seres humanos, somos propensos a olvidar cosas que no tenemos constantemente a la vista. Olvidamos contestar las llamadas telefónicas, res¬ponder los correos electrónicos, regar las plantas, enviar felicitaciones de cum¬pleaños, etc. Sin embargo, olvidar nuestras necesidades espirituales podría tener consecuencias más graves que simplemente recibir una multa, especialmente porque ellas tienen que ver con nuestro destino eterno.
Analicemos el cruce del Jordán y veamos qué podemos aprender de esa experiencia.
Lección de Escuela Sabática
Lección 2 | Viernes 10 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee las páginas 515 a 517 del capítulo “El cruce del Jordán” en el libro Patriarcas y profetas de Elena de White.
Después del episodio de Rahab y los espías, el resto del Antiguo Testamento guarda silencio acerca de ella hasta que reaparece en la genealogía de Jesús, donde se dice que fue esposa de Salmón, de la tribu de Judá, antepasado de Booz, y suegra de Rut, otra mujer notable mencionada en la misma genealogía (Mat. 1:5; comparar con Rut 4:13, 21). Por su fe en Dios, la prostituta de Jericó, la ciudad condenada a la destrucción total, se convirtió en un eslabón importante del linaje real de David y en antecesora del Mesías. He allí lo que Dios es capaz de lograr por medio de la fe, aunque esta solo sea del tamaño de un grano de mostaza (Mat. 17:20; Luc. 17:6).
“Su conversión [la de Rahab] no fue un caso aislado de la misericordia de Dios hacia los idólatras que reconocían su autoridad divina. En medio de la tierra, un pueblo numeroso –los gabaonitas– renunció a su paganismo y se unió a Israel, compartiendo las bendiciones del pacto.
“Dios no reconoce distinción por causa de nacionalidad, raza o casta. Él es el Hacedor de toda la humanidad. Por la creación, todos los hombres pertenecen a una sola familia; y todos constituyen una por la redención. Cristo vino para derribar el muro de separación, para abrir todos los departamentos de los atrios del templo, con el fin de que toda alma tuviese libre acceso a Dios. Su amor es tan amplio, tan profundo y completo, que lo compenetra todo. Arrebata de la influencia satánica a los que fueron engañados por sus seducciones, y los coloca al alcance del Trono de Dios, al que rodea el arco iris de la promesa. En Cristo no hay judío, ni griego, ni esclavo ni hombre libre” (Elena de White, Profetas y reyes, p. 274).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Analiza la cuestión de las “segundas oportunidades” (y otras más) y cómo debemos ofrecerlas a los demás. Al mismo tiempo, ¿qué cuidados debemos tener para no abusar de este concepto? Piensa, por ejemplo, en el caso de una mujer que es víctima de una relación abusiva, a quien se le aconseja seguir manifestando “gracia” hacia un abusador reincidente. ¿Cómo encontramos aquí el justo equilibrio?
- Dialoga en tu clase acerca de Rahab como modelo de fe. ¿Cómo podemos apreciar la disposición de las personas a aceptar a Dios aunque su estilo de vida diste mucho del ideal bíblico? ¿Cómo es posible apreciar la fe de esas personas sin aprobar algunas de sus prácticas?
- Josué supo combinar de forma práctica la justicia y la gracia para resolver el aprieto causado por el engaño de los gabaonitas y por su propia negligencia al no consultar al Señor. Piensa en una situación de tu vida que requiera tanto justicia como gracia. ¿Cuáles son algunas formas prácticas de fusionarlas?
Lección de Escuela Sabática
Lección 2 | Jueves 9 de octubre
GRACIA SORPRENDENTE
Lee Josué 9:21-27. ¿Cómo combinó la solución de Josué la justicia con la gracia?
Aunque el pueblo de Israel hubiera querido atacar a los gabaonitas, no se les habría permitido hacerlo debido al juramento de los jefes de la congregación. Los líderes israelitas actuaron de acuerdo con el principio de que un juramento, siempre que no implique maldad o intención criminal (Jue. 11:29-40), es vinculante, u obligatorio, incluso si conduce a un perjuicio personal.
En el Antiguo Testamento, ser prudente antes de hacer un juramento y cumplirlo se consideran virtudes de los piadosos (Sal. 15:4; 24:4; Ecle. 5:2, 6). Puesto que el juramento se hacía en nombre del Señor, el Dios de Israel, los dirigentes no podían modificarlo.
El destino de Israel quedaba indisolublemente unido al de los gabaonitas en virtud del solemne juramento de los dirigentes de Israel. De hecho, al ser designados leñadores y aguadores para la casa de Dios (Jos. 9:23), los gabaonitas se convirtieron en parte integrante de la comunidad cúltica de Israel. La respuesta de Josué, en contraste con el veredicto de los gobernantes de Israel, que decretaba la servidumbre en beneficio de “toda la congregación” (Jos. 9:21), transformó la maldición en una bendición potencial para los gabaonitas (comparar con 2 Sam. 6:11).
La historia posterior de Gabaón atestigua los elevados privilegios religiosos de los que gozaba la ciudad, así como su lealtad al pueblo de Dios. El voto hecho por Israel se mantuvo a través de las generaciones, de modo que cuando los israelitas regresaron del cautiverio babilónico, los gabaonitas estaban entre quienes ayudaron a reconstruir Jerusalén (Neh. 7:25). Sus acciones tendrán consecuencias positivas eternamente, pero solo por la gracia de Dios.
¿Qué habría sucedido si los gabaonitas hubieran revelado su identidad y pedido misericordia como hizo Rahab? No lo sabemos, pero no podemos descartar la posibilidad de que incluso una consulta a la voluntad de Dios podría haber exceptuado a los gabaonitas de la destrucción. El propósito último de Dios no es castigar a los pecadores, sino verlos arrepentirse y concederles su misericordia (comparar con Eze. 18:23; 33:11). El subterfugio de los gabaonitas ha de percibirse como una apelación a la misericordia de Dios, a su carácter bondadoso y justo. Fue la negativa de los cananeos a arrepentirse y su desafío a los propósitos de Dios lo que condujo a su aniquilación (Gén. 15:16). Dios honró el reconocimiento de su supremacía por parte de los gabaonitas, así como su deseo de paz en lugar de rebelión, y su voluntad de abandonar la idolatría y adorar al único Dios verdadero.
- Lección de Escuela Sabática
Lección 2 | Miércoles 8 de octubre
VALORES ENFRENTADOS
Lee Josué 9:1-20. ¿Qué semejanzas y diferencias existen entre la historia de Rahab y la de los gabaonitas? ¿Por qué son significativas esas semejanzas y diferencias?
Este capítulo de Josué comienza relatando la decisión de los reyes cananeos de pequeñas ciudades-estado de crear una coalición contra los israelitas. A diferencia de ellos, los habitantes de Gabaón decidieron hacer una alianza con Israel.
Con el fin de engañar a los israelitas para que concertaran un pacto con ellos, los gabaonitas recurrieron al ardid de presentarse como embajadores de un país lejano. Según Deuteronomio 20:10 al 18, Dios hizo una distinción entre los cananeos y las personas que vivían fuera de la Tierra Prometida.
La palabra traducida como “astutamente”, o “con astucia”, puede tener un sentido positivo que denota prudencia y sabiduría (Prov. 1:4; 8:5, 12) o negativo cuando designa una intención criminal (Éxo. 21:14; 1 Sam. 23:22; Sal. 83:3). En el caso de los gabaonitas, detrás de su acción engañosa se escondía una intención de autopreservación.
El discurso de los gabaonitas es sorprendentemente similar al de Rahab. Ambos reconocen el poder del Dios de Israel y que el éxito de este pueblo no es simplemente una hazaña humana. A diferencia de otros cananeos, no se rebelan contra el plan divino de conceder la tierra a los israelitas y admiten que el Señor mismo está expulsando a estas naciones ante Israel. Las noticias de la liberación de Egipto y las victorias sobre Sehón y Og impulsan tanto a Rahab como a los gabaonitas a procurar un pacto o alianza con los israelitas. Sin embargo, en lugar de reconocer plenamente su disposición a someterse al Dios de Israel, como lo hizo Rahab, los gabaonitas recurren a un subterfugio.
La ley de Moisés establecía disposiciones para conocer la voluntad de Dios en casos como este (Núm. 27:16-21). Josué debería haber preguntado al Señor cuál era su voluntad y haber evitado así el engaño de los gabaonitas.
El deber fundamental de un líder teocrático, y de cualquier líder cristiano, es hacer la voluntad de Dios (1 Crón. 28:9; 2 Crón. 15:2; 18:4; 20:4). Al descuidarla, los israelitas se vieron obligados a violar las condiciones fundamentales de la conquista de la tierra o a romper un juramento hecho en nombre del Señor, lo cual lo convertía en obligatorio.
- ¿Cuántas veces te has encontrado luchando entre lo que parecen ser dos valores bíblicos opuestos?
Lección de Escuela Sabática
Lección 2 | Martes 7 de octubre
NUEVO PACTO
Lee Josué 2:12-21 y Éxodo 12:13, 22, 23. ¿Cómo nos ayuda este texto de Éxodo a entender el acuerdo entre los espías y Rahab?
El trato de Rahab es muy claro: vida por vida y bondad a cambio de bondad. La palabra hesed (Jos. 2:12), traducida en distintas versiones bíblicas como “compasión”, “bondad”, “misericordia”, etc., tiene una riqueza de significado difícil de expresar con una sola palabra en otros idiomas, ya que se refiere principalmente a la lealtad al pacto junto con la noción de fidelidad, misericordia, benevolencia y bondad.
Las palabras de Rahab también evocan a Deuteronomio 7:12, donde Dios mismo juró dispensar su hesed a Israel: “Entonces, por haber oído estos preceptos, y haberlos guardado y puesto por obra, el Señor tu Dios guardará contigo su pacto y su constante amor [hesed], que con juramento prometió a tus padres”.
Curiosamente, el mismo capítulo (Deut. 7) prescribe la prohibición (herem) divina de hacer pactos o alianzas con los cananeos. Aquí está Rahab, una cananea que está incluida en dicha prohibición pero reclama, por su fe naciente, las promesas que fueron dadas a los israelitas. Como resultado, es librada de la destrucción.
La primera imagen que inevitablemente viene a la mente en relación con el diálogo entre los espías y Rahab es la Pascua en vísperas del Éxodo. En esa ocasión, para que los israelitas estuvieran protegidos, debían permanecer dentro de sus casas y marcar los postes y dinteles con la sangre del cordero sacrificado. “Y la sangre será la señal de las casas donde ustedes estén. Al ver la sangre, pasaré de largo, y no habrá entre ustedes mortandad cuando yo hiera la tierra de Egipto” (Éxo. 12:13; ver también Éxo. 12:22, 23).
“Mediante su obediencia, el pueblo debía evidenciar su fe. Asimismo, todos los que esperan ser salvos por los méritos de la sangre de Cristo deben comprender que ellos mismos tienen algo que hacer para asegurar su salvación. Si bien solo Cristo puede redimirnos de la pena de la transgresión, nosotros debemos volvernos del pecado a la obediencia. El hombre ha de salvarse por la fe, no por las obras; sin embargo, su fe debe mostrarse por sus obras” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 283).
En el caso de la Pascua, la sangre fue una señal que salvó a los hebreos del ángel destructor de Dios. Así como Dios perdonó la vida de los israelitas durante la última plaga en Egipto, ellos debían resguardar la vida de Rahab y de su familia cuando la destrucción llegara a Jericó.
- ¿Qué poderoso mensaje podemos encontrar en estas dos historias? ¿Qué lecciones relacionadas con el evangelio podemos extraer de ellas?
Lección de Escuela Sabática
Lección 2 | Lunes 6 de octubre
VALOR EN LUGARES INESPERADOS
Lee Josué 2:2-11; Hebreos 11:31 y Santiago 2:25. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de Rahab?
Un aspecto central de la historia de Rahab es la mentira que dijo para proteger a los espías. Al considerar ese engaño debemos tener presente que ella estaba inmersa en una sociedad extremadamente pecaminosa, lo que finalmente desembocó en el juicio de Dios (Gén. 15:16; Lev. 18:25-28; Deut. 9:5). Si bien es cierto que el Nuevo Testamento elogia la fe de ella, un análisis cuidadoso de las referencias del Nuevo Testamento al accionar de Rahab revela que el registro bíblico no avala todo lo que hizo en esa ocasión ni aprueba la mentira que dijo.
Hebreos 11:31 confirma la fe demostrada por Rahab al ayudar a los espías en lugar de elegir aferrarse a la corrupta cultura en la que estaba. Santiago 2:25 elogia su ofrecimiento de alojamiento a los dos israelitas y su indicación de cómo regresar por una ruta segura. En medio de una cultura decadente y corrupta, y del propio estilo de vida pecaminoso de Rahab, Dios, en virtud de su gracia, vio una chispa de fe a través de la cual podía salvarla. Dios utilizó lo que había de bueno en Rahab, su fe en él y su decisión de pertenecer a su pueblo, pero nunca elogió todo lo que ella hizo. Dios valoró a Rahab por su valentía excepcional, por su fe, por ser agente de salvación y por elegir al Dios de Israel.
Al ver lo que estaba sucediendo, ella declaró: “Porque el Señor su Dios es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra” (Jos. 2:11). Es significativo que una mujer cananea reconociera que el Señor era el único Dios, sobre todo en la azotea de su casa, donde los paganos acostumbraban ofrecer plegarias a sus presuntas deidades celestiales.
La expresión utilizada por Rahab solo aparece anteriormente en la Biblia en el contexto del derecho exclusivo de Dios a recibir culto (Éxo. 20:4; Deut. 4:39; 5:8). Sus palabras daban testimonio de su decisión meditada y consciente de reconocer que el Dios de los israelitas era la única deidad verdadera. Su confesión demostraba que comprendía la estrecha relación existente entre la soberanía de Dios y el juicio al que Jericó estaba condenada.
La decisión moral que tomó significaba que reconocía que, a la luz del juicio de Dios, solo había dos opciones: continuar en rebelión contra él y ser aniquilada, o aceptar por fe la misericordia divina. Al elegir al Dios de los israelitas, Rahab se convirtió en un ejemplo de lo que pudo haber sido el destino de todos los habitantes de Jericó si hubieran aceptado la misericordia del Dios de Israel.
- ¿Qué nos enseña esta historia acerca de la lealtad total que debemos a Dios?
Lección de Escuela Sabática
Lección 2: Para el 11 de octubre de 2025
SORPRENDIDOS POR LA
GRACIA
Sábado 4 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Josué 2:1-21; Números 14:1-12; Hebreos 11:31; Éxodo 12:13; Josué 9; Nehemías 7:25.
PARA MEMORIZAR:
“Por la fe no pereció la prostituta Rajab junto con los incrédulos, porque recibió en paz a los espías” (Heb. 11:31, RVA-2015).
“¿Por qué lo hice otra vez?”. Quizá todos hayamos dicho eso en más de una ocasión, ya que la historia no es lo único que se repite. Los humanos también volvemos a cometer los mismos errores.
Israel tenía ante sí una segunda oportunidad de entrar en la Tierra Prometida, y Josué tomó en serio su misión. El primer paso era tener una idea clara de aquello a lo que se enfrentaban. Para ello, envió a dos espías para que le trajeran información valiosa acerca del territorio a conquistar: su sistema de defensa, su preparación militar, sus reservas de agua y la actitud de la población ante una fuerza invasora.
Podría pensarse que la promesa de Dios de entregar la tierra a los israelitas no requería ningún esfuerzo por su parte. Sin embargo, la seguridad del apoyo divino no anulaba la responsabilidad humana. Israel estaba por segunda vez en la frontera de Canaán. Las expectativas eran elevadas. La última vez que Israel había estado en la frontera, con la misma tarea, el resultado había sido un fracaso abismal.
Esta semana exploraremos dos de los relatos más fascinantes del libro de Josué y descubriremos su relevancia para nuestra fe hoy. La gracia de Dios tiene infinitas posibilidades de sorprendernos.
Lección de Escuela Sabática
Lección 1 | Viernes 3 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee lo que Elena de White dice en las páginas 514 a 516 del capítulo “El cruce del Jordán” del libro Patriarcas y profetas, y en las páginas 174 y 175 del capítulo “La entrada en la Tierra Prometida” en Historia de la redención.
“En sus promesas y amonestaciones, Jesús se dirige a mí. Dios amó de tal manera al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que, creyendo en él, yo no perezca, sino que tenga vida eterna. Las experiencias que se relatan en la Palabra de Dios deben llegar a ser mis experiencias. La oración y la promesa, el precepto y la amonestación, son míos. […] A medida que la fe recibe y asimila así los principios de la verdad, llegan a ser parte del ser y la fuerza motriz de la vida. La Palabra de Dios, recibida en el alma, amolda los pensamientos y participa en el desarrollo del carácter” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 355).
“No hay un punto que precisa ser entronizado con más fervor, repetido con más frecuencia o establecido con más firmeza en la mente de todos, que la imposibilidad de que el hombre caído haga mérito alguno por sus propias obras, por buenas que éstas sean. La salvación es solamente por fe en Cristo Jesús” (Elena de White, Fe y obras, p. 16).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Qué principios espirituales útiles para nuestra vida podemos extraer de la experiencia de Josué a pesar de las diferencias entre nuestras circunstancias y las suyas? No obstante, ¿por qué debemos tener siempre presente el contexto original de lo registrado en la Biblia cuando tratamos de establecer analogías?
- Analiza la relación existente entre las promesas de Dios y nuestra obediencia a él. ¿Cómo se complementan? ¿Cuáles son los peligros de hacer demasiado hincapié en la ley en detrimento de la gracia y viceversa?
- Basándote en la lección de esta semana, ¿cómo definirías el éxito desde una perspectiva bíblica? ¿Qué lugar ocupa la prosperidad en una definición cristiana del éxito?
- Imagina cómo se sintió Josué al tener que suceder a Moisés. ¿Qué promesa le hizo Dios que seguramente lo sostuvo en medio de sus grandes responsabilidades (ver Jos. 1:5.
Lección de Escuela Sabática
Lección 1 | Jueves 2 de octubre
PRÓSPERO Y EXITOSO
Lee Josué 1:7-9 junto con Génesis 24:40; Isaías 53:10 y Salmo 1:1-3. Sobre la base de estos textos, ¿qué significa ser próspero y tener éxito?
El término hebreo tsalaj, traducido como “prosperarás” (Jos. 1:8), implica el cumplimiento satisfactorio de lo planificado o un conjunto de circunstancias favorables. El verbo sakal, traducido “te saldrá bien” (Jos. 1:8), pero que literalmente significa “ser sabio”, puede también traducirse como “prosperar” o “tener éxito”, “ser prudente” o “actuar con sabiduría”. Aparece con frecuencia en Job, Proverbios y Salmos, donde la noción de éxito está estrechamente ligada al hecho de actuar con prudencia, respetando a Dios y obedeciendo su Palabra.
Según esta perspectiva, el éxito no se define necesariamente como prosperidad material, aunque no la excluye, sino que consiste en un estado de armonía con los valores y principios espirituales que constituyen el fundamento del mundo creado por Dios y que se expresan en su ley.
De hecho, la confianza en las promesas de Dios, especialmente la de la salvación solo por la fe y la de la habilitación divina para obedecer su ley, no se oponen entre sí, sino que representan los dos lados de una misma moneda.
Lee Romanos 3:31. ¿Qué dice este texto acerca de la relación entre la ley y la fe?
Pretender que la fe en la muerte expiatoria y sacrificial de Jesús en nuestro favor está en contra de la obediencia a la Ley de Dios es establecer una dicotomía falsa y peligrosa. La ley y la gracia siempre van juntas. Solo una comprensión superficial del papel de la ley puede llevar a percibirla como opuesta a la gracia.
Los escritores del Antiguo Testamento tenían en gran estima la ley y la consideraban una fuente de deleite (Sal. 1:2; 119:70, 77, 174). Correctamente considerada y utilizada, la ley conduce a una comprensión más profunda de la propia pecaminosidad (Rom. 7:7) y de la necesidad de la justicia de Cristo (Gál. 3:24).
- Por mucho que intentes guardar la Ley de Dios mediante su gracia, ¿cómo te ha mostrado tu propia experiencia tu necesidad de la justicia de Cristo.
Lección de Escuela Sabática
Lección 1 | Miércoles 1 de octubre
¡ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE!
Lee Josué 1:7-9. ¿Por qué el Señor instó dos veces a Josué a esforzarse y ser valiente?
La tarea que Josué tenía por delante implicaba desafíos abrumadores.
Las murallas de las ciudades cananeas parecían inexpugnables y la población de la tierra estaba entrenada para la guerra. A diferencia de ello, los israelitas, simples nómades, no poseían siquiera las máquinas de guerra más primitivas para enfrentarse a las murallas fortificadas. Según los registros históricos, ni siquiera Egipto, la superpotencia de aquellos tiempos, fue capaz de afianzarse en Canaán.
No obstante, el llamado a esforzarse y ser valiente no se relaciona aquí solo con la moral para la batalla o con las estrategias bélicas. El valor y la fortaleza eran necesarios para permanecer fieles a la Torá y a sus requisitos específicos, que definían el pacto de Israel con Dios.
Lee Efesios 6:10-18. Aunque hoy no se requiere de nosotros que participemos en acciones bélicas, ¿cómo podemos aplicar las palabras de aliento dadas a Josué en nuestras luchas espirituales cotidianas?
Los cristianos se enfrentan hoy a desafíos similares a los de Josué en el cumplimiento de la misión que Cristo les ha encomendado; es decir, se les exige que libren una guerra contra sus propias tendencias pecaminosas, contra los principados, potestades y gobernantes de las tinieblas de este mundo y contra las fuerzas de la maldad. Como Josué, también cuentan con la promesa tranquilizadora de la presencia de Cristo: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Así como la presencia sustentadora del Señor fue suficiente para contrarrestar los temores de Josué, también debería serlo para desterrar nuestras dudas y ansiedades.
Nuestro desafío es conocer al Señor lo suficiente como para confiar en él y en las promesas que nos ha hecho. De allí que lo que más necesitamos es esa relación personal con él.
- La pregunta crucial para nosotros hoy no es diferente de la que se planteó Josué. ¿Cómo podemos permanecer fieles a lo que dice la Palabra de Dios, incluso cuando eso no sea popular o conveniente?
Lección de Escuela Sabática
Lección 1 | Martes 30 de septiembre
HEREDEROS DE LAS PROMESAS
En Josué 1:2 y 3, el Señor le dice a Josué y al pueblo que les está dando la tierra. Por otra parte, dice que ya les ha sido dada. ¿Qué significa esto?
La tierra era un regalo del Señor, el verdadero Dueño de ella. En Josué 1:2 y 3 se utilizan dos formas diferentes del verbo “dar” que reflejan dos aspectos significativos de la recepción de la tierra como heredad. La primera forma expresa el proceso de la concesión de la tierra. Solo los territorios de un lado del Jordán habían sido ocupados por Israel. La mayor parte de la Tierra Prometida aún no estaba en posesión de ellos.
En Josué 1:3, el verbo es utilizado en su forma perfecta, dando así la impresión de que la tierra ya les había sido entregada. Cuando Dios es el sujeto de tales acciones, la forma verbal usada se conoce como “perfecto profético”, pues lo que él promete en su Palabra es un hecho garantizado en el que se puede confiar como si ya fuera una realidad presente, realizada.
Los pronombres en plural del versículo 3, “ustedes” y “su”, muestran que la promesa estaba dirigida no solo a Josué, sino a todo el pueblo de Israel. La referencia a la promesa dada a Moisés transmite la continuidad del proyecto de Dios.
Por otra parte, la palabra kol, “todo”, aparece numerosas veces en el primer capítulo. Su presencia reiterada expresa la totalidad y la integridad cruciales para alcanzar el objetivo puesto ante Josué. Era necesaria una alineación perfecta entre Dios, Josué y el pueblo de Israel para asegurar el éxito en la conquista de la Tierra Prometida.
Lee Josué 1:4-6 y Hebreos 6:17, 18. En aquel momento, la Tierra Prometida era exactamente eso, una promesa. Sin embargo, Dios la llama “herencia”. ¿Qué significa ser herederos de las promesas de Dios?
Las promesas de Dios no tienen nada de mágico. No tienen el poder de asegurar por sí mismas su propio cumplimiento. La garantía de que se harán realidad reside en la presencia de Dios, quien asegura: “Estaré contigo”. De hecho, la presencia del Señor fue crucial para la supervivencia de Israel. Sin ella, no habrían sido más que una entre muchas naciones, sin un llamado, una identidad ni una misión especiales (Éxo. 33:12-16). La presencia del Señor era todo lo que Josué necesitaba para triunfar.
Nada ha cambiado. Por eso tenemos la promesa de Jesús que se encuentra en Mateo 28:20.
Lección de Escuela Sabática
Lección 1 | Lunes 29 de septiembre
¡PASA! ¡POSEE! ¡REPARTE! ¡SIRVE!
Lee Josué 1. ¿Qué podemos aprender acerca de la estructura del libro a partir de este capítulo inicial?
El primer capítulo de Josué sirve de introducción a todo el libro y comprende cuatro discursos que corresponden a las secciones principales del documento: la travesía (Jos. 1:2-9), la conquista (Jos. 1:10, 11), la distribución de la tierra (Jos. 1:12-15) y el servicio mediante la obediencia a la ley (Jos. 1:16-18).
El libro de Josué puede interpretarse como una serie de iniciativas divinas en las que Dios le encomienda a Josué una tarea específica relacionada con la conquista de Canaán. Todas ellas se reconocen más adelante en el libro tras su conclusión exitosa.
Finalmente habrían de cumplirse las promesas de Dios relacionadas con la ocupación de la tierra. A partir de entonces, la responsabilidad de conservarla estaría en manos de los israelitas, y ello solo sería posible mediante la fe verdadera y la obediencia resultante de esa fe.
Las iniciativas divinas que se expresan en los verbos “pasar”, “poseer” y “repartir” son adecuadamente respondidas por la obediencia del pueblo, que deriva de la iniciativa final de Dios: el servicio.
El libro de Josué consta de cuatro secciones principales, cada una caracterizada por un concepto específico que se expresa a través de la presencia dominante de una palabra hebrea:
1. Pasar (Jos. 1:1-5:12)
2. Poseer (Jos. 5:13-12:24)
3. Repartir (Jos. 13:1-21:45)
4. Servir (Jos. 22:1-24:33)
De esta manera, la estructura misma del libro transmite su mensaje principal: Las iniciativas de Dios no se realizan automáticamente, sino que requieren la respuesta fiel de su pueblo. Es decir, en vista de todo lo que Dios ha hecho por nosotros, incluyendo lo que nosotros no podemos hacer, somos llamados a realizar lo que sí podemos: obedecer a Dios poniendo por obra lo que nos ordena. Esto ha sido siempre así a lo largo de la historia sagrada, y también en el presente. Por ejemplo, la representación del pueblo de Dios de los últimos tiempos en Apocalipsis 14:12 transmite la misma idea: la fe en lo que Dios ha hecho por nosotros conduce a la obediencia.
- Piensa en algunas de las promesas de la Palabra de Dios que más aprecias. ¿Qué tipo de respuesta requieren de tu parte para que se hagan realidad?
Lección de Escuela Sabática
Lección 1 | Domingo 28 de septiembre
UN NUEVO MOISÉS
Lee Deuteronomio 18:15-22 y Josué 1:1-9. ¿Por qué es significativo que el libro de Josué comience haciéndose eco de una promesa relacionada con lo que sucedería tras la muerte de Moisés?
Aunque Moisés había muerto y un nuevo líder, Josué, había sido nombrado por Dios, existen paralelismos entre ellos. Dios había dicho a ambos que conducirían a su pueblo a la tierra que fue prometida a sus padres. El Señor dijo a Josué: “Como prometí a Moisés, les he entregado a ustedes todo lugar que pise la planta de su pie” (Jos. 1:3). Josué terminaría la obra que había sido originalmente encomendada a Moisés. Era, en realidad, un nuevo Moisés.
Lee Éxodo 33:11; Números 14:6, 30, 38; 27:18; 32:12; Deuteronomio 1:38; 31:23; y 34:9. ¿Qué dicen estos textos acerca de Josué?
La promesa de que Dios “levantaría” un profeta semejante a Moisés (Deut. 18:15) no se había hecho aún realidad. Las palabras iniciales del libro de Josué recuerdan al lector esta promesa y, al mismo tiempo, crean la expectativa de verla cumplida.
Aunque muerto, Moisés sigue dominando el primer capítulo. Su nombre es mencionado allí diez veces, mientras que el de Josué solo cuatro. Moisés es llamado “siervo del Señor”, mientras que Josué es el “ayudante de Moisés” (Jos. 1:1). Josué necesitará toda una vida de servicio fiel y obediencia para recibir el título de “siervo del Señor” (Jos. 24:29).
Aunque el primer capítulo de Josué registra la transición entre dos grandes líderes de Israel, el personaje más importante es el propio Señor, cuyas palabras dan inicio al libro y cuya conducción es el tema dominante. No hay dudas acerca de quién era el verdadero líder de Israel.
- A lo largo de los siglos, Dios ha llamado a hombres y mujeres para dirigir a su pueblo. ¿Por qué es crucial recordar quién es el verdadero Líder invisible de la iglesia?
Lección de Escuela Sabática
LA FÓRMULA DEL ÉXITO
Sábado 27 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 18:15-22; Josué 1; Hebreos 6:17, 18; Efesios 6:10-18; Salmo 1:1-3; Romanos 3:31.
PARA MEMORIZAR:
“Solamente esfuérzate y sé muy valiente para hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que seas prosperado en todo lo que emprendas” (Jos. 1:7).
En cierta ocasión, Benjamin Zander, director musical de la Orquesta Filarmónica de Boston, impartía una clase de interpretación musical cuando observó que sus alumnos sentían mucha ansiedad ante las evaluaciones de sus interpretaciones. Para tranquilizarlos y estimular todo su potencial, anunció el primer día de clase que todos obtendrían una nota sobresaliente. Esa calificación no era una expectativa que debían cumplir, “sino una posibilidad que había que vivir”. El único requisito era que al comienzo del semestre de clases los alumnos escribieran una carta fechada como si hubiera sido redactada al final del cursado, en la que debían explicar por qué merecían esa nota elevada.
El libro de Josué trata acerca de nuevas posibilidades. Moisés, quien había sobresalido durante cuarenta años de la historia de Israel, era parte del pasado. El Éxodo de Egipto y el recorrido por el desierto, trágicamente marcado por la rebelión y la obstinación, habían terminado. Una nueva generación, dispuesta a obedecer a Dios, estaba lista para entrar en la Tierra Prometida, no como una expectativa que cumplir, sino como una experiencia que debía ser vivida.
Analicemos la manera en que Dios inauguró un nuevo capítulo en la vida de Israel y cómo puede hacer lo mismo en la nuestra.
Lección de Escuela SabáticaLección 13 | Viernes 26 de septiembrePARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee el capítulo titulado “El Tabernáculo y sus servicios” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 356-372.“La construcción del Santuario fue precedida por un acto divino de redención, a saber, la liberación de Israel del poder esclavizador de Egipto. A su vez, este acto fue seguido por la disposición de Dios para entrar en una relación pactual permanente con su pueblo. Sería el Dios de ellos, y ellos serían su pueblo (Éxo. 6:7). El modo en que se relacionarían con él y unos con otros quedaba definido por la ley del pacto. El Tabernáculo era verdaderamente un lugar de reunión, un lugar donde se reunían Dios y los humanos. Fue solo después de la redención y el establecimiento de una unión permanente con Dios a través del Pacto que el pueblo tuvo acceso a Dios en su morada” (Comentario bíblico Andrews, t. 1, p. 264).Por su parte, Elena de White describe la finalidad de los servicios del Santuario: “De este modo, en el servicio del Tabernáculo, y en el del Templo que posteriormente ocupó su lugar, se enseñaba diariamente al pueblo las grandes verdades relativas a la muerte y el ministerio de Cristo, y una vez al año sus pensamientos eran llevados hacia los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, la purificación final del universo del pecado y los pecadores” (Patriarcas y profetas, p. 372).PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- El derramamiento de sangre era un elemento central de los servicios de culto en el Santuario. Diversos tipos de animales eran sacrificados, y su sangre era utilizada en casi todos los rituales allí realizados. ¿Qué simbolizaba la sangre y a qué apuntaban en última instancia todos esos sacrificios?
- Por asombroso que fuera el hecho de que Dios, el Creador del universo, habitara en el Santuario, en medio de su pueblo, más asombroso aún es que viniera a habitar entre nosotros como uno de nosotros, como un ser humano. Eso en sí mismo habría sido una asombrosa expresión de amor. Pero ¿ofrecerse a sí mismo como sacrificio por el pecado? Es decir, ¿morir en nuestro lugar? ¿Qué nos enseña esto acerca del carácter de Dios? ¿Qué nos enseña, además, acerca de cuánto desea Dios vernos salvados en su reino eterno?
- Lee Hebreos 8:1 al 6. ¿Qué nos dice este texto acerca de cómo reflejaba el Santuario terrenal lo que Jesús está haciendo ahora por nosotros en el Santuario celestial?
Lección de Escuela SabáticaLección 13 | Jueves 25 de septiembreJESÚS HABITÓ CON LA HUMANIDADLee Juan 1:14. ¿Cómo es comparada la encarnación de Cristo con el Tabernáculo?La encarnación de Jesús es un misterio que los redimidos estudiarán durante toda la eternidad. El apóstol Juan afirma que Cristo habitó con nosotros de forma tangible al encarnarse. En virtud de la encarnación, Jesús se asemeja al Dios del Antiguo Testamento, quien habitó con los israelitas en el Tabernáculo del Sinaí y en el desierto mientras viajaban hacia la Tierra Prometida.Durante su encarnación, Jesús habitó con la humanidad. ¡Qué concesión tan insondable! El Dios eterno desciende hasta nosotros como uno de nosotros para asegurarnos que él es verdaderamente “Emanuel, Dios con nosotros”.En Mateo 18:20, Jesús dijo que si dos o tres se reúnen en su nombre, él estará allí en medio de ellos. Cristo está con su pueblo en virtud de la presencia del Espíritu Santo e invita a sus seguidores a estar en estrecha relación con él: “Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa, y cenaré con él, y él conmigo” (Apoc. 3:20).Lee Apocalipsis 21:1 al 3. ¿Qué se nos presenta aquí?La Nueva Jerusalén descenderá del Cielo a la Tierra, y Juan declara: “He aquí que el tabernáculo de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos y será su Dios” (Apoc. 21:3). No hay templo en la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:22) porque toda la ciudad es el Templo, el Santuario de Dios. La longitud, la anchura y la altura de la ciudad son iguales (Apoc. 21:16), como lo era el Lugar Santísimo en el Santuario, que tenía la forma de un cubo, con todos sus lados iguales. Esto significa que moraremos en la presencia inmediata de nuestro Dios durante la eternidad, en un mundo sin pecado, muerte ni sufrimiento. ¿Cómo podemos aprender a resistir hasta el final en vista de lo que se nos ha prometido merced al ministerio y la obra de Jesús?
Lección de Escuela SabáticaLección 13 | Miércoles 24 de septiembreLA PRESENCIA DE DIOS EN EL TABERNÁCULOLee Éxodo 40:1 al 38. ¿Cómo percibían los israelitas la presencia de Dios?El último capítulo de Éxodo (Éxo. 40) describe la dedicación del Tabernáculo, el acontecimiento culminante de la historia de Israel en el Sinaí, y la entrega del Decálogo.La gloria de Dios es su santidad, su carácter y su presencia amorosa, que es la bondad misma (Éxo. 3:5; 33:18, 19). Su presencia llenaba el Tabernáculo y se manifestaba de manera visible como la nube, la gloria, o shekiná. El libro de Éxodo termina haciendo hincapié en la presencia divina y su conducción mediante la nube durante el día y la columna de fuego por la noche. De una forma muy concreta y poderosa, el pueblo hebreo iba a experimentar no solo la realidad de Dios, sino también su presencia cercana y permanente mientras los guiaba.Moisés erigió el Tabernáculo el primer día del primer mes del segundo año (Éxo. 40:2, 17). También consagró todo, incluso a Aarón y a sus hijos para el sacerdocio (Éxo. 40:9, 13-15), con el aceite de la unción. Recorrió el Lugar Santísimo, el Lugar Santo y el atrio, dedicando todo al Señor. Mediante este proceso, inauguró los servicios de todo el Santuario (ver también Núm. 7:1). Moisés entró en el Lugar Santísimo únicamente durante la inauguración del Tabernáculo. A partir de entonces, solamente el sumo sacerdote podía ministrar allí una vez al año, en el Día de la Expiación (Lev. 16:2, 17).El texto bíblico afirma en tres ocasiones que la obra de Dios estaba terminada: (1) al final de la semana de la Creación, Dios subraya la finalización de sus obras (Gén. 2:1-3); (2) al terminar el Tabernáculo, el texto bíblico declara: “Y así acabó Moisés la obra” (Éxo. 40:33); y (3) también se expresa esa idea cuando Salomón terminó la obra del Templo (1 Rey. 7:51).Esta conexión entre la Creación y el Santuario de Israel apunta a la dimensión cósmica, al momento en que el Señor morará con los redimidos en la nueva tierra, en la Nueva Jerusalén, que es “el santuario de Dios” (Apoc. 21:2, 3; comparar con Apoc. 22:1-4).El hecho de que Dios llenara el Tabernáculo con su presencia (Éxo. 40:34) fue el gran clímax de los acontecimientos que comenzaron con el nacimiento de Moisés y continuaron con la derrota de los dioses egipcios durante las diez plagas, con la huida de Egipto, con la derrota del ejército egipcio y, finalmente, con la revelación de Dios en el monte Sinaí. ¿De qué maneras puedes experimentar la presencia de Dios? ¿Por qué es importante que lo hagas?
Lección de Escuela SabáticaLección 13 | Martes 23 de septiembreEL TABERNÁCULO CONSTRUIDOLee Éxodo 36:8 a 39:31. ¿Por qué crees que se dieron instrucciones tan explícitas? ¿Qué nos enseña esto acerca del interés de Dios por cada detalle?Moisés construyó el Tabernáculo cuidadosa y diligentemente según las instrucciones que había recibido en el monte Sinaí. El texto bíblico enumera lo siguiente: (1) el Tabernáculo, con sus diferentes telas, cortinas y partes (Éxo. 36: 8-38); (2) el Arca (Éxo. 37:1-9); (3) la mesa para los panes de la proposición (Éxo. 37:10-16); (4) el candelabro (Éxo. 37:17-24); (5) el Altar del Incienso (Éxo. 37:25-29); (6) el Altar del Holocausto (Éxo. 38:1-7); (7) la fuente para el lavamiento (Éxo. 38:8); (8) el atrio (Éxo. 38:9-20); y (9) el material utilizado para el Tabernáculo (Éxo. 38:21-31). Éxodo 39 describe el efod, el pectoral y otros elementos de la vestimenta sacerdotal.Los servicios del Tabernáculo eran lecciones visuales acerca del evangelio, pues ilustraban todo el plan de redención. Las diversas ceremonias representaban (1) cuánto aborrece Dios el pecado y cómo trata con él, (2) cómo salva a las personas arrepentidas, (3) cuál es el destino de los malvados, y (4) cómo asegurará Dios un futuro glorioso libre del mal.Dos servicios diferentes, pero estrechamente relacionados, eran celebrados durante el año en el Santuario, o Tabernáculo: el servicio diario y el anual. Este ministerio en dos fases ilustraba cómo actúa Dios con el pecado y cómo salva a los pecadores. A través de los servicios diarios del Santuario, Dios aseguraba a quienes se arrepentían que perdonaba sus pecados y les ofrecía la salvación por gracia. Para recibir este don de la salvación, era necesario realizar ciertos sacrificios de animales cuya sangre señalaba la futura muerte del Mesías, cuya sangre “nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). La confesión del pecado y la aceptación del manto de la justicia de Cristo eran el centro de este don (Sal. 32:1, 2). De este modo, el pecador arrepentido recibía la seguridad del perdón y podía regocijarse en la salvación.El servicio anual, realizado durante el Día de la Expiación, demostraba cómo erradica Dios el pecado, cómo resuelve el problema que este representa y cómo asegura un futuro sin la existencia del mal (Lev. 16; Juan 1:29). En la actualidad, el doble ministerio de Cristo en el Santuario celestial es otra expresión de la obra de Dios en nuestro favor (Heb. 7:25) y traerá la solución final al problema del mal (Dan. 7:13, 14, 22, 27; 8:14; Apoc. 21:4).El Santuario era un lugar destinado a adorar a Dios, alabarlo y expresarle gratitud. La adoración consiste en sostener nuestra relación con Dios, quien invita a los creyentes a esa comunión.
Lección de Escuela SabáticaLección 13 | Lunes 22 de septiembreLAS OFRENDAS Y EL ESPÍRITULee Éxodo 35:4 a 36:7. ¿Qué importantes lecciones hay aquí para nosotros?Para construir el Tabernáculo se necesitaba una gran cantidad de materiales preciosos, y esto se consiguió gracias a las generosas donaciones del pueblo de Dios, que dio de todo corazón, de buena gana y con alegría. Dieron oro, plata, bronce, lino fino, piedras preciosas, telas especiales, madera de acacia, aceite de oliva, especias y muchos otros artículos necesarios. La gente también donó su mano de obra, pues muchos objetos específicos del Tabernáculo y su mobiliario debían ser elaborados mediante su trabajo artístico y diligente. Además, los sastres debían confeccionar las vestiduras de los sacerdotes que servirían en el Tabernáculo y las del sumo sacerdote, cuyo elaborado atuendo incluía un pectoral y un turbante.Dios había bendecido abundantemente a los israelitas mediante los regalos que los egipcios les habían dado al salir de Egipto. Ahora era su oportunidad de dar ofrendas de gratitud por el liderazgo misericordioso y poderoso de Dios. Sus corazones fueron movidos a llevar a cabo esta obra para su gloria.El pueblo daba con tanta alegría y abundancia que se le dijo a Moisés: “El pueblo trae mucho más de lo que se necesita” (Éxo. 36:5). Así que Moisés tuvo que detener sus donaciones, “pues tenían material abundante para toda la obra, y sobraba” (Éxo. 36:7).Mediante la guía del Espíritu Santo, Dios equipó y capacitó al pueblo para construir con precisión el Tabernáculo. Bezaleel, Aholiab y otros fueron “llenos [...] del Espíritu de Dios” (Éxo. 35:31), lo que significa que fueron dotados de habilidades, sabiduría y conocimientos artísticos para realizar perfectamente todo el trabajo. Era un proyecto enorme y había que hacerlo realidad exactamente según el modelo que Dios mostró a Moisés.Es significativo que el don del Espíritu Santo estuviera relacionado con las diferentes habilidades y destrezas que las personas debían emplear en la construcción del Tabernáculo. Ser lleno del Espíritu no es un proceso mágico y no significa que haya fuerzas espirituales especiales dentro de los seres humanos. Dios capacita a sus seguidores para el avance de su causa, el cumplimiento de su misión y para que alcancen los objetivos divinos de manera adecuada. ¿Qué dones espirituales has recibido cuando fuiste lleno del Espíritu Santo? Recuerda que los dones espirituales solo pueden florecer cuando cultivas los frutos del Espíritu en tu vida (Gál. 5:22, 23).
Lección de Escuela SabáticaLección 13 | Domingo 21 de septiembreEL SÁBADO DEL SEÑORPor mucho que argumenten, erróneamente, quienes se oponen a la observancia del sábado, el séptimo día de la semana, diciendo que era solo para los judíos (el sábado fue apartado y santificado en el Edén [ver Gén. 2:1-3]); o argumenten, también erróneamente, que los judíos oyeron hablar del sábado por primera vez en el Sinaí (los judíos ya lo observaban antes del Sinaí [ver Éxo. 16:22-29]), no hay duda de que ese día estaba muy presente en la vida del pueblo hebreo desde el principio.Lee Éxodo 35:1 al 3. ¿Qué verdad fue reiterada aquí al pueblo en el contexto de la construcción del Santuario?El mensaje del sábado siempre ha sido y será quién es Dios y cuáles son sus poderosas obras. Ese día nos recuerda sus hechos como Creador y Salvador, y centra nuestra atención en Dios, quien desea morar con su pueblo. De este modo, el sábado y el Santuario apuntan en la misma dirección, a la presencia de Dios en nuestra vida.El sábado de la iglesia del Antiguo Testamento transmite un mensaje múltiple. Su esencia puede ser resumida en cinco puntos cruciales:
- Dios es el Creador. La Biblia comienza con esta asombrosa y fundamental proclamación (Gén. 1:1). El sábado es el memorial vívido de la creación realizada por Dios (Gén. 2:2, 3; Éxo. 20:8-11). De esta verdad, que Dios es nuestro Creador, se desprenden todas las demás verdades bíblicas.
- El Mesías vendrá. Esta esperanza se centra en la promesa de Dios acerca de la Simiente, del Descendiente que vencería a la serpiente (Satanás) y pondría fin al mal.
- Dios establecerá su reino, cuyo anticipo es el sábado.
- La salvación viene del Señor, y el pueblo de Dios da testimonio de que Dios es su Salvador y Redentor, y que la salvación es resultado solo de su gracia.
- Dios es el juez último de todas las personas. Quienes lo desafían persistentemente y lo rechazan no tendrán futuro, pero él concede vida eterna por pura gracia a quienes lo aceptan como su Señor y Salvador.
Según un dicho judío: “El sábado guardó más a Israel que Israel al sábado”. Aunque los adventistas probablemente no diríamos eso acerca de nosotros, ¿qué papel importante cumple el sábado en la vida de nuestra familia eclesial?
Lección de Escuela SabáticaLección 13: Para el 27 de septiembre de 2025EL TABERNÁCULOSábado 20 de septiembreLEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 35:1-36:7; Génesis 1:1; Éxodo 36:8-39:31; Hebreos 7:25; Éxodo 40:1-38; Juan 1:14.PARA MEMORIZAR:“Entonces la nube cubrió la tienda de reunión, y la gloria del Señor llenó el santuario. […] Porque la nube del Señor estaba de día sobre el santuario y el fuego estaba de noche, a la vista de toda la casa de Israel en todas sus jornadas” (Éxo. 40:34, 38). La principal tarea del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento (y la nuestra hoy) era vivir en estrecha relación con el Señor, adorarlo, servirlo y representarlo correctamente ante los demás (Deut. 4:5-8).En el Jardín del Edén, Adán y Eva se escondieron de Dios porque su pecado hizo que lo temieran. El pecado hace que los seres humanos teman a Dios, y este temor distorsiona nuestra percepción de su carácter. La buena noticia es que Dios tomó la iniciativa y dio el primer paso para zanjar esta brecha y reparar la relación rota al llamar al pecador a volver a él: “¿Dónde estás?” (Gén. 3:9).En consecuencia, nuestra misión principal es presentar correctamente el carácter de Dios, sus actos de amor y su justicia a quienes nos rodean. Cuando las personas se sienten atraídas por Dios y están convencidas de su amor, le entregan su vida y hacen lo que él les pide pues reconocen que solo desea lo mejor para ellas.El Santuario demostró cuán cerca está Dios de la humanidad e ilustró la más grande e importante verdad; a saber, cómo salva a quienes acuden a él con fe
Lección de Escuela SabáticaLección 12 | Viernes 19 de septiembrePARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee cuidadosamente el capítulo titulado “La idolatría en el Sinaí” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 337-341.Cierto día sombrío, un padre y su hijo pequeño visitaron una catedral. Mientras contemplaban las vitrinas con bellas representaciones de escenas bíblicas, el sol comenzó de pronto a reflejarse intensamente en el rostro de los personajes, haciéndolos relucir de manera impresionante. El niño dijo entonces a su padre: “Papá, ¿quiénes son estas personas?” El padre no sabía mucho acerca del cristianismo, de Cristo o de sus discípulos, pero contestó rápidamente: “Esas personas son cristianos”. La deslumbrante imagen quedó registrada en la mente del pequeño. Tiempo después, el profesor del niño preguntó en clase: “Niños, ¿saben quiénes son los cristianos?” El pequeño recordó la radiante imagen de la catedral y contestó: “Los cristianos son gente que brilla”. En la misma línea, Jesús dijo a sus seguidores: “Así alumbre la luz de ustedes ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen a su Padre que está en el cielo” (Mat. 5:16). Solo quienes brillan a causa de Dios y para él pueden ser agentes de cambio.PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- “Si nos humilláramos delante de Dios, si fuéramos bondadosos, corteses, compasivos y piadosos, habría cien conversiones a la verdad donde ahora hay una sola” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 152). ¿Qué poderoso mensaje hay aquí para nosotros acerca de cómo nuestro carácter, nuestras acciones y nuestras actitudes influyen en nuestro testimonio?
- Éxodo 34:6 y 7 es llamado con razón el Juan 3:16 del Antiguo Testamento. ¿Por qué?
- ¿Cómo puedes explicar la belleza del carácter divino sobre la base de la revelación registrada en Éxodo 34:6 y 7 a quienes te preguntan quién es tu Dios?
- Dialoguen en la clase acerca del impacto hecho por el carácter y las acciones de las personas verdaderamente cristianas en nuestra experiencia con el Señor. Es decir, ¿cómo han influido en nosotros quienes fueron amables, gentiles, humildes y misericordiosos? Por otra parte, ¿qué impacto han tenido los “cristianos” poco amables, implacables y arrogantes en nuestra experiencia espiritual?
Lección de Escuela SabáticaLección 12 | Jueves 18 de septiembreEL ROSTRO RADIANTE DE MOISÉSLee Éxodo 34:29 al 35. ¿Por qué resplandecía el rostro de Moisés?Moisés descendió al campamento de Israel con su rostro radiante después de que Dios le revelara su carácter amoroso. ¿Era Moisés consciente de ese fenómeno? En absoluto. Cuanto más cerca está uno del Señor, más consciente es de sus imperfecciones en comparación con la santidad de Dios.¿Qué hizo resplandecer el rostro de Moisés? No fue el simple hecho de estar en la presencia de Dios, ya que había estado antes en varias ocasiones con él sin que ocurriera ese fenómeno. Moisés fue transformado, y su rostro resplandeció cuando comprendió la bondad y la amabilidad de Dios, y fue completamente receptivo a él en respuesta a la belleza del carácter divino. Nuestros corazones y mentes pueden experimentar un cambio cuando nos rendimos a Dios y le permitimos ser el Señor y Rey de nuestra vida.Lee 2 Corintios 3:18. ¿Cómo puede Jesús transformarte gradualmente a su imagen?Pablo compara el rostro resplandeciente de Moisés con Jesucristo y dice que la gloria de este (en quien se personificaron la Ley y la gracia de Dios) supera la gloria de la Ley dada por medio de Moisés. Cristo y su Ley solo pueden grabarse en nuestro carácter cuando fijamos los ojos en él (Heb. 3:1; 12:2) y en virtud del poder del Espíritu de Dios (2 Cor. 3:12-18).Moisés es un modelo que demuestra lo que Dios puede hacer por nosotros cuando le permitimos que transforme nuestro carácter y nos moldee a su imagen divina. A esto se refiere Pablo cuando habla de andar en la “nueva vida” (Rom. 6:4). ¿Qué áreas de tu carácter necesitan reflejar mejor el de Dios? Probablemente todas, ¿verdad? Sin embargo, ¿cómo puede darte ánimo y seguridad de salvación el hecho de centrarte en la cruz y en lo que ella significa?
Lección de Escuela SabáticaLección 12 | Miércoles 17 de septiembreDIOS SE REVELALee Éxodo 34:1 al 28. ¿Cómo reveló Dios su gloria a Moisés?Moisés tenía que llevar consigo dos tablas de piedra como las que había roto (Éxo. 32:19). Iba a encontrarse con el Señor en el monte Sinaí por séptima vez. Sus ascensiones anteriores son mencionadas en los siguientes textos: (1) Éxo. 19:3, 7; (2) Éxo. 19:8, 14; (3) Éxo. 19:20, 25; (4) Éxo. 20:21; 24:3; (5) Éxo. 24:9, 12-18; 32:15; (6) Éxo. 32:30, 31. Moisés comenzó su ascenso por la mañana temprano.Moisés ya estaba preparado para esta gloriosa visión del carácter divino, cuya belleza resulta más clara aún en virtud de esta impresionante revelación que el Señor hizo de sí mismo, la más importante descripción de quién es Dios, el hilo de oro entretejido en toda la Biblia (Núm. 14:18; Neh. 9:17; Sal. 103:8; Joel 2:13; Jon. 4:2). La proclamación hecha aquí por el Señor es el Juan 3:16 del Antiguo Testamento. Los escritores bíblicos aplican, repiten o amplían en lugares cruciales esta autoproclamación del Dios vivo, pues es necesario que su carácter sea correctamente entendido.Cuando Moisés recibió la excepcional, inaudita e incomparable explicación del nombre de Dios, se postró y adoró al Señor. Cuando vislumbramos el amor, la gracia, la misericordia, la compasión, la bondad, la fidelidad, el perdón, la santidad y la justicia de Dios, también nos sentimos atraídos por él. Cuando vemos y admiramos sus cualidades excepcionales, comenzamos a experimentar un amor hacia él que hace nacer en nosotros el deseo de servirlo y serle obedientes. Puesto que él nos ama, nosotros también lo amamos (1 Juan 4:19).En esta revelación de sí mismo, Dios asegura a Moisés que realizará hechos maravillosos en favor de su pueblo y que lo conducirá a la Tierra Prometida. Renueva además el pacto con ellos, prometiendo que otras naciones verán su majestad y su obra asombrosa. “Voy a concertar un pacto. Ante todo el pueblo haré maravillas nunca hechas en toda la tierra, en ninguna nación. Y todo el pueblo que te rodea verá la tremenda obra que yo, el Señor, haré por medio de ti” (Éxo. 34:10).Sin embargo, los israelitas debían obedecer a Dios y seguir diez estipulaciones claras para asegurar su prosperidad. Entonces Dios pidió a Moisés que escribiera el contenido de ese pacto previamente roto (Éxo. 34:27, 28).
Lección de Escuela SabáticaLección 12 | Martes 16 de septiembre“TE RUEGO QUE ME MUESTRES TU GLORIA”Tras la apostasía con el becerro de oro, Moisés intercedió por el pueblo de Dios y quiso tener la seguridad de que el Señor seguiría conduciéndolos a la Tierra Prometida. En lo más profundo de su ser, también deseaba conocer mejor al Señor.Lee Éxodo 33:18 al 23. ¿Cómo respondió Dios a la petición de Moisés de ver su gloria?“Te ruego que me muestres tu gloria”, pidió Moisés al Señor. En su misericordia, el Señor le reveló su gloria. Sin embargo, al responder a la petición de Moisés, Dios prometió mostrarle su “bondad”. Se puede concluir con seguridad que la gloria de Dios es su bondad; es decir, su carácter (ver también Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 476; Palabras de vida del gran Maestro, p. 342; Profetas y reyes, p. 232).“La gloria de Dios consiste en otorgar su poder a sus hijos. Desea ver a los hombres alcanzar la más alta norma” (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 438). Su gloria es abrazar a los pecadores arrepentidos (ver Profetas y reyes, p. 493) y proveer todo lo necesario para la transformación de ellos. Al mismo tiempo, es nuestra “gloria” revelar su carácter en nuestra vida y darlo a conocer a los demás.Este reflejo del carácter de Dios, su bondad, amabilidad y tierno amor, debe verse en nuestras acciones. De esta manera, tenemos la oportunidad de ser no solo una bendición para el mundo, sino una luz resplandeciente para el universo que nos observa. Como dice Pablo: “Porque pienso que Dios nos asignó a nosotros los apóstoles el último lugar, como a sentenciados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres” (1 Cor. 4:9). Esta dimensión cósmica da a nuestra vida y a nuestro servicio un sentido y una finalidad que apenas podemos imaginar.En Romanos 2:4, Pablo dice que la bondad de Dios nos “guía al arrepentimiento”. Es decir, son la bondad y el carácter señaladas por el Espíritu Santo los que convencen a las personas de su pecaminosidad y de su necesidad de salvación. De hecho, cuando miramos a la cruz y sabemos quién estaba allí (el Señor mismo) y por qué estaba allí –porque nos ama y porque esa era la única manera de salvarnos–, tenemos la mayor revelación posible de su bondad y su carácter. ¿Cuánto tiempo dedicas a concentrarte en la cruz y en lo que ella te dice acerca del carácter de Dios?
Lección de Escuela SabáticaLección 12 | Lunes 15 de septiembrePARA QUE TE CONOZCALee Éxodo 33:12 al 17. ¿Qué pidió Moisés al Señor? ¿Por qué requirió que la presencia de Dios los guiara?El crecimiento de Moisés en el Señor fue constante. Se acercaba cada vez más al Señor y procuraba asemejarse a él. Cierto día, mientras conversaba con Dios en la tienda del encuentro, Moisés se dio cuenta de que no lo conocía y le dijo concretamente: “Te ruego que me muestres tu camino, para que te conozca” (Éxo. 33:13). Él era consciente de su profunda necesidad de comprender a Dios en un nuevo nivel. Descubrió que cuanto más conocía al Señor más lo desconocía. Reconoció su necesidad y deseó de todo corazón conocerlo mejor. Dios concedió de buen grado el deseo de Moisés.Al observar las experiencias de Moisés hasta ahora, vemos que fue atraído a una relación más profunda e íntima con el Señor y que creció espiritualmente.Para empezar, subió al monte “a presentarse ante Dios” (Éxo. 19:3). Luego fue “a la cumbre del monte” (Éxo. 19:20) y después se acercó a la nube, “la densa oscuridad” en la que Dios se encontraba (Éxo. 20:21, NVI).En otra ocasión, Moisés “se internó en la nube” donde estaba Dios y permaneció con el Señor cuarenta días y cuarenta noches (Éxo. 24:18, NVI). Durante ese tiempo, Dios hizo a Moisés dos preciosos regalos: (1) el Decálogo, escrito por Dios mismo en las dos tablas cinceladas también por él (Éxo. 24:12), y (2) las instrucciones acerca de cómo construir el Tabernáculo y dotarlo del mobiliario correspondiente (ver Éxo. 25-31).Luego pasó otros cuarenta días y noches con el Señor intercediendo por los pecadores (Éxo. 32:30-32; Deut. 9:18).Sin embargo, incluso después de todo esto, Moisés deseaba conocer el carácter de Dios de forma más concreta, y Dios pronto le dio una visión especial para que pudiera comprender quién es él. Este conocimiento que Moisés deseaba no era una mera comprensión intelectual acerca de Dios, sino un conocimiento vivencial de su persona. No es de extrañar que siglos más tarde Jesús dijera: “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Juan 17:3).La máxima revelación que Dios hizo de sí mismo a los seres humanos consistió en hacerse uno de ellos. ¿Conoces a Dios, o solo sabes acerca de él? ¿Cuál es la diferencia crucial entre ambas cosas?
Lección de Escuela SabáticaLección 12 | Domingo 14 de septiembreLA TIENDA DE REUNIÓNLee Éxodo 33:7 al 11. ¿Por qué pidió Dios a Moisés que hiciera la tienda de reunión? No debemos confundir “la tienda de reunión” (ubicada fuera del campamento de Israel) con el Tabernáculo, que fue construido más tarde y colocado en el centro del campamento.No sabemos con qué frecuencia consultaba Moisés a Dios en la tienda de reunión. Sin embargo, sabemos con certeza que los encuentros de Moisés con Dios dieron lugar a una estrecha amistad entre ellos.“Y el Señor hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con su amigo” (Éxo. 33:11). Un amigo es una persona cuya opinión podemos solicitar y con la que podemos hablar abiertamente de casi todo y confiar en que nunca revelará el contenido de nuestro diálogo a otros. La amistad es una de las mayores bendiciones que podemos disfrutar de parte de alguien y brindar a otros. La historia de Moisés, registrada en Éxodo 19 a 34, resulta muy instructiva acerca de cómo transforma Dios nuestra vida. ¿Cómo construyó Dios una relación con Moisés, ese líder excepcional? Un estudio de la vida de este muestra cómo creció en su conocimiento del poder, el amor y el carácter de Dios. Este es un componente crucial de una relación con el Señor.Moisés fue utilizado poderosamente por Dios aun antes de llegar al monte Sinaí, incluso mientras era preparado para su futuro papel especial de liderazgo. En la tierra de Madián, mientras cuidaba ovejas, Dios lo inspiró para escribir dos libros: Job y Génesis. Luego, en el dramático acontecimiento de la zarza ardiente, fue llamado por Dios para sacar a Israel de Egipto. Vio la derrota de los dioses egipcios y del poderoso ejército del faraón en el Mar Rojo. Observó durante muchas semanas cómo Dios conducía a Israel desde Egipto hasta el Sinaí. Después de la experiencia que resultó en el resplandor de su rostro, Moisés guio a Israel durante otros 39 años hasta los límites de la Tierra Prometida. La Biblia afirma que Moisés fue un siervo fiel de Dios (Deut. 34:5; Jos. 1:1), un faro inextinguible en la oscuridad, un profeta modelo a la luz del cual habrían de ser medidos los demás (Deut. 18:15, 18). Fue un agente de cambio, aunque el pueblo no siempre siguiera sus indicaciones y sus palabras. Cuando lo hacían, prosperaban.
- La excepcional historia de Moisés nos muestra lo que Dios puede hacer cuando le permitimos que nos transforme. ¿Cuáles fueron algunos momentos decisivos de tu experiencia con Dios en los que reconociste la forma en que él obró poderosamente en tu vida?
Lección de Escuela SabáticaLección 12: Para el 20 de septiembre de 2025“TE RUEGO QUE MEMUESTRES TU GLORIA”Sábado 13 de septiembreLEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 33:7-34:35; Deuteronomio 18:15, 18; Juan 17:3; Romanos 2:4; Juan 3:16; 2 Corintios 3:18.PARA MEMORIZAR:“El Señor pasó ante Moisés y proclamó: ‘¡Señor! ¡Señor! ¡Dios compasivo y bondadoso, lento para la ira, y grande en amor y fidelidad! Que mantiene su invariable amor a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y no da por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres en los hijos y los nietos hasta la tercera y cuarta generación’ ” (Éxo. 34:6, 7).Todos necesitamos crecer en nuestra experiencia personal con Dios. El apóstol Pedro exhorta: “Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18). Estamos diariamente en la universidad de Dios, donde no hay graduación, sino un constante proceso de aprendizaje. Puedes ser perfecto en cada etapa de tu desarrollo si permites que Dios te moldee a imagen de Cristo para convertirte en la persona que quiere que seas.Piensa en una escuela. Si los alumnos de primer grado aprenden a leer y a contar hasta 100, reciben una calificación aprobatoria porque su conocimiento es perfecto en esa etapa de su desarrollo. Sin embargo, si se detectara solo ese mismo nivel de conocimiento en un estudiante de secundaria, eso indicaría un fracaso colosal en su educación. Algo similar ocurre con nuestro crecimiento en la gracia y el conocimiento de Dios. En cada etapa de nuestro desarrollo, podemos ser tan perfectos en nuestra esfera como Cristo lo fue en la suya.Esta semana estudiaremos cómo fue creciendo Moisés en su experiencia con el Señor como resultado de conocer y seguir las instrucciones de Dios.
Lección de Escuela SabáticaLección 11 | Viernes 12 de septiembrePARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee el capítulo titulado “La idolatría en el Sinaí” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 325-337.La lección de esta semana presenta un enfoque especial acerca de la obra de Dios en los creyentes. El Señor puede hacer en nosotros “infinitamente más que todo cuanto pedimos o entendemos” (Efe. 3:20). No debemos centrarnos en nosotros mismos y gratificar nuestros deseos personales, porque esto conduce a la idolatría. Por el contrario, nuestra atención debe centrarse en Dios y en su poder. Él da la fuerza que conduce a una vida nueva y victoriosa (Fil. 4:13; Jud. 1:24, 25).“El amor, no menos que la justicia, exigía que este pecado fuera castigado. Dios es Protector y Soberano de su pueblo. Destruye a los que insisten en la rebelión, para que no lleven a otros a la ruina. Al perdonar la vida a Caín, Dios había demostrado al universo cuál sería el resultado si se permitiera que el pecado quedara impune. La influencia que, por medio de su vida y su ejemplo, él ejerció sobre sus descendientes condujo a un estado de corrupción que exigió la destrucción de todo el mundo por el diluvio. […] Cuanto más tiempo vivían los hombres, tanto más corruptos se tornaban.Así también habría sucedido con la apostasía del Sinaí. Si la transgresión no se hubiera castigado con presteza, se habrían visto nuevamente los mismos resultados” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 335).PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Reflexiona en la pregunta que aparece al final del estudio del lunes. ¿De qué maneras podemos rendir culto a la Creación en lugar de adorar al Creador? ¿Cómo podemos ser buenos administradores del planeta y proteger el medio ambiente sin adorarlo o convertirlo en un ídolo en sí mismo?
- Uno puede discernir la gravedad de una situación o de un hecho por sus resultados o por la magnitud de la reacción que provoca. ¿Por qué ordenó Moisés la ejecución de aquellos que se negaban obstinadamente a arrepentirse y continuaban en su rebelión contra Dios y sus enseñanzas?
- ¿Por qué la expiación sustitutiva es el único modelo correcto de expiación? ¿Por qué es un grave error teológico cualquier teoría de la expiación que niegue el fundamento sustitutivo del evangelio o le reste importancia? Lee 1 Pedro 2:24. ¿Cómo revela este texto poderosamente la idea de que Jesús es nuestro Sustituto?
Lección de Escuela SabáticaLección 11 | Viernes 12 de septiembrePARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee el capítulo titulado “La idolatría en el Sinaí” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 325-337.La lección de esta semana presenta un enfoque especial acerca de la obra de Dios en los creyentes. El Señor puede hacer en nosotros “infinitamente más que todo cuanto pedimos o entendemos” (Efe. 3:20). No debemos centrarnos en nosotros mismos y gratificar nuestros deseos personales, porque esto conduce a la idolatría. Por el contrario, nuestra atención debe centrarse en Dios y en su poder. Él da la fuerza que conduce a una vida nueva y victoriosa (Fil. 4:13; Jud. 1:24, 25).“El amor, no menos que la justicia, exigía que este pecado fuera castigado. Dios es Protector y Soberano de su pueblo. Destruye a los que insisten en la rebelión, para que no lleven a otros a la ruina. Al perdonar la vida a Caín, Dios había demostrado al universo cuál sería el resultado si se permitiera que el pecado quedara impune. La influencia que, por medio de su vida y su ejemplo, él ejerció sobre sus descendientes condujo a un estado de corrupción que exigió la destrucción de todo el mundo por el diluvio. […] Cuanto más tiempo vivían los hombres, tanto más corruptos se tornaban.Así también habría sucedido con la apostasía del Sinaí. Si la transgresión no se hubiera castigado con presteza, se habrían visto nuevamente los mismos resultados” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 335).PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Reflexiona en la pregunta que aparece al final del estudio del lunes. ¿De qué maneras podemos rendir culto a la Creación en lugar de adorar al Creador? ¿Cómo podemos ser buenos administradores del planeta y proteger el medio ambiente sin adorarlo o convertirlo en un ídolo en sí mismo?
- Uno puede discernir la gravedad de una situación o de un hecho por sus resultados o por la magnitud de la reacción que provoca. ¿Por qué ordenó Moisés la ejecución de aquellos que se negaban obstinadamente a arrepentirse y continuaban en su rebelión contra Dios y sus enseñanzas?
- ¿Por qué la expiación sustitutiva es el único modelo correcto de expiación? ¿Por qué es un grave error teológico cualquier teoría de la expiación que niegue el fundamento sustitutivo del evangelio o le reste importancia? Lee 1 Pedro 2:24. ¿Cómo revela este texto poderosamente la idea de que Jesús es nuestro Sustituto?
Lección de Escuela SabáticaLección 11 | Jueves 11 de septiembreINTERCESIÓNLee Éxodo 32:30 al 32. ¿Cuán lejos fue Moisés en su oración intercesora en favor de los pecadores?Terribles cosas ocurrieron en el campamento israelita a causa de la rebelión del pueblo, incluso la muerte de muchas personas (Éxo. 32:28). Al día siguiente, Moisés dijo lo siguiente al pueblo: “Ustedes han cometido un gran pecado. Pero subiré ahora al Señor; quizá consiga el perdón de su pecado” (Éxo. 32:30). “Entonces volvió Moisés ante el Señor y le dijo: ‘Este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro. Te ruego que perdones su pecado. Y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito’” (Éxo. 32:31, 32).No es de extrañar que Moisés sea considerado un tipo o prefiguración histórica de Cristo. En virtud de su oración intercesora por los pecadores y su disposición a ofrecer su propia vida por ellos, reflejaba sin duda lo que Cristo hace por todos nosotros. ¡Qué compasión ejemplar por los transgresores! Moisés demostró su entrega total al Señor y su amor abnegado por las personas. El libro de Éxodo no indica cuánto tiempo permaneció con el Señor en el monte esta vez, pero Deuteronomio dice que estuvo en el Sinaí durante cuarenta días (ver Deut. 9:18).La palabra traducida como “perdonar” en Éxodo 32:32 proviene de un verbo cuyo significado básico es “llevar” o “cargar”, como en Isaías 53:4, que dice lo siguiente acerca de Jesús: “Él llevó nuestras enfermedades”. Qué poderosa visión del proceso de salvación y perdón, y de cuánto costó a Dios nuestra salvación.Moisés estaba pidiendo al Señor que “llevara” el pecado del pueblo, precisamente lo que hizo en la cruz miles de años después. Éxodo 32:32 muestra no solo la idea de la expiación sustitutoria, sino también que Dios mismo es quien la realiza.Este texto ilustra cómo ocurre el perdón. Dios cargó, en Cristo, con nuestros pecados, la única forma en que podíamos ser perdonados. Cuán poderosa expresión del plan de salvación y qué demostración para nosotros y para el cosmos de lo que Dios estuvo dispuesto a hacer para salvarnos.
- Moisés pidió a Dios que cargara con los pecados del pueblo y el Señor lo hizo finalmente en Jesús. ¿Cómo podemos asimilar esta asombrosa verdad? ¿Qué nos dice ella acerca del amor de Dios por la humanidad caída?
Lección de Escuela SabáticaLección 11 | Miércoles 10 de septiembreLA JUSTA IRA DE DIOSLee Éxodo 32:9 al 29. ¿Cuál fue la reacción de Moisés ante la decisión divina de destruir a Israel?Mientras Moisés estaba todavía en el monte Sinaí, Dios dijo que destruiría a los rebeldes y haría de la posteridad de aquel una gran nación. Pero eso no era lo que Moisés quería, sino que suplicó al Señor en favor de los israelitas, señalando que no eran el pueblo de Moisés, sino el de Dios, y que no había sido él, Moisés, quien los sacó de Egipto, sino Dios mediante sus poderosos hechos. Moisés invocó las promesas que Dios había hecho a los patriarcas, actuando verdaderamente como intercesor entre Dios y la humanidad.Después de que “el Señor desistió del mal que dijo que haría a su pueblo” (Éxo. 32:14), Moisés volvió con ellos. A diferencia de lo que sucedería en Éxodo 34:29 y 30, no consta que su rostro brillara ante la presencia del Señor, tal vez porque en esta circunstancia reflejaba su ira.“Cuando Moisés llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, se enardeció de ira. Arrojó las tablas de sus manos y las quebró al pie del monte” (Éxo. 32:19). La acción de romper las tablas que contenían el Decálogo era una señal externa de la ruptura de su contenido. Dios más tarde le ordenó a Moisés que cincelara dos tablas para sustituir “las primeras tablas que quebraste” (Deut. 10:2). Dios mismo reescribiría los Mandamientos.Moisés reprendió duramente a Aarón por rendirse a las exigencias del pueblo. “¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan grande pecado?” (Éxo. 32:21). Aarón trató de excusar su transgresión (1) culpando a otros y (2) sugiriendo que el ídolo había aparecido por arte de magia: “Lo eché [el oro] en el fuego y salió este becerro” (Éxo. 32:24). Lo que empeoraba las cosas era que el propio Aarón había sido muy honrado por Dios, pues se le habían concedido muchos privilegios, que incluyeron subir a la montaña con Moisés y los ancianos (Éxo. 24:1).¡Qué oscura ironía! Al afirmar que había ocurrido un milagro, Aarón quiso engañar a su hermano (nota cómo un pecado conduce a otro; en este caso, de la idolatría a la mentira). Sin embargo, Moisés no se dejó engañar al ver el comportamiento desenfrenado del pueblo. Las consecuencias negativas eran evidentes, y Moisés tuvo que detener la rebelión de inmediato. ¿Qué debería enseñarnos esta historia acerca del poder de la oración intercesora? ¿Por quién deberías orar ahora mismo?
Lección de Escuela SabáticaLección 11 | Martes 9 de septiembreCORROMPIÉNDOSE A SÍ MISMOS Lee Éxodo 32:7 y 8.¿Por qué envió Dios a Moisés nuevamente al campamento de Israel?Al recurrir a un ídolo, los israelitas estaban divorciándose del Dios verdadero, quien los había liberado de Egipto. El Señor los culpó directamente, diciendo que se habían corrompido (Éxo. 32:7) al punto de atribuir su liberación a esta estatua. ¡Qué contradicción tan directa con lo que Dios les dijo! (Éxo. 20:2). Esta negación de la presencia de Dios y de sus poderosos actos era un asunto grave. Su pensamiento y sus sentimientos estaban distorsionados y completamente corrompidos.Para el profeta Ezequiel, la idolatría estaba en el centro de toda la miseria del pueblo de Dios, y de allí brotaban todos los demás pecados (ver, por ejemplo, Éxo. 8:1-18; 20:1-44; 22:1-12). Nos preguntamos a menudo cómo podían los antiguos creyentes ser tan ingenuos e incorregibles, al punto de adorar objetos de fabricación humana. Estamos bastante seguros de que nosotros nunca haríamos algo así. Pero ¿estamos realmente libres de la idolatría? Los ídolos de hoy pueden tener formas y figuras diferentes, pero tienen un atractivo similar.La idolatría consiste en rendir culto a algo que sustituye a Dios aun a sabiendas de que eso es incorrecto. Un ídolo es todo aquello que capta nuestra imaginación, afecto, tiempo y mente más que Dios y puede incluso esclavizar nuestro pensamiento. De hecho, nos convertimos en lo que contemplamos y no llegaremos más alto que el “dios” al que sirvamos.Si Dios no está en el centro de tu vida, entonces otros dioses ocuparán su lugar. Si no disfrutamos y cultivamos la Presencia viva de Dios, disfrutaremos y dedicaremos nuestra vida a algo o a alguien más. Lo que adoramos en lugar de Cristo puede tener diferentes apariencias: orgullo, egoísmo, dinero, poder, sexo, comida, televisión, drogas, alcohol, pensamientos impuros, pornografía, placeres, trabajo, deportes, familia, videojuegos, películas, compras, ideas, política, música, posición, títulos, calificaciones, etcétera. La lista no tiene fin.Somos muy creativos en este sentido. Podemos convertir cualquier cosa buena, hermosa y significativa en un ídolo. La idolatría es extremadamente peligrosa porque transforma nuestra personalidad, nuestra forma de pensar, nuestros afectos y nuestra vida social. Cambia nuestra identidad y sustituye las relaciones personales auténticas por interacciones huecas y sin sentido que no pueden salvarnos.
Lección de Escuela SabáticaLección 11 | Lunes 8 de septiembreLA IDOLATRÍA Y EL MALLee Éxodo 32:6. ¿Adónde los condujo rápidamente su idolatría? (Ver también Sal. 115:4-8; 135:15-18; Isa. 44:9, 10).El becerro de oro se parecía al dios-toro egipcio Apis, o al dios-vaca Hathor. Se trataba de una flagrante transgresión de los mandamientos primero y segundo (Éxo. 20:3-6). Esta violación no podía quedar impune porque rompía abiertamente la relación del pueblo con el Señor viviente. En lugar de adorar a su Creador, los israelitas adoraron a su propia creación, que no podía ver, oír, oler, hablar, cuidar, amar ni guiar.El orden de la Creación se invirtió: en lugar de comprender que habían sido creados a imagen de Dios, hicieron un dios, ni siquiera a su propia imagen, lo que ya habría sido considerablemente malo, sino a imagen de un animal. ¿Este era el dios al que querían servir? Habían pecado así gravemente contra el Señor (Isa. 31:7; 42:17).¿De qué maneras refleja la apostasía del becerro de oro lo que dice Romanos 1:22 al 27?La idolatría rechaza la verdad teológica de que Dios es Dios y el hombre es hombre, borra la brecha entre la Deidad y el ser humano (Ecl. 5:2) y destruye la conexión entre ambos. Ya sea de manera descarada y abierta u oculta en el corazón, la idolatría destruye rápidamente nuestra relación con el Señor y nos conduce a una espiral moral descendente. No es de extrañar que se pusieran a festejar después de ofrecer sacrificios al ídolo, lo que Elena de White describió como “una imitación de las fiestas idólatras de Egipto” (Patriarcas y profetas, p. 331).Los humanos son brillantes a la hora de fabricar sus propios ídolos. Crean sus propios dioses, lo cual ya es malo, pero luego van y los sirven. Sustituyen al Creador por cosas que, tarde o temprano, conducen a la degradación moral.
- ¿De qué maneras rinden culto los seres humanos actualmente a la Creación en lugar de adorar al Creador?
Lección de Escuela SabáticaLección 11 | Domingo 7 de septiembreLIDERAZGO FALLIDODios llamó a Moisés para que pasara tiempo con él. Cuarenta días y cuarenta noches pudo haber sido un período corto para Moisés, pero pareció largo, demasiado largo, para los israelitas. Su líder visible estaba ausente. Se sintieron desorientados, impacientes, temerosos e inseguros. Querían tener un dios visible que los guiara, como los “dioses” que habían visto toda su vida en el Egipto idólatra.Lee Éxodo 32:1 al 6. ¿Cómo fue posible que el liderazgo de Aarón fracasara tan estrepitosamente?Aarón no estuvo a la altura de las circunstancias. No supo aprovechar el momento y hacer lo correcto. En lugar de confiar en el Señor, se debilitó ante la mayoría. El pueblo exigió lo impensable: “Haznos un dios que vaya delante de nosotros” (Éxo. 32:1), y él consintió.La gente dio voluntariamente oro para hacer el ídolo, y Aarón no solo no los detuvo, sino que los animó a donar. Luego participó en la fabricación de este falso dios. Después, el pueblo declaró: “Israel, este es tu dios que te sacó de Egipto” (Éxo. 32:4). Cuán pecadores, malvados y estrechos de miras. Aunque acababan de fabricar este ídolo, declararon que él los había liberado. ¿No es asombroso cómo los deseos pecaminosos pueden pervertir nuestro pensamiento y nuestras acciones? La gente celebra sus propias creaciones mientras su humanidad y su moralidad se degradan en el proceso.“Para hacer frente a semejante crisis hacía falta un hombre de firmeza, decisión y ánimo imperturbable, alguien que considerara el honor de Dios por sobre el favor popular, su seguridad personal y su propia vida. Pero el líder provisorio de Israel no tenía ese carácter. Aarón reconvino débilmente al pueblo, pero su vacilación y timidez en el momento crítico solo sirvieron para hacerlos más decididos. El tumulto creció. Un frenesí ciego e irrazonable pareció posesionarse de la multitud. Algunos permanecieron fieles a su pacto con Dios; pero la mayoría del pueblo se unió a la apostasía” (Elena de White, Patriarcas y profetas, pp. 326, 327).
- ¿Cómo pudo Aarón, un dirigente, haber sido tan débil? ¿Qué justificaciones pudo haber dado interiormente a sus terribles acciones?
Lección de Escuela Sabática
Lección 11: Para el 13 de septiembre de 2025
APOSTASÍA E INTERCESIÓN
Sábado 6 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 32:1-6; Salmos 115:4-8; Isaías 44:9, 10; Romanos 1:22-27; Éxodo 32:7-32; Isaías 53:4.
PARA MEMORIZAR:
“Entonces volvió Moisés ante el Señor y le dijo: ‘Este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro. Te ruego que perdones su pecado. Y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito’ ” (Éxo. 32:31, 32).
Aunque Moisés había estado ausente del campamento de Israel durante solo cuarenta días, ¿qué sucedió? El pueblo de Dios se apartó de él y adoró a un ídolo, el becerro de oro. ¿Cómo pudieron hacer eso después de tantas señales poderosas, experiencias y milagros?
Podría haber muchas respuestas para ese interrogante y tal vez algo acertado en todas ellas. ¿Acaso el pueblo no entendía quién era Dios en realidad? ¿O fueron sus poderosas experiencias con él eclipsadas por sus deseos carnales y pecaminosos? ¿No apreciaban lo que Dios había hecho por ellos, sino que lo daban todo por sentado? ¿Estaba su entendimiento nublado, estropeado por sus preocupaciones cotidianas y su antigua manera pecaminosa de pensar? ¿Eran simplemente desagradecidos para con las misericordiosas acciones de Dios en su favor? ¿Olvidaron tan rápidamente los poderosos actos de Dios (Sal. 106:13, 21-23)? ¿O podría adjudicarse todo al fallido liderazgo de Aarón? “Con Aarón también el Señor se enojó en gran manera para destruirlo” (Deut. 9:20).
Cualesquiera que hayan sido las razones de tan terrible apostasía, ¿qué lecciones podemos extraer de ella, no solo acerca de la pecaminosidad humana, sino del amor misericordioso de Dios hacia los seres humanos a pesar de su pecaminosidad?
Lección de Escuela SabáticaLección 10 | Viernes 5 de septiembrePARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee el capítulo titulado “El Tabernáculo y sus servicios” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 356-372.El Tabernáculo era un lugar especial donde se realizaba la expiación por los pecados confesados por el pueblo de Dios. Era el lugar donde todo el plan de salvación había sido revelado con considerable detalle a los hijos de Israel mientras estaban en el desierto. Allí se enseñaban la justificación, la santificación y el juicio. Todos los sacrificios de animales apuntaban a la muerte de Jesús, al perdón de los pecados y, finalmente, a la eliminación de estos. La Ley de Dios, la norma de justicia, estaba además junto a los sacrificios.“La Ley de Dios, guardada como reliquia dentro del Arca, era la gran regla de justicia y juicio. Esa ley determinaba la muerte del transgresor; pero encima de la Ley estaba el Propiciatorio, donde se revelaba la presencia de Dios y desde el cual, en virtud de la Expiación, se otorgaba perdón al pecador arrepentido. Así, en la obra de Cristo en favor de nuestra redención, simbolizada por el servicio del Santuario, ‘la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron’ (Sal. 85:10)” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 361).PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Cuántas veces has dicho: “Haré todo lo que el Señor me diga”? ¿Hasta qué punto has tenido éxito? Al final de la permanencia de cuarenta días de Moisés con el Señor en el monte Sinaí, Dios subrayó que los israelitas debían observar su sábado porque sería una señal entre Dios y ellos de que era el Señor quien los haría santos.
- ¿Qué papel desempeñan la santidad y la santificación en la observancia del sábado?
- El Señor quería que los israelitas hicieran un santuario para habitar entre ellos. Cuán fascinante es el hecho de que ese lugar fuera el centro de la salvación para Israel. Fue allí, en ese santuario, donde Dios habitó en medio de su pueblo y donde el plan de salvación fue revelado mediante tipos y sombras. ¿Qué nos dice esto acerca de nuestra total dependencia de Dios para la salvación?
- ¿Qué significa el hecho de que todos los pecados del pueblo de Dios eran llevados al Santuario, a la casa de Dios, por medio de la sangre de los animales sacrificados? ¿Cómo refleja esta asombrosa verdad, aunque sea vagamente, lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros y lo que está haciendo ahora en nuestro favor en el Santuario celestial?
Lección de Escuela SabáticaLección 10 | Jueves 4 de septiembreLLENO DEL ESPÍRITU DE DIOSDios instruyó a Moisés en la preparación de cada detalle de los servicios del Tabernáculo. Los sacerdotes debían tener vestiduras sacerdotales, pero el sumo sacerdote llevaba un efod especial con los nombres de los hijos de Israel. También llevaba un pectoral que portaba el Urim y el Tumim, y debía estar sobre su corazón (Éxo. 28). Todos los sacerdotes debían ser consagrados (Éxo. 29). Otros elementos que debían ser cuidadosamente preparados eran el Altar del Incienso, la fuente para el lavamiento, el aceite de la unción y el incienso (Éxo. 30).Lee Éxo. 31:1 al 18. ¿Qué ayuda especial proveyó Dios para que todos los detalles del Tabernáculo y sus servicios fueran preparados de forma hermosa y adecuada?Esta es la primera ocasión en que las Escrituras dicen que Dios llenaría a una persona con el Espíritu de Dios. ¿Qué significa esto? Bezaleel fue capacitado para trabajar artísticamente en el Tabernáculo.Eso significa que fue equipado con nuevas habilidades, comprensión y conocimiento acerca de la artesanía necesaria. Además, Dios otorgó a Aholiab y a muchos otros artesanos el mismo Espíritu para ayudar en este trabajo.En medio de toda esta creatividad, el sábado es presentado como una señal de que Dios santifica a su pueblo, lo cual significa que la observancia del cuarto Mandamiento está asociada a la santificación. Ezequiel observó más tarde: “Les di también mis sábados, para que fuesen una señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy el Señor que los santifico” (Eze. 20:12).El sábado nos recuerda que el Señor es nuestro Creador (Gén. 2:2, 3), Redentor y Dios (Deut. 5:15; Mar. 2:27, 28), y que él es santo. Él transforma a las personas con su presencia a fin de que crezcan mediante su Espíritu y su Palabra para reflejar un carácter amoroso, bondadoso, generoso y perdonador.El Decálogo fue el regalo culminante que Dios hizo a Moisés (Éxo. 31:18). Dios mismo escribió y entregó las dos tablas de piedra con los Diez Preceptos (Éxo. 31:18; Deut. 9:9-11). Estas tablas debían ser colocadas en el Lugar Santísimo y dentro del Arca del Pacto, bajo el Propiciatorio (Éxo. 25:21).
- La palabra “propiciatorio” proviene de un término hebreo que significa básicamente “expiar”. ¿Por qué fue colocado el “propiciatorio” sobre la Ley de Dios? ¿Qué esperanza debemos ver en este hecho?
Lección de Escuela SabáticaLección 10 | Miércoles 3 de septiembreEN MEDIO DE SU PUEBLODios instruía a su pueblo por diversos medios, y uno de ellos era el Santuario. Todos sus servicios apuntaban a Jesús; eran lecciones objetivas del plan de salvación que se llevaría a cabo por medio de Jesús muchos siglos después.Lee Éxodo 25:1 al 9. ¿Qué verdades cruciales, prácticas y teológicas se desprenden de estos versículos?Aunque Dios estaba guiando a los israelitas y ya estaba cerca de ellos, ordenó a Moisés que construyera un santuario: “Y me harán un santuario, para que yo habite entre ellos” (Éxo. 25:8). Dios quería mostrarles de forma tangible que él estaba realmente con ellos. Aunque se habían equivocado muchas veces, él no los había abandonado, y “después de que les fue devuelto el favor del Cielo” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 356) recibieron la orden divina y comenzó el proceso de construcción del Santuario.La Biblia asegura que Dios no vive en templos y edificios construidos por el hombre (Hech. 7:47-50) porque él es más grande que los cielos y el cielo no puede contenerlo. Pablo afirmó lo siguiente en el Areópago de Atenas: “El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas” (Hech. 17:24). Asimismo, el rey Salomón dijo: “¿Habitará ciertamente Dios en la tierra? Si los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener, ¡cuánto menos esta casa que yo edifiqué!” (1 Rey. 8:27). El Santuario debía ser el lugar donde Dios manifestaría su presencia a su pueblo.Los israelitas debían traer una ofrenda voluntaria para la construcción del Santuario. Debían dar regalos preciosos y costosos, como oro, plata, bronce, madera de acacia, diversos tipos de telas finas, aceite de oliva y especias.Éxodo 25:10 a 27:21 registra muchos detalles acerca del Tabernáculo y sus servicios. Dios proporcionó a Moisés un plano con instrucciones específicas para construir y amueblar el Tabernáculo, incluyendo el Arca del Pacto, la mesa de los panes de la proposición, el candelabro, los altares, las cortinas, los colores y las medidas.Moisés tuvo que construir el Tabernáculo según el modelo que Dios le mostró (Éxo. 25:9, 40; 26:30), que era un reflejo del Santuario celestial (Heb. 8:1, 2; 9:11). El Santuario terrenal había cumplido una función crucial hasta la muerte de Jesús y su ministerio en el Santuario celestial, lo que anuló el Santuario terrenal, una verdad simbolizada por el rasgamiento de la cortina ante el Lugar Santísimo en ocasión de la muerte de Cristo (Mat. 27:51; Mar. 15:38).
Lección de Escuela SabáticaLección 10 | Martes 2 de septiembrePODER PARA OBEDECERLee Ezequiel 36:26 al 28. ¿Cómo se produce la obediencia en nuestra vida?Los israelitas declararon fervientemente en tres ocasiones que obedecerían a Dios (Éxo. 19:8; 24:3, 7). La obediencia es importante, aunque la Biblia enseñe que los seres humanos somos débiles, frágiles y pecadores. Esta triste verdad se hizo manifiesta no solo en la historia del antiguo Israel, sino también a lo largo de la historia del pueblo de Dios.En vista de ello, ¿cómo podemos seguir fielmente a Dios?La buena noticia es que el Señor siempre nos capacita para que podamos hacer lo que nos ordena. La ayuda que no está dentro de nosotros viene de nuestro exterior a fin de capacitarnos para hacer lo que Dios exige. Esto es obra suya. En el núcleo de su resumen teológico en Ezequiel 36:26 y 27, el profeta Ezequiel deja muy claro este punto. Solo Dios puede realizar un cambio de corazón, sustituyendo el nuestro de piedra por uno que sea sensible. En tal sentido, Josué recordó a su audiencia: “Ustedes son incapaces de servir al Señor” (Jos. 24:19, NVI).Nuestra parte es decidir seguir a Dios. Necesitamos tomar cada momento la decisión de rendirnos a él. Y eso es porque no somos siquiera capaces de poner por obra nuestra decisión de servirlo. Pero, cuando entregamos nuestra debilidad a Dios, él nos hace fuertes. Pablo dice: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:10).Observa el uso del pronombre “yo” por parte de Dios en Ezequiel 36:24 al 30: Dios reúne, limpia, quita, da, pone y moviliza para obedecer cuidadosamente su Ley. Él se identifica contigo, y si te asocias estrechamente con él, harás lo que él hace. La unidad entre tú y Dios será dinámica, poderosa y viva.El énfasis en este pasaje está nuevamente en la actividad de Dios. La Biblia dice: “Pondré mi Espíritu dentro de ustedes, y haré que anden en mis mandamientos, que guarden mis normas, y las cumplan” (Eze. 36:27). Dios ordena a las personas que le sean obedientes y les da el poder para hacerlo. Dios siempre ayuda a su pueblo a hacer lo que exige. La obediencia (no solo nuestro desempeño o nuestros logros) es un don de Dios, al igual que la justificación y la salvación (Fil. 2:13).
- Si se nos ha prometido el poder para obedecer, ¿por qué nos resulta tan fácil pecar?
Lección de Escuela SabáticaLección 10 | Lunes 1 de septiembreVER A DIOSLee Éxodo 24:9 al 18. ¿Qué experiencia asombrosa vivieron aquí los hijos de Israel?Tras el firme restablecimiento del pacto con Dios, Moisés subió nuevamente al Sinaí. No estaba solo al comienzo de su ascenso, sino que tenía la excelente compañía de 73 líderes israelitas. Esa fue la experiencia cumbre para ellos, pues vieron a Dios (teofanía). El texto subraya dos veces el asombroso hecho. También fue único el momento en que los líderes sellaron el pacto con Dios al comer juntos. Era un banquete, y el Dios de Israel fue su anfitrión. Fue un gran honor concedido por Dios a esos líderes.En el Cercano Oriente, participar de la comida con alguien era, en los tiempos bíblicos, y aún hoy en cierta medida, una experiencia significativa, un gran honor y un privilegio. Ofrecía perdón y formaba un vínculo de amistad. Implicaba estar disponible para la otra persona y permanecer juntos en tiempos de crisis y problemas. Al comer juntos, se prometían sin palabras que, si a uno le ocurría algo, el otro acudiría en su ayuda. Una invitación a comer era algo especial que no se dirigía a cualquier persona.Por otra parte, rechazar una invitación era uno de los peores insultos. Esta idea nos ayuda a entender los relatos del Nuevo Testamento en los que Jesucristo fue duramente criticado por comer con pecadores (Luc. 5:30). Cuando los creyentes celebran la Cena del Señor, también establecen este estrecho vínculo con otros creyentes que son pecadores como ellos. Durante esta comida, celebramos el perdón y la salvación que tenemos en Jesús (ver Mat. 26:26-30; Mar. 14:22-25; 1 Cor. 11:23-29).Lamentablemente, algunos de los que habían subido con Moisés cayeron más tarde en pecado y perdieron la vida (ver Lev. 10:1, 2, 9). Aunque tuvieron allí una experiencia tan profunda con Dios, no fueron transformados ni convertidos por ella. La poderosa lección que esto enseña es que la posesión de la verdad y de privilegios sagrados no implica necesariamente conversión. En vista de la privilegiada experiencia que tuvieron en el monte, estos hombres deberían haber sido los últimos en caer como lo hicieron.
- Reflexiona detenidamente en la historia de estos hombres tan privilegiados, que eran incluso hijos de Aarón. ¿Qué advertencia representa esto para nosotros como adventistas, tan privilegiados por la luz que se nos ha confiado?
Lección de Escuela SabáticaLección 10 | Domingo 31 de agostoEL LIBRO Y LA SANGRELee Éxodo 24:1 al 8. ¿Qué papel desempeñan la lectura de la Palabra de Dios y la aspersión de la sangre en la ratificación del pacto entre Dios y su pueblo?El Dios vivo de la Biblia es el Dios de las relaciones. Lo importante para él no son las cosas ni los programas, sino las personas. En consecuencia, él presta mucha atención a los seres humanos, y el propósito primordial de sus actividades es construir una relación personal con ellos. No podría ser de otra manera, ya que un Dios que “es amor” debe estar interesado en las relaciones y porque el amor no es posible sin ellas.Jesús dijo: “Y cuando yo sea levantado de la tierra, a todos atraeré hacia mí” (Juan 12:32). Dios está interesado no solo en nuestro comportamiento ético, en una doctrina correcta o en un conjunto de acciones adecuadas, sino, sobre todo, en una relación personal e íntima con nosotros. Las dos instituciones traídas a la existencia en ocasión de la Creación (Gén. 1-2) tienen que ver con las relaciones: la primera de ellas, el sábado, con la relación vertical con Dios; la segunda, el matrimonio, con la relación horizontal entre los humanos.La ratificación del pacto en el Sinaí debía reforzar la relación especial que Dios quería tener con su pueblo. En la ceremonia, el pueblo se comprometió dos veces a obedecer a Dios en todo lo que él exigiera. “Haremos todo lo que el Señor ha dicho”, proclamaron. Lo decían en serio, pero no eran conscientes de su fragilidad y su falta de poder. La sangre del pacto fue rociada sobre el pueblo, indicando que Israel solamente podía seguir las instrucciones de Dios en virtud de los méritos de Cristo.No queremos aceptar que nuestra naturaleza humana es frágil, débil y completamente pecaminosa. Tenemos una tendencia inherente al mal. Para poder hacer el bien, necesitamos ayuda externa. Esta ayuda solo proviene de Arriba, del poder de la gracia de Dios, de su Palabra y del Espíritu Santo. E incluso con todo esto a nuestra disposición, ¡cuán fácil nos resulta ceder al mal!De allí que una estrecha relación personal con Dios era tan esencial para el pueblo de entonces, en el Sinaí, como para nosotros hoy.
- “Haremos todo lo que el Señor ha dicho” (Éxo. 24:3). ¿Cuántas veces has dicho lo mismo y has fracasado? ¿Cuál es la única solución para ese problema?
Lección de Escuela SabáticaLección 10: Para el 6 de septiembre de 2025EL PACTO Y EL MODELOSábado 30 de agostoLEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 24:1-18; 1 Corintios 11:23-29; Levítico 10:1, 2; Ezequiel 36:26-28; Éxodo 25:1-9; Éxodo 31:1-18.PARA MEMORIZAR:“Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todas las leyes. Y el pueblo respondió a una voz: ‘Haremos todo lo que el Señor ha dicho’ ” (Éxo. 24:3).Como su Dios, Creador y Redentor, el Señor deseaba estar con su pueblo y habitar en medio de ellos. Nos creó para estar en estrecha comunión con él. Sin embargo, si las relaciones significativas con otras personas requieren tiempo y esfuerzo, lo mismo ocurre con nuestra relación con Dios. Puede ser una experiencia edificante y llena de crecimiento, pero solo si pasamos tiempo con él. En términos prácticos, esto significa estudiar su Palabra (Dios nos habla por medio de ella), orar (abrir nuestro corazón a Dios), y dar testimonio a otros acerca de la muerte, resurrección y retorno de Cristo (participación en la misión de Dios). A medida que Dios nos bendice, nos convertimos en canales de bendiciones para los demás. La atención debe centrarse en Dios, no en nosotros (Heb. 12:1, 2). Al conectarnos con él, Dios puede capacitarnos para prestar atención a sus enseñanzas, lo que significa obediencia a su Palabra. No es de extrañar que la generación de seguidores de Cristo de los últimos tiempos sea descrita como integrada por personas que “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12). Es muy sencillo: amamos a Dios y le somos obedientes como evidencia de ese amor.
Lección de Escuela SabáticaLección 9 | Viernes 29 de agostoPARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee el capítulo titulado “La ley dada a Israel” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 318-324.Puesto que vivimos en el territorio de nuestro Enemigo, no es de extrañar que podamos ser heridos por sus hábiles y engañosas artimañas. ¿Quién de nosotros no ha conocido el dolor y el sufrimiento provocados por el pecado y el mundo caído y pecaminoso en el que vivimos? Desgraciadamente, esto forma parte de la vida, pero Dios nos da poder para afrontarlo.“Nuestro amado Salvador nos enviará ayuda en el momento mismo en que la necesitemos. El camino al Cielo quedó consagrado por sus pisadas. Toda espina que hiere nuestros pies hirió también los suyos. Toda cruz que debamos cargar ya la cargó él antes que nosotros. El Señor permite los conflictos con el fin de preparar al alma para la paz. El tiempo de angustia es una prueba severa y terrible para el pueblo de Dios; pero es el momento para que todo verdadero creyente mire hacia arriba, y, por medio de la fe, pueda ver el arco de la promesa que lo envuelve” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 691).PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Muchos se han sentido desconcertados durante siglos porque el Señor hizo que los paganos cananeos fueran expulsados de su tierra y a veces incluso exterminados. Es, sin duda, algo inquietante. Sin embargo, ¿cómo puede ayudarnos el hecho de que el amor de Dios también implica hacer justicia a confiar en que él manifestó su amor y no solo su justicia en esa ocasión?
- Medita en lo dicho por Jesús luego de hablar del amor a los demás, incluso a nuestros enemigos y a quienes nos odian: “Sean, pues, perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mat. 5:48). ¿Por qué enunciaría Jesús este requerimiento justo después de los anteriores? ¿Qué nos estaba diciendo aquí, no solo sobre lo que significa ser “perfectos”, sino también acerca de serlo como “nuestro Padre que está en los cielos”?
- El apóstol Pablo tenía una actitud positiva y edificante respecto de la Ley de Dios y sus funciones, pero se oponía al uso inadecuado de ella. ¿Qué significa su afirmación: “No están bajo la ley sino bajo la gracia” (Rom. 6:14)? ¿De qué maneras podemos abusar de la Ley? ¿Cuál es la diferencia entre justicia y venganza? ¿Son conceptos completamente distintos o solo manifestaciones diferentes de la misma idea? ¿Cómo podemos saber si nuestro anhelo de justicia no es en realidad un deseo de venganza?
Lección de Escuela SabáticaLección 9 | Jueves 28 de agostoVENGANZA“No se venguen ustedes mismos, amados míos, antes den lugar a la ira de Dios. Porque escrito está: ‘Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor’ ” (Rom. 12:19; ver también Deut. 32:35).¿Qué promesa y qué mandato se encuentran en los versículos recién citados, y cómo están estrechamente relacionados?Hasta que el Señor traiga la justicia, que tanta falta hace, era el deber de los jueces en el antiguo Israel aplicar la ley y determinar un castigo justo cuando ocurría un daño o lesión. Pero primero necesitaban investigar los hechos. El problema era que los maestros de la Ley en la época de Cristo aplicaban esta ley de una manera que abría la puerta a la venganza personal. Al hacerlo, el principio fue sacado de su contexto, y se perdió el propósito inicial. En consecuencia, defendían lo que la Ley realmente prohibía.Lee Mateo 6:4, 6; 16:27; Lucas 6:23, y 2 Timoteo 4:8. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de cómo veía Jesús los principios relativos a la recompensa y el castigo?Jesús no estaba en contra del principio de la recompensa y el castigo. La justicia es una cuestión de principios; es una parte crucial de la vida. Sin embargo, ningún individuo debe asumir el papel de juez, jurado y “verdugo”. ¡Qué fácil sería para nosotros pervertir la justicia! No nos corresponde a nosotros reparar el daño. Si hay que reparar un mal, debe hacerlo un tribunal objetivo; es la labor de los jueces.En este contexto, Jesús nos dice que seamos tan perfectos como nuestro “Padre celestial es perfecto” (Mat. 5:48). ¿Cómo podemos ser tan perfectos como Dios mismo? El amor desinteresado es la característica primordial de Dios. Él enseña a sus seguidores a amar a sus enemigos y a orar por quienes los persiguen. La verdadera perfección consiste en amar, perdonar y ser misericordioso (Luc. 6:36), incluso con quienes no lo merecen. Este principio, y las acciones a las que conduce, es lo que significa reflejar el carácter de Dios. ¿Cómo podemos aprender día a día a amar como se nos ha ordenado? ¿Por qué esto implica siempre la muerte al yo?
Lección de Escuela SabáticaLección 9 | Miércoles 27 de agostoOJO POR OJOLee Mateo 5:38 al 48. ¿Cómo interpretó Jesús el significado de la ley del talión? ¿Cómo deberíamos aplicarla hoy?En el Sermón del Monte, Jesucristo citó textos del Antiguo Testamento con los que sus oyentes estaban sin duda familiarizados. Sin embargo, habló en contra de las interpretaciones rabínicas vigentes, que a lo largo de los siglos se habían alejado del propósito original de esas leyes citadas. Es decir, la tradición humana no solo ocultaba el propósito de la Palabra de Dios, sino que también en algunos casos (pensemos en las regulaciones rabínicas acerca del sábado y lo que ellas habían hecho con el cuarto Mandamiento) había pervertido su intención y significado. Con sus palabras, Jesús estaba restaurando el sentido original de esas leyes.En el Monte de las Bienaventuranzas, Jesús trató de corregir algunas de esas interpretaciones erróneas señalando a sus oyentes la intención y el significado originales de los textos.Éxodo 21:24 (“ojo por ojo, diente por diente”) fue citado en Mateo 5:38 y 39 (“Ustedes oyeron que fue dicho... Pero yo les digo”) y se refería a la ley del talión. Este versículo es también utilizado en otros lugares de la Biblia (Lev. 24:20; Deut. 19:21).Esta ley fue formulada con la intención de evitar la venganza, de poner fin a las contiendas sangrientas y a las represalias sin una investigación previa. Los daños debían ser evaluados por jueces, y luego se establecía y pagaba una compensación monetaria adecuada. Esta práctica surgió para evitar que las personas tomaran la justicia en sus manos. Era necesario hacer justicia, pero en armonía con la Ley de Dios.Jesucristo, quien promulgó estas leyes sociales por medio de Moisés, conocía el propósito de ellas, razón por la cual podía aplicarlas de manera objetiva, de acuerdo con su intención original. El motivo detrás de ellas era hacer justicia, propiciar la reconciliación y restaurar la paz.Se podría argumentar que la justicia implica en cierto sentido una especie de venganza o vindicación. La correcta aplicación de estas leyes era un intento de encontrar el justo equilibrio entre la justicia y la vindicación.
- ¿Cómo puede la certeza de que Dios hará finalmente justicia ayudarnos a lidiar con las injusticias que vemos en el mundo?
Lección de Escuela SabáticaLección 9 | Martes 26 de agostoEL PLAN ORIGINAL DE DIOSLee Éxodo 23:20 al 33. ¿Qué métodos quiso utilizar Dios para conquistar la Tierra Prometida?La intención de Dios no era que los israelitas lucharan por su nuevo territorio, sino que este les sería otorgado. La Tierra Prometida había sido prometida a Abraham, Isaac y Jacob, y debería haber sido recibida por Israel como un regalo especial de Dios.El modelo para la conquista de la Tierra Prometida se hizo patente durante el cruce del Mar Rojo. Dios luchó por su pueblo y le concedió la victoria total sobre quienes pretendían destruirlo (Éxo. 14:13, 14). Los egipcios fueron derrotados porque el Señor intervino milagrosamente. Del mismo modo, en tiempos del rey asirio Senaquerib, Dios también derrotó al vasto ejército asirio, fuertemente equipado y bien entrenado, sin que los israelitas tuvieran que luchar. Dios les concedió la victoria porque el rey Ezequías creyó en la palabra de Dios que le fue comunicada por el profeta Isaías (2 Rey. 19:35; Isa. 37:36).Dios informó a Abraham que la Tierra Prometida no sería entregada inmediatamente a su posteridad, sino recién al cabo de cuatrocientos años (Gén. 15:13-16). ¿Por qué? La razón estaba relacionada con la maldad de los habitantes de Canaán. Dios estaba obrando misericordiosamente con ese pueblo y les concedió otro período de gracia para que se arrepintieran. Sin embargo, ellos continuaron en su rebelión contra Dios y sus valores, así que cuando la iniquidad de esas naciones alcanzó su clímax, Dios se dispuso a entregar su territorio a los hebreos como una nueva patria.Además, Dios prometió que expulsaría a las naciones delante de Israel usando dos métodos inusuales pero muy efectivos: (1) infundiendo temor a las naciones malvadas, y (2) con avispas que ahuyentarían a la gente. Antes de que los israelitas llegaran al nuevo territorio, sus enemigos abandonarían el lugar y huirían de ellos (Éxo. 23:27, 28).El papel crucial en la conquista de la Tierra Prometida lo desempeña el Ángel de Dios. Este Mensajero era Cristo, quien guiaba a Israel y los protegía. Él era la columna de nube que los guiaba de día y la columna de fuego durante la noche. Israel debía prestarle mucha atención y escucharlo porque tenía autoridad divina (Éxo. 23:21). El desafío a la voluntad de Dios y la incredulidad respecto de su liderazgo complicarían el avance del pueblo.• ¿Qué nos enseña acerca de la gracia de Dios el hecho de que concedió muchos años a los paganos para que abandonaran sus malos hechos? A su vez, ¿qué nos enseña eso acerca de los límites de su gracia hacia quienes se niegan a aceptarla?
Lección de Escuela SabáticaLección 8 | Miércoles 20 de agostoDIFERENTES FUNCIONES DE LA LEY DE DIOSLa Ley de Dios revela su carácter; es decir, quién es él. Puesto que Dios es santo, justo y bueno, su Ley también lo es. Pablo confirma esto cuando dice: “La ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Rom. 7:12).La Biblia presenta la Ley de Dios de forma muy positiva (Mat. 5:17, 18; Juan 14:15; 1 Cor. 7:19). Es posible crear poemas acerca de ella (como Sal. 119), entonar cánticos acerca de la Ley (Sal. 19), y meditar en ella día y noche (Sal. 1:2; Jos. 1:8). La Ley ayuda a alejarse del mal, y da sabiduría, entendimiento, salud, prosperidad y paz (Deut. 4:1-6; Prov. 2-3).La Ley de Dios es como una valla que crea un amplio espacio de libertad para la vida y que advierte que los peligros, los problemas, las complicaciones e incluso la muerte acechan más allá de sus límites (Gén. 2:16, 17; Sant. 2:12).La Ley es también como una señal indicadora que señala a Jesús, quien perdona nuestros pecados y transforma nuestra vida (2 Cor. 5:17; 1 Juan 1:7-9). De este modo, nos conduce como si fuera un tutor (paidagogos, en griego) hacia Cristo (Gál. 3:24).Lee Santiago 1:23 al 25. ¿Cómo nos ayudan estas palabras a percibir la función y la importancia de la Ley, aunque ella no pueda salvarnos?Un espejo puede revelar defectos, pero no puede hacer que desaparezcan. El espejo señala los problemas, pero no ofrece ninguna solución para ellos. Lo mismo ocurre con la Ley de Dios. Intentar justificarse ante Dios cumpliendo la Ley sería como mirarse al espejo con la esperanza de que, tarde o temprano, este hará desaparecer una mancha del rostro.Puesto que somos salvados por medio de nuestra fe, no por las obras, ni siquiera las de la Ley, algunos cristianos afirman que esta fue abolida y que ya no tenemos que obedecerla. Eso es un grave error de interpretación de la relación entre la Ley y el evangelio en vista de la siguiente afirmación de Pablo: “Yo no hubiera conocido el pecado sino por medio de la ley” (Rom. 7:7). La existencia de la Ley es precisamente la razón por la que necesitamos el evangelio.
- ¿Cuán exitosos han sido tus intentos de obedecer la Ley de Dios? ¿Lo suficiente como para basar tu salvación en ella? Si no es así, ¿por qué necesitas el evangelio?
Lección de Escuela SabáticaLección 8 | Martes 19 de agostoEL DON DEL DECÁLOGOLee Éxodo 20:1 al 17. ¿Cuáles son los principios expresados en el Decálogo y cómo está organizado?Nota que el Decálogo no comienza con los mandamientos, sino con la acción misericordiosa de Dios en favor de su pueblo: “Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de Egipto, de casa de servidumbre” (Éxo. 20:2). El Señor muestra primero su gracia dando libertad y salvación a Israel, y solo después revela su voluntad. Los mandamientos debían ser observados como una expresión de amor y gratitud por lo que Dios había hecho por ellos.La palabra clave con la que Dios resume el Decálogo es “amor” (Rom. 13:10). El mandamiento más importante es el del amor, que se expresa de dos maneras: amor a Dios (Deut. 6:5) y amor al prójimo (Lev. 19:18).En los cuatro primeros mandamientos, el Decálogo interpreta lo que significa amar a Dios; en los seis siguientes, la Ley interpreta lo que significa amar al prójimo. El Decálogo comienza con el deber de honrar a Dios por encima de todo (amor vertical) y continúa con el respeto a los demás (amor horizontal):
- Honrar y venerar a Dios concediéndole el primer y más elevado lugar en cada situación de nuestra vida.
- Honrar y preservar la posición única de Dios y no sustituirlo por un ídolo de cualquier índole, ya sea físico, simbólico o espiritual. Nuestros afectos más puros pertenecen al Señor.
- Reverenciar el nombre de Dios, su reputación y su carácter.
- Honrar su día de descanso y adoración: el séptimo día semanal, el sábado.
- Respetar a los padres.
- Respetar la vida.
- Respetar el matrimonio.
- Respetar la propiedad de las personas.
- Respetar la reputación de los demás.
- Respetarnos a nosotros mismos para que ningún deseo egoísta manche nuestro carácter.
Como dijo el propio Jesús: “Si me aman, guardarán mis mandamientos” (Juan 14:15; ver también 1 Juan 4:20, 21). Por lo tanto, la verdadera obediencia no es más que una expresión de amor y gratitud hacia Jesús, un amor que se expresa con mayor intensidad en la manera en que tratamos a nuestro prójimo.
Lección de Escuela SabáticaLección 8 | Lunes 18 de agostoLA PREPARACIÓN PARA RECIBIR EL DONLee Éxodo 19:9 al 25. ¿Cómo preparó Dios a Israel para recibir los Diez Mandamientos?Dios dio instrucciones específicas acerca de cómo debían prepararse los israelitas para la entrega de la Ley en el Sinaí. Su pureza externa debía reflejar su total dedicación a Dios. Tenían que estar preparados para la espléndida manifestación de la gloria del Señor que estaba a punto de ocurrir. Cuando llegó, vino acompañada de “truenos y relámpagos, y una espesa nube sobre el monte. Y un penetrante sonido de trompeta estremeció a todo el pueblo que estaba en el campamento” (Éxo. 19:16).El Decálogo, los Diez Mandamientos, es el corazón de la revelación de Dios y de la ética bíblica. Constituye la sustancia y el fundamento de las normas divinas para toda la humanidad. Sus principios son eternos y universales.Según el relato bíblico, el Decálogo fue anunciado por Dios (Éxo. 19:19; 20:1; Deut. 5:4, 5, 24), y fue escrito por él mismo (Éxo. 24:12; 31:18; Deut. 5:22). En dos ocasiones fue entregado a Moisés como un regalo especial (Éxo. 32:19; 34:1; Deut. 10:1, 2).En Éxodo, el Decálogo es llamado “el testimonio” (hebreo: ‘edut; Éxo. 31:18), o “las palabras del pacto” (hebreo: dibre habberit; Éxo. 34:28). En el libro de Deuteronomio, esas palabras son escritas en “las tablas del pacto” (Deut. 9:9, 11, 15). Ninguno de los dos libros utiliza la expresión hebrea que significa “mandamientos” (mitzvot), sino que en tres ocasiones son designados como “las diez palabras”, ‘aseret haddebarim, de dabar, que significa “palabra, sentencia, asunto, discurso, historia, promesa, pronunciamiento” (Ver Éxo. 34:28; Deut. 4:13; 10:4).Existen dos versiones del Decálogo con muy ligeras diferencias. La primera se encuentra en Éxodo 20:1 al 17 y la segunda en Deuteronomio 5:6 al 21. La segunda versión fue presentada oralmente por Moisés a Israel casi cuarenta años después del Sinaí, justo antes de que el pueblo entrara en la Tierra Prometida (Deut. 1:3, 4; 4:44-47). Estas circunstancias explican las ligeras diferencias entre ambas versiones.Cuando Pablo dijo que el amor es el resumen de la Ley, citó el Decálogo (Rom. 13:8-10). El amor es, en efecto, la suma de la Ley de Dios, porque él es un Dios de amor (1 Juan 4:16).
- ¿Cómo entiendes la idea de los Diez Mandamientos como expresión del amor de Dios? ¿Qué significa eso? ¿Cómo se revela en ellos el amor de Dios?
Lección de Escuela SabáticaLección 8 | Domingo 17 de agostoEN EL MONTE SINAÍLee Éxodo 19:1 al 8. ¿Qué prometió Dios a su pueblo al pie del monte Sinaí?Dios condujo a los israelitas al monte Sinaí, donde pronto les entregaría el Decálogo, los Diez Mandamientos. Se desconoce el lugar exacto, pero algunos estudiosos piensan que probablemente Jebel Musa, un monte en la Península del Sinaí de 2.285 metros de altura, es el lugar donde Moisés se encontró con Dios varias veces (por ejemplo, Éxo. 3:1; 19:2; 24:18) y donde Elías se encontró con el Señor años más tarde (1 Rey. 19:8), la misma montaña donde Dios llamó a Moisés para que sacara a Israel de Egipto (Éxo. 3:1, 10). En aquel momento, el Señor anunció a Moisés que este adoraría a Dios en ese mismo lugar junto con el Israel liberado, lo cual serviría como señal de que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob los estaba guiando (Éxo. 3:12).Tras dos meses de viaje, los israelitas llegaron al Sinaí (Éxo. 19:1), donde permanecerían aproximadamente un año (comparar Éxo. 19:1 con Núm. 10:11, 12). Durante este año recibieron de Dios muchas leyes, como se describe en Éxodo 19 al 40, Levítico 1 al 27 y Números 1:1 a 10:10. La permanencia de Israel en el monte Sinaí es la pieza central de la narración contenida en el Pentateuco. Es allí donde se sientan las bases de la transformación de los hebreos en el pueblo elegido de Dios, la única nación no sumida en el paganismo y la idolatría.Dios toma la iniciativa y establece el pacto entre él e Israel. Promete hacer de este un tesoro especial, un reino de sacerdotes, un pueblo santo, si sus integrantes le son obedientes y se mantienen en estrecha relación con él.Ser un pueblo santo significa dedicarse a Dios y revelar su carácter a los demás, especialmente a las naciones de su entorno. También fueron llamados a funcionar como un reino de sacerdotes que conectarían a otras personas con Dios, guiándolas hacia él y enseñándoles sus caminos y sus leyes. Ellos debían ser el tesoro especial de Dios pues el Señor quería hacer de Israel su canal para iluminar al mundo con el conocimiento acerca de él y de su carácter.Este pacto constituyó el establecimiento legal de una relación entre Dios y su pueblo. La fórmula general del pacto, que varía ligeramente en los distintos textos, es: “Los haré mi pueblo y seré su Dios” (ver Éxo. 6:7; Lev. 26:12; Jer. 24:7; 31:33; Heb. 8:10; Apoc. 21:3).
- ¡Imagina que fueras el “tesoro especial” de Dios! ¿Qué privilegios especiales implicaría eso? ¿Qué responsabilidades especiales tendrías?
Lección de Escuela SabáticaLección 8: Para el 23 de agosto de 2025EL PACTO EN EL SINAÍSábado 16 de agostoLEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 19:1-20:17; Apocalipsis 21:3; Deuteronomio 5:6-21; Santiago 1:23-25; Romanos 3:20-24; Romanos 10:4.PARA MEMORIZAR:“Ustedes vieron lo que hice a los egipcios, y cómo los tomé sobre alas de águila, y los he traído a mí. Ahora pues, si en verdad escuchan mi voz y guardan mi pacto, ustedes serán mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Y ustedes serán mi reino de sacerdotes y gente santa” (Éxo. 19:4-6).¿Hacia dónde condujo Dios a Israel después de liberarlo de Egipto? ¿A la Tierra Prometida? Aunque esa respuesta geográficamente sea correcta, es teológicamente errónea. Dios mismo responde la pregunta de la siguiente manera: “Ustedes vieron lo que hice a los egipcios, y cómo los tomé sobre alas de águila, y los he traído a mí” (Éxo. 19:4). Por lo tanto, la respuesta bíblico-teológica a la pregunta revela la prioridad y el objetivo de Dios: el Señor los condujo a él.Cuando los seres humanos se alejan de Dios, él los busca y los llama a volver a él. El mejor modelo de esta profunda verdad está en el Jardín del Edén, cuando Adán y Eva pecaron contra Dios al desobedecer su mandato y se escondieron de él. Él tomó la iniciativa y llamó a Adán: “¿Dónde estás?” (Gén. 3:9). Él siempre da el primer paso. Jesús lo afirma con elocuencia:“Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré descanso. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma” (Mat. 11:28, 29). Dios nos llama a todos. Nuestro destino eterno depende de nuestra respuesta.
Lección de Escuela SabáticaLección 7 | Viernes 15 de agostoPARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee el capítulo titulado “Del Mar Rojo al Sinaí” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 296-309.Poco después del incidente con el agua, la nación se enfrentó a un nuevo peligro (ver Éxo. 17:8-16). Los amalecitas, una tribu feroz y belicosa, los atacaron. “Los amalecitas no desconocían el carácter de Dios ni su soberanía, pero en lugar de temerlo, se habían empeñado en desafiar su poder. Las maravillas hechas por Moisés ante los egipcios fueron tema de burla para los amalecitas, y se mofaron de los temores de los pueblos circunvecinos. Habían jurado por sus dioses que destruirían a los hebreos de tal manera que ninguno escaparía, y se jactaban de que el Dios de Israel sería impotente para resistirlos. Los israelitas no los habían perjudicado ni amenazado. En ninguna forma habían provocado el ataque. Para manifestar su odio y su desafío a Dios, los amalecitas trataron de destruir al pueblo escogido.Durante mucho tiempo habían sido pecadores arrogantes, y sus crímenes clamaban a Dios exigiendo venganza; sin embargo, su misericordia todavía los llamaba al arrepentimiento. Pero, cuando cayeron sobre las cansadas e indefensas filas de Israel, sellaron la suerte de su propia nación” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 307).PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Reflexiona en el hecho de que Jetro aprendió acerca del Dios verdadero a partir de lo que Dios hizo por su pueblo. (Ver Deut. 4:4-8). ¿Por qué es válido hoy ese principio? Pregúntate a ti mismo y a tu clase qué tipo de testimonio presenta nuestra iglesia ante el mundo. ¿Qué mensaje damos al mundo acerca de la naturaleza y el carácter de nuestro Dios?
- Lee nuevamente 1 Corintios 10:4. ¿Qué debería enseñarnos esto acerca de la antigua herejía, sostenida aún por algunos, según la cual el Dios del Antiguo Testamento era vengativo, iracundo e implacable en contraste con Jesús? ¿Cómo muestra este versículo lo erróneo de esa creencia?
- Vuelve a leer lo que Elena de White escribió acerca de cómo los amalecitas tuvieron la oportunidad de conocer al Dios verdadero. Compara su actitud con la de Jetro. ¿Qué lecciones podemos aprender de esto acerca de por qué Dios trajo juicio no solo sobre ellos, sino también sobre muchos grupos humanos de la antigüedad con los que Israel entró en contacto?
Lección de Escuela SabáticaLección 7 | Jueves 14 de agostoEL PAN Y EL AGUA DE VIDALee 1 Corintios 10:11. ¿Qué razón aduce Pablo para que estos acontecimientos quedaran registrados?Pablo explica que todo lo sucedido a los israelitas quedó registrado a fin de que sirviera como ejemplo y advertencia para los seguidores de Cristo y los ayudara a evitar los mismos problemas; es decir, para que aprendieran de esas experiencias. Se trata, pues, de una instrucción pertinente para quienes vivimos en “el fin de los tiempos” (NVI). Dios da a su pueblo el Espíritu Santo para fortalecer a los creyentes con “poder, [...] amor y [...] dominio propio” (2 Tim. 1:7) a fin de que puedan tomar decisiones correctas y seguir sus enseñanzas. Jesucristo es la Fuente de la nueva vida (Juan 14:6), y solo él puede convertirnos “en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es el culto espiritual de ustedes. [...] No se conformen a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su entendimiento, para que puedan comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom. 12:1, 2).Jesús en su ministerio también usó las enseñanzas contenidas en estos relatos del Antiguo Testamento, los del maná y el agua en particular, para enseñar verdades acerca de sí mismo, quien condujo a los israelitas por el desierto.Lee Juan 4:7 al 15 y 6:31 al 51. ¿Qué verdades se nos revelan aquí a los cristianos?La samaritana descubrió que Cristo le ofrecía algo que no obtendría en ningún otro lugar. La sed interior de paz, alegría y felicidad procede de Dios y, por lo tanto, solo él puede satisfacerla (Sal. 42:1, 2).Más tarde, en el contexto del maná, Jesús explicó que fue Dios, no Moisés, quien lo proveyó al pueblo. Luego Jesús declaró: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre” (Juan 6:35). Jesús se identificó dos veces como el Pan de vida (Juan 6:35, 48).Así como el maná en el desierto era “pan del cielo” (Juan 6:31, 32), el agua de la roca era el regalo de Cristo para satisfacer la sed. Además de estos aspectos físicos, el pan y el agua tenían también un significado espiritual, pues Jesucristo es “el pan de vida” (Juan 6:35, 48) y el “agua viva” (Juan 4:10, 11, 14; 7:37, 38). Solo él, pues, puede saciar verdaderamente nuestras sed y hambre espirituales.
Lección de Escuela SabáticaLección 7 | Miércoles 13 de agostoJETROMoisés recibió la visita de Jetro, su suegro, también llamado Reuel (Éxo. 2:18), quien trajo consigo a Séfora, la mujer de Moisés, y a sus dos hijos, Gersón y Eliezer. Moisés salió a recibirlos cuando supo que venían.Lee Éxodo 18:1 al 27. ¿Qué pasos importantes en la historia de la nación tuvieron lugar aquí?Jetro vino porque oyó hablar de la asombrosa liberación de Israel por parte de Dios. Moisés narró a Jetro en detalle “todas las cosas que el Señor había hecho a Faraón y a los egipcios por amor a Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y cómo el Señor los había librado” (Éxo. 18:8).Jetro alabó la bondad de Dios y sus extraordinarias intervenciones en favor de su pueblo: “¡Alabado sea el Señor que los libró de mano de los egipcios y de Faraón, y libró al pueblo de la opresión egipcia! Ahora reconozco que el Señor es grande más que todos los dioses, porque prevaleció contra los que se ensoberbecieron contra ellos” (Éxo. 18:10, 11).Lo que vemos aquí es un ejemplo de cómo la obra de Dios en favor de los hebreos debía ser un testimonio para el mundo acerca de quién es el Dios verdadero y de lo que puede hacer por su pueblo.Mientras Jetro aprendía acerca del Dios verdadero, él mismo tenía consejos sabios y beneficiosos para ofrecer al pueblo de Dios. Moisés necesitaba organizar el sistema legal con principios justos y equitativos. También necesitaba jueces íntegros, dedicados y fieles. Jetro enumeró sabiamente las calificaciones que debían tener esas personas: (1) hombres que respetaran profundamente a Dios; (2) que fueran dignos de confianza; y (3) que odiaran la ganancia deshonesta. Personas capaces y de buen carácter debían estar a cargo de diferentes grupos de miles, centenas, cincuentenas y decenas. De este modo, la carga administrativa de Moisés se reduciría y podría centrarse en los problemas importantes. Como resultado, el pueblo estaría bien atendido.Moisés aceptó el sabio consejo de Jetro (Éxo. 18:24) y nombró líderes para diferentes funciones administrativas (ver también Deut. 1:9-18).
- Moisés podría haber despreciado el consejo de su anciano suegro y haberle dicho que se ocupara de sus asuntos, pero no lo hizo. ¿Qué lecciones importantes podemos aprender de su disposición a escuchar a esta persona que ni siquiera era hebrea?
Lección de Escuela SabáticaLección 7 | Martes 12 de agostoAGUA DE LA ROCAEn el desierto se necesita mucha agua. Dios se ocupó de este problema pese a que el pueblo era pendenciero, no confiaba en él, e incluso puso a prueba su capacidad y su disposición a proveerles el vital líquido. En su incredulidad, volvieron la vista a Egipto.Lee Éxodo 17:1 al 7. ¿Qué lección debería haber aprendido el pueblo de este incidente?Moisés llamó al lugar Masa, que significa “prueba”, y Meriba, que significa “rencilla”. El Señor dio agua a los israelitas a pesar de su incredulidad. Esas dos palabras deberían haberles recordado que no debían poner a prueba a Dios ni reñir con él (Heb. 3:7, 8, 15). Cuestionaron seriamente la presencia de Dios a pesar de las numerosas demostraciones previas que habían tenido de su compañía, poder y autoridad.“Moisés hirió la peña, pero fue el Hijo de Dios el que, escondido en la columna de nube, estaba junto a Moisés e hizo brotar las vivificadoras corrientes de agua. No solo Moisés y los ancianos, sino también toda la multitud que estaba de pie a lo lejos, presenciaron la gloria del Señor; pero si se hubiera apartado la columna de nube, habrían perecido a causa del terrible fulgor de aquel que estaba en ella” (Elena de White, Patriarcas y profetas, pp. 304, 305).El agua es símbolo de vida, pues esta no es posible sin aquella. Todas las células de nuestro cuerpo necesitan agua. Nosotros mismos estamos constituidos por un 60 % de agua. Incluso nuestros huesos están en parte compuestos por ella. Por lo tanto, el hecho de que Dios proporcionara agua a los israelitas en el desierto era evidencia de que Dios se preocupaba por sus necesidades y de que podían confiar en él. Pero, de nuevo, era necesario que fueran obedientes.Muchos siglos después, Pablo recuerda a los creyentes que la experiencia de los israelitas en el desierto fue única. Cristo mismo no solo los guio, sino que también les proporcionó agua (Sal. 78:15, 16) y satisfizo otras necesidades espirituales y físicas. En tal sentido, el apóstol afirmó: “La roca era Cristo” (1 Cor. 10:4). Para ellos, Cristo era la Fuente de la vida y el Dador de la vida eterna. Así como una roca es sólida, Dios guiaba firmemente a su pueblo. Se puede contar con él porque no deja de cumplir sus promesas.
- ¿En qué aspectos necesitas ahora mismo confiar en Dios? ¿Cómo puedes aprender a someterte a su voluntad y esperar hasta que él actúe a su debido tiempo? ¿Por qué no siempre es fácil hacerlo?
Lección de Escuela SabáticaLección 7 | Lunes 11 de agostoCODORNICES Y MANÁDesgraciadamente, existe un patrón repetitivo de rebelión en estas historias de peregrinación. La gente olvidaba notoriamente que la poderosa mano de Dios les había ayudado en el pasado y que él había provisto soluciones para sus dificultades. Dejaron que sus problemas presentes los cegaran respecto de su meta final y del futuro maravilloso prometido por Dios. Ese es un problema común incluso entre el pueblo de Dios actualmente.Lee Éxodo 16:1 al 36. ¿Por qué se quejaron los israelitas y qué ocurrió luego?Es importante notar que las tentaciones registradas en la Biblia suelen estar relacionadas con el alimento. En el Jardín del Edén, la Caída se debió a la acción de comer del árbol prohibido del conocimiento del bien y del mal (Gén. 2:16, 17; 3:1-6). Cuando Jesús fue tentado en el desierto, Satanás intentó hacerlo caer valiéndose primero de la comida (Mat. 4:3). Esaú perdió sus derechos como primogénito a causa de su apetito indisciplinado (Gén. 25:29-34). ¡Cuántas veces la desobediencia de Israel estuvo relacionada con la comida y la bebida! No es de extrañar que Moisés recordara a las generaciones posteriores: “El hombre no vive solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor” (Deut. 8:3).El maná era un alimento celestial que Dios suministró a los israelitas durante los cuarenta años en el desierto. Les enseñó mediante ese don que él es el Creador y el Proveedor de todo. Además, Dios usó la provisión sobrenatural de maná para mostrarles cómo guardar el sábado, el séptimo día semanal.Cada semana ocurrían cuatro milagros: (1) Dios proveía una ración diaria de maná durante cinco días. (2) Los viernes recibían una ración doble de maná, pues este no les sería provisto el sábado. (3) La ración extra del viernes reservada para el sábado no se echaba a perder. (4) No caía maná en sábado. Dios realizaba constantemente estos milagros para que el pueblo recordara el sábado y celebrara la bondad de Dios durante ese día. Dios dijo: “Tomen en cuenta que yo, el Señor, les he dado el sábado” (Éxo. 16:29, NVI).
- A los humanos nos agrada comer y fuimos creados para disfrutar de ello. La abundancia de alimentos que crecen en la tierra (nuestra dieta original) revela que Dios quiere que comamos y que nos agrade lo que comemos. Sin embargo, ¿cómo es posible abusar del maravilloso don de la comida y del apetito?
Lección de Escuela SabáticaLección 7 | Domingo 10 de agostoAGUAS AMARGASEn los incidentes registrados en la Biblia, distintos personajes desempeñan papeles diferentes, buenos o malos, y debemos prestar mucha atención a las tramas, los lugares, los tiempos y los villanos. Sin embargo, lo más importante de un relato suele ser el desenlace y las lecciones aprendidas. Lo mismo puede decirse de los relatos bíblicos acerca de la historia del pueblo de Dios tras el cruce del Mar Rojo.Como muestran los episodios, Dios es el Solucionador de problemas y el Pacificador. Sin embargo, su labor es dificultada por la incredulidad de las personas. Debido a su constante murmuración y desobediencia, los hebreos experimentaron serias complicaciones e incluso tragedias. Trajeron sobre sí mismos muchas dificultades debido a su incredulidad e impenitencia.Lee Éxodo 15:22 al 27. Tras el cruce del Mar Rojo, ¿cuál fue el trasfondo del primer milagro realizado?La primera prueba de la fe de Israel estuvo asociada a la necesidad de agua, lo que no es de extrañar dado el difícil, caluroso y seco entorno del desierto. Después de tres días de viaje, el pueblo finalmente encontró agua, pero no era potable. Marah significa “amargo”, y como el agua era amarga la fe de Israel en su bondadoso Señor se tambaleó rápidamente. Sin embargo, Dios reaccionó con compasión, y el primer milagro fue realizado con un trozo de madera. Por supuesto, no fue la madera sino el Señor quien hizo que el agua se tornara dulce y potable. El pueblo tuvo que aprender importantes lecciones: (1) paciencia para esperar el momento oportuno del Señor, y (2) que Dios hace las cosas en cooperación con los seres humanos.Sin embargo, los hijos de Israel dieron muchas cosas por sentadas y rápidamente olvidaron los grandes milagros que Dios había hecho por ellos, milagros por los que tan apasionadamente le habían cantado alabanzas, declarando: “¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas?” (Éxo. 15:11).Sin embargo, incluso después de sus quejas, Dios prometió que no traería sobre los israelitas “ninguna de las enfermedades” (Éxo. 15:26, NVI) que habían asolado a los egipcios. Él los protegería, pero solo podrían experimentar el cumplimiento de esta promesa si se mantenían fieles a él.
- ¿Qué pruebas y luchas has traído sobre ti mismo? ¿Qué consuelo puedes obtener al saber que Dios seguirá obrando en tu favor si cooperas con él?
Lección de Escuela SabáticaLección 7: Para el 16 de agosto de 2025EL PAN Y EL AGUA DE VIDASábado 9 de agostoLEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 15:22-16:36; Génesis 3:1-6; Éxodo 17:1-7; 1 Corintios 10:4; Éxodo 18:1-27; 1 Corintios 10:11.PARA MEMORIZAR:“Y el Señor dijo a Moisés: ‘¿Hasta cuándo se negarán a guardar mis mandamientos y mis leyes? Miren que el Señor les dio el sábado. Por eso en el sexto día les da pan para dos días. Quédese, pues, cada uno en su estancia, y nadie salga de su lugar en el séptimo día’. Así, el pueblo reposó el séptimo día” (Éxo. 16:28-30).Tras salir de Egipto, Israel emprendió un viaje desconocido hacia la Tierra Prometida. El pueblo se enfrentaba a un exigente y largo camino, y necesitaba aprender una multitud de lecciones. El Señor los guiaría y cuidaría, y deseaba ayudarlos a crecer, pero debían aprender disciplina, dominio propio, abnegación, generosidad, confianza en el Señor y, especialmente, obediencia.Moisés era un líder visible, y el pueblo tenía que seguirlo y aceptar su liderazgo si querían triunfar. Era crucial que permanecieran unidos, que cooperaran como comunidad y que se ayudaran mutuamente. Había muchos obstáculos y desafíos por delante. Gran parte de su crecimiento espiritual dependería de cómo enfrentaran esos desafíos y respondieran a Moisés, especialmente cuando los retos fueran grandes.El conocido adagio chino de que “un viaje de mil kilómetros comienza con un solo paso” era acertado en la situación de ellos, y necesitaban confiar en las indicaciones del Señor a cada paso. Trágicamente, como veremos, no aprendieron esas lecciones tan fácilmente. Pero ¿quién lo hace?
Lección de Escuela SabáticaLección 6 | Viernes 8 de agostoPARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee el capítulo titulado “El Éxodo” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 286-295.Dios estaba con los israelitas a pesar de la escasa fe de ellos. Deseaba instruirlos y guiarlos a fin de que pensaran y se comportaran como su pueblo elegido. Dios los guio pacientemente y los dirigió a un lugar donde encontrarían menos desafíos. Elena de White dice lo siguiente al respecto: “Los israelitas estaban pobremente preparados para un encuentro con ese pueblo poderoso y belicoso. Tenían un conocimiento muy limitado de Dios y poca fe en él, y se habrían aterrorizado y desanimado. Carecían de armas y no estaban habituados a la guerra; tenían el espíritu deprimido por su prolongada servidumbre, y se hallaban estorbados por las mujeres y los niños, los rebaños y las manadas. Al dirigirlos por la ruta del Mar Rojo, el Señor se reveló como un Dios compasivo y juicioso” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 287).Acerca del cántico de Moisés, el Comentario bíblico Andrews dice lo siguiente: “La certeza de este acto redentor de Dios en la historia nos asegura que nada tenemos que temer del futuro. La última estrofa se centra en los enemigos futuros que tendrían que ser enfrentados en la conquista de Canaán. Por causa del ‘brazo poderoso’ (RVC) de Dios, enmudecerían ‘como una piedra’ (v. 16). Cuando enfrentamos certeras imposibilidades, cuando nos sentimos acorralados y no sabemos adónde acudir, podemos encontrar seguridad en ‘el cántico de Moisés’, porque conmemora un gran acontecimiento de la historia del pueblo de Dios” (Comentario bíblico Andrews, t. 1, p. 250).PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Por qué nos encontramos tan a menudo en la posición de los hebreos después de su increíble liberación de Egipto, pero antes del desafío del Mar Rojo? Es decir, ¿por qué nos sigue resultando tan fácil mostrar y expresar falta de fe a pesar de tantas demostraciones divinas de bondad y amor para con nosotros?
- ¿Por qué el faraón siguió persiguiendo a Israel después de todo lo sucedido, incluida la muerte de los primogénitos? ¿Qué debería decirnos esto acerca de cuán peligroso es para cualquiera de nosotros endurecerse a causa del pecado o pecar?
- Aunque todos enfrentamos a veces pruebas terribles, muchos hemos tenido (y seguimos teniendo) días muy buenos y momentos en los que no nos ocurre nada malo a nosotros ni a nuestros seres queridos. ¿Por qué deberíamos considerar esos momentos como una demostración de la gracia y la protección de Dios, sobre todo en vista de que vivimos en territorio “enemigo”? Es decir, ¿por qué deberíamos acordarnos siempre de alabar a Dios en los buenos tiempos, ya que no sabemos de qué calamidades hemos sido librados?
Lección de Escuela SabáticaLección 6 | Jueves 7 de agosto"EL CÁNTICO DE MOISÉS Y DE MARÍA"Todo el ejército egipcio fue derrotado y nadie sobrevivió, incluido el faraón (ver Sal. 136:15). Fue una derrota impresionante para los egipcios y una victoria completa para el pueblo de Dios. No es de extrañar que, a lo largo de toda su historia y hasta el día de hoy, los judíos revivan este incidente.Lee Éxodo 15:1 al 21. ¿Cuál es el contenido del cántico de Moisés?Este cántico alaba al Señor porque es un Guerrero poderoso que derrotó a quienes se oponían a su pueblo. Moisés desarrolla personalmente este tema subrayando que el Señor, su Dios, es también su fortaleza, su canción y su salvación. Nadie es como él, “magnífico en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas” (Éxo. 15:11).El cántico de Moisés habla de quién es Dios y de lo que hace. El Señor es exaltado, alabado y admirado por su extraordinaria obra en favor de su pueblo. La gratitud y la adoración son el resultado natural de la bondad de Dios para con nosotros. El aprecio por su amor es el prerrequisito para disfrutar de una vida espiritual vibrante. El amor inquebrantable de Dios es especialmente enfatizado y glorificado porque él conducirá al pueblo que ha redimido hasta su santa morada. Moisés predice que Dios establecerá el Santuario en el monte de su heredad (Éxo. 15:17) en referencia a Sion y al templo de Jerusalén.En Apocalipsis 15:2 al 4, los redimidos cantan el cántico de Moisés y del Cordero. ¿Puedes imaginar cómo sonará en el Cielo esta alabanza a Dios por sus grandes y maravillosas obras, por sus juicios justos y verdaderos, por sus acciones justas y su santidad?Observa lo que dice la última línea del cántico: “Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus actos de justicia han quedado manifiestos” (vers. 4). Es decir, cuando los juicios de Dios, especialmente los que tienen que ver con el mal y la opresión que durante milenios han quedado impunes, se hayan manifestado, los redimidos de las naciones lo alabarán por esos juicios.
- Emanuel Kant dijo que si Dios es justo debe haber algún tipo de vida después de la muerte. ¿Por qué es tan acertada esa afirmación y cómo podemos aprender a confiar en que un día llegará la justicia que tanta falta hace en nuestro mundo? ¿Qué consuelo puede darnos esa esperanza?
Lección de Escuela SabáticaLección 6 | Miércoles 6 de agostoAVANZANDO POR FELee Éxodo 14:13 al 31. A pesar de su falta de fe, ¿qué hizo Dios por los hijos de Israel?Puesto que Moisés confiaba de todo corazón en Dios y en su Palabra, animó al pueblo. Presentó cuatro puntos cruciales acerca de cómo actuar en situaciones difíciles:
- “No teman” (Éxo. 14:13). El primer llamamiento es a confiar en el Señor, pues solo así es posible vencer el temor. Isaías nos recuerda esta verdad al afirmar que los creyentes están en las manos de Dios y que él actuará en favor de ellos si lo aceptan como su Dios y Señor: “No temas, que yo estoy contigo. No desmayes, que yo soy tu Dios [...]. Porque yo, el Señor, soy tu Dios, que te sostiene de tu mano derecha y te dice: ‘No temas. Yo te ayudo’ ” (Isa. 41:10, 13).
- “Manténganse tranquilos” (Éxo. 14:13). “Mantenerse tranquilos” no significa solo dejar de murmurar y esperar grandes cosas, sino confiar en Dios y esperar pacientemente su poderosa intervención, ya que él actuará.
- “Verán la salvación que el Señor les dará hoy” (Éxo. 14:13). Para que nuestra fe crezca, es importante reconocer el liderazgo y la ayuda de Dios, y agradecer su asistencia prometida. “Ver” significa abrir los ojos (porque la incredulidad es ciega). Solo Dios puede proporcionar la victoria, la seguridad y la salvación. Dios siempre está disponible, cuidando de nosotros y proveyendo lo que necesitamos en el momento apropiado.
- “El Señor peleará por ustedes” (Éxo. 14:14). Esto indica lo que Dios hará: luchará personalmente por su pueblo. El Calvario es la prueba definitiva de ello, pues en la cruz Cristo derrotó a Satanás para darnos la vida eterna (Juan 5:24; Heb. 2:14; Apoc. 12:10, 11). Incluso los egipcios reconocieron que el Señor luchaba por los israelitas (Éxo. 14:25).
La orden dada por Dios a Moisés fue clara: “Marchen”. Dios desplegó su plan de acción paso a paso: (1) el Ángel de Dios y la columna de nube se desplazaron desde la parte delantera del campamento de Israel y se situaron detrás de ellos, protegiéndolos del ejército egipcio; (2) Moisés extendió por fe su mano sobre el mar; (3) el Señor dividió el agua y la secó con un fuerte viento; y (4) el resultado fue que los israelitas atravesaron el mar con seguridad y sobre tierra seca hasta la otra orilla. Los egipcios los persiguieron ciegamente pues se negaron a ver que Dios estaba haciendo cosas extraordinarias por su pueblo hasta que fue demasiado tarde, como lo reveló su confesión en Éxodo 14:25.
Lección de Escuela SabáticaLección 6 | Martes 5 de agostoEL CRUCE DEL MAR ROJOLee Éxodo 13:17 a 14:12. ¿Cómo guio Dios a los israelitas cuando salieron de Egipto y qué ocurrió después?
En armonía con las instrucciones dadas por Dios a Moisés, los israelitas salieron de Egipto como un ejército bien organizado. Los términos hebreos tsaba’ y majaneh, traducidos como “ejércitos”, “escuadrones”, “campamento” y “huestes”, atestiguan esa descripción (Éxo. 6:26; 7:4; 12:17, 41, 51; 14:19, 20; compara con Éxo. 13:18). Los hebreos se dividieron en unidades y marcharon como un ejército. Más tarde, Balaam vio desde las colinas de Moab que Israel estaba “acampando por tribus” (Núm. 24:2, NVI).
Mientras tanto, “Moisés llevó consigo los huesos de José” (Éxo. 13:19). Este es un detalle muy importante del texto, y revela el cumplimiento de las promesas de Dios en respuesta a la fe de José, quien nunca perdió de vista la Tierra Prometida aun en medio del esplendor y los privilegios de Egipto. Pidió que sus huesos fueran llevados a la tierra de Canaán (Gén. 50:24, 25). Creía que el Señor visitaría a Israel en Egipto y lo llevaría a la tierra, como había jurado (Heb. 11:22). Cuando Israel llegó a Canaán, los huesos de José fueron sepultados en Siquem (Jos. 24:32). La columna de nube y la de fuego eran los signos visibles de la presencia de Dios entre su pueblo. El Señor habitaba allí y se comunicaba con ellos también desde la nube (Éxo. 14:24; Núm. 12:5, 6).
El faraón reveló ahora los verdaderos motivos de su corazón. No estaba convertido y nunca se arrepintió de verdad. Su petición a Dios para que lo bendijera era una farsa, tal vez un autoengaño. Reunió a su ejército y fueron tras sus esclavos fugitivos. ¡Cuán totalmente cegado por el pecado estaba realmente este hombre!
Cuando el pueblo vio venir al ejército del faraón, pronunció palabras y expresó sentimientos de los que se harían eco más de una vez: “¿No había sepulcros en Egipto, que nos sacasen a morir en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros al sacarnos de Egipto?” (Éxo. 14:11).
Aun después de haber visto manifestaciones tan dramáticas del poder de Dios, que incluyeron el libramiento de sus hijos primogénitos, el pueblo seguía mostrando una asombrosa falta de fe.
- Piensa en la última vez que te enfrentaste a una situación terrible. ¿Cuál fue tu primera reacción: fe en Dios o falta de ella? ¿Qué lecciones deberías haber aprendido de esa situación que podrían ayudarte la próxima vez que enfrentes otra?
Lección de Escuela SabáticaLección 6 | Lunes 4 de agostoLA CONSAGRACIÓN DEL PRIMOGÉNITOEl tiempo prometido de la redención, de la liberación, estaba a punto de llegar. El pueblo debía estar preparado. No bastaba con creer, debían actuar en consecuencia. Dios les había dicho lo que tenían que hacer; ahora tenían que hacerlo por fe. Aunque en un contexto totalmente diferente de aquel en el que Santiago estaba escribiendo, el principio destacado es en ambos casos el mismo: “¿Quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta?” (Sant. 2:20).Lee Éxodo 13:1 al 16. Los primogénitos israelitas fueron perdonados por la gracia de Dios durante la última plaga. ¿Cuál es la razón de ser de ese mandato divino perpetuo y qué debería significar para nosotros hoy?Dios protegió misericordiosamente a las familias israelitas que estaban, por así decirlo, bajo la sangre porque habían marcado por fe los dinteles de sus puertas. Estas nuevas instrucciones vinieron del Señor a través de Moisés: “Conságrame todo primogénito varón” (Éxo. 13:2). Esta legislación era válida tanto para los humanos como para los animales.Un principio que subyace tras este mandato es que todo pertenece a Dios pues es nuestro Creador y el Dueño de cuanto existe: “Del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que habitan en él” (Sal. 24:1). “Mía es la plata, mío es el oro –dice el Señor Todopoderoso” (Hag. 2:8). Los primogénitos de los israelitas eran el primer fruto de las bendiciones concedidas a ellos por Dios. Eran también una señal de su total consagración a él y de que comprendían que todo lo que poseían procedía solo de él.También vemos aquí la idea de redención, de salvación. Los primogénitos se libraban de la muerte porque estaban cubiertos o salvaguardados por la sangre. Fueron redimidos de la muerte como lo son quienes están bajo la sangre de Jesús. Como dice Pablo acerca de Jesús: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados” (Col. 1:14).Dios dio a los hebreos ciertas normas acerca de cómo debía ser presentada la ofrenda correspondiente en celebración de su liberación de la esclavitud en Egipto. Los animales debían ser sacrificados, pero los hijos debían ser redimidos (Éxo. 13:12, 13, 15).
- Éxodo 13:16 se refiere a lo que debían colocar en sus manos y entre sus ojos. ¿Cómo simboliza esto la importante verdad espiritual de que, independientemente de cuánta fe tengamos, debemos actuar en armonía con esa fe?
Lección de Escuela SabáticaLección 6 | Domingo 3 de agostoVAYAN Y ADOREN AL SEÑOREn la noche de Pascua, el juicio divino fue ejecutado sobre quienes no estaban cubiertos por la sangre (Éxo. 12:1-12). Nadie escapó debido a su posición, educación, estatus social o género. El castigo alcanzó a todas las familias, desde el faraón hasta los esclavos, e incluso a los primogénitos de los animales. El orgullo de Egipto estaba por los suelos.Lee Éxodo 12:31 al 36. ¿Qué extraña petición hizo el faraón y por qué, incluso cuando dio permiso para que los hebreos se fueran?Cuán interesante es la petición del faraón a los hebreos cuando les permitió ir a adorar: “Y bendíganme a mí”, o “rueguen a Dios por mí” (DHH).¿Por qué pediría eso el rey de Egipto, un presunto “dios” en la Tierra y entre su pueblo? Parecía que había comprendido el poder del Dios de los hebreos y deseaba beneficiarse de él. Sin embargo, ¿cómo podía Dios bendecirlo mientras estaba sumido en la rebelión, la terquedad, el pecado y el orgullo? Aunque dio finalmente su consentimiento, no fue por sumisión a la voluntad de Yahvé, sino por la derrota que había sufrido. No estaba arrepentido, como lo revelarían sus acciones posteriores. Simplemente, quería detener la devastación que estaba destruyendo su reino.Faraón fue humillado y dio permiso a Israel para salir de Egipto ante las trágicas consecuencias de la peor plaga. Permite ahora lo que se negó a conceder tantas veces antes, cuando demostró que no le importaba el sufrimiento que sus acciones acarreaban a su nación.Comprensiblemente, el pueblo egipcio también deseaba que los hebreos se fueran. Por favor, váyanse o “todos moriremos”, dijeron.Mientras tanto, Dios hizo provisión para que los israelitas no salieran de Egipto con las manos vacías, sino con lo que necesitarían para lo que resultó una experiencia mucho más prolongada que lo previsto. Los egipcios dieron a los hebreos preciosos artículos para apresurar la salida de ellos del país. Por otra parte, lo recibido eran salarios negados a los israelitas durante siglos de esclavitud. Seguramente los egipcios consideraron aquello como algo muy módico con tal de sacar a los hebreos de su tierra.
- ¿Cuántas veces nos hemos “arrepentido” de ciertas acciones solo por sus consecuencias y no porque fueran malas en sí mismas? ¿Por qué no consiste en eso el verdadero arrepentimiento? ¿Cómo podemos aprender a arrepentirnos de los pecados de los que, en cierto sentido, “nos libramos”, al menos a corto plazo?
Lección de Escuela SabáticaLección 6: Para el 9 de agosto de 2025"A TRAVÉS DEL MAR ROJO"Sábado 2 de agostoLEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 12:31-36; Santiago 2:17-20; Éxodo 13:1-14:31; Hebreos 11:22; Éxodo 15:1-21; Apocalipsis 15:2-4.PARA MEMORIZAR:“Pero Moisés dijo al pueblo: ‘No teman. Manténganse tranquilos, y verán la salvación que el Señor les dará hoy. Porque esos egipcios que hoy ven, nunca más los verán. El Señor peleará por ustedes. Estén tranquilos’ ” (Éxo. 14:13, 14).El éxodo es la experiencia más dramática y gloriosa del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. Este acontecimiento es el modelo divino de cómo Dios derrotó a los enemigos de los hebreos e introdujo victoriosamente a los israelitas en la Tierra Prometida. También es un símbolo de la salvación y la redención en Cristo.Desde el punto de vista humano, los hijos de Israel se encontraban en una situación desesperada, de la que no podían librarse por sí mismos. Solo Dios podía salvarlos. Lo mismo ocurre con nosotros y el pecado: estamos en una situación desesperada. Necesitamos algo aún más dramático que el éxodo: la cruz de Cristo y lo que él hizo allí por nosotros.Los acontecimientos relacionados con la salida de Israel de la tierra de Gosén, mencionados en Éxodo 12 y rememorados en el cántico de Moisés, alegremente entonado en Éxodo 15, son sobrecogedores y asombrosos. Las señales, prodigios y milagros redentores de Dios alcanzan su apogeo en ese contexto.Pero ni siquiera eso es comparable con lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, de lo cual el drama del éxodo fue una mera prefiguración.
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Viernes 1 de agosto
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee el capítulo titulado “La Pascua” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 279-285.
“La Pascua debía ser tanto conmemorativa como típica; no solo recordaría la liberación de Israel de Egipto, sino que también señalaría a la liberación más grande que Cristo realizaría para libertar a su pueblo de la servidumbre del pecado. El cordero del sacrificio representa al ‘Cordero de Dios’, en quien reside nuestra única esperanza de salvación. Dice el apóstol: ‘Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros’ (1 Cor. 5:7). No bastaba que el cordero pascual fuese muerto; había que rociar con su sangre los postes de las puertas; así habrían de aplicarse los méritos de Cristo sobre el alma. Debemos creer, no solo que él murió por el mundo, sino que murió por cada uno individualmente. Debemos apropiarnos la virtud del sacrificio expiatorio” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 281).
Las familias judías observantes de todo el mundo celebran hasta hoy la Pascua judía, o Pésaj. Durante la primera noche de la celebración realizan una ceremonia llamada “Séder de Pascua” (séder significa “orden”) durante la cual rememoran el éxodo y disfrutan luego de una comida especial en familia. Es asombroso que esto haya sido celebrado desde la época del éxodo. Solo el reposo sabático durante el séptimo día de la semana, que los judíos observantes también respetan, se remonta incluso más atrás en el tiempo, hasta el Edén.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo es posible entender la “justicia” del Señor al dar muerte a los primogénitos, muchos de los cuales eran seguramente “inocentes”? ¿Cómo armoniza esto con la poderosa realidad del amor de Dios? Pensemos también en el Diluvio. ¿Cómo entenderlo?
2. ¿Qué significan las expresiones metafóricas según las cuales los creyentes están “cubiertos” por la sangre de Jesús y su sangre los “limpia” de todas sus iniquidades?
3. Medita en lo siguiente: “Los seguidores de Cristo deben participar de su experiencia. Deben recibir y asimilar la Palabra de Dios para que se convierta en el poder que motive su vida y acción. Mediante el poder de Cristo, deben ser transformados a su imagen y reflejar los atributos divinos... El espíritu y la obra de Cristo deben convertirse en el espíritu y la obra de sus discípulos” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 282). ¿Cómo permitimos que Cristo haga en nosotros lo allí descrito?
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Jueves 31 de julio
EL JUICIO DIVINO
Lee Éxodo 12:29 y 30 acerca de cómo hirió Dios a los primogénitos en Egipto. ¿Por qué se centró Dios en los primogénitos? (Ver también Heb. 11:28).
La última plaga en Egipto cayó sobre los primogénitos. Fue un juicio divino sobre todos los dioses de Egipto y sobre todas las familias que adoraban a estos dioses falsos, ídolos sin valor que reflejaban las propias pasiones, deseos y temores de la gente.
Como habían demostrado las plagas anteriores, estos ídolos eran incapaces de salvar al pueblo. Su inutilidad era aún más evidente ahora, durante la décima plaga, la que produjo las mayores consecuencias para los egipcios.
“A través del vasto reino de Egipto, el orgullo de toda casa había sido humillado. Los gritos y los gemidos de los dolientes llenaban los aires. El rey y los cortesanos, con rostros pálidos y miembros trémulos, estaban aterrados por el horror prevaleciente” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 285).
El faraón representaba el poder supremo y el dios de Egipto, y su hijo primogénito era considerado hijo de un dios. Isis era una diosa protectora de los niños; Heket era una diosa que asistía a las mujeres durante el parto, y Min era un dios de la reproducción. Además de estos, había varios dioses egipcios de la fertilidad. Todas estas deidades eran impotentes en comparación con el Señor vivo. Moisés dice: “¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas?” (Éxo. 15:11).
Jetro dio luego el siguiente testimonio: “Ahora reconozco que el Señor es grande más que todos los dioses, porque prevaleció contra los que se ensoberbecieron contra ellos” (Éxo. 18:11).
Según Éxodo 1, los egipcios habían matado a los hijos recién nacidos de Israel por orden del faraón para debilitar a los israelitas, someterlos y humillarlos. Ahora, el castigo de Dios golpea a los primogénitos de Egipto. Lo que se siembra, se cosecha.
Nuestras decisiones y acciones equivocadas tienen consecuencias que no solo nosotros padecemos, sino que también afectan a otros, a veces muchos e inocentes. Tal es la naturaleza del pecado.
- ¿En qué formas has sufrido a causa de los pecados ajenos? ¿De qué maneras otros han sufrido a causa de tus faltas? ¿Cuál es nuestra única esperanza?
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Miércoles 30 de julio
PASAR LA ANTORCHA
El salmista declara cómo pueden nuestros hijos conocer a Dios y su amoroso cuidado: “Una generación exaltará tus obras ante la otra y anunciará tus portentos” (Sal. 145:4). Una familia debe hablar a otra familia acerca de Dios, de sus maravillosas obras y de sus enseñanzas, todo ello con el fin de transmitir el conocimiento bíblico a otra generación.
Lee Éxodo 12:24 al 28. ¿Qué punto importante se planteó aquí?
Los padres eran los primeros maestros en Israel y debían contar la historia del éxodo a sus hijos. No debían hacerlo como si se tratara de un mero acontecimiento histórico pasado, sino que debía presentárseles como su propia experiencia, aunque hubiera ocurrido mucho tiempo antes. Debían identificarse con sus antepasados al celebrar esta fiesta, y la historia debía ser revivida y actualizada. El padre decía: “Estuve en Egipto, vi la derrota de los dioses egipcios y las plagas sobre Egipto, y fui liberado”. El libro de Éxodo subraya dos veces cómo debían los padres responder las preguntas de sus hijos acerca de la Pascua (ver Éxo. 13:14-16; Deut. 26:5-9).
Es digno de notar que los israelitas estaban aún en Egipto cuando se les dijo que celebraran su liberación. Toda la celebración fue, pues, un acto de fe. Tras recibir las instrucciones, “el pueblo se inclinó y adoró” (Éxo. 12:27) a su Redentor, y luego siguieron las indicaciones acerca de la Pascua.
En el libro del Deuteronomio se recuerda a los israelitas que debían contar su historia de tal manera que pudieran internalizarla como si se hubiera tratado de su propio viaje. Nótese el tono colectivo de este relato, así como el énfasis en la experiencia presente: “Entonces dirás ante el Señor tu Dios: ‘Un arameo a punto de perecer fue mi padre. Descendió a Egipto con pocos hombres; habitó allí, y llegó a ser un pueblo grande y numeroso. Los egipcios nos maltrataron, nos afligieron y nos sometieron a dura servidumbre; clamamos al Señor Dios de nuestros padres, y él oyó nuestra voz, vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión, y nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con grandes portentos, señales y milagros, y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra que mana leche y miel’ ” (Deut. 26:5-9).
Además, cada vez que refirieran la historia de la Pascua (o cualquier acontecimiento de la historia sagrada) a sus hijos, los padres mismos recordarían lo que Dios había hecho por ellos y por el pueblo. Rememorar la Pascua era, pues, una bendición tanto para quien lo hacía a viva voz como para los oyentes.
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Martes 29 de julio
PÉSAJ
Lee Éxodo 12:17 al 23. ¿Qué papel desempeña la sangre en la celebración de esta nueva festividad religiosa?
La sangre del cordero sacrificado era un elemento clave en esta celebración. Quienes participaban de esta, mojaban con ella los marcos de las puertas de sus casas. De este modo, demostraban su fe en que Dios los libraría de lo que tendrían que afrontar quienes no estuvieran protegidos por la sangre.
¡Qué poderosa representación de lo que significa el evangelio!
El cordero pascual tenía que ser sin defecto pues señalaba a Jesucristo, “¡el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” La sangre del animal cumplía una función crucial: simbolizaba protección y era una señal de vida en un momento de muerte. “La sangre será la señal de las casas donde ustedes estén. Al ver la sangre, pasaré de largo, y no habrá entre ustedes mortandad cuando yo hiera la tierra de Egipto” (Éxo. 12:13).
Todo el evangelio estaba asociado con la celebración de la Pascua porque esta no solo apuntaba a la liberación de la esclavitud y la partida hacia la Tierra Prometida, sino también al sacrificio de Jesucristo por nuestros pecados y a sus méritos aplicados a todos los que están cubiertos por su sangre.
Siglos más tarde, Pablo escribió lo siguiente al recordar esta celebración: “Límpiense de la vieja levadura, para que sean nueva masa sin levadura como son. Porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Cor. 5:7).
La levadura, o fermento, era utilizada para preparar masas de diversos tipos. Se la menciona por primera vez en la Biblia en relación con la preparación del pan ácimo (sin levadura) en la víspera de la salida de los israelitas de Egipto. También era necesario eliminar la levadura de sus casas (Éxo. 12:8, 15-20; 13:3-7). En este contexto concreto, la levadura era un símbolo de pecado (1 Cor. 5:6-8). Por lo tanto, no debía ser utilizada en el contexto de la fiesta de la Pascua durante una semana.
El pan sin levadura es un símbolo del Mesías sin pecado, quien venció todas las tentaciones y dio su vida por nosotros (Juan 1:29; 1 Cor. 5:7; Heb. 4:15). El “manojo de hisopo” empapado en sangre simbolizaba la gracia purificadora de Dios (Sal. 51:7). En resumen, la obra redentora de Jesús era revelada a lo largo de la Pascua.
- ¿Qué nos dice acerca de la gravedad del pecado el hecho de que fuera necesaria la sangre de Jesús, Dios mismo, para expiarlo?
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Lunes 28 de julio
LA PASCUA
Lee Éxodo 12:1 al 20. ¿Qué instrucciones específicas dio Dios a Moisés y a Aarón antes de que Israel abandonara Egipto?
Uno esperaría que Dios instruyera a Moisés y a Aarón acerca de cómo organizar la salida de Egipto; es decir, cómo hacer provisión para ello especialmente en favor de los ancianos, las madres con niños pequeños, los animales, etcétera. En cambio, la instrucción de Dios es sorprendente: les dice cómo celebrar la Pascua. En otras palabras, la atención se centra en adorar al Señor, quien iba a redimirlos. Todo lo demás vendría a su debido tiempo.
Cada familia debía cocinar un cordero sin desperdiciar nada. Cada uno debía comer su porción, y si la familia no podía consumir todo el animal, debía compartir la cena con otra familia.
Lee Éxodo 12:13 y 14. ¿Qué haría el Señor por ellos cuando llegara la última plaga? ¿Qué simboliza eso?
El éxodo debía celebrarse regularmente cada año, no solo en conmemoración de lo que Dios había hecho por sus antepasados, sino también como la actualización de la acción liberadora de Dios para la generación presente. Sería una experiencia nueva para cada grupo.
Los versículos 12 y 13 explican el significado de la Pascua: el juicio divino de destrucción “pasará por encima” de los israelitas. Por eso debían conmemorar la “Pascua”. La palabra hebrea traducida como “Pascua” es pésaj, que es una combinación de otras dos que significan “pasar” y “sobre” o “encima”, ya que la destrucción “pasó por alto” los hogares israelitas cuyos dinteles habían sido marcados con la sangre del cordero, el signo de la vida y la salvación.
La celebración de la Pascua debía recordar a cada israelita los poderosos y bondadosos actos de Dios en favor de su pueblo. Esta celebración les ayudaba a salvaguardar su identidad nacional y a dar testimonio de sus convicciones religiosas.
- ¿Por qué es tan importante que recuerdes siempre la bondad de Dios para contigo en el pasado y confíes en que también será bondadoso contigo en el futuro?
Lección de Escuela Sabática
Lección 5 | Domingo 27 de julio
UNA PLAGA MÁS
El profeta Amós declara que “nada hace Dios [...] sin revelar su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). En armonía con ello, el Señor reveló al faraón lo que se avecinaba por medio del profeta Moisés. El gobernante de Egipto recibió la más solemne advertencia del juicio justo de Dios contra el orgullo, la explotación, la violencia y la idolatría responsables de las calamidades que se abatirían sobre su tierra.
Lee Éxodo 11:1 al 10. ¿Qué advertencia dio Dios antes de ejecutar su juicio sobre Egipto?
Dios dio tiempo a Egipto, tres días de oscuridad (Éxo. 10: 22, 23), para pensar en los acontecimientos recientes y en lo que significaban. También les dio la última advertencia explícita, la última oportunidad de hacer lo correcto.
Pero Éxodo 11:8 dice que Moisés “salió muy enojado de hablar con Faraón”. ¿Por qué se marcharía Moisés enojado? Muy probablemente porque sabía que la tragedia, la décima plaga, afectaría a mucha gente inocente, todo a causa de la dureza de corazón del faraón.
Además, el número diez es significativo en el simbolismo bíblico, ya que representa la plenitud, o lo completo. (Piensa en los Diez Mandamientos como una revelación completa de la ley moral divina). Las diez plagas en Egipto señalan la plena expresión de la justicia y el castigo divinos.
Dios es el Juez, y está en contra del orgullo, la injusticia, la discriminación, la arrogancia, la explotación, la crueldad y el egoísmo. Está del lado de quienes sufren; de los abusados, maltratados y perseguidos. Dios ejecutará la justicia, que es en verdad otra expresión de su amor. (Ver Sal. 2:12; 33:5; 85:11; 89:14; 101:1; Isa. 16:5; Jer. 9:24).
Nosotros también deberíamos intentar ser tan amorosos y justos como sea posible. Sin embargo, podemos caer fácilmente en los extremos, ya sea en hacer, “por amor”, la vista gorda ante lo malo, ante lo que debe ser corregido, o en ejecutar fríamente la justicia. Ninguno de los dos extremos es correcto. En cambio, he aquí el ideal: “Hombre, el Señor te ha declarado qué es lo bueno y qué pide de ti: solo practica la justicia, ama la bondad y anda humildemente con tu Dios” (Miq. 6:8).
Si no podemos conseguir el equilibrio perfecto (ciertamente, no podemos), ¿por qué es mejor inclinarnos más hacia la misericordia que hacia la justicia? ¿O no es eso lo mejor?
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
Lección 5: Para el 2 de agosto de 2025
LA PASCUA
Sábado 26 de julio
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 11:1-10; Miqueas 6:8; Éxodo 12:1-30; 1 Corintios 5:7; Éxodo 13:14-16; Hebreos 11:28.
PARA MEMORIZAR:
“Y cuando sus hijos les pregunten: ‘¿Qué significa este rito?’, responderán: ‘Es la víctima de la Pascua en honor del Señor, que pasó por alto las casas de los israelitas en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas’ ” (Éxo. 12:26, 27).
La décima y última plaga está a punto de caer. Se da el último aviso. Es necesario tomar la decisión final. Se trata de una cuestión de vida o muerte. No solo está en juego la vida de un individuo, sino la prosperidad de las familias y de toda la nación. El faraón y sus funcionarios serán responsables del destino de muchas personas, ya sea para vida o para muerte. Su actitud respecto del Dios vivo de Israel determinará no solo su futuro, sino también el de su nación.
¿Cómo nos sentimos y qué hacemos cuando la gravedad de las circunstancias se cierne sobre nosotros y tenemos que tomar una decisión que puede tener un gran impacto en la vida de muchos otros además de la nuestra?
Dios está más que dispuesto a concedernos sabiduría, entendimiento y poder para hacer lo correcto (1 Cor. 1:30; Fil. 2:13).
El problema, sin embargo, es que nuestro obstinado corazón no siempre está dispuesto a hacer lo correcto. Sabemos en qué consiste esto, pero nos negamos a hacerlo. En el relato acerca del éxodo, la negativa de un hombre a someterse a Dios, incluso ante la abrumadora evidencia, resultó, como siempre ocurre, en una tragedia para él y para muchos otros.
